30 mayo 2024

Cómo cuidar nuestra microbiota intestinal, según los expertos

 


La microbiota intestinal, ese conjunto de microorganismos que convive con nosotros dentro del tubo digestivo, se afecta y nos afecta si no la logramos cuidar. Hábitos buenos y malos influyen en la cantidad de bacterias, en su diversidad y en la capacidad que tienen de beneficiarnos.

«Hay cosas que no controlamos, como el modo en que nacemos, pero eso también tiene un impacto», revela la Dra. en Biología Olalla Otero, experta en probióticos. Luego, a medida que crecemos y nos desarrollamos, tomamos decisiones que podrían ser positivas o negativas para la flora del intestino.

Ahora bien, ¿cuál debiese ser nuestro objetivo? En concreto, fomentar un estilo de vida que promueva el equilibrio de las bacterias beneficiosas. «Una microbiota diversa, con distintos tipos de microorganismos, es saludable. Se equipara a las selvas: mayor diversidad es mejor», ejemplifica Otero.

¿Qué es la microbiota intestinal?

También conocida como flora intestinal, se refiere al conjunto de microorganismos, principalmente bacterias, pero también levaduras y arqueas, que habitan en el tracto digestivo humano. Estos seres vivos forman una comunidad compleja y dinámica que regula procesos fisiológicos del cuerpo.

La investigación sobre este ecosistema ganó importancia en los últimos años. Se ha observado que sus desequilibrios pueden estar asociados con enfermedades gastrointestinales, metabólicas y hasta inmunitarias.

Se hace necesario cuidar la microbiota intestinal porque desempeña varias funciones importantes:

  • Colabora en la síntesis de vitaminas.
  • Participa en la digestión de ciertos alimentos.
  • Fabrica productos metabólicos que viajan por el torrente sanguíneo.
  • Compite con bacterias y hongos patógenos que podrían instalarse en el intestino e iniciar una enfermedad.

¿Por qué necesitamos una flora intestinal diversa?

No hay una fórmula establecida para determinar qué composición exacta de la microbiota es la mejor. Lo que sí sabemos es que la diversidad es la clave: microorganismos diferentes, de varias cepas, que trabajan en sinergia y en equilibrio.

Al contrario, «cuando hay una pérdida del equilibrio funcional aparece la disbiosis, una circunstancia que tiene efectos negativos en muchos niveles de la vida», comenta Olalla Otero. Ello determinará un mayor riesgo de enfermar y la posibilidad de desarrollar factores de riesgo a largo plazo.

Entonces, ¿cuáles son los beneficios comprobados de tener una flora intestinal diversa? Los siguientes:


¿Y qué ocurre en la disbiosis?

Si no nos empeñamos en cuidar la microbiota intestinal, aparece la disbiosis. Es el desequilibrio en la composición, la diversidad y la función de la flora. Las causas son variadas e incluyen el uso de antibióticos, cambios en la dieta y situaciones de estrés.

El tratamiento de la disbiosis implica estrategias para restaurar el equilibrio saludable. Para ello, una opción son los suplementos de probióticos, que «logran mejorías en menor tiempo», según la experiencia de Olalla Otero, autora del libro El revolucionario mundo de los probióticos.

El problema de una disbiosis permanente a lo largo de los meses o hasta los años, es que se incrementa el riesgo de padecer las siguientes enfermedades:

¿Qué podemos hacer para cuidar la microbiota intestinal?

La experta y Dra. en Biología es clara: «Desde el inicio de la vida hay efectos sobre la microbiota». No es lo mismo nacer por cesárea que por parto vaginalLas bacterias que nos colonicen serán diferentes.

También la lactancia materna juega un papel en la conformación de la flora intestinal del bebé. Pero luego, el impacto no cesa. Todo lo que hacemos incide de una u otra manera.

Infografía sobre cómo cuidar la microbiota.

Alimentarnos mejor

La dieta puede influir tanto en la diversidad de microorganismos presentes en el intestino como en las funciones que desempeñan. Pero la relación es bidireccional: la microbiota también afecta cómo el cuerpo metaboliza y utiliza los nutrientes de los alimentos.

Aquí vale distinguir entre alimentos prebióticos y probióticos que podamos consumir. Los primeros contienen variedades de sustancias que favorecerán el desarrollo de la microbiota. En cambio, los segundos poseen microorganismos vivos que, al ser ingeridos, pasan a formar parte de la diversidad de la flora intestinal.

Por otro lado, «si comemos gran cantidad de ultraprocesados, cargados en azúcares, en harinas refinadas, en aditivos y en conservantes, tendremos una microbiota muy pobre», advierte Olalla Otero. Es decir, no lograremos diversidad y perderemos el equilibrio dentro del intestino.

Hay muchos alimentos beneficiosos. La clave es ir más al mercado de vegetales y comprar allí. Deberíamos aportar más frutas y verduras que ultraprocesados.

~ Olalla Otero, en entrevista para Mejor con Salud ~

Para aprovechar los probióticos naturales, una vía es incorporar alimentos fermentados. Prueba consumir más yogurkéfirchucrut y kimchi.

Según la experta, «si fueron hechos en casa, entonces tendrán microorganismos que podrán aumentar la diversidad de nuestra microbiota». No obstante, si son fermentados comerciales, habrá que revisar la etiqueta para corroborar que tengan cepas viables.

Los cambios en la dieta que realicemos pueden tener efectos a corto plazo en la composición de la flora, pero también a largo plazo. La consistencia en la elección de productos saludables a lo largo de los meses marcará la diferencia.

Incluye una amplia variedad de frutas, verduras, granos enteros, legumbres, frutos secos y semillas en tu dieta para cuidar la microbiota intestinal. «También son útiles los prebióticos como la inulina, presente en los espárragos. Es recomendable el ajo y el almidón resistente del plátano y la patata», nos dice Olalla Otero.



Hacer ejercicio para cuidar la microbiota

El ejercicio regular ha demostrado efectos positivos en la composición y diversidad de la microbiota intestinal, como corrobora una revisión científica del 2017. Las personas que se ejercitan con frecuencia tienden a una mayor diversidad de microorganismos intestinales.

La actividad física también estimula la producción de AGCC. A su vez, posee un efecto sinérgico con otras funciones de la microbiota que son beneficiosas. El deporte es regulador de la inmunidad y antiinflamatorio, como lo es una flora diversa.

En el aspecto funcional, el ejercicio tiende a mejorar el peristaltismoEllo repercute en un tránsito más fluido de los alimentos por el tubo digestivo, con la posibilidad de que los microorganismos realicen su fermentación de manera adecuada.

Así que aplica rutinas de actividad física de modo regular. Ello también será una vía para mantener el peso corporal acorde a tu edad y tu estatura.



Descansar lo necesario

Los ritmos circadianos, regulados por nuestros hábitos y por los relojes biológicos internos, tienen un vínculo íntimo con la microbiota. Pequeños cambios en las rutinas son suficientes para alterar la flora intestinal.

«Si cenamos muy tarde —comenta Otero— estamos cambiando los relojes internos y los microorganismos». A su vez, el uso de probióticos ha demostrado tener un efecto positivo sobre la calidad del sueño, de acuerdo con una revisión publicada en Sleep Medicine Reviews.

La microbiota está involucrada en la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro. El descanso, por lo tanto, juega un papel en la regulación de esta comunicación, y los trastornos del sueño pueden influir en la función del sistema nervioso entérico.

Hay una comunicación entre la microbiota y el cerebro. Por eso, la falta de un descanso adecuado repercute en el intestino.

~ Olalla Otero ~

La carencia de sueño no ayuda a cuidar la microbiota intestinal. Al contrario, puede influir en los patrones alimentarios y promover la obesidadExperimentos con animales encontraron que la mala calidad del descanso es obesogénica e induce otras alteraciones, como la resistencia a la insulina.

El sueño deficiente también altera la producción de hormonas y péptidos que regulan el apetito, como la leptina. Ello denota con más ahínco la interrelación entre el equilibrio de la microbiota, los trastornos del descanso, los hábitos alimenticios y la posibilidad de desarrollar sobrepeso.

Por lo tanto, no pierdas tiempo. Aplica las recomendaciones de higiene del sueño.

Gestionar el estrés para cuidar la microbiota

«El estrés incrementa el cortisol. Esta hormona aumenta la permeabilidad del intestino y tiene un efecto muy negativo en la microbiota», detalla la experta. Esto implica que la barrera intestinal se vuelva menos selectiva y permita el paso a la sangre de sustancias que normalmente se mantendrían fuera del torrente sanguíneo.

El estrés crónico y agudo también se asocia con cambios en la composición de la flora intestinal. Por lo que es un factor más que reduce la diversidad de microorganismos.

A largo plazo, los efectos podrían ser más severos. De acuerdo con hallazgos publicados en la revista Psychoneuroendocrinology, la persistencia de los síntomas del estrés más los cambios en la microbiota repercuten en la memoria, reduciéndola. Ello podría ser un mecanismo para el deterioro de la función cognitiva en el envejecimiento.

Finalmente, hay que considerar que bajo situaciones de estrés cambia la motilidad intestinal. En general, aparece diarrea o constipación crónica, lo que altera el ambiente en el cual la flora intestinal debe vivir.

Si todavía no las probaste, practica técnicas de gestión del estrés. Puedes optar entre la meditación, el yoga y la respiración profunda.

¿Debo tomar probióticos para mejorar mi flora intestinal?

Más allá de los alimentos fermentados que podamos incluir en la dieta cotidiana, existen suplementos de probióticos. Estos preparados comerciales contienen cepas de microorganismos seleccionadas para incidir en la flora intestinal.

Algunos profesionales recomiendan el consumo regular de los mismos para prevenir la disbiosis. Otros, en cambio, son más cautos y prefieren reservarlos para situaciones particulares, como enfermedades.

De acuerdo con una completa revisión publicada en Frontiers in Immunology, hay evidencias científicas sobre el efecto beneficioso de los probióticos en las siguientes circunstancias:

En definitiva, será un profesional de la salud quien determine los beneficios de usar un probiótico. Aunque existen suplementos para la venta libre, no es recomendable ingerirlos sin asesoramiento, ya que no todas las combinaciones de cepas han demostrado beneficios.



¿Qué tener en cuenta para seleccionar un probiótico?

A la hora de elegir un probiótico, la Dra. Olalla Otero especifica que «lo primero a considerar es la cepa. Se trata de esa combinación de números y letras que acompaña a la especie. Es fundamental saber qué se ha estudiado sobre cada una en particular». Luego, continúa la experta, debemos evaluar «la cantidad de microorganismos vivos o unidades formadoras de colonias (UFC), pues muchos de los efectos de los probióticos son dosis-dependientes».

La tendencia actual es buscar la precisión y la especificidad, según un comentario publicado en la revista Nature. Ello significa seleccionar el probiótico puntual para cada persona y para la situación de vida en concreto que se esté atravesando. Implica, por lo tanto, una relación a mediano plazo entre el profesional y el paciente, para un mejor conocimiento de todos los factores que podrían alterar su microbiota.

Hábitos saludables que cuidan nuestra microbiota

Si tenemos en cuenta lo que ya comentamos, queda claro hacia dónde debería apuntar nuestro estilo de vida. En realidad, casi toda la consejería que ayuda a cuidar una microbiota diversa, es aquella que potencia otros aspectos saludables.

Hay una conexión entre nuestras elecciones diarias y la salud de la flora intestinal. Llevar una dieta variada y rica en fibra, gestionar el estrés, hacer actividad física regular y descansar lo suficiente contribuirán a la protección del bienestar intestinal.

Los hábitos saludables no solo fomentan la salud digestiva, sino que también influyen positivamente en la salud general y mental. El equilibrio que pretendemos para los microorganismos es parte del equilibrio que debemos buscar en lo cotidiano.

Mejor Con Salud

Médico recomienda este alimento para promover la longevidad y es común en España


Médico recomienda este alimento para promover la longevidad y es común en España

Los arándanos son reconocidos por sus múltiples beneficios para la salud como «alimentos longevos». Su incorporación a la dieta mejora la piel, contribuye a una mejor visión y facilita la recuperación muscular.

Así lo sugiere el Dr. Neil Paulvin, investigador y médico de salud regenerativa. El profesional, con más de 20 años de experiencia en el rubro, recomienda los nutrientes del arándano para promover la longevidad.

¿Por qué los arándanos serían «alimentos longevos»?

Cuando hablamos de un alimento que alarga la vida o que nos permite vivir más años, en realidad, tenemos que ser precavidos. No hay un único producto mágico que nos haga longevos. Es la conjunción de distintos factores lo que influye en nuestra esperanza de vida.

Sin embargo, hay investigaciones que vinculan el consumo de arándanos con una mejor perspectiva a futuro para la salud. Claro que en combinación con un estilo de vida saludable. Así es que el médico especialista Neil Paulvin recomienda estas frutas rojas o azules, no por una ocurrencia personal, sino por la evidencia científica.

En principio, en varios animales se han comprobado los efectos. Por ejemplo, en los nematodos, el extracto de arándanos extiende la esperanza de vida.

Y si bien en humanos no hay investigaciones contundentes que certifiquen lo mismo, sabemos que el consumo de los frutos contribuye a prevenir algunas enfermedades crónicas. Entre ellas, según información recopilada en una revisión de 2018, se encuentran la diabetes, las cardiopatías y el deterioro cognitivo.

Por lo tanto, podemos suponer que si evitamos o retrasamos enfermedades crónicas, tenemos más posibilidades de vivir más tiempo. Lo que erige a los arándanos como alimentos indispensables en la dieta de los que quieren ser longevos.

Beneficios de los arándanos para la longevidad

Las afirmaciones del Dr. Neil Paulvin se fundamentan, sobre todo, en el contenido de antocianinas de los arándanos. Se trata de polifenoles que también son pigmentos.

En parte, son responsables por el color de las bayas. Pero mucho más importante es el rol que pueden jugar en el cuerpo humano para que vivamos más años.

Protegen las células

Las antocianinas son antioxidantes. Están involucradas en procesos de reparación del ADN celular y contrarrestan el estrés oxidativo.

Esta actividad es clave para enlentecer el envejecimiento. La capacidad antioxidante logra neutralizar los radicales libres que alteran distintos procesos metabólicos en el cuerpo.

No obstante, no todas las variedades de arándanos tienen la misma acción antienvejecimiento. Por ejemplo, entre las cultivadas en Huelva (España), la variante Millenia es la que más antocianinas contiene, pero aun así, no alcanza el máximo potencial antioxidante, que pertenece a la variante Windsor.

Aportan a la salud cerebral

Algunos estudios científicos corroboraron los beneficios de los arándanos para el buen funcionamiento cerebral. Un trabajo desarrollado con animales comprobó que las bayas pueden tener un impacto positivo en el aprendizaje y la memoria en la edad avanzada.

El efecto sobre la cognición sucedería por la interacción directa de los polifenoles con las neuronas. En concreto, aumentaría la capacidad de las células para mantener sus funciones en la vejez.

La investigación se refuerza con otro estudio publicado en la revista oficial de la Asociación Neurológica Americana. Tras evaluar a más de 16 000 adultos de 70 años o más, se concluye que la ingesta de antocianinas puede reducir el deterioro cognitivo.

Controlan la inflamación

Otro beneficio de los arándanos para la longevidad es que ayudarían a reducir la inflamación sistémica. El hallazgo se certificó en animales de experimentación que tenían obesidad.

Esto repercute de modo directo en la disminución del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. El control de la inflamación en el cuerpo se postula, en la actualidad, como una vía para combatir el sobrepeso y reducir la resistencia a la insulina, dos situaciones que limitan la esperanza de vida.


Reducen la degradación del colágeno

Las antocianinas de la baya son efectivas para promover la producción de colágeno nuevo en la piel. Esta proteína es esencial para la elasticidad y estructura de los tejidos blandos. Su rotura o falta de recambio con la edad es, en parte, responsable de las arrugas.

Según un estudio publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research, las antocianinas reducen la degradación del colágeno. En especial, protegiendo a la sustancia del fotoenvejecimiento inducido por los rayos UV.

Por otro lado, los arándanos tienen beneficios para la piel por su alto contenido en vitamina C. Este micronutriente también es esencial para que se forme colágeno.

Funcionan como prebióticos

Los prebióticos son «alimentos» para la microbiota humana. Cuando se consumen a través de ciertos productos, son capaces de regular el equilibrio de las bacterias que habitan el tubo digestivo.

Las antocianinas son reguladoras naturales de la flora intestinal. Al promover el equilibrio de las colonias bacterianas, reducen la inflamación sistémica. Por lo tanto, es una vía indirecta a través de la cual también ayudan a la longevidad.

Previenen enfermedades cardiometabólicas

Si bien los arándanos aportan azúcares, lo hacen en cantidades bajas (unos 10 gramos del carbohidrato por cada 100 gramos consumidos del fruto). Se trata de un nivel similar al de las naranjas o las manzanas. Incluso, para personas que viven con diabetes, esta es una de las frutas permitidas.

Además, la evidencia justifica su inclusión en la dieta de personas con trastornos asociados al sistema cardiovascular:

  • A través de un ensayo clínico aleatorizado se constató el descenso de colesterol LDL en hombres y mujeres con síndrome metabólico que consumieron un suplemento de arándanos por 2 meses.
  • Un estudio publicado en Current Developments in Nutrition encontró que los arándanos, consumidos durante 8 semanas, reducen los triglicéridos en personas con diabetes tipo 2.
  • La adición de las bayas a un desayuno alto en carbohidratos y bajo en grasas reduce la oxidación de las grasas. De esta manera, se limita la producción de colesterol LDL o malo.
  • Otro estudio de 2019 sugiere que los frutos reducen el riesgo cardiovascular y mejoran el funcionamiento de los vasos sanguíneos.

Pueden mejorar la salud ocular

La vitamina C presente en los arándanos también ayudaría a prevenir la degeneración macular asociada a la edad. Se estima que el efecto se logra con una cantidad aproximada de, como mínimo, 11,2 miligramos de las bayas por día o más de 78 miligramos a la semana.

Vale recordar que la afectación visual es un signo más del envejecimiento. Por lo tanto, los alimentos para quienes desean ser longevos con buena calidad de vida, no pueden prescindir de nutrientes asociados a una mejor salud ocular.

Favorecen la recuperación muscular

Los nutrientes de las bayas promueven la absorción de hierro y la producción de colágeno. Se especula con que estas propiedades sean las responsables de la aceleración en la recuperación del daño muscular tras el ejercicio.



7 formas prácticas de incorporar los arándanos a tu dieta

Aprovechar los beneficios de los alimentos para volvernos más longevos es posible a través de recetas sabrosas. Y si bien es bueno variar los métodos de preparación, el doctor Paulvin sugiere ingerir los arándanos crudos, ya que al hornearlos se reduce su nivel de nutrientes.

Sin embargo, otros beneficios se mantienen. Por lo que te ofrecemos las siguientes opciones para que optes por las que te resulten más apetitosas:

  1. Infusión de arándanos: hierve una taza de agua y luego agrega dos cucharadas de hojas secas de arándanos y bayas frescas trituradas. Deja enfriar y cuela para tomar.
  2. Ensalada de frutas: prepara tu mezcla favorita para el desayuno o el postre e incorpora 100 gramos de arándanos en ella. Combinan bien con pera, manzana, melón, kiwi y otras frutas con propiedades antiedad.
  3. Postre de yogur y arándanos: licúa una taza de yogur natural con probióticos y media taza de arándanos. Puedes incorporar una o dos cucharadas de miel y almendras trituradas.
  4. Batido de arándanos y remolacha: extrae el zumo de tres remolachas pequeñas y colócalo en una licuadora con media taza de arándanos y zumo de limón. Agrega un litro de agua y procesa hasta que no queden grumos.
  5. Mermelada: mezcla 400 gramos de arándanos con 100 gramos de azúcar y un cuarto de taza de zumo de limón en una olla. Luego de 30 minutos de reposo, enciende el fuego medio y, cuando esté por hervir, baja al mínimo. Cocina por media hora más.
  6. Barra de cereal con granola: mezcla una taza de miel con dos de avena, esparce en un molde con base de aceite y hornea 5 minutos con el horno precalentado. Luego, tritura media taza de almendras, media de cacahuates y otra media de pasas. Agrega todo sobre el molde que tienes en el horno. Deja 5 minutos más y, al final, incorpora media taza de arándanos deshidratados. Deja enfriar y luego recortas del tamaño de barra que desees.
  7. Galletitas: troza 100 gramos de mantequilla. Coloca 160 gramos de harina tamizada en un recipiente y dale forma de volcán. En el hoyo superior coloca una yema de huevo, 75 gramos de arándanos picados y azúcar. Amasa la mezcla, agrega la mantequilla y separa en dos partes para dejar enfriar una hora en la nevera, con previa envoltura en papel film. Corta la masa con forma de galletitas y hornea sobre papel sulfurizado por 15 minutos.

Incluye los arándanos en un plan integral de longevidad

Los arándanos son sencillos de cultivar en casa. Si lo logras, podrás contar con ejemplares frescos para tus preparaciones o para ingerirlos directamente.

Pero más allá de ser considerados «alimentos longevos», recuerda que sus beneficios son útiles en el marco de una dieta equilibrada y una rutina de entrenamiento regular. Tampoco es necesario que te excedas con ellos, aunque no tienen efectos secundarios en los adultos sanos.

Es un buen objetivo querer ser longevo. Pero también se trata de hacerlo con calidad de vida. Así que consulta a tu médico qué puedes hacer para vivir más y mejor, además de comer arándanos.

Nutricionista Maria Patricia Pinero