28 abril 2025

12 Pasos para simplificar tu vida (Wayne W. Dyer)


 



1. Ordena tu vida.

Sentirás una gran oleada de inspiración cuando te deshagas de cosas que ya no son útiles en tu vida. Así que mientras menos posesiones necesites asegurar, cuidar, desempolvar, organizar y mover, más próximo estarás de ser libre.

2. Elimina de tu agenda las actividades y obligaciones innecesarias e indeseables.
Dile “no” a las exigencias excesivas, y no te sientas culpable de inyectar una dosis de tiempo libre a tu rutina diaria.

3. Asegúrate de que tu tiempo libre sea libre.
Pasar una tarde leyendo o escribiendo cartas, viendo una película con un ser querido, cenar con los hijos o hacer ejercicio, es más inspirador que asistir a un evento en el que suelen abundar las conversaciones inútiles.

4. Saca tiempo para la meditación y el yoga.
Saca por lo menos 20 minutos diarios, siéntate en silencio y establece un contacto consciente con Dios

5. Regresa a la sencillez de la naturaleza.
No hay nada que sea más inspirador que la naturaleza, camina o acampa en el bosque; nada en un río, lago o en el mar; siéntate frente a una fogata, monta a caballo o esquía en la nieve.

6. Marca distancia entre tú y tus críticos.
Dales una bendición silenciosa a quienes andan buscando defectos o son amigos de las confrontaciones y apártate de su energía tan rápido como sea posible.

7. Saca un tiempo para tu salud.
Recuerda que tu cuerpo es el templo sagrado donde vives durante esta vida, así que saca un poco de tiempo cada día y haz ejercicio

8. Juega, juega, juega.
Simplificarás tu vida y te sentirás inspirado si aprendes a jugar en vez de trabajar toda tu vida.

9. Disminuye el ritmo.
Cuando vayas en tu auto, disminuye la velocidad y relájate. Desacelera tu forma de hablar, tus pensamientos y el ritmo frenético de todo lo que haces. Dedica más tiempo a escuchar a los demás; sé consciente de tu inclinación a interrumpir y a dar por terminadas las conversaciones, y opta más bien por escuchar. Detente y aprecia las estrellas en una noche despejada, o las formas de las nubes en un día gris. Siéntate en un centro comercial y observa cómo todas las personas parecen ir deprisa y sin rumbo alguno.

10. Haz todo lo posible para evitar las deudas.
Recuerda que estás intentando simplificar tu vida, así que no necesitas comprar objetos que la complicarán y la trastornarán. Si no puedes adquirirlos, olvídate de ellos hasta que puedas hacerlo; al contraer deudas, sólo agregas más capas de ansiedad a tu vida.

11. Olvídate del valor efectivo.
No te niegues a los placeres de la vida por razones monetarias; no determines tus compras por el hecho de obtener un descuento, y no te prives de sentir alegría porque no te hicieron una rebaja.

12. Acuérdate de tu Espíritu.
Si la vida te parece muy compleja, rápida, desordenada, frenética o difícil, acuérdate de tu propio Espíritu. Estás encaminado a la inspiración, un lugar sencillo y pacífico en donde estás en armonía con la sincronización perfecta de toda la creación. Viaja mentalmente allí y detente con frecuencia para recordar lo que realmente quieres.

La regla de las 4 "C" para conseguir tus sueños y sentirte realizado


Perseguir sueños
iStock
Francesc Miralles

Francesc Miralles

Escritor y experto en desarrollo personal

Walt Disney declaró en una ocasión: «No creo que haya alturas que no puedan ser escaladas por un ser humano que conoce los secretos de hacer que los sueños se conviertan en realidad. Este secreto especial puede ser resumido en 4 C».

La "C" de "Curiosidad" no es cosa solo de niños

La primera es la Curiosidad, que un proverbio dice que mató al gato, pero salva el espíritu del ser humano.

El bebé explora la realidad con sus manos y con el resto de sus sentidos. Mientras aprende y descubre, va creciendo.

Por este motivo merece la pena alimentar esta primera «C» también en la madurez.

La "C" de "Confianza", pura vitamina

La segunda es la Confianza, que para Disney era la más importante de todas. En sus propias palabras: «Cuando crees en algo, cree en ello de todas las maneras, implícita e incuestionablemente». Eso es lo nos mantiene en el camino hacia un propósito.

El escritor y conferenciante John F. Demartini cuenta lo siguiente: «Casi todas las historias de personas que han triunfado comienzan con un solo gran pensamiento que ha sido alimentado con fe. Y muchas de las que han alcanzado los mayores éxitos también se han enfrentado a las mayores adversidades. Cuando Walt Disney se presentó a solicitar trabajo de dibujante en los periódicos lo rechazaron de plano. Un director incluso le dijo que no tenía talento y que se buscara otra cosa que hacer en su vida. Pero él tenía una idea que transformó en visión, perseveró y continuó creyendo en sí mismo».

La "C" de "Coraje" para atreverse a explorar lo desconocido

Para ese fin nos ayudará, en tercer lugar, el Coraje, un ingrediente fundamental para salir de nuestra zona de confort, que es donde los sueños cristalizan.

Necesitamos valor para aventurarnos más allá del mundo conocido y ver lo que hay.

La "C" de "Constancia", para que lo anterior no se quede en nada

Por último, nada importante se consigue sin la Constancia. El esfuerzo que se hace de forma aislada, por grande que sea, no tiene poder. Es aquello que hacemos todos los días lo que logrará transformar nuestra vida. Los japoneses lo llaman Kaizen, que suele traducirse como «progreso continuo».

Cómo aplicar estas 4 "C" a tu día a día

Veamos de qué formas podemos aplicar de forma práctica cada una de las cuatro «C» a nuestro mundo cotidiano:

  • CURIOSIDAD. Para ejercitar este valor necesitamos dos cosas: interesarnos por lo que existe más allá de nuestra rutina y cuestionarlo todo, sin dar nada por supuesto. Experimentar cosas nuevas, aunque solo sea leer un autor o autora que no conocemos, escuchar las vivencias y opiniones de personas muy distintas a nosotros, viajar, preguntarte «por qué» varias veces al día… todo ello alimenta la primera «C».
  • CONFIANZA. Asegura el editor Jordi Nadal que en la confianza no hay medias tintas: o la tienes o no la tienes. Si decides confiar en ti, los juicios de los demás deben resbalarte, como Disney. Para darte ánimos, piensa en todas las cosas que ya has logrado y que, al principio, no creías poder hacer. ¿Cuál es el muro que te corresponde ahora derribar?
  • CORAJE. Todo lo bueno de la vida existe al otro lado del miedo, decía un actor norteamericano, y Álex Rovira lo completa con esta reflexión: «El coraje nos mueve porque creemos que aquello que deseamos crear, cambiar, construir tiene sentido. Es la certeza de que hay algo por lo que merece la pena arriesgarse». Cada vez que sientas vértigo ante lo que te has propuesto, recuerda tu sueño. Trasládate allí con tu imaginación. Visualiza cómo te sentirás cuando lo hayas logrado. Esto te dará valor para continuar.
  • CONSTANCIA. Nos convertimos en aquello que hacemos repetidamente, decían los filósofos de la Grecia clásica. Por lo tanto, la magia que hace realidad los sueños opera a través de los hábitos. Como afirmaba Bruce Lee: «Yo no temo al hombre que ha lanzado diez mil patadas diferentes, yo temo al hombre que ha lanzado una misma patada diez mil veces».

Con esa misma pasión, si practicas la curiosidad, la confianza, el coraje y la constancia en tu vida diaria estarás mucho más cerca de hacer realidad los sueños.

La filosofía de los centenarios de Okinawa para dejar atrás las heridas del pasado y disfrutar de una vida larga y feliz



filosofia perdon okinawa
Cuerpomente


Francesc Miralles

Escritor y experto en desarrollo personal

Hay algo extraordinario en el hecho de que Okinawa fuera declarada la principal zona azul del mundo, es decir, el lugar del planeta donde es más probable llegar a los cien años y más allá.

Antes de las entrevistas que darían lugar a Ikigai, el libro en el que junto con Héctor García recogimos los secretos de los centenarios okinawenses para una vida larga y feliz, en las investigaciones preliminares nos sorprendió que esta isla al sur de Japón reuniera circunstancias tan desfavorables para una vida larga y feliz.

Okinawa es la prefectura más pobre de todo el país, la que tiene menos infraestructuras y salarios más bajos. A eso hay que sumar el terrible sufrimiento que supuso allí la Segunda Guerra Mundial, con batallas terrestres que dejaron cientos de miles de muertos. Se libraba una guerra contra los estadounidenses, que hoy son una población importante en la isla, pero reciben el mismo trato cortés que los locales.

¿Cómo es eso posible?

El poder transformador de saber perdonar

La respuesta a cómo es eso posible es la filosofía del perdón que distingue a los okinawenses. Han decidido no mirar atrás para poder disfrutar del ahora. 

Sin la mochila de “lo que sucedió”, caminamos ligeros por un presente en el que todo puede suceder. Eso implica dejar de pasar cuentas con el pasado, así como renunciar a “editarlo”, cuando nos preguntamos: ¿qué habría pasado si…?

Perdonar a quienes nos hirieron o decepcionaron, y más importante aún, perdonarnos a nosotros mismos.

Como decía Paul Lewis Boese, “el perdón no cambia el pasado, pero agranda el futuro.

Ichariba chode: como si fueran tus hermanos

Esta bella expresión okinawense se traduce así: “trata a todos como si fueran tus hermanos, aunque sea la primera vez que los conoces.” Uno de los secretos para la larga vida de este pueblo es el yuimaaru, el arte de ayudarse los unos a los otros.

Cuando hablamos de perdonar, casi siempre pensamos en ofensas que hemos recibido, o bien cuando es uno mismo quien pide perdón por algo que sucedió en el pasado. En ambos casos, se trataría de un arreglo emocional entre dos partes.

Sin embargo, muchas veces olvidamos incluirnos en la ecuación del perdón. Hablo de perdonarnos a nosotros mismos.

El pasado no se puede cambiar

Muchas personas sienten culpabilidad por cosas que hicieron —o que no hicieron— en el pasado, que editan mentalmente con la fórmula: “¿qué hubiera pasado si…?

Este es el tema de La biblioteca de medianoche, cuyo punto de partida nos recuerda una de las famosas citas de C.G. Jung: “La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”

La protagonista de la novela es Nora, una joven desquiciada por todas aquellas vidas que no se atrevió a vivir:

  • Una carrera de nadadora olímpica, interrumpida para gran disgusto de su padre.
  • La boda con su novio, que canceló dos semanas antes, porque no veía claro el sueño de él: regentar un pub en la campiña inglesa
  • El abandono de la banda en la que tocaba junto a su hermano, justo cuando les ofrecían un contrato discográfico.
  • Seguir a su mejor amiga en su aventura por Australia, pese a la insistencia de la otra.

Nora no se perdona haber renunciado a todos estos sueños, y está convencida de que cualquiera de ellos le habría llevado a un lugar mucho mejor que su miserable situación actual.

Tras un intento de suicidio, llega a una biblioteca que parecer estar entre la vida y la muerte. Todos los libros que contiene son las existencias que podría haber tenido si hubiera tomado otras decisiones, y una bibliotecaria la ayuda a encontrarlos.

Cada libro que abre le lleva a esa otra vida, donde incluso puede quedarse. Sin embargo, cuando empieza a experimentarlas, se da cuenta de que tampoco le proporcionan la felicidad, porque la persona que las está viviendo es ella misma, con lo que llega siempre a resultados parecidos.

Perdonarse para hacerlo mejor 

Podemos sentirnos culpables o desgraciados por lo que no hicimos, así como por lo que hicimos en otros momentos de nuestra vida. Puede que, con la visión actual, hubiéramos actuado de forma muy distinta.

Sobre esto, el médico y escritor Gabor Maté hace la siguiente reflexión: en cada momento de nuestra existencia llevamos a cabo lo mejor que podríamos haber hecho; puesto que entonces no veíamos otras opciones, sería como culpar a un ciego por ser invidente.

Por lo tanto, perdonémonos para, en adelante, hacerlo mejor y vivir mejor.