18 septiembre 2025

Rafaella Proaño, psicóloga: "Exponer el nervio vago al frío, ayuda a calmar la ansiedad en segundos"



Rafaella Proaño, psicóloga: "Exponer el nervio vago al frío, ayuda a calmar la ansiedad en segundos"

El estrés y la ansiedad pueden aparecer en días ajetreados, donde sientes que todo te supera y que tu cabeza va a mil. No puedes concentrarte y los pensamientos no se detienen. En estos casos, necesitas una forma rápida y efectiva para recuperar el control, por lo que te enseñamos a calmar la ansiedad aplicando frío en el nervio vago.

Rafaela Proaño, psicóloga con larga trayectoria, explica que “exponer el nervio vago al frío activa la respuesta del sistema nervioso parasimpático, que es la que ayuda a relajarte, bajar el ritmo cardíaco, regular la respiración y apagar la alarma interna de ansiedad“. El frío envía una señal de “reiniciar” al sistema nervioso y le recuerda que está a salvo.


¿Cómo calmar la ansiedad aplicando frío en el nervio vago?

Estos son los cinco pasos que la experta comparte para realizar la técnica del frío de forma correcta:

  1. Prepara el hielo: busca una bolsa de hielo, una compresa fría o una bolsa con verduras o frutas congeladas. Importante: envuelve la bolsa con un paño delgado para no irritar la piel.
  2. Ubica la parte posterior de tu cuello: pon la compresa fría en la zona donde se une el cuello con la base del cráneo. En esta área pasa el nervio vago y enfriarla ayudaría a activar la respuesta parasimpática.
  3. Respira lento, controlado y profundo: mientras aplicas el frío, inhala por la nariz durante 4 segundos, mantén el aire por 2 segundos y exhala lentamente por la boca entre 6 y 8 segundos. Hacerlo correctamente potencia el efecto calmante del frío y contribuye a reducir la ansiedad más rápido.
  4. Mantén el frío por un par de minutos: sostén la compresa fría en la zona durante 2 minutos aproximadamente. Si sientes mucho frío o incomodidad, haz pausas de 30 segundos y luego continúa.
  5. Identifica los efectos en tu cuerpo y mente: notarás que tu mente empieza a calmarse. Disminuyen los pensamientos intrusivos y el ritmo cardíaco. Sientes más alivio y mayor claridad mental.

La respiración y la relajación son clave

Exponer el nervio vago al frío es una herramienta simple y accesible que puedes usar cuando sientas ansiedad. Piensa en esta técnica como un botón de pausa en medio del caos.

También puedes ayudarte con ejercicios de respiración lenta y diafragmática, mindfulness y atención plena, relajación muscular progresiva y prácticas de gratitud. Considera una consulta con un psicólogo para recibir apoyo y guía profesional, si tienes episodios de ansiedad frecuentes.

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