El color de nuestros ojos, el tipo de piel, las arrugas, las ojeras, las facciones,… todo nuestro rostro habla de nosotras, de nuestra salud, de nuestro estado emocional, de nuestra alimentación.
En este artículo explicamos algunas de estas señales que no sólo pueden ser una curiosidad, sino que nos pueden ayudar a conocernos mejor a nosotras mismas y a mejorar algunas cuestiones de salud.
El cutis
El tipo de piel de nuestro cutis hace referencia a la alimentación, la cual debe contener ácidos grasos esenciales y recibir la suficiente hidratación (a través del agua y los alimentos crudos) para lucir nutrida. Por el contrario, cuando tiene un exceso de grasa o granitos significa que estamos consumiendo un exceso de grasas y que éstas no son saludables para nuestro organismo.
La tensión facial
Cuando una persona es demasiado exigente con ella misma o con los demás, esa tensión suele manifestarse también en los rasgos de la cara, los cuales aparecen rígidos, y en tensiones en la zona de la mandíbula, que en algunos casos pueden ocasionar bruxismo, dolores de cabeza y otros problemas de salud.
El color de nuestros ojos
Los colores se dividen en tres:
- Azul: personas activas, físicamente resistentes, motivadas y sensibles, con tendencia a problemas del sistema nervioso.
- Castaño: personas que no suelen padecer problemas de salud hasta pasados los treinta años, cuando pueden aparecerles problemas circulatorios, alérgicos o trastornos en las analíticas.
- Verde o mezcla de ambos colores: son una combinación de los ojos azules y castaños, y por lo tanto pueden reunir las características de unos u otros según si su color es más claro o más oscuro.
Las ojeras
Muchas personas suelen tener ojeras habitualmente, y esto, además de dar un aspecto cansado y envejecido a nuestro rostro, puede tener un significado según el color de las ojeras:
- Color amarillo: casi siempre señala al hígado y la vesícula, y en este caso significa que estos órganos están trabajando por encima de sus posibilidades.
- Color oscuro o negro: nos indican que los que están afectados son los riñones, la vejiga y los órganos reproductivos, fruto de algún antiguo problema en el sistema digestivo.
- Color pálido o gris: hace referencia también a los riñones o, en algunos casos, a los pulmones. En este caso alguno de estos órganos no funciona correctamente por culpa de un drenaje linfático incorrecto. En otros casos podría hacer referencia al sistema hormonal.
Patas de gallo
Las patas de gallo o arrugas que aparecen en los laterales de los ojos también indican que el hígado está debilitado, por lo que si las empezamos a tener desde temprana edad convendrá cuidar a este órgano con una buena alimentación y teniendo en cuenta que las emociones negativas como la ira también le afectan directamente.
Las pupilas
Ya sabemos que las pupilas adaptan su tamaño a la luz del lugar donde estamos, pero cuando observamos que están más grandes de lo normal, independientemente de la iluminación, esto puede deberse a estados de estrés o bien a la presencia de parásitos intestinales. La parasitosis la confirmaremos si también notamos picor en la punta de la nariz, tenemos problemas intestinales o digestivos, apetito alterado, ansiedad, etc.
Bolsas debajo de los ojos
Las bolsas de agua que aparecen debajo de los ojos, que suelen dar un aspecto de tristeza y agotamiento, nos están diciendo que los órganos digestivos y excretores están congestionados. El cuerpo no está expulsando correctamente las sustancias tóxicas. A veces estas bolsas aparecen al despertarnos, después de haber cenado tarde o en exceso, y pueden desaparecer en unas horas, pero de todas maneras hay que tenerlo en cuenta para ayudar a depurar el organismo.
Cuando estas bolsas se vuelven crónicas y en vez de agua contienen grasa ya es un estado más grave, convendría hacernos un chequeo para descartar posibles órganos inflamados o la presencia de algún quiste.
La punta de la nariz enrojecida
La punta de la nariz enrojecida hace referencia a un corazón que trabaja en exceso, por lo que deberemos controlarlo especialmente si tenemos antecedentes familiares o personales de problemas cardíacos, cuidando la alimentación, realizando ejercicio suave, controlando las analíticas, entre otros.
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