La microbiota o flora intestinal está compuesta por una comunidad de bacterias intestinales que viven allí de manera simbiótica. Y aunque durante mucho tiempo se ignoró gran parte de su importancia, hoy en día esto ha cambiado gracias a los avances científicos. Por ello mismo, sabemos que es determinante tanto para los procesos digestivos como para la salud metabólica e inmunitaria.
En un organismo saludable, este grupo de bacterias beneficiosas regulan el pH digestivo y, a su vez, crean una barrera protectora contra los agentes infecciosos que enferman el cuerpo.
No obstante, debido a los malos hábitos alimenticios, el consumo de antibióticos y el estrés, su actividad puede verse comprometida, creando un desbalance que pone en riesgo la salud. Como consecuencia, se producen una serie de reacciones que, aunque al principio pueden parecer comunes, con los días pasan a ser problemas crónicos y difíciles de tratar.
Debido a esto es primordial conocer cómo se manifiestan cuando se salen de control y, en caso necesario, tomar las medidas oportunas para restablecerlas. ¡Descúbrelo!
¿Qué causa un desbalance en las bacterias intestinales?
1. Enfermedades digestivas
Dado que las bacterias habitan y crecen en el intestino, sus desequilibrios ocasionan reacciones negativas en el sistema digestivo. Esto se debe a que los microorganismos dañinos tienen la oportunidad de crecer de forma desmedida. Así, afectan los procesos que se encargan de descomponer los alimentos y absorber los nutrientes.
Como consecuencia, aumenta la presencia de jugos ácidos y toxinas que, a su vez, derivan síntomas molestos como:
- Diarrea.
- Gastritis.
- Estreñimiento.
- Úlceras duodenales.
- Gases y flatulencias.
- Distensión abdominal.
- Ardor en el estómago.
- Reflujo gastroesofágico.
- Síndrome del intestino irritable.
2. Problemas cognitivos
Aunque muchos no lo saben, el intestino tiene un estrecho vínculo con la actividad cerebral y, por lo tanto, su desbalance puede provocar reacciones negativas en las funciones cognitivas.
La flora microbiana participa en la producción de varios neurotransmisores importantes y, cuando se desequilibra, puede derivar problemas en la memoria, ansiedad y otros síntomas que afectan el pensamiento.
3. Deficiencias nutricionales
Las bacterias saludables que habitan en el intestino son fundamentales para que el cuerpo lleve a cabo una correcta síntesis de vitaminas, minerales y demás nutrientes esenciales. Una vez estas se salen de control y se tornan dañinas, el proceso digestivo se ralentiza y disminuye la capacidad para absorber los nutrientes de forma óptima.
Si bien al principio es difícil notarlo porque el cuerpo guarda reservas de nutrientes, con los días se derivan una serie de síntomas que indican una baja importante en estos.
Algunas de las más comunes son las deficiencias de:
- Vitaminas: D, K, B7, B12.
- Minerales: magnesio y calcio.
4. Trastornos cutáneos
Hasta el momento son muchos los factores internos y externos que se relacionan con la aparición de los trastornos que afectan la salud de la piel. Entre esto, la salud intestinal ha tenido un estrecho vínculo, sobre todo por el papel que desempeña en la desintoxicación y absorción de nutrientes.
Padecer cualquiera de las siguientes enfermedades cutáneas puede estar alertando un problema de bacterias intestinales desequilibradas:
- Acné.
- Rosácea.
- Psoriasis.
- Eczema.
5. Enfermedades autoinmunitarias
Las enfermedades autoinmunitarias están catalogadas como crónicas, ya que el organismo se ataca a sí mismo en su afán por luchar contra los agentes que considera peligrosos. Esto dificulta su detección y tratamiento, sobre todo porque los síntomas iniciales suelen confundirse con algunas afecciones comunes.
Aunque su origen es diverso y debe ser analizado por un experto, no hay que descartar que tenga relación con los intestinos enfermos. Esto se debe a que las alteraciones en sus bacterias aumenta el nivel de inflamación de los tejidos y pueden empeorar el desarrollo de los síntomas.
Algunas de estas enfermedades son las siguientes:
- Diabetes tipo 1.
- Artritis reumatoide.
- Enfermedad celiaca.
- Tiroiditis de Hashimoto.
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
6. Estrés crónico, otra posible consecuencia del desequilibrio de las bacterias intestinales
El estrés es un desequilibrio emocional que suele desencadenarse por muchos factores internos y externos.
Aunque ante algunas situaciones es inevitable, también puede que se produzca como reacción de los desbalances de las bacterias intestinales.
En estos casos se produce un incremento en la segregación de los niveles de cortisol que, sumados a las toxinas, afectan la producción de las hormonas del bienestar.
Atravesar cuadros de estrés crónicos y recurrentes, pese a tomar las medidas necesarias para controlarlos, es una señal contundente de un intestino poco saludable.
Identificar cualquiera de estos problemas es una razón más que suficiente para mejorar los hábitos que ayudan a promover la salud intestinal.
Adoptar una buena alimentación y evitar la exposición constante a las toxinas son algunas de las medidas simples para evitar sus desbalances.
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