Caminar vuelve al cerebro más creativo y ayuda a cura las penas.
Por Guru
Caminar mientras estamos en contacto con la naturaleza puede influir de manera positiva en nuestro cerebro mejorando nuestra creatividad, memoria y hasta nos hace más felices. ¿Te parece increíble? A simple vista puede sonar demasiado ambicioso, pero el punto es que muchos estudios apoyan estas afirmaciones y a continuación, te vamos explicar por qué.
Caminar permite a nuestro cerebro y a nuestros miembros oxigenarse mejor ya que nuestro cuerpo incrementa la frecuencia del ritmo cardíaco, algo que actúa como una bomba de impulso.
Las caminatas, aun cuando sean lentas, son eficaces por ejemplo, para mejorar la memoria y la atención.
Muchos escritores y científicos la practicaron y practican de manera asidua. Hoy, tenemos la prueba científica del efecto que produce sobre nuestra manera de pensar.
Caminar de manera regular crea nuevas conexiones entre las células cerebrales y ralentiza el deterioro del tejido cerebral.
El hipocampo, región del cerebro implicada en la memoria aumenta el volumen.
Los investigadores de Stanford, Marily Oppezzo et Daniel Schwartz, pusieron a prueba a 176 estudiantes respondiendo a tests de creatividad caminando sobre una cinta caminadora, manteniéndose sentados o caminando por el campus. Los tests consistían en encontrar usos atípicos para objetos cotidianos como un botón o una rueda.
Los estudiantes que caminaron encontraron entre cuatro y seis usos más que los que permanecían inmóviles.
En un estudio llevado a cabo por Marc Berman de la Universidad de Carolina del Sur, los estudiantes que deambularon en un medio ambiente natural tenían mejores capacidades para memorizar que los que caminaron por la ciudad.
Con el tiempo, el cerebro se automatiza.
El hecho de hacer todos los días las mismas cosas termina por automatizar a nuestro cerebro, un hecho que genera estrés.
Nuestro mayor enemigo es la rutina, y esta rutina el cerebro la reciente. El hecho de hacer todos los días las mismas tareas nos sumerge en la depresión y el desánimo. Esto vuelve al cerebro cada vez más lento, nos cuesta mucho más concentrarnos porque nos faltan nuevos estímulos que representen un desafío y que nos obliguen a concentrarnos en nuevas propuestas.
Esto al mismo tiempo genera pérdidas de memoria porque cada vez menos cosas nos parecen interesantes y al disminuir la motivación también disminuyen los recuerdos.
La rutina nos sumerge en el desánimo que se traduce en el cerebro con menos conexiones neuronales y que se vuelve una especie de computadora programada para seguir reglas establecidas, algo que representa un riesgo muy elevado para la salud emocional y física.
¿Fármaco estimulante o paseo por el bosque?
Los médicos de antaño no estaban equivocados cuando prescribían una visita a un medio apacible como el campo o el bosque en caso de que sus pacientes estuvieran sufriendo las consecuencias de la polución y el ruido de la ciudad.
Aquí veremos algunas de las razones por las cuales la próxima vez que te encuentres en una encrucijada y no sepas qué hacer o necesites nuevas ideas para un nuevo proyecto, piensa en ponerte calzado y ropa cómoda y dar una vuelta por el bosque.
1) La naturaleza nos hace más felices.
Las neurociencias vinieron a tirar por tierra o a afirmar muchas teorías que hasta ahora simplemente eran ideas que necesitaban comprobación científica. Los estudios que se realizan hoy en el cerebro indican que la naturaleza no incide solamente en la manera en que nos sentimos de manera subjetiva sino que tiene un impacto directo sobre nuestro cerebro.
De acuerdo al estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Stanford, se han obtenido conclusiones que determinan que las personas que caminaron dudaron menos al momento de responder el test que las que caminaron en zonas urbanas y mostraron al mismo tiempo la disminución de la actividad en el córtex prefrontal, una zona del cerebro ligada a los riesgos de enfermedades mentales.
El estudio concluye que esta prueba es un excelente argumento para demostrar que una caminata por un lugar “verde”, mejora nuestra función cerebral y nuestro humor.
2) La naturaleza potencia nuestra creatividad.
Si alguna vez te dedicaste un proyecto con plazo de entrega y de golpe te sentiste bloqueado en tu proceso creativo, la ciencia indica que tal vez la naturaleza puede ayudarte en este punto.
Los psicólogos de la Universidad de Utah y de la Universidad de Kansas decidieron medir el impacto que tiene la naturaleza sobre la creatividad por medio de un test que realizaron sobre algunos participantes. El test mide el potencial creativo presentando tres palabras de base que están unidas a una cuarta palabra que el participante debe proveer.
En el estudio, propusieron a 56 participantes. 24 personas respondieron al test antes de comenzar un viaje con una mochila y los otros 32 respondieron al test al cuarto día de su paseo.
El resultado fue sorprendente. Los investigadores constataron que luego de cuatro días de estar en contacto con la naturaleza, la performance del test había mejorado en un 50%. ¿No es increíble?
3) La naturaleza mejora nuestra función cerebral.
Si estás leyendo esto y vives en la ciudad, seguramente te preguntaste: “me encantaría recibir un poco de creatividad de la naturaleza, pero ¿cómo hago para “escaparme” en horario de trabajo?”
¡Tenemos la solución! No necesitas dejar la oficina, ni siquiera el escritorio para aprovechar de los beneficios de la naturaleza. Puedes aprovechar una parte de estas ventajas simplemente mirando en la pantalla una hermosa imagen que evoque un paisaje natural. ¿Te parece increíble?
En un estudio publicado en la revista Environmental Psychology, los participantes recibieron una tarea informática tediosa que en realidad era un test. Los investigadores constataron que cuando la tarea era interrumpida durante 40 segundos por una imagen de hierba y flores, la función cerebral mejoraba. Para más precisiones, los participantes tuvieron menos fluctuaciones en el tiempo de respuesta, menos errores y estaban más atentos.
4) La naturaleza combate el estrés.
El estrés únicamente genera problemas y es malo incluso para nuestra salud física. De hecho el sitio Psychology Today, considera al cortisol como el enemigo público número uno. Los niveles de cortisol están ligados a la baja de la función inmunitaria, al aumento de peso, las enfermedades cardíacas y a mayor presión arterial y colesterol.
Pasar tiempo en la naturaleza parece reducir el cortisol. En un estudio holandés, los participantes tuvieron una actividad estresante para realizar después de haberla terminado, separaron los grupos en dos. Un grupo debió leer en el interior, y otro en el jardín, en el exterior. No sólo los “jardineros” estaban de mejor humor una vez que habían terminado la tarea, sino que registraban niveles inferiores de cortisol.
5) La naturaleza mejora nuestro sistema inmunológico.
Durante años y años, los japoneses se habituaron a una actividad que han llamado “baños de bosque”, una práctica que consistía en escaparse al bosque y darse “un baño” de naturaleza para distenderse y recargar baterías. Cuando los investigadores finalmente se decidieron a examinar este fenómeno, constataron que estas visitas al bosque tenían ventajas inmunológicas increíbles.
Pero veamos ese estudio. Los investigadores efectuaron exámenes en hombres de buena salud luego de una caminata en el bosque de dos horas y de otras dos horas en la ciudad. Luego, inmediatamente extrajeron sangre a estas personas, luego a los 7 días y luego los 30 días. El paseo por el bosque mostró un aumento de la actividad de las células naturales asesinas o también llamadas “células NK”, que son las que mantienen al cáncer a raya, mientras que los que caminaron por la ciudad no habían registrado ningún cambio.
Puede resultar llamativo, pero los efectos del paseo en el bosque estaban aún presentes 30 días más tarde. El estudio también se realizó en mujeres y arrojó resultados similares.
Caminar permite a nuestro cerebro y a nuestros miembros oxigenarse mejor ya que nuestro cuerpo incrementa la frecuencia del ritmo cardíaco, algo que actúa como una bomba de impulso.
Las caminatas, aun cuando sean lentas, son eficaces por ejemplo, para mejorar la memoria y la atención.
Muchos escritores y científicos la practicaron y practican de manera asidua. Hoy, tenemos la prueba científica del efecto que produce sobre nuestra manera de pensar.
Caminar de manera regular crea nuevas conexiones entre las células cerebrales y ralentiza el deterioro del tejido cerebral.
El hipocampo, región del cerebro implicada en la memoria aumenta el volumen.
Los investigadores de Stanford, Marily Oppezzo et Daniel Schwartz, pusieron a prueba a 176 estudiantes respondiendo a tests de creatividad caminando sobre una cinta caminadora, manteniéndose sentados o caminando por el campus. Los tests consistían en encontrar usos atípicos para objetos cotidianos como un botón o una rueda.
Los estudiantes que caminaron encontraron entre cuatro y seis usos más que los que permanecían inmóviles.
En un estudio llevado a cabo por Marc Berman de la Universidad de Carolina del Sur, los estudiantes que deambularon en un medio ambiente natural tenían mejores capacidades para memorizar que los que caminaron por la ciudad.
Con el tiempo, el cerebro se automatiza.
El hecho de hacer todos los días las mismas cosas termina por automatizar a nuestro cerebro, un hecho que genera estrés.
Nuestro mayor enemigo es la rutina, y esta rutina el cerebro la reciente. El hecho de hacer todos los días las mismas tareas nos sumerge en la depresión y el desánimo. Esto vuelve al cerebro cada vez más lento, nos cuesta mucho más concentrarnos porque nos faltan nuevos estímulos que representen un desafío y que nos obliguen a concentrarnos en nuevas propuestas.
Esto al mismo tiempo genera pérdidas de memoria porque cada vez menos cosas nos parecen interesantes y al disminuir la motivación también disminuyen los recuerdos.
La rutina nos sumerge en el desánimo que se traduce en el cerebro con menos conexiones neuronales y que se vuelve una especie de computadora programada para seguir reglas establecidas, algo que representa un riesgo muy elevado para la salud emocional y física.
¿Fármaco estimulante o paseo por el bosque?
Los médicos de antaño no estaban equivocados cuando prescribían una visita a un medio apacible como el campo o el bosque en caso de que sus pacientes estuvieran sufriendo las consecuencias de la polución y el ruido de la ciudad.
Aquí veremos algunas de las razones por las cuales la próxima vez que te encuentres en una encrucijada y no sepas qué hacer o necesites nuevas ideas para un nuevo proyecto, piensa en ponerte calzado y ropa cómoda y dar una vuelta por el bosque.
1) La naturaleza nos hace más felices.
Las neurociencias vinieron a tirar por tierra o a afirmar muchas teorías que hasta ahora simplemente eran ideas que necesitaban comprobación científica. Los estudios que se realizan hoy en el cerebro indican que la naturaleza no incide solamente en la manera en que nos sentimos de manera subjetiva sino que tiene un impacto directo sobre nuestro cerebro.
De acuerdo al estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Stanford, se han obtenido conclusiones que determinan que las personas que caminaron dudaron menos al momento de responder el test que las que caminaron en zonas urbanas y mostraron al mismo tiempo la disminución de la actividad en el córtex prefrontal, una zona del cerebro ligada a los riesgos de enfermedades mentales.
El estudio concluye que esta prueba es un excelente argumento para demostrar que una caminata por un lugar “verde”, mejora nuestra función cerebral y nuestro humor.
2) La naturaleza potencia nuestra creatividad.
Si alguna vez te dedicaste un proyecto con plazo de entrega y de golpe te sentiste bloqueado en tu proceso creativo, la ciencia indica que tal vez la naturaleza puede ayudarte en este punto.
Los psicólogos de la Universidad de Utah y de la Universidad de Kansas decidieron medir el impacto que tiene la naturaleza sobre la creatividad por medio de un test que realizaron sobre algunos participantes. El test mide el potencial creativo presentando tres palabras de base que están unidas a una cuarta palabra que el participante debe proveer.
En el estudio, propusieron a 56 participantes. 24 personas respondieron al test antes de comenzar un viaje con una mochila y los otros 32 respondieron al test al cuarto día de su paseo.
El resultado fue sorprendente. Los investigadores constataron que luego de cuatro días de estar en contacto con la naturaleza, la performance del test había mejorado en un 50%. ¿No es increíble?
3) La naturaleza mejora nuestra función cerebral.
Si estás leyendo esto y vives en la ciudad, seguramente te preguntaste: “me encantaría recibir un poco de creatividad de la naturaleza, pero ¿cómo hago para “escaparme” en horario de trabajo?”
¡Tenemos la solución! No necesitas dejar la oficina, ni siquiera el escritorio para aprovechar de los beneficios de la naturaleza. Puedes aprovechar una parte de estas ventajas simplemente mirando en la pantalla una hermosa imagen que evoque un paisaje natural. ¿Te parece increíble?
En un estudio publicado en la revista Environmental Psychology, los participantes recibieron una tarea informática tediosa que en realidad era un test. Los investigadores constataron que cuando la tarea era interrumpida durante 40 segundos por una imagen de hierba y flores, la función cerebral mejoraba. Para más precisiones, los participantes tuvieron menos fluctuaciones en el tiempo de respuesta, menos errores y estaban más atentos.
4) La naturaleza combate el estrés.
El estrés únicamente genera problemas y es malo incluso para nuestra salud física. De hecho el sitio Psychology Today, considera al cortisol como el enemigo público número uno. Los niveles de cortisol están ligados a la baja de la función inmunitaria, al aumento de peso, las enfermedades cardíacas y a mayor presión arterial y colesterol.
Pasar tiempo en la naturaleza parece reducir el cortisol. En un estudio holandés, los participantes tuvieron una actividad estresante para realizar después de haberla terminado, separaron los grupos en dos. Un grupo debió leer en el interior, y otro en el jardín, en el exterior. No sólo los “jardineros” estaban de mejor humor una vez que habían terminado la tarea, sino que registraban niveles inferiores de cortisol.
5) La naturaleza mejora nuestro sistema inmunológico.
Durante años y años, los japoneses se habituaron a una actividad que han llamado “baños de bosque”, una práctica que consistía en escaparse al bosque y darse “un baño” de naturaleza para distenderse y recargar baterías. Cuando los investigadores finalmente se decidieron a examinar este fenómeno, constataron que estas visitas al bosque tenían ventajas inmunológicas increíbles.
Pero veamos ese estudio. Los investigadores efectuaron exámenes en hombres de buena salud luego de una caminata en el bosque de dos horas y de otras dos horas en la ciudad. Luego, inmediatamente extrajeron sangre a estas personas, luego a los 7 días y luego los 30 días. El paseo por el bosque mostró un aumento de la actividad de las células naturales asesinas o también llamadas “células NK”, que son las que mantienen al cáncer a raya, mientras que los que caminaron por la ciudad no habían registrado ningún cambio.
Puede resultar llamativo, pero los efectos del paseo en el bosque estaban aún presentes 30 días más tarde. El estudio también se realizó en mujeres y arrojó resultados similares.