25 junio 2021

7 alimentos que te ayudarán a bajar el azúcar en la sangre

 





 

La glucosa es un azúcar que procede de los alimentos que comemos, y también se forma y se almacena dentro del cuerpo. Es la principal fuente de energía de las células de nuestro cuerpo, y se transporta a todas y a cada una de esas células a través del torrente sanguíneo. 

Hiperglucemia es la palabra médica que se usa para referirse a concentraciones altas de azúcar en sangre. La hiperglucemia ocurre cuando el cuerpo no puede fabricar insulina (diabetes tipo 1) o bien cuando no responde adecuadamente a la insulina (diabetes tipo 2).

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México 8.7 millones de personas sufren diabetes. Además se estima que alrededor de 12 millones de personas padecen la enfermedad sin saberlo, pues no han sido diagnosticados.

Los alimentos que te voy a recomendar a continuación tienen un Índice Glucémico bajo y son ricos en fibra; con lo que ayudan a controlar los niveles de glucosa en sangre. Incluirlos en tu dieta es clave para controlar la diabetes y si no eres diabético contribuyen a evitar que la desarrolles.

¡Toma nota! 
 

1. Nueces 

Los frutos secos en general son beneficiosos pero destacan las nueces. Estas son el único fruto seco con ácidos grasos como el Omega 3 fuente de fitoquímicos como los flavonoides. Minerales como el potasio y el magnesio; vitaminas antioxidantes que ayudan a mejorar la resistencia a la insulina. Te recomiendo consumas las que no estén procesadas.




2. Legumbres 

Garbanzos, lentejas, alubias o guisantes tienen Índice glucémico reducido y sobre todo mucha fibra. Mejoran el control glucémico y reduce el riesgo de enfermedad coronaria en personas con diabetes tipo 2; lo ideal es tomar 3 raciones a la semana.





3. Aguacate 

Contiene 9 g de fibra por 100 g de alimento. Los aguacates son una de las mejores comidas para reducir el azúcar en la sangre. Son ricos en ácidos grasos, estabilizan los niveles de insulina y reducen los niveles de azúcar en la sangre.

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4. Manzana

Esta fruta tiene tienen un índice glucémico bajo, su gran contenido en agua y fibra que compensa su azúcar natural también conocida como fructosa. Ten en cuenta que a medida que las frutas maduran, el Índice Glucémico (IG) aumenta. Los zumos de frutas también tienen un IG elevado porque se elimina parte de la fibra. Así que cuando los prepares en casa al menos no los cueles y la pérdida será menor.

 
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5. Pan de centeno 

El pan suele ser un alimento "prohibido" para los diabéticos porque es rico en hidratos de carbono simples que elevan enseguida el azúcar en sangre. Sin embargo el pan de centeno, espelta y el de trigo 100% integral tienen un Índice Glucémico por debajo de 55, con lo que liberan poco a poco glucosa en sangre y no provoca picos bruscos. 

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6. Ajo

Es conocido como un antibiótico natural; sus antioxidantes protegen el corazón de la cardiopatía inducida por la diabetes. Apuesta por agregarlo a ensaladas o usarlo como aderezo para dar sabor a tus platos o si prefieres puedes comerlo crudo. 

7. Avena

Tiene un IG por debajo de 55 y contiene un tipo de fibra (betaglucanos), que ayuda a mantener el control glucémico. Lo más recomendable en caso de diabetes es su salvado. Su harina también es saludable, aunque debe consumirse en poca cantidad porque es rica en carbohidratos. ya que 1 taza contiene 28 g de hidratos de carbono.




Recuerda que esta es sólo una pequeña guía de lo que pudieras consumir. Es recomendable  ponerte en las manos de un especialista en nutrición, el sabrá cómo ajustar las raciones y alimentos, ya que estas varían por cada persona. 

Además de hacer ejercicio y mantener buenos hábitos de higiene no son suficientes para tener una vida saludable. También es importante saber qué tipo de alimentos nos llevamos a la boca en cada comida. ¡Cuídate y cuida tu salud! 

24 junio 2021

Los tipos de amor según John Allan Lee

 










Los tipos de amor según John Allan Lee o la teoría de los colores del afecto, parte de la idea de que como ocurre con los colores, hay tres tipos de elementos primarios (pasión, compañía y respeto) que al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres.

Existen diferentes tipos de amor según John Allan Lee. Para diferenciarlos parte de la idea de que, al igual que ocurre con los colores, hay tres tipos de afectos primarios que, al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres. Este enfoque, surgido en los años 70, nos recuerda aspectos tan importantes como que todas las personas para ser felices necesitamos nutrientes tan básicos como son el respeto, la compañía y la pasión.

Antes de detallar esta teoría, es interesante detenernos primero en su autor. A pesar de que su nombre ya no es muy recordado, cabe señalar que fue una de esas figuras que compaginó como nadie el activismo social con la investigación académica. Fue un sociólogo muy reputado de la Universidad de Toronto que pasó toda su vida profundizando en aspectos psicológicos sobre el amor y la sexualidad.

John Allan Lee fue sindicalista, activista social en Amnistía Internacional, defensor de los derechos de la comunidad LGBT y también, una de las personas que más ha luchado por el derecho a morir o el suicidio asistido. De hecho, él mismo eligió ese final para su propia persona llegado el momento. Se fue de este mundo en paz tras escribir sus memorias y entender que había cumplido su propósito: defender la importancia del amor y el respeto entre las personas.

Los tipos de amor según John Allan Lee

Conocemos los diferentes tipos de amor según John Allan Lee a través de un libro y un estudio que el propio autor publicó después de varios años de trabajo y análisis en la Universidad de Toronto, Canadá. Así, en su trabajo The colors of Love nos empieza señalando que el amor auténtico, el más enriquecedor es de color azul, rojo y amarillo.

Esos tres colores básicos o primarios, al mezclarse puedan dar origen a nuevas y fascinantes tonalidades, a otros tipos de amor. No obstante, en materia de afecto nada es tan importante como esa base primaria constituida por las siguientes dimensiones:

  • Compañía (color azul).
  • Respeto (color amarillo).
  • Pasión (color rojo).

Veamos a continuación esos arquetipos secundarios que configuran los tipos de amor según John Allan Lee

Eros

Eros define claramente al amor romántico. En este caso, tenemos ese vínculo idealizado y promovido a su vez por nuestra cultura, en la que la pasión y la devoción emocional originan vínculos a menudo malsanos. La atracción es intensa e inmediata, se pone la atención en el aspecto físico, en la devoción absoluta y en la posesión.

El amor erótico

El erotikon, contexto que hunde sus raíces en la época griega, da forma a ese amor orientado en exclusiva al deseo y el acto sexual. Dentro de la teoría de los tipos de amor según John Allan Lee, se pone la atención sobre esta tipología por una razón muy simple. A través de esos encuentros sexuales carentes de otro componente emocional, no siempre se consolida una relación estable e incluso satisfactoria.

Así, y aunque en un primer momento, esos juegos sexuales, esos encuentros basados en una atracción física inesperada sean gratificantes para ambos, a la larga pueden traer desilusiones o simplemente cumplir su cometido puntual, dando paso a la búsqueda de nuevas parejas sexuales.

corazones colgando para representar los tipos de amor según John Allan

Ludus, el amor lúdico

Las personas con un estilo lúdico en sus relaciones afectivas, ven el amor como un juego. Su finalidad es conquistar, obtener beneficios (emocionales, sexuales, de divertimento…). Por ello, y para obtener su objetivo no dudan en seducir, engañar y manipular. No se comprometen y construyen relaciones emocionalmente distantes.

Los individuos “lúdicos”, según la teoría de los tipos de amor según John Allan Lee, están enfocados solo a los beneficios a corto plazo.

El amor pragmático

En este tipo de amor, tenemos a personas que se rigen por el sentido de la lógica. Son como el personaje de Spock en Star Treck, ahí donde las emociones pasan a un segundo lugar para focalizarse solo en la utilidad de las relaciones afectivas. De este modo, los más pragmáticos suelen preguntarse si su posible pareja sería aceptada por familiares y amigos. También se cuestionan si con esa persona, obtendrán o no estabilidad financiera o si será alguien que romperá su calma y equilibrio personal.

La manía o el amor obsesivo

El estilo de amor obsesivo está presente en esas personas dependientes y focalizadas solo en satisfacer sus necesidades. Son perfiles con grandes cambios emocionales, a instantes se muestran fríos y más tarde apasionados. Son posesivos, celosos, controladores y pueden llegar al maltrato.

pareja representando los tipos de amor según John Allan

Ágape

En esta última dimensión de los tipos de amor según John Allan Lee, tenemos ese vínculo que más puede traernos la felicidad. Son personas que saben dar y recibir. Son perfiles que se centran en las necesidades de su pareja, que ofrecen su afecto de manera incondicional, que se comprometen, que cuidan y se cuidan, que trabajan en un vínculo basado en la satisfacción y la armonía.

Para concluir. Cabe señalar que estos 6 subtipos suelen aparecer de manera combinada e intercalada en nuestras relaciones afectivas. Lo queramos o no, siempre hay un componente de eros, del erotikon y un buen sustrato de ese ágape en el que trabajar a diario. Se trataría solo de ser conscientes de qué tipología está más presente en nosotros o en nuestra pareja para mantener ese arquetipo o, por el contrario, trabajarlo en caso de que nos estemos orillando hacia la manía o el pragmatismo excesivo.

Pensemos en ello.

La persona que te rompió no puede ser la misma que te arregle

 


La persona que te rompió no puede ser la misma que te arregle

Recuérdalo. La persona que te rompió no puede volver a recomponerte. No cometas ese error, no pienses que esa persona será quien te ayude a arreglarte, a sobreponerte del daño, a eliminar el dolor.

No recaigas si esa relación te hace daño, no recaigas por el miedo a estar en soledad, por el miedo a no saber desenvolverte por la vida sin esa persona a tu lado. Porque las relaciones disfuncionales, si no se trabajan de la manera adecuada, no dejan de serlo de la noche a la mañana y por arte de magia.

Recuerda que, cuando te rompiste, tu mente se llenó de argumentos que hablaban a favor de una vida sin esa persona. Seguía doliendo y seguías teniendo razones para querer estar a su lado, pero te querías convencer de que su compañía no era lo mejor para ti.

Mujer tumbada con tristeza que no tiene explicación

Todo aquello de lo que huimos está condenado a repetirse

Pasa el tiempo y los conflictos se repiten. Humillaciones, desconfianza, dolor de una herida mal cicatrizada. Todo aquello de lo que huimos sin resolver, está condenado a repetirse. Freud teorizó este hecho en 1920 en su libro El principio del placer, llamándolo entonces compulsión a la repetición.

Esto significa que las personas tendemos a tropezar con la misma piedra (cada uno de la suya, claro está). Significa que cuando nuestra piedra es el establecimiento de un tipo de relación, recaemos en ella de manera sistemática.

El hecho de que la piedra con la que tropezamos tenga “nombre de persona” o “estilo de persona” simboliza que tendemos a relacionarnos de la misma manera, a generar dependencias emocionales, a buscar el amor de una forma determinada y, muchas veces, en una persona concreta.

Por lo tanto, con frecuencia nos enfrentamos a problemas parecidos a pesar de estar en etapas diferentes. ¿Por qué nos sucede esto? Porque todo aquello de lo que huimos está condenado a repetirse. Si no reflexionamos, no nos replanteamos nuestras decisiones o nuestra manera de relacionarnos, estamos condenados a volver a cometer los mismos errores.

“Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!”.

-Paulo Coelho-

Cuando algo se rompe por dentro, ya nada es igual

Cuando nos rompemos, cuando tenemos un dolor muy intenso por dentro, anhelamos la estabilidad, el bienestar que generaba tener a esa persona a nuestro lado. La incertidumbre genera la certeza de que “todo tiempo pasado fue mejor estando acompañados”.

Evidentemente estas relaciones de dependencia de un vínculo afectivo tienen un pasado construido sobre un estilo de apego disfuncional, pero esto es algo que podemos cambiar gracias a la reelaboración continua que nos ofrecen nuestras experiencias y reflexiones.

El cambio se construye en la formación nuevos vínculos de apego, en la pérdida de ciertos vínculos y en el cambio. Si las experiencias son muy diferentes y significativas, el propio contenido de las representaciones, las estrategias y los sentimientos llega a cambiar la tendencia a buscar relaciones fundamentadas en la dependencia.

Mujer rodeada de un rosal

El arreglo de nuestras grietas emocionales debe correr a cuenta de uno mismo. Reconstruirse es una labor propia, nadie tiene el poder ni la responsabilidad de que lo hagamos. Seamos conscientes de que todo proceso de cambio lleva consigo dolor y esfuerzo.

Conseguir decir adiós a una persona no significa retroceder, significa separar lo que nos enriquece de lo que nos desgasta, cuidar nuestra valía y dejar de perseguir las migajas de un amor que nos es sano.

Desapegarnos del dolor nos ayuda nutrir nuestra autoestima

Desapegarnos de aquello que supone egoísmos, intereses y ausencias injustificadas nos ayudará a comenzar una nueva etapa, a sembrar y cosechar sustento para nuestra autoestima y crecer emocionalmente.

Soltar, alejarnos de vínculos que nos han dañado, significa liberarnos, crecer y crear una nueva vida. Una nueva vida que se alza como propia, que crece respirando oxígeno psicológico de una atmósfera fértil para el cambio.

Cubrir de tierra el dolor no es garantía de prosperidad en una relación. Hay veces que a las historias de puntos suspensivos hay que quitarles dos y dejarlas en punto y final. Ese adiós implica desubicarnos durante un período de tiempo indeterminado.

Eso nos puede angustiar, pero la consecuencia inmediata de lograrlo es la reconstrucción de uno mismo y la armonía con nuestro interior. Se trata de ser honestos y exigentes con nuestras compañías emocionales. No siempre es fácil, pero sí necesario.