El porcentaje de personas afectadas por hipotiroidismo en España se acerca al 10%; en concreto, se estima que el 9,1% de la población en nuestro país sufre esta enfermedad, y que entre el 4,3% y el 8,5% tienen hipotiroidismo subclínico (forma leve de hipotiroidismo, generalmente sin síntomas, pero ya perceptible a través de las pruebas de laboratorio). Estos porcentajes significan, entre otras cosas, que la probabilidad de que tu glándula tiroides deje de funcionar correctamente, si no lo está haciendo ya, no es una posibilidad remota, especialmente si eres mujer.
Cada cuatro mujeres con hipotiroidismo se diagnostica a un hombre con esta enfermedad
Según Amil López Viéitez, doctora en Farmacia, nutricionista, creadora de Dieta Coherente y autora del libro Hipotiroidismo, Cómo vencer el cansancio, la dificultad para adelgazar y otros síntomas, "cada cuatro mujeres afectadas por hipotiroidismo se diagnostica a un hombre con la misma patología". Esta mayor incidencia entre la población femenina se debe a que "las mujeres están expuestas a más variaciones hormonales y al estrés a lo largo de la vida", aclara la experta. Además, "es más común a partir de los 40 años y también se da con frecuencia durante el embarazo".
La dieta como parte del tratamiento
A pesar de que el poder de los alimentos para modular el funcionamiento de la tiroides, según López Viéitez, es limitado, "una dieta hormonalmente equilibrada y antiinflamatoria puede ayudar a reducir la inflamación de la glándula tiroides y a regular su función".
Ahora bien, la planificación de estas pautas dietéticas no es algo que pueda hacerse por iniciativa propia ni por los bienintencionados consejos de amigos o familiares. Al menos, así lo considera la doctora en Farmacia, quien sostiene que lo más conveniente es que "un nutricionista con experiencia analice los síntomas de la persona para poder recomendar algún complemento en caso de inflamación (omega-3), disfunción mitocondrial (coenzima q10), permeabilidad intestinal (probióticos, glutamina), anemia ferropénica (hierro), estrés crónico (Rhodiola, ashwagandha, etc)". Y añade: "Es crucial revisar los niveles de nutrientes inmunomoduladores como vitaminas D, B12, Zn y selenio".
Además, "las personas con Hashimoto se benefician de un protocolo autoinmune basado en una alimentación sin lácteos ni gluten aunque no sean celiacos, durante cierto tiempo", señala
Por otro lado, además de la alimentación, "es importante que las personas con hipotiroidismo realicen ejercicio físico regularmente, que incluya fuerza y potencia para activar la masa muscular".
Alimentos para reactivar la tiroides
Vaya por delante que, tal y como señala la especialista, no es buena idea depositar todas nuestras esperanzas en el poder de la alimentación, ya que su papel se circunscribe a que "puede ser una ayuda para complementar el tratamiento con levotiroxina, pautado por un endocrino".
Los alimentos ricos en yodo pueden ayudar, siempre que no sea un hipotiroidismo autoinmune
En cualquier caso, "los alimentos que tienen un mayor efecto son los hipertiroidales, ricos en el aminoácido tirosina, precursor de las hormonas tiroideas que se obtiene de otro aminoácido, la fenilalanina, presente en pescado, carne, almendras, semillas de calabaza y sésamo", resume López.
También puede ser de ayuda la ingesta de alimentos ricos en yodo, "siempre que no sea un hipotiroidismo autoinmune, porque en este caso sería contraproducente", advierte la experta, quien señala como principales fuentes de yodo el pescado, las algas, el marisco y la sal yodada.
Mejor no abusar de las crucíferas
En una dieta, tan importante es lo que se incluye como lo que queda fuera del plan, especialmente cuando está enfocada a un objetivo concreto. De modo que, además de incluir los alimentos mencionados, la nutricionista recomienda consumir con moderación verduras crucíferas (col, coliflor, brócoli, nabo, rábano, coles, kale), ya que "reducen la actividad de la tiroides".
Por otro lado, "es importante recordar que, en el caso de estar tomando L-tiroxina, se debe esperar media hora antes de desayunar", alerta.
Todo el organismo (o casi) se ve afectado
Tanto el origen como los síntomas del hipotiroidismo pueden ser de lo más variado. Entre las causas más comunes, López Viéitez enumera las siguientes:
- Causas genéticas, defecto congénito.
- Carencia crónica de yodo en la dieta.
- Radioterapia contra el cáncer de tiroides.
- Tratamiento del hipertiroidismo con iodo radioactivo.
- Tratamiento con litio u otros fármacos.
- Síndrome de Sheehan, durante el embarazo.
- Infecciones víricas.
- Un ataque del sistema inmunitario contra la glándula tiroides (tiroiditis Hashimoto).
En cuanto a los síntomas que nos advierten de la posibilidad de padecer hipotiroidismo, la experta destaca los diez más comunes:
- Aumento de peso.
- Cansancio e hipersensibilidad.
- Estreñimiento y heces duras.
- Intolerancia al frío.
- Flujo menstrual abundante.
- Expresiones faciales toscas, voz ronca y dicción lenta.
- Párpados caídos, ojos saltones.
- Cabello ralo, áspero y seco.
- Piel áspera, gruesa, seca y escamosa.
- Uñas quebradizas y débiles.
Esta variabilidad tan elevada en cuanto a los síntomas se debe a que "todos los tejidos poseen receptores para las hormonas tiroideas. Por ello, los síntomas de las patologías de la tiroides tienen síntomas tan variados, lo cual, en muchas ocasiones, dificulta el diagnóstico", explica la nutricionista, quien señala los cambios de peso, de estado de ánimo, de energía o del ritmo cardiaco como algunos de los más habituales. También "la calidad del sueño o el estado del cabello y las uñas se ve alterado", apostilla.