Ser sencillo significa un cambio de la cabeza al corazón.
La mente es muy astuta, jamás es sencilla. El corazón nunca es astuto, siempre es
sencillo. Ser sencillo significa un cambio de la cabeza al corazón.
Vivimos a través de la cabeza. Por eso nuestra vida no para de complicarse más y más,
como un rompecabezas: nada parece encajar.
Y cuanto más intentamos ser inteligentes, más
enredados estamos. Esa ha sido nuestra historia: el hombre se ha vuelto más v más loco. Y
ahora toda la Tierra es casi un manicomio. Ha llegado el momento, si la humanidad quiere
sobrevivir, para que suceda un gran cambio: debemos pasar de la cabeza al corazón.
De lo
contrario, la cabeza está lista para suicidarse. Ha creado tanta desdicha y tanto aburrimiento v
tantos problemas, que el suicidio parece la única escapatoria. Toda la Tierra se está
preparando para el suicidio. Va a ser un suicidio global, a menos que suceda un milagro.
Y este va a ser el milagro -si sucede, será este-: un cambio, un cambio grande y radical
en la misma perspectiva: empezaremos a vivir desde el corazón. Nos desprenderemos de todo
el universo de la cabeza y empezaremos de nuevo como niños pequeños.
Vivid desde el corazón. Sentid más, pensad menos, sed más sensibles
Osho
Cada persona debe tener su propio espacio interior, entonces es bueno
encontrarse a veces. Entonces hay gozo en la reunión, anhelo y pasión.
Mi impresión es que siempre es bueno separar el trabajo del amor, siempre. No casan
bien juntos.
Vuestros problemas de trabajo empiezan a afectar a vuestro amor, y vuestros
problemas de amor empiezan a afectar vuestro trabajo; las cosas se multiplican. El amor en sí
mismo es suficiente, es un mundo.
No lo carguéis con nada más; ya es complicado.
Mantenedlos separados y el trabajo os resultará más fácil, vuestra vida amorosa será más
relajada.
Mi impresión es que marido y mujer no deberían estar juntos las veinticuatro horas del
día; eso también es duro sobre los dos. Perdemos interés. Terminamos por dar por sentada a la
mujer y terminamos por dar por sentado al marido. No disponéis de vuestro propio espacio.
No dejáis de superponeros, de atestaros, y tarde o temprano termina en estrés.
Es mejor mantener la privacidad de la persona. Cada persona debe tener su propio
espacio interior, entonces es bueno encontrarse a veces. Entonces hay gozo en la reunión,
anhelo y pasión.
De lo contrario no hay pasión, ni júbilo: estáis juntos durante las veinticuatro
horas. Uno tiende a olvidar a la persona que está demasiado próxima las veinticuatro horas, lo
obvio tiende a ser olvidado. Trabajad por separado y vuestra proximidad crecerá, vuestra
intimidad crecerá.
La primera amistad ha de ser con uno mismo, y en muy contadas ocasiones
encontraréis a una persona que sea amigable hacia sí misma. Somos enemigos para
nosotros mismos, y en vano esperamos poder ser amigos de otros.
Se nos ha enseñado a condenarnos.
El amor a uno mismo se ha considerado como un
pecado. No lo es. Es el cimiento de los demás amores, su misma fundación. Solo a través del
amor a uno mismo resulta posible el amor altruista. Porque el amor a uno mismo ha sido
condenado, todas las demás posibilidades de amor han desaparecido de la Tierra. Ha sido una
estrategia muy astuta para destruir el amor.
Es como si le dijerais a un árbol: «No te nutras a través de la Tierra; eso es un pecado.
No te nutras de la Luna y del Sol y de las estrellas; eso es egoísmo. Sé altruista... sirve a otros
árboles». Parece lógico, y ahí radica el peligro. Parece lógico: si queréis servir a otros,
entonces sacrificaos; el servicio significa sacrificio. Pero si un árbol se sacrifica, morirá, no
será capaz de servir a ningún otro árbol; no será capaz de existir.
Al hombre se le ha enseñado: «No te ames a ti mismo».
Ese casi ha sido el mensaje
universal de las así llamadas religiones organizadas. No de Jesús, pero desde luego del
cristianismo; no de Buda, pero sí del budismo... todas las religiones organizadas han tenido
una enseñanza: condenaos, sois pecadores, no valéis nada.
Y debido a esa condena, el árbol del hombre se ha encogido, ha perdido lustre, ya no
puede regocijarse. La gente se arrastra de algún modo. La gente no tiene raíces en la existencia... está desarraigada. Intenta ser de ayuda a otros sin conseguirlo, porque ni siquiera
ha sido amigable consigo misma.
Osho
Así como viene, se va; no podéis contenerla ni aferraros a ella. No existe modo de
hacerlo.
La brisa llega como un susurro. No hace ruido ni proclamas; llega muy,
silenciosamente, no podéis oírla... de pronto está ahí. Y así es como llega Dios, la verdad, la
felicidad, el amor... todos llegan como un susurro, sin trompetas ni redobles de tambor. De
pronto llegan sin siquiera tener una cita, sin preguntaros si pueden entrar.
De repente están
ahí. Y así es como llega la brisa: hace un momento no está, y al siguiente la tenéis ahí.
Y lo segundo es que así como viene, se va; no podéis contenerla ni aferraros a ella. No
existe modo de hacerlo. Disfrutadla mientras esté ahí, y cuando se vaya, dejadla. Dadle las
gracias por haber aparecido. No sintáis ningún encono ni ninguna queja. Cuando se va, se va;
no se puede hacer nada al respecto.
Pero a todos nos gusta aferrarnos.
Cuando llega el amor somos muy felices, pero
cuando se va, nos sentimos muy dolidos. Eso es ser muy inconscientes, desagradecidos, es no
saber comprender.
Recordad, viene de una manera y ahora se va del mismo modo.
No pidió permiso para
venir... ¿por qué debería preguntar si puede irse? Fue un regalo del más allá... misterioso, y ha
de irse de igual forma misteriosa.
Si uno se toma la vida como una brisa, entonces no se aferra ni se apega a ella, no hay
obsesión, uno simplemente permanece disponible, y cualquier cosa que suceda es buena.
Osho