Algunos de los alimentos de otoño más preciados los encontramos en el bosque, al alcance de nuestras manos. Madroños, rebozuelos, endrinas, castañas...
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ENDRINAS, UNA CARICIA PARA EL SISTEMA DIGESTIVO IRRITADO
Las endrinas sirven para mucho más que para elaborar el licor de pacharán. Son bayas ricas en pectinas y antocianinas antioxidantes con efectos protectores y antiinflamatorios sobre el tubo digestivo. Con ellas se pueden hacer compotas y jaleas. También se toman en decocción (una cucharada de endrinas en una taza de agua).
Utiliza las hojas: preparadas en infusión están indicadas para tratar la diarrea o los síntomas de la menopausia.

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ESCARAMUJOS, LAS BAYAS QUE LIMPIAN VENAS Y ARTERIAS
Son los frutos del rosal silvestre (Rosa canina), que crece en los márgenes de bosques y sotos ribereños. Se pueden tomar crudos o en decocción, jarabe o tintura. Gracias a los flavonoides y ácidos orgánicos evitan la inflamación de las paredes de los vasos sanguíneos y previenen enfermedades vasculares.
Son tan ricos en vitamina C que 10 g bastan para satisfacer la necesidad diaria.

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REBOZUELOS, TODO EL SABOR Y LA SALUD DEL BOSQUE OTOÑAL
Además de la alegría que supone encontrárselos junto a una conífera, un alcornoque o un roble, al llevarlos a la mesa –salteados con ajo y cebolla, por ejemplo– se convierten en una dulce y afrutada fuente de polisacáridos inmunoestimulantes.
Distingue las variedades: el más apreciado es el Cantharellus cibarius, de color casi anaranjado, pero se venden como rebozuelos las variedades pallens (blanquecina) y alborufescens (aún más blanca).

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CASTAÑAS, ENERGÍA DULCE PARA LOS MESES FRÍOS
Para los gallegos y otros pueblos la castaña fue una de sus principales fuentes de energía hasta que los cereales y la carne fueron más accesibles. Hoy las comemos ocasionalmenente y asadas, pero hay otras formas muy ricas de consumirlas.
Pruébalas así: frescas (se escaldan unos minutos para que el almidón resulte más digestivo); confitadas en almíbar (marron glacé); pilongas (peladas y secadas con humo), en guisos, en forma de harina…

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MADROÑOS, UNA FRUTA DE TODA LA VIDA POR DESCUBRIR
Son tan delicados que no se han prestado para su cultivo y comercialización masivos, por eso los disfrutamos sobre todo en las salidas al campo. No solo son dulces y jugosos, sino que contienen sustancias –isoquercitina, taninos…– muy beneficiosas para el corazón (reducen el riesgo de infarto, según la Universidad de Pisa, en Italia).

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PIÑONES, PÍLDORAS DE VITAMINAS Y MINERALES
Encerrados en la apretada coraza de las piñas (de Pinus pinea), cuando estas se secan o se queman y se extraen se convierten en un alimento apreciado ¡y caro! Destacan por su contenido en hierro (3 mg en 30 g) y en vitaminas del grupo B, lo que los hace adecuados para prevenir la anemia.
Muy proteínicos: contienen un 24% de proteína, una cantidad superior a otros frutos secos (un 15% en las nueces) útil en las etapas de crecimiento.
Cuerpomente
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