1. Cambia tu sal refinada por sal marina fina. Si usamos la gruesa, puede que nos pasemos de la cantidad adecuada que necesitamos. Es más fácil regular la cantidad con sal marina fina.

2. Sustituye la mantequilla o margarina por aceite de oliva de primera presión en frío. También puedes comprar tahini o mantequilla de cacahuete, de almendras o de avellanas.

3. Sustituye cualquier azúcar o edulcorante por miel, sirope o melaza (de arroz, mijo, quinoa, cebada, maíz?)

4. Si consumes mermelada, cámbiala a una sin azúcar (ni sorbitol, sacarina, maltodextrina...). Puedes encontrar mermeladas totalmente naturales, sin azúcar. La fruta ya es muy dulce, no hace falta más.

5. Sustituye todos los condimentos comerciales que tengas (aderezos, salsas, aliños, salsa de soja comercial...) por aquellos que puedas hacer tú misma.

6. Sustituye la pasta y el arroz blanco por pasta y arroz integrales.

7. Si consumes leche, cámbiala por leche de cereales: arroz, mijo, quinoa, avena, kamut, espelta, almendras, avellana? Evita la leche de soja, cuesta de digerir.

8. Cambia los snacks salados por frutos secos tostados y semillas (girasol, sésamo y calabaza).

9. El pan blanco, la bollería, la pastelería y las galletas con azúcar los cambiaremos por galletas sin azúcar, panes elaborados a partir de levadura madre o pan alemán.

10. Sustituye las bebidas gaseosas azucaradas por zumos de frutas naturales sin azúcar añadido.

11. Cambia el café comercial por infusiones variadas (tomillo, romero, rooibos, menta, té verde, té rojo, té blanco, manzanilla, anís...) o por café de cereales.

¿Hay muchas cosas a cambiar? Montse Bradford nos cuenta que, si es así, esto demuestra que quizás hasta ahora no te alimentabas con los productos más adecuados para ti.
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