La alimentación juega un papel fundamental. Por eso, se recomienda un correcto plan de alimentación para personas con enfermedades autoinmunes.
Este plan, conocido como “protocolo autoinmune”, ayudará a aliviar las molestias. Además, como es perfectamente saludable, es recomendable para cualquier persona.
Te lo contamos a continuación
Las enfermedades autoinmunes
El sistema inmunitario nos protege de enfermedades e infecciones. Sin embargo, algunas veces puede atacar las células sanas del organismo. En estos casos, hablamos de las denominadas enfermedades autoinmunes, en las que es el propio sistema inmunitario el que actúa como agresor.
Por desgracia, se desconocen las causas de estas enfermedades. Sin embargo, parece que tienden a ser hereditarias y que en ellas juega un papel importante la permeabilidad intestinal.
El intestino es, por naturaleza, semipermeable, permitiendo la absorción de nutrientes y bloqueando la de elementos dañinos para el organismo. Sin embargo, cuando esta permeabilidad se ve alterada por diversas razones, el sistema inmunitario puede alterarse también. En ese caso, podría dar lugar a inflamaciones y enfermedades autoinmunes.
En líneas generales, estas enfermedades pueden ser crónicas o remitir y aparecer con síntomas más o menos agudos durante periodos de tiempo. Es decir, no siguen un patrón determinado, y depende de la persona.
Por otra parte, lo mismo ocurre con los síntomas, que son muy variados. Desde fiebre o jaqueca a fatiga y cansancio… Sin embargo, sí que existe uno típico y característico, la inflamación.
Por eso, debido a la variedad de enfermedades, causas, cursos y síntomas, el tratamiento dependerá de cada persona y de la enfermedad autoinmune diagnosticada.
Se conocen más de 80 de estas enfermedades. Algunas de las más conocidas son:
- Enfermedad celíaca
- Artritis reumatoide
- Esclerosis múltiple
- Hepatisis autoinmune
- Tiroiditis de Hashimoto
- Síndrome de Guillain-Barré
- Jaquecas
Diagnóstico
Diagnosticar una enfermedad autoinmune no es fácil. Se trata de un proceso largo y, muchas veces, realmente estresante. Debido a que la mayoría de los síntomas son comunes a diversas enfermedades autoinmunes y a otros problemas de salud general, los especialistas suelen tardar bastante en ser capaces de diagnosticarlas.
En el caso de la celiaquía, por ejemplo, incluso el propio paciente puede confudir los síntomas con cierta intolerancia a determinados alimentos. No obstante, no se trata de una intolerancia: la celiaquía es una enfermedad crónica.
Por otra parte, puesto que pueden deberse a numerosas causas y las enfermedades que se engloban son muchísimas y diferentes, es incluso difícil establecer a qué especialista acudir. ¿Gastroenterólogo? ¿Dermatólogo? ¿Endocrinólogo? Haz una lista de tus síntomas, te ayudará a poder determinarlo.
Además, tan variadas como los síntomas y las enfermedades son las pruebas médicas para su diagnóstico. Por eso, podemos encontrar análisis de sangre, pruebas de anticuerpos, etc.
En este punto, es importante destacar que el paciente no debe rendirse si este es un proceso lento y estresante. En efecto, llegar a un diagnóstico no es fácil, ni siquiera para el especialista de la salud. No obstante, recuerda que si tienes síntomas, debes conocer las causas que los provocan para poder tener una mejor calidad de vida.
El protocolo autoinmune
El “protocolo autoinmune” es un conjunto de pautas alimentarias para personas con enfermedades autoinmunes. No obstante, debido a que consiste en una alimentación saludable, es apto para todos.
De hecho, comparte muchos de los principios de la paleodieta, aunque con variaciones. Por eso, desaconseja alimentos como:
- Cereales
- Legumbres
- Productos lácteos
- Azúcares añadidos
Además, también elimina otros alimentos que pueden inflamar el aparato digestivo. Estos alimentos potencialmente irritantes son:
- Huevos
- Frutos secos
- Endulzantes artificiales
- Bebidas alcohólicas
- Algunas especias
- Café
- Cacao
Sin embargo, estos alimentos solo se eliminan al principio. Es decir, a medida que avanzamos con el protocolo, mejorará el síndrome de permeabilidad intestinal. Así, poco a poco, se volverán a incluir.
Además, de esta forma, podremos observar las reacciones que provoca cada uno.
Alimentos “prohibidos”
En líneas generales, los alimentos no recomendados son aquellos que consideramos poco saludables. En otras palabras, nos referimos principalmente a los alimentos procesados, altos en calorías o de poco valor nutricional.
Aunque son frecuentes en la dieta, su consumo suele ser muy perjudicial en estos casos, sobre todo porque inciden en el aumento de la inflamación. Por esa razón, entre los “prohibidos”, encontramos:
- Snacks y procesados industriales. Es decir, se desaconsejan las grasas trans.
- Cárnicos como embutidos, carne picada o fiambres. Por otra parte, es mejor consumir carnes procedentes de animales que pastan en libertad.
- Pescados como el atún o el salmón, que contienen muchos metales pesados. Además, en relación al pescado, es mejor el consumo de pescados salvajes y no de aquellos procedentes de piscifactorías.
- Fritos. En efecto, pueden irritar el aparato digestivo. Por eso, es mejor añadir los aceites en crudo.
- Conservantes y colorantes. Mira bien las etiquetas pues estos añadidos pueden alterar el aparato digestivo.
- Gluten. Nos vemos en la obligación de volver a mencionarlo. El gluten parece ser capaz de afectar e inflamar algunas zonas cerebrales. En este sentido, se asocia a diversos trastornos autoinmunes.
Alimentos recomendados
En general, los alimentos recomendados son aquellos ricos en hidratos de carbono. Ahora bien, no deben contener gluten, el cual puede irritar bastante según indicamos.
En este sentido, productos recomendados serían las patatas, la yuca, los boniatos, etc. No sólo se trata de alimentos fáciles de digerir, además no es difícil incorporarlos en las comidas. En efecto, son muy versátiles y podemos añadirlos en sopas, crema, ensaladas, etc.
Por otra parte, se recomiendan también los alimentos ricos en grasas saludables. En especial, las Omega 3 y Omega 6 de estos alimentos son esenciales para la salud. Además, actúan como potentes antiinflamatorios. En este sentido, se recomienda su consumo a personas con enfermedades autoinmunes.
Entre estos alimentos podemos citar el aguacate, el pescado azul, las semillas y los aceites vegetales.
No obstante, en relación a los aceites, debemos insistir en que deben añadirse en crudo a las comidas. Los fritos y los aceites cocinados no son tan saludables y no se contemplan en el protocolo autoinmune.
Otros alimentos y hábitos que te pueden ayudar
Existen otros alimentos y/o ingredientes que parecen ayudar a las personas con enfermedades autoinmunes.
Entre ellos, podemos destacar:
- El azafrán. Es un inmunomodulador usado para tratar algunas enfermedades autoinmunes.
- La canela. Uno de sus componentes, el benzoato de sodio, parece ser eficaz en el tratamiento de la esclerosis múltiple.
- El té verde. Conocido por sus múltiples propiedades, ayuda a regular la función inmune. Por eso, se recomienda a personas con estas enfermedades.
Como puede comprobarse, se trata de productos que ayudan a equilibrar la flora intestinal y la función inmune. De este modo, la permeabilidad mejorará, el sistema inmune funcionará mejor y, por tanto, ayudarán a aliviar los síntomas.
Malos hábitos
Finalmente, debemos señalar algunos malos hábitos que podrían aumentar las probabilidades de desarrollar enfermedades autoinmunes. Se trata de malas prácticas que, en general, afectan nuestra salud y su equilibrio. Por ello, se consideran factores que potencialmente podrían contribuir a la aparición de estas enfermedades.
Entre ellos, destacamos:
- Tabaco
- Falta de ejercicio físico. El ejercicio físico es clave para el buen funcionamiento de nuestro organismo y del sistema inmunitario.
- Mala alimentación. Como hemos visto anteriormente, una mala alimentación puede contribuir a la permeabilidad intestinal.
- Obesidad
- Estrés. Especialmente el crónico, supone un desequilibrio emocional pero también fisiológico. En este sentido, puede ser un factor desencadenante de enfermedades autoinmunes.
- Consumo de alcohol
- Falta de vitamina D. Se trata de una vitamina esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario.