¿Sabes quién gana al final?

¿Sabes quién gana al final?
Durante muchos años se pensó que la depresión era un problema meramente psicológico. Ahora sabemos que no es así. De hecho, nuestra dieta cotidiana puede agravar los síntomas o, al contrario, atenuarlos. Aunque un control de la alimentación no es suficiente para combatir la depresión, una alimentación balanceada puede ayudar como coadyuvante en el tratamiento de la depresión. ¿Sabes cuales son los alimentos más indicados para combatir la depresión? Te lo explicamos.
Nuestro cerebro depende del suministro de glucosa para funcionar, por lo que no es extraño que la cantidad de azúcar que consumimos guarde relación con las conductas agresivas, la ansiedad y la depresión. De hecho, se ha descubierto que las personas que sufren depresión son particularmente vulnerables a las oscilaciones del nivel de glucosa en sangre.
Cuando comemos alimentos que contienen demasiada azúcar o carbohidratos simples se produce casi inmediatamente un pico de glucosa. Para equilibrar esa cantidad excesiva de glucosa, nuestro cuerpo desata una respuesta hormonal dirigida a disminuir los niveles de glucosa en sangre. Como resultado, cuando baja el pico de glucosa podemos experimentar síntomas como la fatiga, irritabilidad, confusión mental, problemas de concentración y de memoria, tristeza y desaliento.
En segundo lugar, el consumo excesivo de azúcar genera una serie de reacciones químicas en nuestro cuerpo que promueven los procesos inflamatorios. A largo plazo, la inflamación crónica termina afectando el funcionamiento del cerebro e incluso puede generar enfermedades neurodegenerativas. Un estudio realizado en la Universidad de Toronto analizó los cerebros de 20 personas diagnosticadas con depresión mayor y 20 personas sanas. Los resultados no solo mostraron que la inflamación cerebral en las personas con depresión era un 30% mayor, sino que también se apreció que la inflamación era más grande cuanto más severo era el cuadro depresivo.
Estos estudios nos demuestran cuán importante es balancear el nivel de glucosa en sangre, sobre todo si ya padeces depresión. No obstante, solo podemos lograrlo si seguimos una dieta equilibrada, en la que algunos alimentos están prácticamente prohibidos.
Varios estudios han desvelado que los alimentos ricos en azúcar refinada y carbohidratos simples, como la bollería industrial, la pasta, el arroz blanco y las sodas, aumentan el riesgo de sufrir depresión. En este sentido, una investigación realizada en la Escuela de Medicina de Harvard le dio seguimiento a más de 43.000 mujeres durante un periodo de 12 años. Al cabo de ese tiempo los investigadores concluyeron que quienes mantenían una dieta rica en carne roja y alimentos confeccionados con granos refinados, tenían más probabilidades de ser diagnosticadas con una depresión mayor. De hecho, el riesgo podía aumentar hasta un 41% más.
Sin embargo, para prevenir y superar la depresión no solo debemos evitar los alimentos con azúcar refinada y carbohidratos simples. En los últimos años también se está mirando con lupa el gluten, que se suele encontrar en el trigo, el centeno, la cebada y la avena. Se debe aclarar que los resultados aún no son concluyentes, pero un pequeño estudio realizado por investigadores de la Monash University, en 22 personas a lo largo de 3 días, desveló que el 90% de quienes habían mantenido una dieta rica en gluten reportaban un aumento de los síntomas depresivos. ¿Por qué?
Una hipótesis explicativa apunta al hecho de que el exceso de gluten hace que disminuyan los niveles de serotonina, lo cual puede conducir a la depresión. Otra hipótesis indica que el gluten puede afectar la microbiota intestinal, causando cambios en el estado de ánimo que pueden provocar la depresión.
También se conoce que algunos aditivos alimentarios actúan sobre nuestro estado de ánimo y podrían contribuir a la aparición de problemas como la depresión. Uno de los aditivos más controvertidos es el aspartamo, un edulcorante no calórico que se usa en muchas bebidas, sobre todo en las versiones ‘light’.
En este sentido, un estudio realizado recientemente en la Universidad de Dakota del Norte desveló que el consumo de aspartamo puede generar síntomas neurobiológicos. Estos investigadores hicieron que algunas personas mantuvieran durante 8 días una dieta rica en productos con aspartamo, mientras que otros consumieron alimentos similares pero sin este aditivo. Así pudieron apreciar que quienes habían consumido aspartamo reportaron la aparición de síntomas depresivos y dolor de cabeza.
MARISOL GONZALEZ
La Organización Mundial de la Salud asegura que el consumo de bebidas alcohólicas en reuniones sociales es muy frecuente en muchos lugares del mundo. Este hábito trae consecuencias negativas para salud por sus propiedades tóxicas y la dependencia que produce. ¿Realmente sabes cómo afecta la ingesta de alcohol en el cuerpo?
El consumo de alcohol, es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. De hecho, cada año se producen 3,3 millones de muertes en el mundo debido a su consumo nocivo lo que viene a representar el 5,9% de todas las defunciones.
África López Illescas , médico del Consejo Superior de Deportes en la Agencia Española de Prevención de Salud en el Deporte y profesora de la facultad de Medicina de la Universidad Alfonso X el Sabio de Madrid, profundiza aún más sobre el efecto del alcohol en el cuerpo. Lo hace en su colaboración quincenal con “El Bisturí”.
Según la doctora, el alcohol afecta a nuestro cuerpo produciendo una gran agresión a la fisiología, al sistema metabólico y a los órganos y, en concreto, a uno muy importante: el cerebro.
El alcohol afecta a los hábitos de humor porque nos sentimos contentos pero los procesos de pensamiento y juicio se van alterando produciendo una pérdida progresiva de memoria y de otras capacidades mentales.
López Illescas detalla que el etanol “es una droga que afecta a nuestro cerebro de forma activa con un número elevado de efectos sobre nuestro organismo”, además de crear dependencia.
La experta apunta que cuando el alcohol llega a la sangre, -que dependiendo de la persona suele tardar entre 30-90 minutos después de ser ingerido-, se produce una disminución importante de azúcares en ella, provocando una sensación de debilidad, agotamiento, mareos…
La acción del alcohol “inhibe también una hormona muy importante, la vasopresina”, subraya la doctora. Sin esta función, el riñón falla y empieza a eliminar más agua incluso de la que ingiere y provoca que el organismo busque agua en otras estructuras.
La facultativa señala que una zona a la que más recurre el organismo es a la meninges, situadas en la cabeza y de ahí se explica el intenso dolor cuando están deshidratadas.
“Desgraciadamente sí”, contesta África López de manera rotunda.
Es lo que se denomina intoxicación etílica y “aunque de forma habitual no se sabe” puede darse en personas que no han bebido mucho porque cada uno tiene unas condiciones individuales.
Según la profesora, el alcohol produce un efecto bifásico en el cuerpo:
Son muchos los estudios y expertos que insisten en los grandes beneficios que aporta la ingesta de una copa de vino al día, pero África advierte: “Aún no está muy claro porque para unas personas el consumo moderado es beneficioso pero para otras no”.
Es cierto que se recomienda una copa al día durante alguna comida porque así se retrasa la absorción de etanol y disminuye el nivel de alcoholemia alcanzado. Esta copa es rica en flavonoides, lo que tiene “un efecto vasodilatador sobre las arterias”.
Además también funciona como antioxidante. Estos efectos del vino podrían tener en algunas personas efecto preventivos de carácter cardíaco.
Por supuesto, el vino no es “nada recomendable en niños y adolescentes así como en adultos diabéticos, con enfermedades hepáticas, con cardiopatías, en personas que toman medicación y embarazadas”.