La cara yang es entre redonda y cuadrada, con una mandíbula ancha
que le da apariencia de fuerza. Entre la frente y la mandíbula es más
equilibrada que la cara yin. En los casos extremos, la mandíbula puede
parecer más ancha que la parte superior de la cabeza.
La persona de cara yang tiene la boca ancha; cuando el tipo yang está
sano, los labios son carnosos y rojos. La nariz es ancha, con ventanillas
abocinadas. Los ojos tienden a ser entre medianos y pequeños, enmarcados
por unas cejas muy pobladas que generalmente se unen sobre el
puente de la nariz. La frente puede ser desde normal a estrecha. La cara
yang tiende a ser roja; ocasionalmente aparecen venas en la superficie de
la piel alrededor de los ojos o de la nariz.
Entre las caras yang más conocidas están las del ex presidente de Estados
Unidos Ronald Reagan (cara yang cuadrada), el ex presidente soviético
Mijail Gorbachov (cara yang redonda), el canciller alemán Helmut
Kohl (redonda también), el tenor Luciano Pavarotti (gran cabeza
redonda y mandíbula ancha) y la soprano Beverly Sills (cabeza redonda
también).
Las personas yang gozan de un excelente apetito, acompañado de una
excelente digestión, de lo cual suelen abusar. Comen grandes cantidades
de alimentos, son efusivas en sus elogios de la comida y sobre el o la cocinero/
a, y encienden su puro cuando la comida ha terminado. Son aventureros
del comer: experimentan movidos por la única razón de tener una
nueva experiencia. Disfrutan particularmente de los platos condimentados
y suculentos. Las personas yang aman la comida, pero no suelen convertirse
en gastrónomas. No lo necesitan; les gusta todo lo que comen.
A la persona yang también le gusta la cerveza y los licores fuertes.
La persona yang suele tener la voz fuerte; de hecho, muchos hombres
yang poseen un auténtico vozarrón.
Su cuerpo es fuerte, con frecuencia musculoso, pero tiende al sobrepeso.
Irónicamente, el gran apetito de las personas yang no las atrae hacia las drogas;
les gusta saborear sus excesos, y la drogas tienden a embotar el gusto.
Las personas yang son demostrativas en el amor.
Sus emociones son
fuertes, y también su impulso sexual. No tienen problemas para manifestar
sus sentimientos, sean de amor o de rabia, y si se irritan lo suficiente
pueden llegar a ser violentas.
La persona yang concilia el sueño con facilidad, duerme profundamente
y sigue los ciclos de la naturaleza. Antes de medianoche les entra
sueño, y se despierta naturalmente con la salida del Sol. Empieza a trabajar
temprano y conserva la vitalidad durante todo el día.
Una persona yang puede convertirse con gran facilidad en adicta al
trabajo, centrándose exclusivamente en su objetivo y dejando de lado
toda distracción; entre estas distracciones muchas veces están la familia,
los amigos, y su propia salud, lo que las hace propensas a crisis nerviosas.
¿CÓMO SE PUEDE LEER EL CUERPO? •
El tipo yang disfruta con el trabajo físico, los deportes, y es amante
del aire libre. Le gusta el desafío que supone el aire libre, y ama la naturaleza.
Prefiere las temperaturas frescas a las cálidas.
Es posible que las personas yang no siempre tengan gran sensibilidad. A
muchas personas, sobre todo a las yin, les parecen francamente insensibles.
Los tipos yang tienden a ir directamente al tema evitando la diplomacia, a
no ser que ésta les convenga. Pueden ser bruscos e imperiosos, e incluso
brutales. Deben evitar convertirse en matones. Su fuerza les da la impresión
de que pueden obligar a los acontecimientos y personas a conformarse
a su voluntad. Esto los hace propensos a ser excesivamente manipuladores,
y puede llevarlos al poder en política, lo que normalmente tiene por
consecuencia su propia destrucción en algún momento del proceso.
A las personas yang les aconsejo que eviten la arrogancia, la agresividad
excesiva y la ira.
Debido a su amor por los alimentos grasos, las bebidas alcohólicas y
el tabaco, las personas yang son más propensas a las enfermedades cardiacas,
la hipertensión y las enfermedades del colon, sobre todo el cáncer
de colon. He aquí un ejemplo de cómo una fuerza puede transformarse
en una debilidad. Los tipos yang tienen una digestión fuerte
natural, pero debido a esa fuerza tienden a abusar de sí mismos en la
comida y la bebida, produciéndose trastornos digestivos. Si vivieran con
moderación, condición obligada para aquellos que por naturaleza son
menos fuertes, no estarían tentados a comer y beber tan abusivamente.
El tipo yang necesita pasatiempos reposados, música suave y muchas
plantas para generar oxígeno en la casa.
La jardinería, la oración y la meditación
pueden ofrecerle un maravilloso equilibrio a su agresividad natural.
Las personas yang necesitan apreciar las cosas yin de la vida: la amabilidad
y el cariño de la familia, el reposo que ofrece la naturaleza y la
paz de la oración. Han de reconocer sus limitaciones, cosa nada fácil para
este tipo de personas, para no quemarse.
La cara y el carácter yin La forma de la cara yin suele semejar una lágrima invertida, ancha en la zona de la frente y estrecha en la barbilla. La frente es alta y ancha. La persona yin tiene ojos grandes y cejas redondeadas que suelen arquearse hacia arriba por encima de la nariz y bajar hacia los extremos de la cara. Las cejas suelen estar bastante separadas. La cara yin suele ser estrecha. Estrechos son también el puente y las ventanillas de la nariz. La cara yin tiene la piel pálida; los pómulos no son muy pronunciados ni desarrollados. Los escritores Tom Wolfe y Joyce Carol Oates, el presidente austríaco Kurt Waldheim y el personaje de historieta Olive Oyl tienen todos variaciones de cara yin. La boca de una cara yin es moderadamente ancha, de labios más bien pálidos debido a la falta de circulación. En general, las personas yin tienen mala circulación sanguínea, lo cual les hace tener el cuerpo más frío; en consecuencia, no les gusta el tiempo frío y tienen propensión a permanecer dentro de casa. Detestan el trabajo físico duro.
El cuerpo yin es delgado y a veces frágil. Una persona yin raramente es obesa. Las personas yin suelen tener poco apetito, pero su actitud ante la comida suele inclinarse hacia uno de dos extremos: o bien se convierten en apasionados gastrónomos, conocedores de alimentos y vinos, o bien son indiferentes, considerando el alimento desde el punto de vista puramente utilitario. El tipo yin rara vez se encuentra en el medio. Sea cual sea el extremo que sigan, las personas yin por norma prefieren los alimentos dulces y más ligeros. En general tienen una digestión débil y suelen sufrir de diarreas. La persona yin tiene una disposición refinada, una voz suave y un comportamiento por lo general amable. Los tipos yin son muy sensibles, sobre todo ante sus propias emociones.
Aunque suelen ser personas muy emotivas, tienen cierta dificultad para expresar sus sentimientos. Tienden a quedarse atrapadas en su pasado, sobre todo en los acontecimientos dolorosos. Las personas yin son dadas a la melancolía y la depresión; consideran el mundo un lugar de lucha y dolor, y a veces dudan de que estas cosas tengan mucho sentido. Pueden ser tímidas y, ocasionalmente, encerrarse en sí mismas. Tienden a ser introvertidas. Deben evitar la mentalidad de víctima, que puede ser un obstáculo en el camino hacia el éxito. Los tipos yin son muy intelectuales, ven la vida a través de la mente; con frecuencia son inteligentes y cultos. Dado que su sensibilidad está a flor de piel, a veces la vida les parece excesivamente dura y abrumadora, debido a lo cual muchos se refugian en su intelecto para enfrentar el sufrimiento diario. En esas ocasiones, el tipo yin puede parecer tan intelectual como sí estuviera retirado de gran parte de la experiencia humana. Las personas de constitución yin suelen poseer una intuición muy sensible. Si logran trascender sus propios centros
¿CÓMO SE PUEDE LEER EL CUERPO? • convertirse en verdaderos radares capaces de detectar los estados de ánimo, actitudes y pensamientos de otras personas. Las personas yin tienden a orientarse hacia la espiritualidad. Se sienten atraídas por los estudios religiosos, filosóficos y místicos. Su intuición y sensibilidad las lleva a investigar sueños, visiones y temas psicológicos y espirituales más profundos. Si consiguen permanecer conectadas con la realidad, pueden ser unas orientadoras psicológicas extraordinarias. Su aguda sensibilidad e intuición se revela muchas veces en talentos artísticos muy refinados.
Los tipos yin suelen ser escritores, pintores y músicos. Poseen la capacidad de expresar los aspectos más sutiles de la experiencia humana. Disfrutan quedándose hasta tarde por la noche. Son bebedores de café y vino, y disfrutan sobre todo con las tertulias nocturnas. Sus horarios generalmente violan los horarios de la naturaleza; se acuestan tarde y continúan despiertas hasta entrada la madrugada. En consecuencia tienen dificultades para salir de la cama por la mañana. También tienen el sueño ligero y suelen necesitar un tiempo para quedarse dormidos.
A veces se ven personas que tienen una cara estrecha yin y un cuerpo fuerte y atlético. Esta combinación de cabeza yin y cuerpo yang indica la presencia de dos extremos en la misma persona, lo cual puede presentarle algunas contradicciones difíciles de resolver. Estas personas se encuentran atraídas a formas más bien yin, como un interés apasionado por la comida, preferir las horas tardías y llevar un estilo de vida pasivo, pero también hacia formas más bien yang, como la participación en deportes, mucho contacto físico y un estilo de vida activo. Estas personas han de esforzarse mucho para conseguir el equilibrio. Si no reconocen esa necesidad y no toman las medidas necesarias, van a sufrir problemas de salud.
Las personas de constitución yin deben cuidar celosamente su salud. Para empezar, suelen tener una constitución frágil, y su amor por los alimentos suculentos, dulces, vino y estimulantes puede acarrearles una diversidad de trastornos digestivos y enfermedades del bazo, sistema linfático y riñones. Deben evitar también una especie de arrogancia yin: la sensación de fría superioridad, ya que podrían caer en una actitud de desprecio por los demás, desde el punto de vista intelectual o cultural. Es fácil que sean consideradas esnobs. Para mantener la salud y el equilibrio, la persona yin necesita ejercicios y una dieta equilibrada (véase el capítulo 9, «Programa para una salud mejor»). Caminar, correr, practicar deportes (por ejemplo tenis, baloncesto, frontón) con regularidad, son ejercicios excelentes. Además, deberá mantenerse en contacto con la naturaleza y experimentar continuamente los elementos: el frío, la lluvia, el sol y la tierra. Ha de cultivar la tolerancia y la resistencia, y ha de sentir y fortalecer su cuerpo para equilibrar su inclinación natural a morar exclusivamente en su mente.
"CÓMO LEER EL CUERPO" de Ohashi Wataru
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