Los baños de sonido han venido a constituirse en una de las modas más recientes en cuanto a técnicas de relajación. No obstante, esta es una práctica milenaria que formaba parte de ritos funerarios.
Se presume que proviene del lejano Oriente, aunque su origen exacto no se ha podido precisar. Se tiene noticia de su práctica en China e India, así como en Egipto y Grecia.
Asociando los principios de la meditación y la musicoterapia, incluso la aromaterapia, con los baños de sonido se busca brindar una experiencia de bienestar. En tal sentido, se le atribuyen diversos beneficios, como disminuir el estrés, mejorar el ánimo y aumentar la productividad.
En este yoga auditivo, como también se le llama, se utilizan algunos instrumentos (cuencos y gongs) que producen sonidos muy sutiles. Son los que propician la experiencia de relajación de manera natural.
¿Qué son y cómo funcionan los baños de sonido?
Los baños de sonido son una técnica o terapia de relajación con la que se busca crear un estado de armonía y paz en la persona, mediante diversos instrumentos. Su sonoridad ayudaría a eliminar disonancias en los campos de energía, según se afirma.
En los baños de sonido se pueden utilizar cuencos de cristal (de cuarzo), cuenco tibetano (también llamado bol o tazón tibetano), campanas, gongs, cascabeles, diapasones, pequeños tambores y la voz humana.
Particularmente, las campanas y gongs, así como los cuencos, están hechos con una aleación de siete metales: oro, plata, hierro, cobre, estaño, plomo y mercurio. Tales instrumentos se golpean levemente, se frotan o rozan con pequeños mazos, produciendo vibraciones profundas y resonantes.
Durante la meditación, el sonido baña a la persona, ayudando a alcanzar estados de armonía y conciencia, produciendo la relajación. Obviamente, las melodías que se usan en esta terapia de relajación no son como la música de la radio, con la que bailamos o escuchamos al practicar deportes.
Además de la frecuencia de onda, en los baños de sonido se considera fundamental el volumen. En este orden de ideas, vienen a constituir la antítesis de la agitación y el bullicio.
Y es que en los baños de sonido, cualquiera de los instrumentos utilizados alcanza unos pocos decibelios. Apenas 20 en algunos casos. Esto es nada si se toma en cuenta que, al hablar, la voz humana llega a 60.
¿Cuál es el objetivo de los baños de sonido?
El uso de la música para relajar y curar es de antigua data. Desde los aborígenes australianos y los monjes del Tíbet, hasta la antigua Grecia, donde Aristóteles afirmaba que el sonido de la flauta aliviaba el alma de tristezas.
Luego, entre los siglos XIX y XX comenzó a investigarse más formalmente la influencia de ciertas frecuencias de onda sobre el organismo, hasta desembocar en lo que hoy día conocemos como musicoterapia.
Se ha podido conocer que ciertos sonidos incrementan los niveles de conciencia y nos llevan a experimentar una mejor conexión con nosotros mismos y con lo que nos rodea. Incluso se afirma que la música estimula la actividad neuronal y la capacidad cognitiva, ayudando a reducir el dolor y hasta calmar la ansiedad en pacientes con alzhéimer.
En cuanto a los baños de sonido, en los mismos se aplican los principios de la musicoterapia, pero además se combinan con la meditación para propiciar sensaciones placenteras o relajantes. Se considera que los sonidos producidos por los instrumentos mencionados ralentizan la actividad del cerebro, estimulando las ondas alfa, relacionadas con los estados de calma y descanso.
¿Cómo se practican los baños de sonido?
En los baños de sonido la persona simplemente tiene que dejarse llevar, relajarse y disfrutar. El practicante de la terapia facilita el resto de la experiencia. A menudo intervienen también otras personas, con cánticos, mantras o tañendo los instrumentos.
En primer lugar se recomienda usar ropa ligera y cómoda. Para empezar, la persona debe recostarse sobre una esterilla, colchoneta o camilla, asumiendo la posición que se conoce como savasana en el yoga.
Los minutos iniciales son para trabajar la técnica de respiración, siguiendo las pautas del instructor. Luego comienza la fase de relajación y concentración.
Aunque lo fundamental es enfocarse en el sonido, durante la terapia también se pueden utilizar elementos aromáticos, tales como inciensos. Esto varía de un establecimiento a otro.
El estado meditativo se alcanza de manera natural, gracias a las vibraciones y resonancias. Algunas personas pueden llegar a dormirse, aunque por lo general se logra una relajación sin perder consciencia.
La experiencia puede tomar entre treinta minutos y una hora. Es oportuno acotar que esta no es una terapia física ni un masaje, por lo que no involucra ninguna clase de contacto.
Posibles beneficios de los baños de sonido
El principal beneficio de los baños de sonido es inducir la relajación. Así, por un rato dejamos de estar alertas y descansamos, nos alejamos de preocupaciones y de todo aquello que nos afecta.
Y aun cuando no es propiamente una meditación, alcanzamos un estado similar, por lo que son beneficiosos para aquellas personas a las que les cuesta relajarse. Nos hacen disfrutar una sensación de bienestar, calmamos las emociones, nos sentimos equilibrados, optimistas y de mejor ánimo.
Por otra parte, quienes realizan baños de sonido aseguran que los mismos mejoran el sistema inmunitario, nervioso y circulatorio, así como podrían ayudar con diversos problemas de salud: la fibromialgia o la presión arterial alta.
No obstante, en algunos de sus supuestos beneficios no hay un respaldo o base científica. Así que solo enfatizamos aquellos que han sido comprobados y son los siguientes:
- Según un estudio de 2016, la tensión y los pensamientos negativos disminuyeron después de someterse a baños de sonido. En esta misma investigación los pacientes afirmaron que, de acuerdo con una escala de dolor, este era menos alto luego de dicha terapia.
- En otra investigación de 2018, en los pacientes que escucharon sonidos de cuencos tibetanos antes de una cirugía se encontró que mejoraron la frecuencia cardíaca y otros signos que denotan ansiedad.
- Una revisión de 2020 concluyó que con los baños de sonido hay mejoras en cuanto a angustia, tensión, ira y estado de confusión.
- En un estudio piloto de 2016, que involucró pacientes con cáncer metastásico, se encontró que los cuencos tibetanos ayudaron a disminuir la ansiedad, la excitación y el estrés.
- Por último, en un estudio clínico se observó reducción de la frecuencia cardíaca, así como del tono simpático general y aumento del tono parasimpático.
Una terapia natural para considerar
Los beneficios de los baños de sonido son similares a los de la meditación tradicional, tanto para quienes lo hacen frecuentemente como para los que no pueden concentrarse ni relajarse.
En general, esta es una terapia sencilla. Solo se necesita ropa cómoda, una esterilla y un gong o un cuenco (además de alguien que los toque). Y todo lo que hay que hacer es escuchar y relajarse.
Los baños de sonido son apropiados para cualquier persona, casi sin excepción. No hay contraindicaciones. Se recomienda, por otra parte, practicarlos una o dos veces por semana en un horario en que podamos olvidarnos del exterior.
Hay lugares que prestan tales servicios. Sin embargo, en la actualidad también se puede practicar desde el hogar, a través de algunas plataformas. Eso sí, se requiere de un sitio apartado y silencioso.
Ahora bien, no obstante todas sus ventajas para tranquilizarnos, no deben considerarse sustituto de ningún tratamiento en los casos de pacientes que se encuentran bajo medicación o asistiendo a terapia.
Objetivo Binestar