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La Estevia y sus beneficios a través de la historia
Beneficios en la prehistoria
Es consumida por los indígenas guaranís del Paraguay desde hace más de 400 años, quienes la utilizan como edulcorante y medicamento. El kaá heé es una planta pequeña, perteneciente a la familia de las compuestas, es una verdadera maravilla de la naturaleza, por su sabor dulce, dulzura que se debe a los glucósidos presentes en sus hojas que incluyen 10% de Steviósido, cuyo poder edulcorante en estado puro y cristalino es 250 a 300 veces mayor que el azúcar de caña.
No existe en el mundo otro edulcorante de origen natural con estas particularidades, además tiene cero calorías. Estevia salud para los diabéticos.
Investigaciones a nivel mundial
Existen desde su origen, varios trabajos de investigación a nivel mundial sobre la las bondades de la planta, entre los cuales se pueden mencionar La tesis doctoral del Dr. Carlos A. Oviedo Idoyoga «Efecto del Kaá Heê en la Glicemia», donde demostró su poder como Hipoglucemiante.
El Hecho de ser la Stevia un edulcorante de origen vegetal sin calorías, sin efectos secundarios ha puesto al Kaá Heê como sustituto de los edulcorantes sintéticos elaborados por las grandes empresas que fabrican fármacos.
Beneficios hasta la era moderna
En 1887 se inició una de las primeras investigaciones sobre la Stevia, presentada por el naturalista suizo, el Dr. Moisés Bertoni, con muestras de la planta de Stevia, presentadas al investigador por los indígenas guaraní de la región de Caaguazú y Monday de la República del Paraguay. En 1899 El Dr. Bertoni describe la planta como Eupatorium.
En 1900 el químico paraguayo, el Dr. Ovidio Rabaudi, efectúa una de las primeras investigaciones sobre stevia salud y sus componentes dulces de la Kaá Heé, los resultados fueron publicados en la revista de química y farmacia de la ciudad de Buenos Aires.
Fue Rebaudi el primero en estudiar las sustancias edulcorantes de la planta de Stevia, aunque erróneamente la clasifico como Glicirricina. En ese orden de ideas, Bertoni en 1904 confirma que la planta corresponde botánicamente al género Stevia. En 1905 se registra la planta con el nombre científico de Stevia rebaudiana Bertoni, nombre que aparece registrado internacionales.
En 1963, Ruddat, Lang y Mosetting, a través de investigaciones descubrieron que el steviol realiza funciones similares a la Giberelina A3. En 1966, en investigación hecha por científicos de la Facultad de Medicina de la UNA, el profesor Ovidio Miguel comunica que la Stevia puede ser utilizada como medicamento para tratar la diabetes.
Cómo detectar un déficit de vitaminas.
Si te levantas extrañamente cansada, y no estás viviendo una época más estresante de lo normal ni nada en tu rutina ha cambiado puede ser que tu cuerpo te esté mandando una señal de aviso.
Y así con muchos otros fenómenos. Aunque una buena y variada alimentación suele cubrir de sobra tus necesidades nutricionales, hay veces que, por cualquier motivo, puede no estar siendo así. Una de esas carencias puede ser un déficit de vitaminas.
¿Qué son las vitaminas?
Las vitaminas, son nutrientes que nuestro cuerpo necesita para realizar bien sus funciones. Su nombre parece sugerir que son sustancias ricas en nitrógeno, y así era en el siglo XIX cuando se descubrieron las primeras. Hoy, sin embargo, se conoce que necesitamos unas 13 vitaminas diferentes, y su composición no tiene por qué contener nitrógeno; es el caso, por ejemplo, de la vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, o E300 si usamos el código de aditivo alimentario.
¿Qué tienen en común las distintas vitaminas?
Son nutrientes “de soporte”, es decir, son lo que un andamio a la construcción de una casa: sustancias necesarias para que una determinada función sea posible, pero que no son parte estructural de dicha función.
Es esta función auxiliar la que también explica que cuando vemos para que sirve una vitamina nos encontremos con un listado de variopintas funciones. Siguiendo con la vitamina C: es un potente antioxidante, mejora la elasticidad y textura de la piel, disminuye la presencia de coágulos venosos, mejora la lubricación y movilidad articular, acelera la curación de daños a consecuencia de heridas y quemaduras, e incluso facilita la absorción de otras vitaminas.
Con tan amplio número de funciones, una deficiencia de esta vitamina debería ir precedida por síntomas tan imprecisos como notar una cierta rigidez articular, una pérdida de luminosidad del rostro, tener una piel más fláccida o con más arrugas. En casos de deficiencia grave podríamos presentar sangrado crónico de encías y sufrir una enfermedad conocida como escorbuto. Y así con las otras 12 vitaminas.
Sin embargo, no somos profesionales médicos, por lo que es inviable manejar un listado de síntomas porque sería de lo más extenso y farragoso, es decir, inútil para nuestro día a día. Por eso, lo mejor es quedarnos con unos pocos síntomas de alerta que cuando veamos que aparezcan, poder consultar a un profesional.
Síntomas a los que estar alerta
El cansancio con somnolencia del que hablábamos al principio es uno de ellos. Suele ir asociado con la ya mentada vitamina C, pero también podría deberse a carencias del complejo B, que es una familia de 8 vitaminas que tienen en común su participación en los procesos metabólicos. Tiene sentido, si lo que comemos no es metabolizado por nuestro cuerpo, nos notaremos más cansadas por falta de energía, aunque en teoría sí estemos cumpliendo nuestras necesidades calóricas.
Defícit de vitamina B8
Muy frecuente de ver en mujeres, es una pérdida inusitada del cabello. Si, además las uñas se vuelven quebradizas y la piel parece reseca a pesar de que te hidratas correctamente.
Déficit de vitamina A
Siempre estás enferma. Parece que bacterias y virus tienen predilección por infectarte o que tu sistema inmunológico está de vacaciones. Quizá todo se deba a una carencia de vitamina A. Si, además de catarros persistentes notas que te cuesta ver de noche, las papeletas para presentar esta deficiencia se aumentan.
Déficit de vitaminas C y K
Si te cortas y no dejas de sangrar, además de que las heridas tardan en cicatrizar o las cicatrices son muy persistentes, podrías padecer una carencia de vitaminas C y K. Ambas, y especialmente la segunda, están implicadas en los procesos de coagulación, por lo que su deficiencia va asociada con esta problemática.
Vitaminas D y E
Prestando atención a estos síntomas te aseguras comprobar si tienes un buen aporte vitamínico con la excepción de dos de ellas, la vitamina D y la vitamina E.
Esto se debe a que las deficiencias de estas dos vitaminas son muy raras o difíciles de detectar. Por ejemplo, la vitamina D la puede sintetizar nuestro cuerpo cuando nos exponemos al sol, por lo que basta con vivir en España y salir a la calle a menudo para tener los niveles necesarios. Su deficiencia se acusa en sufrir problemas óseos, lo que no es fácilmente perceptible hasta que la carencia es grave.
Por otro lado, las personas que tienen riesgos de carencias de vitamina E suelen sufrir enfermedades gastrointestinales o metabólicas que requieren de vigilancia médica, mientras que en la población estándar no es nada frecuente.
Para evitar un déficit de vitaminas es fundamental llevar una alimentación variada, equilibrada y saludable. Si tu relación con la comida no es la deseada y te gustaría aprender a comer de forma saludable, en Lev te ayudaremos con una reeducación alimentaría, diseñando un plan de alimentación personalizado para que consigas un estado de salud óptimo y puedas mantenerlo a largo plazo.
Consejos para acelerar el metabolismo
Alimentación para acelerar el metabolismo
Come con la cabeza, practicando la alimentación consciente.
No sigas nunca una dieta de menos de 1.200 kcal diarias.
Evita la sensación de hambre anticipándote a ella: sigue un horario de comidas regular, comiendo cada 3 o 4 horas, en lugar de hacer abundantes comilonas espaciadas en el tiempo.
Toma un vaso de agua tibia con zumo limón en ayunas.
Dedica una parte de tu tiempo a preparar un buen desayuno, que incluya alimentos proteicos.
Entre horas consume alimentos ricos en proteínas y fibra, como por ejemplo un yogur desnatado sin azúcar y una pieza de fruta.
Cena temprano (3 horas antes de acostarte) y en la segunda cena toma un vaso de leche desnatada o un yogur desnatado sin azúcar.
Consume alimentos ricos en inulina (fibra de origen vegetal que reduce la sensación de apetito): alcachofas, espárragos, ajo, cebolla, puerro.
Da prioridad a los alimentos integrales en lugar de refinados y azúcares para evitar los picos de azúcar en sangre, que te abren el apetito.
Aumenta ligeramente el consumo de alimentos ricos en proteínas de origen animal: carne magra, pescado, clara de huevo y lácteos desnatados.
Incluye en tu alimentación algas y marisco, ricos en yodo, para estimular ligeramente tu actividad tiroidea.
Controla el consumo de alimentos grasos, ya que durante su digestión se gastan pocas calorías.
Sigue una dieta depurativa durante unos días para limpiar tu hígado.
Utiliza condimentos picantes (pimienta molida, cayena, nuez moscada, jengibre…) y canela en tus comidas.
Bebe suficiente agua, ya que un cuerpo deshidratado reduce el metabolismo.
Toma café para desayunar o infusiones de té verde a lo largo del día.
Toma suplementos de vitaminas del grupo B, cromo y zinc. Actividad física para acelerar el metabolismo
Aumenta tu nivel de actividad física diaria
Al levantarte, realiza 5 minutos de ejercicio físico intenso como correr, saltar o hacer steps.
Realiza entre 40 y 50 minutos de ejercicios cardiovasculares, pero en sesiones de 10-15 minutos descansando entre medio.
Haz ejercicios de musculación, ya que cuanta más masa muscular tengas, más alto será tu metabolismo.
Incluye un ejercicio de alta intensidad al finalizar, para que tu organismo continúe quemando calorías un buen rato después de haber acabado.
Cuanto más ejercicio haces, menos calorías gastas (es lo que se conoce como eficacia deportiva). Para evitarlo, modifica tus entrenamientos diariamente, incluyendo cambios de ritmo, velocidad, peso, etc.
Buenos hábitos para acelerar el metabolismo
Duerme suficientes horas y descansa, ya que si no tendrás más hambre y tu metabolismo se volverá más lento.
Ríe todo lo que puedas, ya que la risa quema calorías y un estado de ánimo positivo te ayuda a no cometer excesos.
Evita el estrés practicando ejercicios de relajación.
No abuses de la calefacción, ya que con el frío tu cuerpo tiene que activar el metabolismo para mantener la temperatura corporal.
En resumen
No ingieras exactamente las mismas calorías diarias ni realices el mismo nivel de actividad física, así tu organismo no se acostumbrará y tu metabolismo no se estancará. Puedes relajarte comiendo un día por semana (sin pasarte) y luego compensarlo con un par de días menos calóricos. En el gimnasio, alterna días de musculación con días de ejercicios más cardiovasculares.