El poder de la mente sobre nuestro sistema inmune
¿Cual es el poder de la mente sobre nuestro sistema inmune? Todos hemos escuchado acerca del poder de la mente, que cualquier idea o pensamiento genera un efecto sobre nuestro organismo, algo así como un virus que entra en nuestro cuerpo físico a través de los pensamientos.
El poder del pensamiento sobre nuestra salud es un tema que la ciencia ha comprobado recientemente. Me refiero específicamente a las emociones, que son en realidad una consecuencia directa de los pensamientos, por lo que existe una conexión directa entre el poder de la mente y el comportamiento de nuestro sistema inmune.
El poder de la mente sobre nuestro sistema inmune
El cuerpo humano es una red interconectada de diferentes sistemas de información y energía. Hoy sabemos que las emociones juegan un papel muy importante, por lo tanto, un pensamiento positivo tiene la capacidad de fortalecer nuestro sistema inmunitario mientras que uno negativo lo puede debilitar y volvernos vulnerables ante las enfermedades.
Un pensamiento genera emoción y la emoción acciona el sistema bioquímico del cuerpo
Esta interacción origina sustancias diversas como neurotransmisores y hormonas que son esparcidas en todas las células de nuestro organismo, sobre todo en el sistema inmunitario. Aunque no nos demos cuenta de ello de forma consciente, las ideas pueden ser tan nocivas para la salud como los virus.
Entonces, más que una consecuencia genética, las enfermedad es una desarmonía entre cuerpo, mente y espíritu, ya que los tres componen un solo sistema que reacciona a nivel celular de acuerdo a los estímulos externos del ambiente donde nos desarrollamos.
Desde los tiempos de Platón, ya existía en la terminología filosófica el término que describe la “habilidad de saber vivir en bienestar, el estado de felicidad del alma que produce la unidad mente-cuerpo-espíritu” y a ese estado los filósofos lo denominaron Eudaimonía”, mientras que la felicidad que se experimenta por un evento externo, como comprar una casa, se llama “felicidad Hedonista”
Steven Cole, Profesor de la UCLA, en sus investigaciones acerca de la relación mente-cuerpo, afirma que existe una relación entre la felicidad eudaimónica y un mejor funcionamiento del sistema inmune, concluyendo que la mente y el sistema inmune están íntimamente conectados.
Hoy se sabe que las neuronas son capaces de producir hormonas y el equilibrio entre mente, cuerpo y espíritu representa el equilibrio entre el intelecto y la emocionalidad. Este equilibrio es lo que nos da el estado de salud. Cuando estamos completamente sanos no sentimos nuestro cuerpo, actuamos solamente con nuestros sentimientos e intelecto.
Tendencias básicas del ser humano
Como seres humanos nacemos con cuatro tendencias básicas fundamentales:
- La primera es la tendencia a “vivir y perdurar”. Somos la unión armónica y permanente que fluye entre el corazón y la mente. Nacemos con el ímpetu de vivir !
- La segunda tendencia básica es el desarrollo de nuestras potencialidades: la personalidad consciente, las emociones que expresamos como sentimientos y el reconocimiento de nuestro cuerpo como estructura física donde cohabitan nuestras potencialidades.
- La tercera tendencia es la de socializar: la necesidad de exteriorizar, de relacionarnos con semejantes.
- La última y más importante es la trascendencia espiritual: la expansión completa del alma hacia la espiritualidad.
Es en este transitar de experiencias, donde vamos creando un patrón, un esquema de pensamientos y emociones como reacción a las experiencias que nos presenta la vida, y todo se reduce a la forma en la que permitimos que ese patrón moldee nuestro estado de ánimo permanente.
Un estado de ánimo donde predominan las emociones negativas como la tristeza, la rabia, frustración, culpa etc, crean un patrón que disminuye nuestro sistema inmune, lo que nos debe alertar para decidir tomar conciencia y hacernos responsables de lo que ocurre dentro de nuestra mente.
Si bien es cierto que un emoción negativa fugaz o un pensamiento aislado no pueden afectar nuestro sistema inmune, lo cierto es que cuando se instalan creando un patrón y forman hábitos de conducta si pueden transformar y debilitarnos ante las enfermedades.
Todo lo contrario ocurre cuando nuestro estado de ánimo predomina la felicidad, esto producen cambios en nuestros mecanismos biológicos aumentando la capacidad del sistema inmune.
Reconocer las señales que emite el cuerpo
Las enfermedades funcionales y las estructurales son llamadas de atención muy importantes para detenernos a pensar en nosotros mismos y sentir nuestro cuerpo.
Saber reconocer las señales que el cuerpo emite ante los pensamientos y emociones, es aprender a conectarnos con nuestra alma. El alma está tanto en el corazón como en la mente y se desarrolla con cada uno de los fracasos y obstáculos que tenemos en nuestras vidas.
El desarrollo de nuestra alma es el estado de conciencia y si aprendemos a superar cada situación se produce un cambio del estado del alma a través de un nivel superior de pensamiento.
Este pensamiento de frustración, preocupación o de odio puede ser la semilla de una enfermedad.
P. Hall asegura que la mayoría de las enfermedades tienen un “simbolismo psíquico” y la mente actúa como un regulador metabólico de todos los procesos químicos dentro del organismo.
La mente tiene la capacidad compensar desequilibrios con su acción intencional. La manera como empleamos nuestra mente y nos relacionamos con el mundo puede enfermarnos o sanarnos.
La disciplina mental es capaz de afectar la función de nuestro ADN.
Steven Cole explica que una de las funciones de nuestro sistema inmune es luchar contra los agentes infecciosos para mantener en equilibrio el sistema. Pero cuando este trabajo es excesivo, el sistema inmune se sobreexcita produciendo las inflamaciones.
Esto puede ocurrir como respuesta ante un exceso real de agentes tóxicos, pero también puede ocurrir simplemente por el estrés, que hace que nuestro sistema inmune se mantenga combatiendo enemigos invisibles por largo tiempo. La inflamación causa dolor, daños en los tejidos, y otras consecuencias como las enfermedades neurodegenerativas.
El estar sometidos a un estado permanente de stress reduce nuestro nivel de felicidad eudaimónica y esto acorta la longitud de los “telómeros” que es la longitud de los extremos de los cromosomas que protegen el ADN y esto acelera el proceso de envejecimiento.
Tenemos el libre albedrío para cambiar o modular aquellas zonas de nuestra personalidad que causan conflictos, y una vez que descubrimos esa capacidad podemos potenciar los poderes de sanación a través del pensamiento.
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Por: Lully – Reencontrate.guru