La tiroides es una glándula pequeña que interviene en las funciones de varios sistemas importantes de nuestro cuerpo. Se trata de un órgano endocrino que, al producir hormonas, participa en el metabolismo, el ritmo cardíaco, el estado de ánimo y otros procesos vitales que determinan la salud.
Se encuentra ubicada justo encima de la clavícula, en la parte frontal del cuello. Su actividad diaria influye en la calidad de vida en general. Por esa razón, cuando tu salud tiroidea no es la mejor hay que controlarla a tiempo. Identificando qué factores alteran sus funciones se pueden minimizar sus efectos.
En el siguiente espacio queremos revelar 7 cosas que, sin que te des cuenta, pueden deteriorar tu salud tiroidea.
1. Estilo de vida sedentario
Mantener un estilo de vida sedentario es uno de los posibles desencadenantes de enfermedades tiroideas como el hipotiroidismo. Estudios demuestran que hay una relación directa entre sobrepeso y tiroides.
La inactividad impacta de forma negativa la salud física y emocional, generando una reducción en la producción de la hormona tiroidea.
Como consecuencia se ralentizan las funciones del metabolismo y, a su vez, aumenta la tendencia a sufrir de sobrepeso, obesidad y diabetes.
Entre otras cosas, este mal hábito influye en síntomas como:
- Sensación de fatiga
- Dolores musculares y articulares
- Debilidad del cabello y las uñas
- Acumulación de colesterol
- Presión arterial alta
2. Alimentación baja en yodo
La poca absorción de yodo a través de la alimentación puede influir en la poca producción de hormonas tiroideas, es decir, hipotiroidismo.
Nuestro organismo requiere este nutriente para regular la actividad de la glándula tiroides y, debido a esto, es fundamental garantizar su ingesta en cantidades adecuadas.
Algunos de los alimentos que lo contienen de forma natural son:
- Sal marina
- Sal del Himalaya
- Arándanos
- Rábanos
- Frijoles
- Vegetales marinos
- Chocolate
- Yogur natural
- Guisantes
3. Consumo de cigarrillos
La adicción al tabaco no solo acarrea efectos nocivos sobre la salud pulmonar.
Las toxinas que contiene el cigarrillo consiguen viajar a través del torrente sanguíneo y, además de generar daños en los tejidos y células, interfiere con la salud de la glándula tiroidea.
El tabaco reduce los niveles de la hormona estimulante de la tiroides (TSH), generando dificultades metabólicas, problemas visuales y riesgos cardiovasculares.
4. Dieta rica en gluten
El gluten es una proteína que puede causar graves complicaciones digestivas en aquellas personas que sufren enfermedad celiaca o intolerancia.
Esta sustancia está relacionada con los problemas en el funcionamiento de la tiroides, dado que provoca reacciones inflamatorias y metabólicas al ser detectada por el sistema inmunitario del cuerpo.
El doctor Sategna Guidetti condujo una las muchas investigaciones que se han realizado para conocer la relación entre el gluten y las enfermedades de tiroides. En sus estudios Guidetti encontró que la mayoría de las personas que eliminaban el gluten de su dieta normalizaban el hipotiroidismo subclínico.
Una alimentación libre de fuentes de gluten, incluso en aquellos que no son intolerantes, garantiza un mejor funcionamiento de la glándula y menos riesgo de afecciones asociadas.
5. Consumo excesivo de soja y derivados
Si bien en varias oportunidades hemos conocido los múltiples beneficios de la soja, es primordial saber que su ingesta excesiva puede causar complicaciones en la actividad de la glándula tiroides.
Esto se debe a que sus compuestos inhiben la absorción de la hormona tiroidea, sobre todo en los pacientes que tienen principios de enfermedad o riesgo.
De hecho, por seguridad, las personas diagnosticadas con este tipo de afecciones deben eliminar este alimento y sus derivados de la dieta.
6. Ingesta de bebidas alcohólicas
Las personas que acostumbran a ingerir bebidas alcohólicas de forma excesiva tienen altas probabilidades de sufrir, a mediano y largo plazo, alguna complicación en la función de su glándula tiroides.
Si bien los órganos excretores ayudan a filtrar y metabolizar estas bebidas, muchas de sus toxinas consiguen viajar a través de la sangre, llegando a interferir en la segregación de sus hormonas.
El endocrinólogo Kent Holtorf asegura que los estudos demuestran que el consumo excesivo de alcohol bloquea la liberación de la hormona THS, y el efecto dura hasta varios días después de dejar de tomar bebidas alcohólicas.
7. Estrés no controlado
Aunque no somos conscientes de ello, el sistema endocrino es sensible a los cambios en el estado de ánimo y, por lo tanto, cuando hay un mal manejo del estrés es común que se altere la producción de hormonas tiroideas.
Cuando estos desequilibrios hormonales no se controlan, el estrés se convierte en desencadenante de dolencias físicas.
Como ves, muchos factores tienen que ver con las dificultades en el funcionamiento de la glándula tiroides. Si identificas uno o varios, procura tomar medidas al respecto para evitar que te generen complicaciones en la salud. Si sospechas de alguna enfermedad relacionada, consulta al médico para recibir un diagnóstico oportuno.
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