10 mayo 2022

Grasas y alimentación: 12 mitos y verdades sobre las grasas


Dra. Magda Carlas

Nutricionista. Autora de Quítate un peso de encima


Empieza a haber tanta aversión a las grasas que la simple mención de la palabra genera cierto rechazo.

La preocupación por el sobrepeso y los michelines ha convertido a la grasa en todo un enemigo. Y no solo la grasa corporal sino también toda la que aporta la dieta en general. Sin embargo, ambos tipos de grasa son necesarios para el cuerpo y la salud.

12 MITOS SOBRE LAS GRASAS Y LA ALIMENTACIÓN

Es necesario saber que las mujeres desarrollan más tejido adiposo que los hombres y que con la edad tiende a aumentar. Además, la dieta incide sobre la cantidad de tejido graso pero no es el único factor que lo determina.

El problema es que a menudo está más presente en la dieta de lo que debería. Nunca hay que cometer excesos, y menos con las grasas, sustancias muy calóricas y cuya digestión suele ser más compleja que la de hidratos de carbono y proteínas.

La clave radica en tomar las dosis necesarias, no en eliminarla. Para ello una buena ayuda puede ser aclarar y desmitificar afirmaciones inexactas o falsas .

1. ¿CUÁNTA GRASA DEBEMOS TOMAR?

Mito: Cuanta menos grasa en la dieta, mejor. No es exactamente así. Un 30-35% de la energía que proporciona la dieta debe proceder de la grasa. En ningún caso una dieta con 0% de grasa es conveniente.

La grasa corporal nos da una forma más o menos estética pero también protege las vísceras, nos aísla del exterior, mantiene nuestra temperatura corporal y, lo más importante, constituye una verdadera reserva de energía, vitaminas y hormonas.

Por otra parte, la grasa alimentaria es también un nutriente necesario e imprescindible. Una dieta equilibrada debe estar compuesta de tal manera que el 55-60% de su energía proceda de los hidratos de carbono, el 30-35%, de las grasas y el 10-15%, de las proteínas.

Así que una dieta sana ha de tener grasa y es importante que la tenga por muchos motivos. Uno de ellos es que las grasas hacen posible la absorción de sustancias tan importantes como las vitaminas A, D, E y K.

Otra es que hay ácidos grasos, un componente de las grasas, que resultan esenciales, es decir que deben ser aportados por la dieta puesto que nuestro organismo es incapaz de sintetizarlos. Dichos ácidos grasos, como el linolénico o el linoleico ejercen acciones vitales.

Sin olvidar que las grasas forman parte de nuestras estructuras corporales, como por ejemplo de la membrana de las células. En síntesis, la grasa es un nutriente necesario y con funciones específicas.

Por lo tanto, hay que tener grasa en el cuerpo. Otra cosa es que su distribución sea de nuestro agrado...

l contrario, un déficit de grasa provocaría, por ejemplo, una carencia seria de vitamina A. Esta vitamina está presente en las grasas animales, los lácteos y los huevos e interviene en funciones tan importantes como el mantenimiento de los epitelios, la vista o el sistema inmunitario.

Es cierto que también puede obtenerse de los vegetales en forma de provitamina A pero se aconseja que en una cantidad prudencial del aporte sea en forma de vitamina A.

Otro problema de un déficit absoluto de grasa sería que algunas hormonas no podrían sintetizarse. O que el cuerpo tendría problemas para sintetizar sales biliares... En suma, que quede claro que una dieta sin grasa no es una dieta sana.

Ni siquiera cuando se quiere perder peso hay que suprimir por completo la grasa, sólo hay que disminuirla. Las típicas dietas en que se suprime el aceite, todo es desnatado y sin grasa alguna, no resultan aconsejables. No, al menos, de forma continuada.


¿QUIÉN DEBE TOMAR MENOS GRASAS?

En las siguientes circunstancias, ser muy prudentes con las grasas es una obligación:

  • Obesidad y sobrepeso.
  • Colesterol elevado.
  • Exceso de triglicéridos en la sangre.
  • Problemas de vesícula biliar o de hígado.
  • Enfermedades cardiovasculares.
  • Problemas de aterosclerosis.
  • Hipertensión.
  • Diabetes.
  • Problemas circulatorios.
  • Problemas digestivos de diversa índole.

2. LÁCTEOS DESNATADOS O ENTEROS: ¿CUÁLES SON LOS MEJORES?

Mito: Es mejor un lácteo desnatado porque no tiene grasa. Es una de las afirmaciones que pronuncian las personas que suelen comer lácteos. Un lácteo desnatado, efectivamente, no tiene grasa. Pero esto no quiere decir que desde todos los puntos de vista sea mejor que un lácteo entero.

Recordemos que la grasa de la leche aporta vitaminas como la A, la D, la E o la K. Por lo tanto, no se puede afirmar tan tranquilamente que un lácteo desnatado sea mejor.

Es cierto que la leche desnatada resulta más ligera pero, si no está enriquecida con cantidades de vitamina A o D, es menos nutritiva que la entera.

Otra cuestión importante es que la dosis de calcio que aporta la leche es la misma sea desnatada o no.

En cualquier caso, la conveniencia de beber una u otra dependerá de la persona de la que se trate. Y si se considera más adecuada la desnatada, será aconsejable que esté enriquecida con las vitaminas anteriormente citadas.

3. ¿LOS ALIMENTOS SIN GRASA SON LIGHT?

Mito: los alimentos sin grasa no engordan. Bajo esta premisa se venden muchos productos con etiqueta de "ligeros" cuando en realidad se trata simplemente de productos con poca grasa.

Un ejemplo: mucha gente piensa que cualquier yogur desnatado aporta 0 calorías porque no tiene grasa, aunque lleve frutas o muesli o lo que sea... Falso.

En el mercado hay galletas sin grasa pero que aportan 350-450 calorías / 100 g, por lo que están muy lejos de ser galletas light. Ocurre lo mismo con algunos snacks y quesos cremosos: tienen menos grasa o casi no tienen pero siguen aportando una cantidad considerable de calorías.

En definitiva, hay que saber que alimento sin grasa no equivale a alimento sin calorías.

Por otra parte, a menudo la grasa no se ve tan fácilmente. Hay algunos platos y alimentos que tienen más grasa de la aparente a simple vista: sopas de sobre, precocinados, postres lácteos, helados cremosos, pasteles, aperitivos, quesos frescos cremosos, yogures enriquecidos, panes de molde, biscotes...

4. ¿DEBEMOS EVITAR LOS FRITOS AL COMPLETO?

Mito: Es preferible no comer fritos. Esta es otra afirmación gratuita pero muy extendida. Es cierto que freír es un sistema de cocción mucho más energético que hervir o asar, pero esto no quiere decir que deba estar prohibido o que resulte nocivo.

Sí es importante que se haga con la grasa adecuada y que el frito esté bien hecho: con aceite de oliva, sin dejar que se queme y sin mezclar aceites. Siguiendo estos consejos, un frito puede incluirse dentro de una dieta saludable.

Eso sí, sabiendo que aporta mucha energía y que por lo tanto se ha de ser más moderado en la cantidad, y siendo consciente también de que resultará menos digestivo que un hervido.

Además, no hay que olvidar que el frito conserva más las vitaminas que el hervido y que, además, resulta mucho más sabroso.


5. ¿QUÉ QUESOS SON LOS MENOS GRASOS?

Mito: los quesos secos son menos grasos. Hay cierta tendencia a identificar todo lo que es "seco" con "poca grasa". Así pues, a menudo pensamos que una galleta "seca" es poco grasa, o que un queso muy seco tiene poca grasa.

Sin embargo, un queso seco lo que tiene, como la mayoría de alimentos «secos», es poca agua, con lo cual su cantidad de grasa y nutrientes suele ser elevada.

Así pues, un queso seco aporta más grasa y más energía -aunque también más calcio y proteínas- que uno más tierno y, por supuesto, más que uno fresco.

En el terreno de los quesos, en general cuanto más seco, más graso. Aunque esto no quiere decir que un queso fresco no tenga nada de grasa.

Por ello hay que tener siempre en cuenta la cantidad de grasa por extracto seco del queso: este parámetro mide la grasa independientemente del grado de humedad.

En general, se puede decir que los quesos frescos son menos grasos que los secos pero con variantes dentro de cada tipo de queso. Lo que sí conviene tener claro es que un queso "seco" no equivale a queso "sin grasa".

6. ¿CUÁNTAS GRASA POLIINSATURADAS SE DEBEN TOMAR?

Mito: Hay que ingerir el máximo posible de grasa poliinsaturada. Esta es otra idea que también se debe matizar. Los expertos aconsejan que, del 30-35% de la energía diaria que procede de las grasas, un 10% proceda de las saturadas, otro 10% de las poliinsaturadas y el resto de las monoinsaturadas, es decir, del aceite de oliva.

En algunos tratados incluso se aconseja que las monoinsaturadas constituyan un 12-15% o más. Por tanto, tampoco sería bueno pensar que hay que "hincharse" de aceite de maíz o de girasol, o que haya que tomar pastillas de aceite de pescado de forma ilimitada.

Un exceso de grasa poliinsaturada (presente sobre todo en los aceites de semillas) también podría tener consecuencias poco positivas. Atención, pues, a los suplementos automedicados y a la exageración.

No hay que olvidar que las grasas poliinsaturadas son mucho más sensibles a la oxidación y esto puede su poner mayor predisposición a sufrir algunas enfermedades.

Se ha visto que es importante cierto equilibrio entre todos los tipos de grasa pero no un predominio absoluto de las poliinsaturadas.

LOS ÁCIDOS GRASOS DE LOS ACEITES

  • Oliva virgen: 73% monoinsaturados; 8,3% poliinsaturados; 13,3% monoinsaturados
  • Girasol: 64,5% monoinsaturados; 23,5% poliinsaturados; 12% monoinsaturados
  • Colza (o canola): 59% monoinsaturados; 29,5% poliinsaturados; 7% monoinsaturados
  • Cacahuete: 57,5% monoinsaturados; 26% poliinsaturados; 16,5% monoinsaturados
  • Sésamo: 40% monoinsaturados; 42% poliinsaturados; 12% monoinsaturados
  • Maíz: 24% monoinsaturados; 59% poliinsaturados; 13% monoinsaturados
  • Soja: 23% monoinsaturados; 61% poliinsaturados; 16% monoinsaturados
  • Cártamo: 12% monoinsaturados; 75% poliinsaturados; 9% monoinsaturados
  • Palma: 37% monoinsaturados; 9,5% poliinsaturados; 49,5% monoinsaturados
  • Coco: 6% monoinsaturados; 2% poliinsaturados; 86,5% monoinsaturados

7. ¿TODA GRASA VEGETAL ES BUENA?

Mito: La grasa vegetal resulta inofensiva. La grasa vegetal, como otros elementos del mundo vegetal, no siempre resulta inofensiva. Existe una idea generalizada de que todo lo que sea vegetal es perfecto por oposición a lo de procedencia animal, que lleva toxinas. Y la verdad es que no siempre es así.

En el terreno de las grasas vegetales, hay algunas que aportan ácidos grasos como el palmítico, el láurico o el mirístico, que no son en absoluto inofensivos y que para la salud podrían resultar tan problemáticos como las grasas saturadas de origen animal.

Dichos ácidos grasos justamente son abundantes en la grasa de coco y de palma. Esto tiene su importancia pues mucha grasa de este tipo se emplea de manera profusa para la elaboración de galletas, bollería, helados y muchos tipos de productos farináceos.

Es más, son grasas que además no resultan fácilmente localizables porque normalmente se incluyen dentro de la denominación de "grasas vegetales". Si miramos la lista de ingredientes de las galletas convencionales o de cualquier producto de bollería veremos que raramente se especifica de qué grasas vegetales se trata en concreto.

En resumen, hay que saber que no todas las grasas vegetales son perfectas y hay que tener en cuenta de qué grasa específica se está hablando.

El problema no es que las grasas saturadas resulten nocivas en sí mismas y se hayan de erradicar sino que en nuestra dieta suelen presentarse en exceso.

8. ¿QUÉ SIGNIFICAN LAS GRASAS SATURADAS?

Mito: La grasa saturada resulta muy nociva. Las grasas saturadas son aquellas que en su composición química no tienen dobles enlaces. Eso hace que tengan unas funciones y efectos concretos en el organismo.

Este tipo de grasa abunda sobre todo en los alimentos de origen animal (fundamentalmente carne y productos lácteos), si bien hay algunas de origen vegetal.

De todos modos, el problema no es que este tipo de grasa sea nocivo en sí mismo sino que en la dieta suele estar presente en exceso. Y se ha comprobado que un exceso de grasa saturada favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares pues aumenta la posibilidad de que se produzca aterosclerosis y eleva los índices de colesterol sanguíneos, entre otras cosas.

A menudo se come demasiada carne, embutidos, productos de bollería... todos estos productos son ricos en grasas saturadas. Como siempre, no se trata de eliminarlos radicalmente de la dieta sino de regular las cantidades que se comen y aumentar el consumo de fibra soluble.



9. ¿EL ACEITE CRUDO ENGORDA?

Mito: Se puede tomar tanto aceite en crudo como se quiera. En general se tiende a pensar que, cuando no se someten a un proceso de cocción, todos los aceites son inocuos e incluso "ligeros", especialmente el aceite de oliva virgen.

Sí es cierto que con la cocción, sobre todo a altas temperaturas, puede alterarse la composición del aceite y resultar perjudicial para la salud, sobre todo los aceites de semillas, pues son muy sensibles a las temperaturas elevadas. Pero esto no quiere decir que "en crudo" puedan tomarse en dosis libres ni que resulten inofensivos.

El aceite virgen de oliva es una grasa muy saludable. Pero debe tomarse en cantidades moderadas y no someterse a temperaturas extremas.

Todo el mundo sabe que el aceite de oliva es un alimento beneficioso y una de las causas por las que la dieta mediterránea es tan sana. El aceite de oliva virgen, el más apreciado y el que tiene más cualidades, no se somete a ningún proceso químico ni térmico.

Este aceite posee una dosis máxima de grasas monoinsaturadas, óptimas para el sistema cardiovascular, vitamina E, fitoesteroles y otras sustancias con efectos positivos.

Se le atribuyen acciones tan útiles como la prevención y mejora de la hipertensión, la diabetes y la hipercolesterolemia; estimulación de la vesícula biliar, de las funciones hepáticas, del buen funcionamiento digestivo. Incluso una influencia clara en los procesos de antioxidación y contribución a evitar el envejecimiento y algunas enfermedades degenerativas. En suma, sus beneficios son múltiples.

Sin embargo, un aceite aporta, aunque sea en crudo, una energía considerable. Una dosis de 100 cc de aceite, sea del tipo de aceite que sea, aporta unas 900 calorías. Por lo tanto, se trata de un alimento francamente energético.

Al contrario de lo que a veces se cree, todos los aceites aportan una energía similar. Y lo más importante, tomarlos "al natural" no los convierte en ligeros ni en alimentos que puedan ingerirse a voluntad.

10. ¿QUÉ ES MEJOR PARA LA SALUD LA MANTEQUILLA O LA MARGARINA?

Mito: La margarina perjudica menos que la mantequilla. Es cierto que en principio las margarinas se elaboran con grasas sobre todo poliinsaturadas, de aceites vegetales e incluso de aceites de pescado, ambos básicamente poliinsaturados.

El problema es que estos aceites a temperatura ambiente son líquidos y que para que adquieran una consistencia más sólida y rígida, así como para evitar que se enrancien, tienen que someterse a un proceso industrial de hidrogenación parcial o total.

Este proceso conlleva entre otras consecuencias que se produzcan los perniciosos ácidos grasos "trans" (cuando en su estado original serían "cis"), de efectos fisiológicos muy parecidos a los que ejercen las grasas saturadas.

Es decir, en exceso resultan dañinos porque favorecen los problemas cardiovasculares. Por lo tanto, una margarina convencional en principio no presenta grandes ventajas en este aspecto respecto a una mantequilla.

Por este motivo algunas marcas empiezan a comercializar ahora margarinas con mucho ácido oleico (monoinsaturado) o bien sin grasas hidrogenadas. En este caso, las grasas sí resultan más sanas que las de la mantequilla.

Por lo tanto, es importante a la hora de elegir una margarina fijarse en que la etiqueta especifique que no lleva grasas "trans". Resumiendo, pues, el hecho de que una margarina esté elaborada con grasas vegetales o con aceites vegetales no la convierte automáticamente en inofensiva.


11. ¿SI NO SE TOMA GRASA NO SE ENGORDA?

Mito: La grasa del cuerpo depende de la dieta. No es exactamente así. Sí es cierto que la grasa de la dieta contribuye de forma notable a la magnitud de los depósitos de grasa puesto que es el nutriente más energético. Además, se transforma fácilmente en tejido adiposo.

Pero la cantidad de grasa del cuerpo depende de muchísimos factores. Una dieta con poca grasa pero muy rica en hidratos de carbono puede también aumentar la cantidad de tejido adiposo del cuerpo.

De la misma manera, una complicadísima regulación endocrina, neuroendocrina y hormonal es la que finalmente determina la cantidad de grasa e incluso su localización en el cuerpo.

Sin contar que intervienen también factores genéticos, metabólicos... y que la grasa de la dieta sufre infinidad de transformaciones bioquímicas antes de convertirse en grasa corporal.



12. ¿DEBEMOS EVITAR LOS ALIMENTOS CON COLESTEROL?

Mito: hay que eliminar el colesterol de la dieta. El colesterol constituye una preocupación general. El hecho de que se sepa que su nivel elevado en sangre predispone a tener más enfermedades cardiovasculares ha disparado, y con razón, la alarma respecto a esta grasa.

Sin embargo hay que saber que el colesterol es una grasa natural del cuerpo, que debe estar presente para que la salud sea la correcta.

El colesterol cumple funciones tan importantes como la síntesis de algunas hormonas, vitaminas o sales biliares. Es más, el colesterol forma parte de la membrana de las células.

Por tanto, los niveles de colesterol no dependen solamente del colesterol que aporta la dieta. Además, se sabe que del colesterol de la dieta se absorbe una mínima parte. Otro punto importante es que las grasas saturadas de la dieta tienden más a elevar el colesterol sanguíneo que el mismo colesterol de la dieta.

Está claro que el tema no es tan sencillo como parece. En cualquier caso hay que ser prudentes, sin obsesionarse, con alimentos ricos en colesterol como los huevos, las carnes grasas, las vísceras, los pasteles... sabiendo que se puede comer de la forma más sana y sin embargo tener el colesterol elevado.

ALIMENTOS CON MAYOR CONTENIDO EN COLESTEROL

  • Huevo: 604
  • Hígado: 300-550
  • Mantequilla: 240
  • Ostra: 260
  • Pulpo: 170
  • Gamba: 138
  • Sardina en lata: 120
  • Nata líquida: 109
  • Embutidos: 65-11
  • Quesos curados: 60-100
  • Carnes: 60-90
  • Pescados: 30-60
  • Leche de vaca: 12
  • Yogur: 11

Dieta para piel: los mejores alimentos y un menú semanal



Martina Ferrer

Descubre qué alimentos y nutrientes necesitas incluir en tu dieta semanal para mantener la piel sana, qué alimentos evitar y los hábitos que más le afectan.



La piel es el órgano más grande del cuerpo y está en contacto directo con el exterior. Es una barrera física, pero tiene otras muchas funciones, incluyendo la termorregulación, la producción de vitamina D o la defensa inmunitaria, entre otras. Es, por tanto, un órgano complejísimo y muy sensible a la calidad de la alimentación.

Son varios aspectos los que tenemos que tener en cuenta a la hora de cuidar la piel con la alimentación. Existen algunos alimentos que cuidan la piel muy especialmente, pero aquí iremos aún más allá: veremos cuál es la relación entre intestino y piel, cómo ayudar al organismo a producir más colágeno y cómo podemos con la dieta combatir el envejecimiento prematuro de la piel.

También veremos qué alimentos evitar y qué hábitos tóxicos influyen negativamente en tu piel. E incluiremos una pequeña selección de suplementos nutricionales útiles para mantener la piel sana y joven.

Para que te resulte más fácil poner todo esto en práctica, más abajo también podrás descargarte un completo menú semanal para cuidar de la piel, con propuestas de desayuno, comida y cena para toda la semana.

DIETA PARA LA PIEL EN 4 PASOS

Alimentar la microbiota intestinal beneficiosa y evitar el estreñimiento, favorecer la producción de colágeno, combatir la acción de los radicales libres responsables del envejecimiento prematuro y saber qué alimentos evitar son medidas clave para promover la salud de la piel.

1. CUIDAR EL INTESTINO

La medicina china explica que la piel, los pulmones y el intestino están estrechamente vinculados. La salud de uno depende de la de los otros. Tiene lógica, pues son órganos barrera (los pulmones reciben el aire, y el intestino, los alimentos). Prueba de esta relación es que diversas patologías intestinales se asocian con síntomas en la piel, tanto que se puede hablar de un eje entero-cutáneo.

Por eso la psoriasis, los eccemas, el acné o los picores pueden tratarse a través de la dieta.

Los alimentos que comemos, el estado de la microbiota intestinal y la gestión del estrés y las emociones afectan a la integridad intestinal. Si debido a una alteración aumenta la permeabilidad intestinal, se producirá inflamación, que puede traducirse en diversos problemas de piel.

El estreñimiento también favorece la absorción de toxinas, que mediante la sangre llegan a los pulmones y la piel para ser eliminadas por la respiración o el sudor.

Para mantener la salud intestinal es importante que tu dieta incluya:

  • Más agua: Una medida eficaz para cuidar el intestino grueso y, en consecuencia, los pulmones y la piel, es aumentar la cantidad de agua que se bebe, porque evita el estreñimiento e hidrata las mucosas pulmonares y la dermis. La piel demasiado seca es un problema común y puede producir picores.
  • Más fibra: La estrecha relación con el intestino hace que el estado de la microbiota sea esencial para la salud de la piel. Comer alimentos ricos en fibra prebiótica como espárragos, cebolla, ajo, coles y alcachofas es una garantía de bienestar para las bacterias digestivas.
  • Más bacterias: También interesa consumir probióticos, como la chucrut, el kimchi o los yogures vegetales no pasteurizados, para aportar esas bacterias beneficiosas directamente a nuestro organismo.

2. FAVORECER LA PRODUCCIÓN DE COLÁGENO

La alimentación es crucial para el mantenimiento de la estructura y funcionalidad cutánea. Esta estructura depende del colágeno, la proteína más abundante en el organismo, que forma fibras entrecruzadas como un mimbre.

Por ejemplo, las arrugas aparecen por la pérdida de colágeno, cuya regeneración se hace menos eficaz con el paso de los años. También aparecen por el daño en las fibras de elastina de la dermis o por cambios en la unión entre la dermis y la epidermis.

Para producir colágeno el organismo necesita una serie de nutrientes:

  • Aminoácidos esenciales: Se encuentran principalmente en legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas, huevos ecológicos y lácteos de cabra u oveja. Recuerda que las proteínas deben estar presentes en cada una de las principales ingestas.
  • Vitamina C: Cataliza la formación del colágeno y se encuentra en los cítricos, el kiwi y otras frutas, en el pimiento rojo y el perejil.
  • Omega-3: Se halla en las semillas trituradas y los aceites de lino y chía, en las nueces del país y en las pecanas.
  • Azufre: Lo aportan las crucíferas (coles, brócoli, rabanitos...), las cebollas, puerros y ajos. También se encuentra en alimentos proteicos como la avena, las legumbres o los frutos secos.
  • Magnesio: Se encuentra en las verduras de hoja verde, en almendras y otros frucos secos.

3. ALIMENTOS PARA REJUVENECER LA PIEL

Otro aspecto fundamental del cuidado de la piel es protegerla del envejecimiento y de la acción de los radicales libres que dañan las células. Los antioxidantes endógenos y los nutrientes antioxidantes son los escudos que tenemos para defender la piel.

Estos son los principales antioxidantes que no deben faltar en una dieta buena para la piel:

  • La vitamina C, además de contribuir a la producción de colágeno, es uno de estos potentes antioxidantes, ideal para mantener el buen estado de la piel.
  • Otro es la vitamina E, que multiplica el efecto beneficioso de la vitamina C y otros antioxidantes sobre la piel. Se encuentra en abundancia en las pipas de girasol y en su aceite virgen extra crudo. Otras fuentes son el aceite de germen de trigo, los aguacates, las almendras y las avellanas.
  • También son sustancias antioxidantes los carotenos (pigmentos vegetales de color amarillo, rojo y anaranjado), las antocianinas (de color rojo, morado y azul) o los polifenoles del té verde, el aceite de oliva o los cereales integrales.

4. ALIMENTOS Y TÓXICOS QUE DEBES EVITAR

Si los antioxidantes son una ayuda decisiva para la piel, agentes dañinos son los niveles elevados de azúcar en sangre, que aumentan la producción de radicales libres, y ciertos hábitos tóxicos o aceleradores del envejecimiento de la piel.

  • Es aconsejable descartar los productos ultraprocesados.
  • Las grasas hidrogenadas, el exceso de sodio, azúcar o endulzantesconservantessaborizantes, etc., perjudican el intestino, alteran la microbiota y, como consecuencia, la piel.
  • El tabaco, la contaminación y el exceso de sol son otras amenazas que se deben evitar.
  • También conviene ahorrarse los residuos de pesticidas que se encuentran en los alimentos convencionales, por lo que siempre que sea posible conviene elegir alimentos ecológicos, sobre todo frutas y verduras.

MENÚ SEMANAL PARA UNA PIEL SALUDABLE

En este menú semanal descargable hemos incluido únicamente alimentos buenos para la piel, potenciando la presencia de grasas saludables, antioxidantes, fibras y bacterias probióticas.

Es un menú que estimula el buen funcionamiento del hígado y el equilibrio de la microbiota. Por su parte, las vitaminas regeneradoras y los compuestos antioxidantes favorecen la renovación constante y la vitalidad de la piel.

Apúntate a nuestra newsletter y descárgate el menú semanal para la piel en PDF aquí.



4 REMEDIOS NATURALES PARA LA PIEL

A la vez que se cuida la alimentación, tomar algunos suplementos nutricionales puede ser un gran apoyo para mantener la piel sana. Estos son algunos de los más destacados:

  • Aceite de onagra. Nutre la piel, la mantiene hidratada y favorece la producción de prostaglandinas antiinflamatorias. Se puede tomar una dosis diaria de 500 mg.
  • Omega 3. Reducen la sensibilidad a la radiación solar y pueden utilizarse para tratar el acné, la piel seca y el picor. Una dosis recomendable es 2.000 mg de DHA y EPA extraídos de algas. También se pueden tomar semillas trituradas de lino o su aceite.
  • Vitamina D. Es necesaria para la regeneración de las células de la dermis. Se utiliza directamente sobre las zonas afectadas por la psoriasis. Aunque se sintetiza en la piel al exponerse al sol, se puede tomar un suplemento de 1.000 a 2.000 unidades internacionales de vitamina D3.
  • Cardo mariano. Favorece la función depurativa del hígado y posee propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que benefician a la piel. Se recomiendan las cápsulas de extracto con 200 mg de silimarina.

OTROS HÁBITOS PARA UNA PIEL RADIANTE

Las hormonas del estrés son otro de los grandes enemigos de la piel, ya que provocan cambios en la producción y descomposición del colágeno y acaban favoreciendo el envejecimiento cutáneo.

Por ello, aunque para disfrutar de una piel tersa y reluciente podemos cuidar la dieta, es igualmente importante llevar una vida saludable. Es imprescindible realizar ejercicio físico, dormir y descansar.

También es clave elegir productos de higiene y cosmética lo más suaves y naturales posible.

Cómo alimentarse para ganar tranquilidad mental


Los niveles de intranquilidad en nuestra sociedad no dejan de crecer debido al estilo de vida urbano, la competencia, la inseguridad económica o problemas como la pandemia COVID-19. Todo genera un aumento muy significativo en los niveles de depresión, ansiedad y estrés.

Para tratar estos trastornos contamos con numerosas estrategias que pueden ayudarnos a preservar la calma mental y la sensación de bienestar. Destacan las técnicas de reducción del estrés como el yoga y la meditación, el ejercicio físico, el contacto con la naturaleza, cultivar la vida social y afectiva y las horas de sueño. La dieta es otra herramienta muy eficaz, puesto que los alimentos aportan sustancias que el sistema nervioso necesita para funcionar bien. De hecho, es uno de los factores de estilo de vida que más influye sobre el funcionamiento del cerebro, el comportamiento y las emociones. A continuación te proponemos algunos consejos de alimentación para gozar de un sistema nervioso más equilibrado y una mente en calma.

ALIMENTA LOS NEUROTRANSMISORES DEL BIENESTAR

Los neurotransmisores son pequeñas moléculas encargadas de la transmisión de mensajes desde las neuronas hacia otras células. Existen numerosas sustancias neurotransmisoras que regulan funciones como la atención, la memoria, el comportamiento, el estrés y las emociones.

  • Oxitocina: reduce síntomas depresivos y mejora el funcionamiento social. Se la conoce como la hormona del amor.
  • Endorfinas: son péptidos opioides endógenos que disminuyen las señales de dolor y promueven sentimientos de felicidad.
  • Dopamina: se conoce como el neurotransmisor del bienestar, promueve la sensación de recompensa, el placer y la motivación.
  • Serotonina: es un neurotransmisor clave para mantener un buen estado de ánimo y reducir la ansiedad.
  • Adenosina: ayuda a calmar la mente y mejora del sueño.

CONSIGUE LOS AMINOÁCIDOS Y VITAMINAS DE LA CALMA

Para fabricar estos compuestos, nuestras células necesitan algunos determinados aminoácidos, vitaminas y minerales que solo podemos conseguir a través de los alimentos:

  • El triptófano es un aminoácido esencial que participa en la síntesis de la serotonina y la melatonina e influye positivamente en el estado de ánimo y la calidad del sueño. Alimentos ricos en triptófano son las legumbres, los frutos secos y algunas frutas, como el plátano y la piña.
  • La tirosina y la fenilalanina también son aminoácidos que ayudan a regular el comportamiento y el estrés. Ambos son precursores de la dopamina, un neurotransmisor que interviene en el placer que se siente al lograr algo, el sueño, el humor, la atención y el aprendizaje. Se encuentran en frutos secos y legumbres.
  • La vitamina B6 es precursora del cofactor piridoxal fosfato, necesario para la síntesis de la dopamina y la serotonina. Este nutriente se encuentra en cereales integrales y legumbres.
  • La vitamina C promueve la liberación de endorfinas. Además, el cerebro es el órgano donde se concentra la mayor cantidad de vitamina C en el cuerpo. Alimentos ricos en vitamina C son las frutas y verduras frescas.

Por otra parte, algunos productos alimentarios interfieren con la actividad de los neurotransmisores. Por ejemplo, la cafeína favorece la ansiedad al bloquear parte de la actividad de la adenosina.


CÓMO REDUCIR LA INFLAMACIÓN

Una dieta con un alto índice inflamatorio está asociada a signos de depresión, ansiedad y una disminución de la sensación de bienestar. Las dietas más proinflamatorias son ricas en calorías, grasas saturadas y trans, colesterol y contienen poca fibra. Son dietas basadas en productos de origen animal, cereales refinados y alimentos ultraprocesados.

ELIGE ALIMENTOS ANTIINFLAMATORIOS

A la hora de confeccionar los menús es posible elegir los alimentos más antiinflamatorios. De hecho, existe un índice de la dieta inflamatoria elaborado a partir de más de 6.000 artículos científicos, que clasifica los alimentos y los nutrientes de acuerdo con su potencial inflamatorio.

Entre los alimentos más antiinflamatorios se encuentran las verduras y frutas de color naranja (ricas en precursores de la vitamina A), los alimentos ricos en fibra, vitaminas del grupo B, las especias (jengibre, cúrcuma, azafrán, tomillo) y el té verde.



LLÉNATE DE COLORES

Los pigmentos de los alimentos contribuyen a su atractivo y a sus propiedades beneficiosas para el sistema nervioso. Ciertos polifenoles, carotenoides y clorofilas son responsables de algunos de los colores más espectaculares que encontramos en los alimentos vegetales.

Sus beneficios sobre el cerebro se deben en gran parte a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, a su capacidad de modular la actividad de ciertos genes y su interacción positiva con la microbiota.

En particular, un gran número de estudios científicos han caracterizado polifenoles con efectos antidepresivos y ansiolíticos en las uvas negras, el romero, los cítricos, la cúrcuma, los frutos rojos, la granada, el aceite de oliva, las semillas de lino, el té verde y las hojas de ginkgo biloba.

CUIDA LA MICROBIOTA

La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que habitan nuestro intestino. Actualmente sabemos que estos pequeños huéspedes tienen un impacto importante en procesos relacionados con la síntesis de neurotransmisores como la serotonina y en el desarrollo de la amígdala y el hipocampo, dos regiones del cerebro especialmente implicadas en la regulación emocional.

Se ha observado que el tipo y la cantidad de microrganismos que componen la microbiota difieren entre personas sanas y personas con depresión. Estudios realizados en adultos sanos demuestran que consumir a diario frutas y verduras variadas y alimentos fermentados modula positivamente la microbiota, reduciendo los síntomas depresivos y mejorando la regulación emocional. Estas observaciones se deben a la presencia de factores prebióticos y probióticos.

  • Los prebióticos son componentes de los alimentos que benefician el desarrollo de una microbiota sana. Entre los alimentos ricos en prebióticos destacan los espárragos, el ajo, la cebolla, las alcachofas, los tomates y cereales integrales como el trigo, la cebada y el centeno.
  • Los probióticos, por su parte, son bacterias que cuidan el eje intestino-cerebro y podemos encontrarlas de manera natural en numerosos alimentos fermentados no pasteurizados, por ejemplo en yogures y leches fermentadas tradicionales y de soja, kéfir, miso, kimchi y chucrut.

PRIMERO RESPIRA, DESPUÉS COME

Tanto lo que comemos como el estado de ánimo con el que nos sentamos a la mesa tienen una profunda influencia sobre el metabolismo y la salud. Un estudio realizado en la universidad de Ohio comprobó que los marcadores de inflamación en la sangre aumentaban rápidamente después de consumir una comida rica en grasas saturadas, presentes sobre todo en alimentos de origen animal y relacionadas con enfermedades cardiovasculares.

Por el contrario, estos marcadores no aumentaban tras una comida preparada con aceite de oliva, uno de los ingredientes estrella de la dieta mediterránea. Ahora bien, si esta comida sana se consumía en estado de estrés, también resultaba inflamatoria. La conclusión es clara: el estrés psicológico interfiere con las bondades de una dieta saludable.

En estos tiempos de estrés, un hábito muy recomendable, para practicarlo 3 o 4 veces veces al día, es regalarnos un par de minutos en medio de cualquier actividad para tomar conciencia de la respiración y crear un refugio interior de tranquilidad y bienestar. Podemos retomar la sabia costumbre ancestral de dedicar unos minutos, antes de comenzar a comer, a centrarnos, respirar y agradecer el alimento que recibimos.


7 NUTRIENTES ESENCIALES PARA ESTAR MÁS CALMADOS

  • Omega-3: Son necesarios para el desarrollo y la actividad del cerebro durante todas las etapas de la vida. Numerosos ensayos clínicos han indicado que mejoran el estado de ánimo, disminuyen la agresividad y reducen los síntomas de depresión. Los ácidos grasos omega-3 se encuentran en las semillas de lino y de chía, las habas de soja, las nueces, la coliflor, el brócoli, las coles, la calabaza, las algas pardas y los vegetales de hojas muy verdes. Otra fuente abundante es el pescado azul (salmón, sardinas, atún, bacalao), pero estos alimentos de origen marino pueden estar contaminadas con metales pesados neurotóxicos como el metilmercurio y son poco sostenibles.
  • Vitamina B3: La falta de claridad mental es uno de los síntomas de la deficiencia de esta vitamina, necesaria para abastecer de energía a las neuronas y protegerlas. Alimentos especialmente ricos en vitamina B3 o niacina son los cacahuetes, los aguacates, el arroz integral, los guisantes, las patatas y los champiñones.
  • Vitamina B12: Puede prevenir la pérdida de neuronas, que está asociada a los fallos de la memoria. Como la vitamina B12 solo se encuentra en forma asimilable en los alimentos de origen animal, los vegetarianos (incluso los que consumen huevos y lácteos) deben tomar un suplemento. Las personas mayores de 50 años también pueden beneficiarse de la suplementación con 100 a 400 μg al día.
  • Colina: Es un nutriente poco conocido y cuya deficiencia no es rara. Es necesaria para sintetizar neurotransmisores cerebrales como la acetilcolina, que participa en la memoria, en el control del movimiento y del latido cardiaco, entre otras funciones. Alimentos vegetales ricos en colina son el germen de trigo, el tofu, el brócoli, las setas shiitake, las semillas de lino, las lentejas y la quinoa.
  • Hierro: Este mineral participa en varios procesos que afectan al cerebro y el estado de ánimo, como el transporte de oxígeno a las neuronas o la síntesis de neurotransmisores. Fuentes vegetales abundantes son las semillas de sésamo y calabaza, las lentejas o los pistachos. Conviene combinarlos con alimentos ricos en vitamina C para potenciar la asimilación.
  • Magnesio: La deficiencia de magnesio, que participa en más de 600 reacciones celulares, se asocia con síntomas de depresión. Alimentos ricos son las semillas de calabaza, las hojas verdes, los anacardos y las legumbres.
  • Ácido fólico: La vitamina B9 o ácido fólico es esencial para evitar trastornos que afectan al sistema nervioso. También es protectora de las neuronas. Se halla en las hojas verdes, los garbanzos, los espárragos, la alcachofa, la remolacha, la soja y la okra (en la foto), entre otros alimentos vegetales.


5 ALIMENTOS QUE TRANQUILIZAN DESDE DENTRO

No existen alimentos milagro, es el conjunto de la dieta lo que puede favorecer la calma, pero estos alimentos destacan por su riqueza en nutrientes clave.

  • Kiwi: es una fuente deliciosa de vitamina C, nutriente esencial para muchas funciones neuronales. Un kiwi aporta la dosis diaria recomendada.
  • Tofu ecológico: El triptófano se asocia con la calma al participar en la producción de serotonina. Se encuentra en abundancia en el tofu.
  • Arroz integral: La vitamina B6 previene la fatiga mental y los cambios de humor. Se halla en abundancia en el arroz integral y otros cereales.
  • Semillas de calabaza: Un puñado al día aporta fenilalanina, necesaria para producir dopamina, neurotransmisor asociado a la satisfacción.
  • Lentejas: La tirosina mejora la atención y participa en la producción de dopamina. Las lentejas la contienen en abundancia. También se halla en frutos secos.

Remedios caseros para la tiroides: tratamientos naturales para el hipo e hipertiroidismo

 



Los remedios caseros para la tiroides, para las diferentes dolencias asociadas a esta glándula se diferencian dependiendo de lo que queremos tratar, por eso explicamos qué es esta glándula y su función así como las diferencias entre hipertiroidismo e hipotiroidismo, ya que son dos dolencias completamente diferentes que afectan a la misma glándula.

¿Qué es y qué hace la tiroides?

La tiroides es una glándula endocrina que se encuentra en la zona del cuello, más específicamente en la parte de delante del mismo, junto al cartílago y por encima de la tráquea.

Esta glándula es la encargada de segregar hormonas que influyen en el metabolismo y el crecimiento de las personas, así como en regular el aumento o disminución de masa corporal y peso.

Diferencias entre hipertiroidismo e hipotiroidismo

Existen dos dolencias relacionadas con el funcionamiento de la glándulas tiroides y las hormonas tiroxina y triyodotironina que ésta segrega. Una es el hipertiroidismo y la otra el hipotiroidismo.

El hipertiroidismo es cuando la glándula segrega demasiadas hormonas y el hipotiroidismo precisamente lo contrario, cuando segrega poca.

Uno de los síntomas más comunes del hipotiroidismo es el aumento de peso, aunque no es el único. También otros como la intolerancia a las temperaturas bajas y fatiga o cansancio constante y sin motivo aparente.

Los motivos pueden ser genéticos, pero también en casos de padecimientos virales, tratamiento apara el cáncer con radioterapia o una alimentación con bajo contenido de yodo podrían afectar.

A continuación te dejamos una lista de remedios caseros para la tiroides, tratamientos naturales y alimentos que son buenos para controlar tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidsmo.

remedios caseros para la tiroides


Comer alimentos ricos en selenio, efectivos remedios para la tiroides

El selenio es un mineral que según diversos estudios científicos juega un papel importante en la regulación natural de la tiroides, por lo tanto es una buena idea consumir alimentos ricos en este mineral.

Está presente en algunas carnes y pescados, también se encuentra de manera abundante en muchos alimentos de origen vegetal como la avena, el ajo, las nueces (en especial las llamadas nueces de Brasil, las semillas de calabaza, la levadura de cerveza y las judías entre otros alimentos importantes.

Consumir alimentos que estimulan la producción de esta hormona

Las semillas de lino también pueden ayudar mucho en la secreción de esta glándula y su buen funcionamiento, esto es gracias al ácido alfa-linolénico presente en ellas.

Estas semillas se pueden ingerir de muchas maneras diferentes, ya sea en el desayuno, en postres o directamente en las comidas.

Una buena forma de beneficiarte de sus propiedades y de que tu cuerpo consiga extraerlas y absorberlas como es debido, es moliéndolas. Puedes crear un gomasio a base de semillas de lino, sésamo tostado y chía.

Si no le añades sal, además de ser un condimento para platos salados, lo puedes utilizar para añadir al desayuno. Si la mezcla la creas exclusivamente para acompañar los platos salados, puedes añadir además de una pizca de sal marina, levadura de cerveza. Estarás creando un potente y nutritivo aderezo.

Remedios caseros para la tiroides. Infusiones para el hipotiroidismo

Hay algunas infusiones que pueden estimular a la glándula tiroides en la secreción de hormonas. En este caso, el del hipotiroidismo, hay algunas infusiones que pueden ayudar enormemente por sus propiedades como el diente de león, la acedera y la genciana.

La proporción y la preparación es la misma en todas ellas: una taza de agua por una cucharada de infusión. Para prepararla, hervimos el agua y la añadimos a la taza con la hierba o infusión, la tapamos con un plato pequeño y la dejamos reposar durante 10 minutos.

remedios naturales para la tiroides


Remedios caseros para la tiroides con hipertiroidismo

Si el hipotiroidismo está relacionado, entre otras cosas, con la carencia de yodo, en el caso del hipertiroidismo se deben evitar o reducir el consumo alimentos ricos en este mineral como los lácteos, los pescados y mariscos, y algunos cereales como la avena y el centeno, etcétera.

Además hay algunas infusiones y zumos que nos podrían beneficiar enormemente, así como una serie de alimentos.

Infusión de menta y melisa

Consumir infusión de menta y melisa es un buen tratamiento para el hipertiroidismo. Una cucharada de melisa (o un sobre o bolsita de papel) y unas hojas de menta por cada taza de agua.

La preparación es como el resto de infusiones que no necesitan decocción. Hervimos el agua y la añadimos en el recipiente, ya sea tetera o taza, donde estén la melisa y la menta. La tapamos y dejamos reposar durante 10 minutos. Luego podemos añadir miel, melaza, panela o sirope de ágave a gusto.

Consumir alimentos ricos en bociógenos

Los bociógenos son un compuesto que se encuentra de manera natural el brócoli, el kale, la col, las coles de bruselas, el brécol, la coliflor, los rábanos y los nabos entre otras más, y ayuda a reducir los niveles de yodo en el organismo.

Batido de rábanos con limón

Licuamos los rábanos y exprimimos los limones y obtendremos esta mezcla realmente potente. Con este batido podremos contribuir a reducir la secreción de las hormonas tiroxina y triyodotironina por parte de la glándula tiroides.

Cómo desinflamar la tiroides naturalmente

Uno de los síntomas más comunes de los problemas de esta glándula es la inflamación. No se sabe a ciencia cierta los motivos de esta hinchazón, aunque a menudo aparece tras una infección de las vías respiratorias.

Las maneras que tenemos de desinflamar la tiroides naturalmente son distintos alimentos como las algas (por su alto contenido de yodo), alimentos con mucha vitamina A como los huevos y las zanahorias, y las espinacas y nueces, por el alto contenido de zinc de estos dos alimentos.

Una hierba que puede ayudar a desinflamar la tiroides de manera natural es la ashwagandha. Entre muchas de las propiedades que tiene esta planta, se le atribuye la capacidad de contrarrestar de manera efectiva el hipotiroidismo.