Ikebana o el camino de las flores: qué es y qué significa
La cultura japonesa es reconocida por su specific forma de ver y expresar el mundo, especialmente a través del arte. Expertos en la metodicidad y en encontrar la belleza en las cosas simples, los japoneses tienen muchas expresiones artísticas para compartir con el mundo. Y el Ikebana es una de ellas.
Se trata del arte de hacer arreglos florales, y también se lo conoce como “el camino de las flores”. Pero es mucho más que un simple adorno. Es sobre todo un símbolo, y tiene detrás una filosofía que lo emparenta con algunos conceptos recurrentes en la cultura oriental: lo efímero, la belleza de lo imperfecto, lo completo.
En este artículo hablaremos de cómo surgió el arte de Ikebana, cuáles son sus fundamentos espirituales y filosóficos y las claves para iniciarse en esta práctica.
Ikebana: sus orígenes
Se considera que la plan de Ikebana nació en el siglo VII, cuando el budismo empezó a tomar fuerza en Japón. Para la religión budista es muy importante la ofrenda floral en los altares, lo cual se convirtió en una actividad clásica. Sin embargo, ante la anarquía y el desorden de esas ofrendas, el sacerdote budista Ono-No-Imoko comenzó a pensar en ciertas reglas que pudieran unificarlas.
Así sentó las bases del Ikebana. Básicamente, sus diseños respondían a tres reglas básicas: las flores siempre apuntaban hacia arriba, eran asimétricas y se disponían de a tres, simbolizando el hombre, la tierra y el cielo. A partir de estas primeras experiencias, el formato en el que se realizaban esta ofrendas florales empezó a copiarse y unificarse.
Sin embargo, fue durante la explosión artística de Japón en el siglo XV cuando este arte se masificó y estandarizó, surgiendo distintas escuelas de Ikebana en todo el país. Así, el camino de las flores que llega hasta nuestros días tiene una tradición ancestral que se fue perfeccionando a lo largo de los siglos.
Significado de Ikebana: la armonía entre el hombre, la tierra y el cielo
Más allá de su evolución, el arte Ikebana conserva de aquellas primeras experiencias la notion de la unidad. Por eso, consta de tres partes diferenciadas, que representan la perfecta unión entre el hombre, la tierra y el cielo.
Por eso, un Ikebana siempre consta de tres partes. El tallo más alto representa el cielo, el mediano al hombre y el más bajo la tierra. El hombre se encuentra en el centro, porque siempre está haciendo equilibrio entre la tierra y el cielo y necesita de ambas.
El arte de lo efímero
Pero además, el Ikebana también tiene una mirada filosófica sobre las cosas.Quien hace el Ikebana (ikebanaka) comienza el trabajo sabiendo que lo que hace es efímero. Que su arreglo floral no está destinado a permanecer. Así, el concepto de fondo en el camino de las flores es la transitoriedad.
De esta manera, el arte Ikebana nos conecta con una mirada de la vida que se ancla en el momento presente, en la belleza de lo que existe aquí y ahora, concepto vinculado al budismo. También con disfrutar del proceso, independientemente del resultado.
En este sentido, también resuena de fondo la concept de encontrar lo bello en lo imperfecto. Por eso también el Ikebana se caracteriza por ser asimétrico, y por preferir las formas irregulares a la estructura. Y priorizar siempre la simpleza a lo sobrecargado.
Cómo se hace un Ikebana
Con todo lo dicho, la gran pregunta es, ¿Cómo hacer un Ikebana? Los utensilios que se utilizan para practicar este arte no son demasiado complejos. Son más bien similares a los que se requieren para cualquier trabajo de jardinería: tijeras de podar, alambre y cinta de jardinería.
El único artefacto específico requerido es el soporte. Si bien a veces se adecúa este estilo floral montándolo en jarros, floreros o vasijas, una opción tradicional es tener un Kenzan. Se trata de una base de plomo sobre la que se sostienen unos clavos, en los cuales se colocan los tallos de las flores.
Sobre el Kenzan o el soporte elegido, se comienza a armar el arreglo floral. Como se dijo antes, este se compone de tres piezas o tallos, que representan la tierra, el hombre y el cielo. Idealmente, visto desde arriba el Ikebana debería tener una forma triangular.
El Ikebana debe armarse de forma tal que, viéndolo desde una perspectiva frontal, se aprecien todos sus componentes. La strategy de este arreglo es que permanezca en el lugar donde se hizo, no trasladarlo. Por ello, es importante pensar muy bien dónde se colocará antes de comenzar a prepararlo.
Ahora que ya sabes qué es y cómo se hace un Ikebana,