09 mayo 2023
ES MOMENTO DE OBSERVAR Y TOMAR CONCIENCIA.
08 mayo 2023
Vitaminas para el cansancio: estos 6 alimentos te llenan de energía en primavera
El sol primaveral y la lluvia que solía ser propia de estas fechas hacen madurar alimentos jugosos que anticipan el verano y llenan la mesa de vitaminas.
En primavera muchas personas acusan más cansancio de lo habitual. Este fenómeno se conoce como astenia primaveral. Podemos hacer muchas cosas para recuperar la energía, aunque apostar por una alimentación saludable puede ser una excelente idea para lograrlo.
En este artículo te animamos a tomar vitaminas para el cansancio a través de 6 alimentos de temporada que son campeonas en estos nutrientes.
VITAMINAS PARA EL CANSANCIO
¿Pueden las vitaminas contrarrestar el cansancio? Aunque no solemos sufrir déficits vitamínicos, hay síntomas inespecíficos, como el cansancio o la apatía, que sí pueden tener su origen en dosis insuficientes de vitaminas.
El motivo de que las vitaminas contribuyan a contrarrestar el cansancio es que ayudan al organismo a funcionar bien. El cuerpo necesita utilizar el oxígeno en miles de reacciones, como por ejemplo en la respiración celular –que proporciona energía– y al hacerlo se que produce unas "sustancias de desecho", algunas de ellas denominadas radicales libres. Estas sustancias pueden producir efectos nocivos en el organismo. Las vitaminas son antioxidantes que ayudan a neutralizar y desactivar estas sustancias tóxicas que se conocen como "oxidantes".
6 ALIMENTOS DE PRIMAVERA CON VITAMINAS PARA EL CANSANCIO
Las frutas y hortalizas de primavera están cargadas de vitaminas y otros nutrientes que benefician a tu cuerpo. ¡Incluso algunos frutos secos están en esta época del año en su mejor momento!
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1. NECTARINA
Su piel lisa la distingue del melocotón, con el que está estrechamente emparentada.
La nectarina no es un híbrido moderno, pues se cree que nació en China hace más de 2.000 años como una variedad de melocotón, del que ha tomado su nombre botánico (Prunus persica).
El nutriente más destacado de la nectarina es el betacaroteno o provitamina A, del que una pieza mediana de 150 g aporta 225 mcg, que satisfacen el 22% de las necesidades diarias de un adulto.
Su contenido en vitamina C es también significativo y 150 g cubren el 19% de los requerimientos diarios.
Asimismo, su 80% de agua y su 2% de fibra hacen de la nectarina una fruta muy recomendable.
Las variedades de carne amarilla suelen ser las más jugosas y dulces.
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2. LECHUGA ROMANA
Muy popular en España, la lechuga romana también es conocida como oreja de burro. Típica de primavera y verano, en esta época se convierte en la protagonista de multitud de ensaladas.
Es alargada y bastante grande, de corazón tierno y crujiente.
Resulta muy vitamínica, pues está bien provista de vitaminas A (19 mg/100 g), C (17 mg), K (308 mcg) y ácido fólico (18 mcg). También aporta potasio, calcio y fósforo.
Es preferible escoger los ejemplares de hojas más oscuras, y eliminar sólo las exteriores, que son las más estropeadas y las que reciben más plaguicidas.
Para aprovechar todos sus nutrientes lo mejor es enjuagarla bajo el grifo más que dejarla en remojo.
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3. CACAHUETES
Son un regalo para para el paladar y tienen también un interesante valor nutricional.
Por su riqueza en grasas insaturadas, las llamadas "de calidad", contribuyen a la salud del sistema cardiovascular.
Resultan asimismo una valiosa fuente de ácido fólico (40 mcg/100 g), especialmente indicado antes del embarazo, y proporcionan buenas cantidades de vitamina E (20 g cubren el 5% de ]as necesidades diarias de un adulto) y vitamina B1.
Junto con las pipas de girasol, los cacahuetes son el fruto seco más rico en proteínas (26%), pero dada su alta proporción de grasas (48%) y calorías (571/100 g), no conviene abusar de su consumo y podrían resultar indigestos.
Se suelen comer tostados, como aperitivo o tentempié, pero sus posibilidades son mucho más amplias y se adaptan a ensaladas, salsas y platos de pasta o arroz, además de pasteles.
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4. CALABACÍN
Hortaliza de verano, a pesar de que se puede encontrar en los mercados durante todo el año, es en primavera cuando empieza la temporada natural del calabacín.
Primo de la calabaza, adopta diferentes tamaños y formas dependiendo de la variedad, pero suele ser más apreciado el pequeño.
Muy bajo en calorías (19/100 g), es rico en agua (93%) y destaca por su contenido en vitamina C (16 mg/100 g), vitamina A (58 mg) y potasio (200 mg).
El calabacín, diurético y digestivo, se puede degustar crudo en ensaladas pero también frito, cocido o como ingrediente de sopas y cremas.
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5. MELÓN CHARENTAIS
Pequeño y fragante, el melón Charentais es una variedad francesa cultivada en la Provenza que madura ya en primavera.
Tiene una corteza rugosa verde pálido, cubierta como por finos bordados filiformes, y cuando está en su punto desprende un delicado aroma dulce. Su pulpa anaranjada delata un alto contenido tanto en betacaroteno, precursor de la vitamina A, como en vitamina C (83 mg/100 g).
Además, 250 g de melón cubren el 40% de las necesidades diarias de ácido fólico. Los melones tienen un alto contenido en agua (86%), por lo que son poco energéticos (53 calorías/100 g).
Muy apetitosos como entrante, los Charentais también son protagonistas de jugosas ensaladas de frutas, cremas frías y originales postres.
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6. PATATAS
Alimento básico en la dieta americana y europea, la patata es una popular fuente de energía que, sin embargo, no aporta tantas calorías como se cree (71/100 g), salvo si se toma frita.
Hervidas o al vapor, 100 g de patatas aportan vitaminas C (el 67% de la que necesita un adulto al día), B1 y B6, además de minerales, principalmente selenio, potasio, flúor y hierro.
Son, además, ricas en hidratos de carbono (15 g) y muy digestivas.
Las primeras patatas de la temporada, las llamadas patatas nuevas, se empiezan a recolectar ahora, entre primavera y principios de verano.
De piel fina y alto contenido en agua, se han de consumir rápidamente antes de que se deterioren y pierdan sabor.
Las patatas dan consistencia a guisos y purés, pero también resultan exquisitas simplemente al horno, con un chorrito de aceite y una pizca de sal.
Cuero cabelludo seco: 4 remedios naturales
El cuero cabelludo seco no solo pica y se tensa, sino que también provoca caspa y escamas antiestéticas. En resumen, es muy molesto.
Para que el cuero cabelludo pueda calmarse, es importante proporcionarle suficiente nutrición y humedad. Además de la ayuda de la farmacia, también hay numerosos remedios caseros disponibles.
Las fórmulas naturales para combatir la sequedad son similares a las recomendadas para la piel seca en general, para los labios secos en invierno o para las manos secas. Te presentamos los cuatro remedios caseros más efectivos.
1. ALOE VERA
El verdadero zumo de aloe vera es conocido por sus propiedades hidratantes y antiinflamatorias. Los geles concentrados de aloe vera aportan humedad y principios antiinflamatorios.
Si sientes picazón, aplica el gel lo más directamente posible en el cuero cabelludo y masajea con movimientos circulares. No necesita ser enjuagado.
2. ACEITE DE COCO
El aceite de coco ayuda que el cuero cabelludo conserve la humedad adecuada.
El aceite de coco es sólido por encima de los 25ºC y líquido por debajo de esa temperatura. Para derretirlo, solo tienes que poner una cucharadita en la palma de la mano. Luego masajéalo sobre las zonas que pican.
Déjalo actuar durante media hora (o incluso toda la noche). Luego enjuaga el exceso de grasa con un champú suave.
El aceite de coco también ayuda contra el cabello seco. Simplemente masajea el aceite en toda la longitud de tu cabello y déjalo actuar toda la noche.
3. ACEITE DE OLIVA
También vale la pena probar con aceite de oliva. Solo tienes que tomar unas gotas de aceite preferiblemente con una pipeta, repartirlo bien por el cuero cabelludo y dejarlo actuar completamente, toda la noche si es posible. Enjuaga a la mañana siguiente con un champú suave.
4. QUESO TIPO QUARK
Los productos lácteos como el quark o el yogur (natural) pueden tener un efecto calmante sobre la piel seca, ya que proporcionan hidratación y alivian la sensación de tensión.
Si quieres probarlo, masajea dos o tres cucharadas de quark natural en el cuero cabelludo, déjalo actuar durante quince minutos y luego enjuaga los restos con un champú suave.
Si es posible, usa quark graso, no quark bajo en grasa.
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DEL CUERO CABELLUDO SECO?
Si sólo combates el picor, pero no sus causas, lidiarás con el problema más tiempo del necesario.
CASPA COMO EFECTO SECUNDARIO
Un efecto secundario impopular del cuero cabelludo seco es la caspa. Es importante saber que la caspa seca no siempre está causada por ninguna levadura (que solo suele ser la causa del problema en la caspa grasa), sino por la falta de humedad en la piel.
Esta es la razón por la cual los agentes antifúngicos como la piroctonolamina, que se encuentran en la mayoría de los champús anticaspa convencionales, no suelen ser de mucha ayuda.
Es mejor comenzar por encontrar las causas y equilibrar el cuero cabelludo en lugar de bombardearlo con fungicidas.
CUERO CABELLUDO SECO CON PICAZÓN, UNA CAUSA COMÚN
Independientemente de lo bien que te funcionen los remedios caseros mencionados anteriormente, es importante aclarar por qué tu cuero cabelludo se reseque. De lo contrario, es posible que solo estés luchando contra los síntomas.
Los champús, acondicionadores y otros productos que se aplican en el cabello suelen ser la causa de la caspa. El consejo es cambiar a otros productos más suaves, que irriten menos la piel y no la desengrasen tan rápido, si es posible con ingredientes naturales y ecológicos.
Si no quieres tirar tus productos, intenta usar solo la mitad de la cantidad de champú la próxima vez que te laves el cabello o diluye el champú en una botella separada con agua antes de lavarlo para que sea "solo la mitad de fuerte".
MÁS RAZONES PARA EL CUERO CABELLUDO SECO
El cuero cabelludo seco y escamoso también puede obedecer a cualquiera de las siguientes causas:
- El clima: Tanto las temperaturas bajo cero como el calor del verano, los fuertes vientos o la poca humedad pueden alterar el equilibrio de la piel y hacer que el cuero cabelludo se sienta tenso. Lo único que realmente ayuda es cubrirse la cabeza si es posible para que no esté tan expuesta a la intemperie, ya sean los rayos UV, el viento o el frío
- Lavado excesivo: Si te lavas el cabello con demasiada frecuencia, con agua demasiado caliente o con agentes agresivos, también puedes eliminar los aceites y grasas que protegen el cuero cabelludo de la sequedad. Lo único que ayuda es lavarse con menos frecuencia y probar productos naturales para pieles sensibles.
- Secado excesivo: ¿Secas el cabello con aire demasiado caliente, con demasiada frecuencia o durante demasiado tiempo? Intenta bajar un poco el secador o deja que tu cabello se seque al aire y observa cómo reacciona tu piel.
- Enfermedades de la piel: Ciertas enfermedades de la piel como la psoriasis o la dermatitis atópica pueden resecar el cuero cabelludo. Si tus síntomas persisten, es aconsejable una visita al dermatólogo.
- Alergias: El cuero cabelludo también puede presentar una reacción alérgica, por ejemplo, a los ingredientes de ciertos productos para el cuidado del cabello. Si tienes alguna sospecha, debes consultar a un especialista.
- Otras causas: Incluyen deficiencias de nutrientes (debido a una dieta desequilibrada), desequilibrio hormonal o interacciones con medicamentos que afectan la producción de sebo del cuero cabelludo y pueden causar sensación de tirantez. Habla con tu médico acerca de esta posibilidad.
Algunos consejos más para proteger el cuero cabelludo son:
- Bebe lo suficiente.
- Evita el aire de calefacción seco en invierno y los sistemas de aire acondicionado fríos en verano.
- No apliques el acondicionador sobre el cuero cabelludo directamente, sino sobre las puntas o la parte final de los cabellos.
- Evita los productos para peinar el cabello, los peines afilados y los cepillos duros.
El beneficio para el cerebro de hacer ejercicio físico más sorprendente para los científicos
El ejercicio físico es esencial para mantener el cuerpo en forma pero han demostrado que también el cerebro hace ejercicio mientras nos movemos. Los científicos han descubierto cómo es posible esto y los increíbles beneficios para el cerebro de hacer deporte.
Se ha visto que el deportepuede ayudar a prevenir algunas enfermedades, como el alzhéimer, el Parkinson, los trastornos cognitivos o la depresión, y que hasta podría paliar los efectos de la hiperactividad, el síndrome de déficit de atención o la esquizofrenia.
Pero, ¿por qué se produce esa relación entre neuronas y deporte? Pues, seguramente, opinan algunos científicos, la respuesta se halle en la evolución. Hace miles de años, nuestros ancestros debían caminar largas distancias en busca de alimentos; tenían que huir de los depredadores, cazar. Eso comportaba una gran cantidad de ejercicio diario.
"Es parte de nuestra existencia. Incluso tenemos genes ansiosos de ejercicio", afirma el investigador Gómez-Pinilla. Y es que justo cuando nuestro cerebro se estaba acabando de formar, el ejercicio tenía una acción directa sobre él, sobre todo en las regiones relacionadas con la cognición. "Y cuando dos funciones evolucionan así, tan unidas, es difícil separarlas", añade Gómez-Pinilla.
Sin embargo, que tengamos un cuerpo y una mente formados a partir del deporte y que necesitan movimiento para funcionar bien, no quiere decir que los seres humanos seamos activos. Más bien, todo lo contrario: cada vez nos movemos menos y somos más sedentarios.
Esa pérdida de locomoción podría explicar, creen los científicos, algunas enfermedades como el Alzhéimer, para las que no practicar ejercicio alguno se considera uno de los factores de riesgo. De hecho, el sedentarismo también está relacionado con la depresión, la esquizofrenia, la bipolaridad e incluso con la falta de empatía.
LA CLAVE: UNA MOLÉCULA LLAMADA BDNF
Cada vez que contraemos y relajamos los músculos, como cuando subimos escaleras, lanzamos un balón o pedaleamos en la bicicleta, los músculos segregan una serie de sustancias químicas que envían al cerebro. Entre ellas se encuentra la proteína IGF-1.
Una vez esta llega al cerebro, provoca la producción de otras moléculas, conocidas como factores neurotrópicos. Y estos factores, una especie de fertilizantes neuronales, se encargan de proteger a las células frente a enfermedades o daños; las impulsan a crecer y a multiplicarse; y fortalecen las conexiones entre las neuronas y otras células nerviosas.
De entre todos esos factores, hay uno que desempeña un papel preponderante en la mejora de la comunicación entre las neuronas: el BDNF. Se trata de una proteína y está muy implicada en la formación de todo el sistema nervioso del feto, de todos aquellos circuitos que luego van a ser los responsables de las funciones cognitivas.
En la edad adulta se encarga, además, de estimular la producción de nuevas células cerebrales en el hipocampo –una región con forma de caballito de mar que se ocupa de la memoria y el aprendizaje–, así como de densificar las conexiones entre neuronas; hoy en día, se sabe que estas conexiones resultan mucho más importantes que el número de células nerviosas de que dispongamos.
Así, aquellos cerebros que poseen mayores niveles de BDNF están más preparados y tienen una mayor capacidad para asimilar nuevos conocimientos. De ahí que esta molécula sea clave para mantener la mente en forma, ralentizar el envejecimiento e, incluso, revertir en cierta medida el proceso de la edad.
QUÉ DEPORTE SIRVE PARA CUIDAR DEL CEREBRO
No todos los deportes son adecuados para cultivar las neuronas. Aquellos que se hacen para muscular o modelar la figura apenas provocan ningún efecto en el cerebro. Los científicos han visto que se requiere practicar ejercicios aeróbicos, como jugar al fútbol o a tenis, ir en bicicleta, correr, nadar.
"Se requiere un deporte que aumente el flujo sanguíneo en el cerebro y que desencadene la producción de BDNF en determinadas zonas. Eso hará que estén más plásticas, más sensibles a los cambios que queremos introducir después con las sesiones de aprendizaje", comenta Fernando Gómez-Pinilla, neurocientífico de la Universidad de California y uno de los mayores defensores de los beneficios del deporte sobre la salud mental.
Para David Costa, del departamento de Psicobiología de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), "con el BDNF se consigue que esos circuitos estén más dúctiles y mediante el aprendizaje podemos modelarlos mejor y aprender más". Aunque si bien se sabe qué tipo de ejercicio es necesario, todavía se desconoce cuánto es necesario realizar para que comiencen a aumentar los niveles de esta proteína.
PRACTICAR DEPORTE DEJA HUELLA EN EL CEREBRO
Al movernos, aumentan los niveles de BDNF en el cerebro pero, cuando abandonamos el ejercicio, bajan de nuevo hasta llegar a los niveles normales.
Lo fascinante es que si transcurrido un tiempo volvemos a practicar algún tipo de deporte, recuperamos antes esos niveles que si hacemos poco o ningún deporte. Es como si el cerebro conservase cierta memoria y, aunque no mantenga los niveles de BDNF, sí conserva la expectativa. Gracias a eso, reconoce antes la situación y dispara los mecanismos rápidamente.
Una de las cosas importantes que se han descubierto también es que el cerebro, como la hormiga de la fábula de Esopo, acumula. Como si se tratara de un banco, va almacenando todos los beneficios que le reporta el deporte.
"Hay mucha gente que se preguntará para qué quiere mejorar sus capacidades intelectuales aún más, si ya estimula su mente mediante la lectura y el estudio –señala Costa, de la UAB–. Pues bien, hacer deporte les servirá cuando tengan un problema, ya sea una lesión, una enfermedad o, simplemente, hacer frente al deterioro que supone envejecer."
Y es que esas reservas que guardamos en nuestras neuronas entran en funcionamiento cuando las necesitamos, como si fueran una batería extra. Eso le ha dado una pista a muchos científicos, que ven en el deporte una herramienta para tratar determinadas enfermedades y lesiones.
EJERCICIO PARA PREVENIR O REVERTIR EL DETERIORO CEREBRAL
De hecho, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) realizó un estudio realizado con ratones que padecían una enfermedad muy similar al Alzheimer.
Los científicos del CSIC vieron que aquellos ratones que estaban en una fase moderada de la dolencia y que habían practicado ejercicio durante más tiempo de forma continuada, obtenían mejores resultados en todas las pruebas psicomotrices, así como de memoria y aprendizaje; además, presentaban menos ansiedad ante situaciones estresantes y eran capaces de controlar mejor la respuesta ante sobresaltos.
En cambio, aquellos que no habían realizado ejercicio alguno presentaban síntomas psicológicos de demencia y pérdida cognitiva, alteraciones en algunos mecanismos que influyen en recuerdos y aprendizaje, así como peor función sensorial y motora.
Moverse también resulta beneficioso para prevenir el Parkinson; de hecho, se sabe que aquellas personas que hacen ejercicio moderado cada día tienen menos probabilidades de desarrollarlo. Y por ejercicio moderado se entiende, por ejemplo, caminar una hora diaria.
Se cree, incluso, que se podría aplicar para revertir algunas de las consecuencias devastadoras de los daños cerebrales causados por traumatismos, puesto que se ha visto que el deporte agiliza la recuperación en animales con daño en la médula espinal al aumentar la emisión de sustancias químicas que ayudan a la comunicación entre las células dañadas.
No obstante, a pesar de los muchos beneficios del deporte y de su estrecha relación con las neuronas, hay que recordar que no es el único factor que determina la salud mental. Las funciones cerebrales son extremadamente complejas, y también influye, por ejemplo, la genética, que es la que nos marca el rango dentro del cual se desarrollará nuestra capacidad.
Se trata de intentar cultivar la mente desde varios frentes. Si se practica mucho ejercicio, se favorecerá la capacidad plástica mental, las neuronas estarán más y mejor conectadas y eso facilitará los procesos cognitivos. Pero también es preciso estimular la mente intelectualmente. De lo contrario, es como si se abonara mucho la tierra de una maceta pero sin poner ninguna semilla: tendremos una tierra fértil de la que no crecerá nada.
Del mismo modo, si se planta una semilla pero no se riega ni abona, la planta brotará pequeña; el trabajo intelectual sin nada de ejercicio también da pocos frutos.
"Lo ideal –considera el psicobiólogo David Costa– es realizar trabajo intelectual y practicar deporte habitualmente para que ese trabajo fructifique más". Esa es, quizá, la fórmula para conseguir una buena salud mental. Si se abandona el cuerpo, el cerebro irá detrás.
MÁS DEPORTE DESDE LA INFANCIA
El deporte favorece el desarrollo cerebral. Fomentarlo en los niños es una forma de contribuir a su salud y felicidad.
MEJOR RENDIMIENTO ESCOLAR
La mayoría de estudios sobre los beneficios del ejercicio para el cerebro suelen centrarse en las personas mayores, que comienzan a notar que sus capacidades cognitivas se deterioran. Sin embargo, los efectos del deporte no se limitan a ese grupo.
En los niños, por ejemplo, ejerce una enorme influencia, puesto que su cerebro aún se está desarrollando. Se han llevado a cabo diversas investigaciones con escolares de primaria y se ha constatado que aquellos que practican algún deporte, como baloncesto, fútbol o natación, varias veces por semana, consiguen un mejor rendimiento académico que los que llevan una vida más sedentaria.
MÁS HABILIDADES CONCRETAS
El deporte acelera el funcionamiento ejecutivo y también amplía una serie de habilidades que van desde las matemáticas a la lógica o la lectura, de las que se encargan distintas zonas repartidas por el cerebro. De ahí que muchos médicos reclamen que en las escuelas los niños dediquen más horas al ejercicio.
EL DEPORTE COMO TERAPIA
Se ha visto asimismo que el deporte también puede aplicarse de forma terapéutica.
En Estados Unidos se está comenzando a probar como complemento e incluso como sustituto, en algunos casos, de fármacos para tratar a niños con síndrome de déficit de atención (TDA). En ellos, el hipocampo es más grande de lo habitual y se conecta de forma anómala con otras partes del cerebro, lo que afecta a sus funciones.
Con el deporte, como se estimula la conexión de neuronas –las sinapsis–, se consigue estimular otras áreas cerebrales que ejercen de soporte al aprendizaje.
Amanece un domingo soleado. La luz se cuela por la ventana y te contagia, poco a poco, de energía. Te pones tu ropa de deporte y decides irte a correr un rato por el parque. Un remedio inmejorable para comenzar la semana con el mejor humor posible y las pilas recargadas.
Te vas cruzando con otras personas que también han aprovechado la mañana para hacer algo de ejercicio. Una familia juega a la pelota; una pareja más allá también hace footing, como tú; y a lo largo del paseo, mucha gente va y viene en bicicleta o en patines. Al acabar, te sientas a descansar y, entonces, te embarga una enorme sensación placentera y de bienestar.
Practicar ejercicio nos hace sentir bien. Genera ondas alfa de satisfacción en el cerebro, como cuando abrazamos a un ser querido, disfrutamos de la lectura, meditamos o contemplamos un paisaje de belleza sobrecogedora.
El deporte reconforta, nos hace estar de mejor humor, más alegres y con más energía; y resulta uno de los mejores antidepresivos naturales.
Caminar, nadar, ir en bicicleta, fortalece el sistema inmunitario y resulta beneficioso para huesos y músculos. Al movernos de forma regular, cuidamos del corazón, evitamos el colesterol, la hipertensión e incluso ciertos tipos de cáncer.
MENS SANA IN CORPORE SANO
Ahora, además, la ciencia ha podido demostrar que practicar ejercicio es crucial para tener una mente fuerte y sana, algo que griegos y romanos ya intuían.
En la Antigua Grecia, por ejemplo, practicar ejercicio era casi tan importante como cultivar la oratoria o la astronomía. Y Séneca, el filósofo, lo prescribía a sus alumnos como forma de mantener una buena salud física e intelectual.
Dos mil años después, el desarrollo de la biología molecular y de las técnicas de imagen han permitido ver que cada vez que practicamos ejercicio se generan nuevas neuronas en algunas regiones del cerebro, algo que hasta hace apenas dos décadas se creyó imposible.
También, que al movernos de forma regular se densifican las conexiones entre las células nerviosas; eso hace que la comunicación entre ellas sea más rápida y eficiente, y nos prepara mejor para aprender y recordar.
OMEGA-3, ALIMENTO DEL CEREBRO
Además de deporte, el cerebro precisa una alimentación variada y equilibrada para mantenerse sano.
Un nutriente esencial para el cerebro son los ácidos grasos omega-3, en particular EPA y DHA. Su consumo protege funciones como la memoria y el aprendizaje, mientras que su deficiencia se ha asociado a la depresión y al deterioro cognitivo.
Algunos vegetales –las nueces o las semillas de lino– aportan ácido alfa-linolénico, que el organismo utiliza parcialmente para sintetizar EPA y DHA.
Se recomienda tomar 650 mg de EPA y DHA al día, y mínimo 100 mg.