08 junio 2023

Cociente de adaptabilidad (CA): una dimensión clave en tu vida

 


Cociente de adaptabilidad (CA): una dimensión clave en tu vida

Crisis sanitarias, cambios sociales, altibajos económicos, conflictos bélicos, la sombra perpetua de la incertidumbre… A lo largo de la historia —y no solo en estos últimos años— el ser humano ha enfrentado múltiples desafíos. No es fácil adaptarse a lo que nos trae el devenir, pero saber ajustarse a él, en la medida de lo posible, siempre nos beneficia.

Ahora bien, hay quien relaciona esta respuesta con la rendición. «Adaptarse o morir», dice el refranero, como si en ese acto hubiera mucho de claudicación y poco de flexibilidad o ingenio mental. Sin embargo, nunca está de más considerar que, en tiempos complicados, es la adaptación la que marca la diferencia entre saber nadar o hundirse.

Tanto es así que algunos expertos hablan, incluso, de la necesidad de acuñar un nuevo término. Uno que nos permita evaluar habilidades para llevar a cabo esta dimensión tan extraordinaria y necesaria a la vez. Porque, aunque a todos nos den cierto miedo los cambios y las interferencias en nuestras rutinas, nada en este mundo es seguro ni previsible al 100 %. Saber adaptarnos es un acto básico de supervivencia.

Nuestra sociedad, así como la tecnología, la economía y la cultura están evolucionando a un ritmo casi inesperado. Saber adaptarnos es esencial.

chica ante camino pensando el cociente de adaptabilidad
Las personas, como toda organización social, deben aprender a adaptarse a los cambios y a las demandas del entorno.

¿Qué es el cociente de adaptabilidad (CA)?

El cociente de adaptabilidad define una competencia en la cual uno es capaz de dejar a un lado conocimientos o estrategias que ya no son útiles, para adaptarse al cambio mediante recursos más eficaces. Este término lo acuñó el profesor Stuart Parkin, director del Instituto Max Planck de Física de Microestructuras en Halle, Alemania.

Dicha idea tenía como propósito reformular el mundo de la empresa y de las organizaciones. La llamada «cuarta revolución industrial», es decir, la tecnología, exige implementar nuevos sistemas y nuevas formas de pensamiento. Estamos abocados a multitud de cambios inminentes, ante los cuales debemos tomar una ventaja competitiva y evolutiva.

Recordemos, por un momento, aquel célebre razonamiento de Charles Darwin: «no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde a los cambios». Ese mecanismo no es otro que el de la adaptación. Poder medirlo, al igual que hacemos con el cociente intelectual o el referente a la inteligencia emocional, sería un recurso interesante.

El mejor momento para adaptarse es siempre. A menos que creas que nada a tu alrededor cambiará en algún momento.

-Stuart Parkin-

Características de la persona con un cociente de adaptabilidad alto

El concepto del CA es todavía una idea, un proyecto en ciernes. No obstante, ha servido desde el 2010 a que muchos ámbitos estudiaran esta propuesta. Basta con tener en cuenta el dato que ofreció el Foro Económico Mundial en el 2017 en un informeEl 65 % de los trabajos que existen ahora mismo, ya no estarán cuando los niños que cursan hoy en primaria entren en el mercado laboral.

No solo las empresas deben ser más adaptables. Todos nosotros debemos desarrollar al máximo nuestra capacidad de adaptabilidad. Veamos cómo es la persona con un nivel alto en esta competencia:

  • No temen a las situaciones nuevas.
  • Su mirada está focalizada en el futuro.
  • Se consideran aprendices de la vida.
  • Son empáticas y con buenas habilidades sociales.
  • Sienten interés por aprender conceptos y estrategias.
  • Demuestran buenas habilidades para solucionar problemas.
  • Buscan ver y entender la realidad desde todas las perspectivas.
  • Tienen un enfoque mental flexible y un buen pensamiento lateral.
  • Expresan una gran conciencia por el medio ambiente y los problemas sociales.
  • Las personas con un buen cociente de adaptabilidad son creativas y manejan bien el estrés.
  • Presentan una mente abierta, curiosa y consciente de que todos reforzamos sesgos cognitivos que debemos desactivar.

¿Qué utilidad tiene esta competencia?

En el 2016, la Universidad del Sur de Carolina propuso un método para medir las diferencias individuales en adaptación. Los autores explican que los individuos con un alto nivel de adaptabilidad tienen unos mejores recursos psicológicos de cara a los cambios y desafíos. Disponer de un instrumento para su evaluación nos permitirá, a su vez, entrenar en esta área a quienes lo necesiten.

Sin embargo, más de uno puede preguntarse aún, «por qué» y «para qué». ¿Qué utilidad tiene la adaptación? Analicemos.

No puedes prever lo que pasará, pero puedes prepararte

Así es, nadie tiene una bola de cristal para visualizar qué pasará mañana. No podíamos prever que sufriríamos, por ejemplo, una pandemia. Es algo que entraba dentro de las probabilidades, es cierto, pero tal escenario nos cogió desprevenidos; tanto a las empresas, a los organismos sociales y a las personas.

Desarrollar habilidades para adaptarnos a los cambios, con buenos recursos y sin resistencias, nos facilitará la vida. Todos caminamos por una cuerda floja en la cual hay que mantener el equilibrio ante todo movimiento o pequeña vibración. Saber adaptarse es poder avanzar sin miedo por ese escenario tembloroso.

Mejores habilidades para solucionar problemas

Adaptación no es sumisión, renuncia, dejadez o pasividad. Estamos ante una respuesta que incluye una conducta motivada orientada a metas. Se trata de una respuesta que se caracteriza por buenas dosis de creatividad, autoconfianza y valentía. Porque adaptarnos es sinónimo de afrontar un desafío, es asumir la realidad sin resistencias para situarla a nuestro favor y avanzar.

La adaptabilidad promueve la visualización de posibles resultados futuros ante una serie de circunstancias. Esto no significa que vayan a sucederse, sino que, si llegan, nosotros ya estaremos preparados.

Beneficia el bienestar psicológico y tus perspectivas personales y laborales

El cociente de adaptabilidad nos revelará que todos deberíamos optimizar un poco más esta dimensión. Estamos ante ese músculo que promueve la autorrealización, que promueve el avance y hasta el bienestar mental. Para comprenderlo, pensemos en todas esas personas que, desde siempre, tienen problemas de adaptación. No eran precisamente felices, es cierto…

Cada uno de nosotros debe saber navegar por todo mar incierto, sin resistencias. Lo que no se acepta, genera estrés y ansiedad. No entender que la vida es cambio, es quedar supeditado en la inopia y en la más inocente de las cegueras. La sociedad, el trabajo y hasta las relaciones pueden variar de un día para otro. Ajustarnos optimizará nuestro desarrollo.

Mujer en la montaña pensando en el cociente de adaptabilidad
En nuestro horizonte parecen haber múltiples desafíos. Saber adaptarnos a ellos nos permitirá vivir mucho mejor.

Reflexión final

La NASA tiene como objetivo enviar humanos a Marte en la década de 2030. Para tal fin, ya se diseñan programas que favorezcan la adaptabilidad fisiológica y mental de esos astronautas, quienes tendrán por delante uno de los retos más desafiantes de la historia. Ahora bien, si volvemos a nuestro pequeño planeta azul, los retos futuros también son múltiples.

La tecnología seguirá transformando vidas en muchos sentidos. Habrá nuevas apuestas sociales, laborales y psicológicas. Hay que estar mentalizados y preparados. Igualmente, la adaptabilidad debe incluir ciertas gotas de optimismo, de esperanza y pasión para confiar en nuestra capacidad de respuesta y crear un devenir mucho mejor. Esa es la clave.

Desarrollo Personal

06 junio 2023

La vitamina C nos ayuda a reducir el estrés

 

La vitamina C nos ayuda a reducir el estrés

Según nos señalan diversos estudios, la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés y mejora, incluso, los procesos cognitivos. Lo logra en primer lugar, reduciendo el nivel de cortisol en sangre. Asimismo, actúa también sobre el sistema nervioso, ya que favorece la formación de mielina en las neuronas. De este modo, mejora la comunicación de las células y optimiza con ello procesos como la memoria.

Refranes tan clásicos como”la naranja, el limón y la granada antes que nada”, nos dan un ejemplo de la valoración que han tenido estos alimentos en nuestra cultura. Así, en el pasado, y para hacer frente a esas duras travesías en barco que llevaban a cabo nuestros marinos, entre la carga básica siempre había cítricos para prevenir el escorbuto.

Ahora bien, en nuestro día a día casi siempre relacionamos la vitamina C como ese elemento clave para prevenir gripes y resfriados. No obstante, cabe señalar que este tipo de nutriente, por sí mismo no salva, ni cura ni evita dolencias. Nos ayuda eso sí, a prevenir, a fortalecer las defensas y a favorecer una serie de procesos básicos que pueden mediar en nuestro bienestar.

Es un nutriente esencial y como tal, debe estar en nuestra dieta. Sin embargo, es interesante saber también que la vitamina C nos ayuda a tener un cerebro más sano. Veamos los datos que sostienen esta idea.

Mujer estresada que necesita vitamina C

Mecanismos por los cuales la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés

Un estudio de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon fue la puerta al mundo de un interesante descubrimiento. Se pudo ver que, cuando una persona tiene un déficit de vitamina C, los receptores tipo GABA dejan de funcionar de manera adecuada. Pensemos que el ácido gamma-aminobutírico tiene funciones muy importantes dentro del sistema nervioso central:

  • Un nivel bajo de este neurotransmisor se asocia a trastornos de ansiedad, insomnio o depresión.
  • En cambio, disponer de una cantidad elevada de GABA favorece procesos como la relajación, la concentración, la memoria, la reducción de la sensación de miedo o alarma, etc.

El doctor Henrique von Gersdorff científico y coautor del estudio, señala que es probable que la vitamina C tenga una función más importante de lo que creíamos en nuestro cerebro.

De hecho, se sabe también que favorece la síntesis de varios neurotransmisores, y que su presencia es fundamental para convertir la dopamina en serotonina y que además, modula la liberación de neurotransmisores en las células nerviosas.

niña con constelaciones en el cerebro simbolizando el efecto de la vitamina C

El cerebro necesita vitamina C

La vitamina C nos ayuda a reducir el estrés porque actúa básicamente, como un neuromodulador. Así, y aunque a menudo se nos comente aquello de que debemos elevar el consumo de fruta y verdura fresca para disponer de ese nutriente esencial, es interesante recordar un curioso aspecto.

La parte de nuestro cuerpo que más parece necesitar vitamina C es el cerebro. De hecho, se ha podido comprobar que cuando el cuerpo humano está privado de vitamina C, este elemento permanece en el cerebro durante más tiempo que en cualquier otro lugar de nuestro organismo.

La ciencia aún no comprende en cuántos procesos y mecanismos puede mediar. Sin embargo, hay uno que sí se conoce y que se ha podido demostrar: la vitamina C reduce el nivel de cortisol en sangre.

  • Estudios como el llevado a cabo por los doctores Oliveira J , de Souza VV y Motta V en el 2015, demostraron que la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, al regular la producción de esta hormona (cortisol).
  • Además, en este estudio se pudo ver cómo un grupo de estudiantes de secundaria puntuaron mejor en tareas de memoria y concentración, tras unos meses aumentando su consumo de vitamina C
  • La vitamina C, además, es fundamental para la síntesis del colágeno. Gracias a este elemento no solo se cuida de la salud y resistencia del los dientes o los huesos. Además, mejoramos la integridad y resistencia de los vasos sanguíneos, algo esencial para optimizar nuestros procesos cognitivos.

¿Cómo podemos cuidar de nuestros niveles de vitamina C?

Por curioso que nos parezca, y tal como nos indican los especialistas, es muy común tener un nivel insuficiente de vitamina C. Siempre pensamos aquello de que sin este elemento esencial, seremos más proclives a sufrir condiciones como resfriados o mala cicatrización de las heridas.

Sin embargo, tal y como hemos señalado, el órgano que más parece necesitar vitamina C es el cerebro. Sin ella nos notaremos más agorados. Tendremos problemas de concentración, además de una mayor sensación de estrés. Asimismo, también debemos recordar que necesitamos del ácido ascórbico (vitamina C) para mejorar la absorción del hierro.

alimentos formando la letra de la vitamina C

Veamos por tanto qué debemos hacer para mejorar sus niveles.

  • La ingesta diaria de vitamina C recomendada está entre los 75 y 90 miligramos.
  • En lugar de recurrir a los clásicos suplementos, siempre es mejor seguir una dieta adecuada rica en los siguientes alimentos:
    • Naranjas y limones.
    • Mangos.
    • Granadas.
    • Grosellas.
    • Guayabas.
    • Brócolis.
    • Pimientos rojos.
    • Fresas

Para concluir, sabemos ya que la vitamina C nos ayuda a reducir el estrés. No obstante, no olvidemos también mejorar nuestros hábitos de vida. Evitar el tabaco, realizar algún deporte e integrar en el día a día adecuadas técnicas de relajación y gestión de la ansiedad y el estrés nos servirá también de ayuda.

Habitos saludables