Crisis sanitarias, cambios sociales, altibajos económicos, conflictos bélicos, la sombra perpetua de la incertidumbre… A lo largo de la historia —y no solo en estos últimos años— el ser humano ha enfrentado múltiples desafíos. No es fácil adaptarse a lo que nos trae el devenir, pero saber ajustarse a él, en la medida de lo posible, siempre nos beneficia.
Ahora bien, hay quien relaciona esta respuesta con la rendición. «Adaptarse o morir», dice el refranero, como si en ese acto hubiera mucho de claudicación y poco de flexibilidad o ingenio mental. Sin embargo, nunca está de más considerar que, en tiempos complicados, es la adaptación la que marca la diferencia entre saber nadar o hundirse.
Tanto es así que algunos expertos hablan, incluso, de la necesidad de acuñar un nuevo término. Uno que nos permita evaluar habilidades para llevar a cabo esta dimensión tan extraordinaria y necesaria a la vez. Porque, aunque a todos nos den cierto miedo los cambios y las interferencias en nuestras rutinas, nada en este mundo es seguro ni previsible al 100 %. Saber adaptarnos es un acto básico de supervivencia.
Nuestra sociedad, así como la tecnología, la economía y la cultura están evolucionando a un ritmo casi inesperado. Saber adaptarnos es esencial.
¿Qué es el cociente de adaptabilidad (CA)?
El cociente de adaptabilidad define una competencia en la cual uno es capaz de dejar a un lado conocimientos o estrategias que ya no son útiles, para adaptarse al cambio mediante recursos más eficaces. Este término lo acuñó el profesor Stuart Parkin, director del Instituto Max Planck de Física de Microestructuras en Halle, Alemania.
Dicha idea tenía como propósito reformular el mundo de la empresa y de las organizaciones. La llamada «cuarta revolución industrial», es decir, la tecnología, exige implementar nuevos sistemas y nuevas formas de pensamiento. Estamos abocados a multitud de cambios inminentes, ante los cuales debemos tomar una ventaja competitiva y evolutiva.
Recordemos, por un momento, aquel célebre razonamiento de Charles Darwin: «no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde a los cambios». Ese mecanismo no es otro que el de la adaptación. Poder medirlo, al igual que hacemos con el cociente intelectual o el referente a la inteligencia emocional, sería un recurso interesante.
El mejor momento para adaptarse es siempre. A menos que creas que nada a tu alrededor cambiará en algún momento.
-Stuart Parkin-
Características de la persona con un cociente de adaptabilidad alto
El concepto del CA es todavía una idea, un proyecto en ciernes. No obstante, ha servido desde el 2010 a que muchos ámbitos estudiaran esta propuesta. Basta con tener en cuenta el dato que ofreció el Foro Económico Mundial en el 2017 en un informe. El 65 % de los trabajos que existen ahora mismo, ya no estarán cuando los niños que cursan hoy en primaria entren en el mercado laboral.
No solo las empresas deben ser más adaptables. Todos nosotros debemos desarrollar al máximo nuestra capacidad de adaptabilidad. Veamos cómo es la persona con un nivel alto en esta competencia:
- No temen a las situaciones nuevas.
- Su mirada está focalizada en el futuro.
- Se consideran aprendices de la vida.
- Son empáticas y con buenas habilidades sociales.
- Sienten interés por aprender conceptos y estrategias.
- Demuestran buenas habilidades para solucionar problemas.
- Buscan ver y entender la realidad desde todas las perspectivas.
- Tienen un enfoque mental flexible y un buen pensamiento lateral.
- Expresan una gran conciencia por el medio ambiente y los problemas sociales.
- Las personas con un buen cociente de adaptabilidad son creativas y manejan bien el estrés.
- Presentan una mente abierta, curiosa y consciente de que todos reforzamos sesgos cognitivos que debemos desactivar.
¿Qué utilidad tiene esta competencia?
En el 2016, la Universidad del Sur de Carolina propuso un método para medir las diferencias individuales en adaptación. Los autores explican que los individuos con un alto nivel de adaptabilidad tienen unos mejores recursos psicológicos de cara a los cambios y desafíos. Disponer de un instrumento para su evaluación nos permitirá, a su vez, entrenar en esta área a quienes lo necesiten.
Sin embargo, más de uno puede preguntarse aún, «por qué» y «para qué». ¿Qué utilidad tiene la adaptación? Analicemos.
No puedes prever lo que pasará, pero puedes prepararte
Así es, nadie tiene una bola de cristal para visualizar qué pasará mañana. No podíamos prever que sufriríamos, por ejemplo, una pandemia. Es algo que entraba dentro de las probabilidades, es cierto, pero tal escenario nos cogió desprevenidos; tanto a las empresas, a los organismos sociales y a las personas.
Desarrollar habilidades para adaptarnos a los cambios, con buenos recursos y sin resistencias, nos facilitará la vida. Todos caminamos por una cuerda floja en la cual hay que mantener el equilibrio ante todo movimiento o pequeña vibración. Saber adaptarse es poder avanzar sin miedo por ese escenario tembloroso.
Mejores habilidades para solucionar problemas
Adaptación no es sumisión, renuncia, dejadez o pasividad. Estamos ante una respuesta que incluye una conducta motivada orientada a metas. Se trata de una respuesta que se caracteriza por buenas dosis de creatividad, autoconfianza y valentía. Porque adaptarnos es sinónimo de afrontar un desafío, es asumir la realidad sin resistencias para situarla a nuestro favor y avanzar.
La adaptabilidad promueve la visualización de posibles resultados futuros ante una serie de circunstancias. Esto no significa que vayan a sucederse, sino que, si llegan, nosotros ya estaremos preparados.
Beneficia el bienestar psicológico y tus perspectivas personales y laborales
El cociente de adaptabilidad nos revelará que todos deberíamos optimizar un poco más esta dimensión. Estamos ante ese músculo que promueve la autorrealización, que promueve el avance y hasta el bienestar mental. Para comprenderlo, pensemos en todas esas personas que, desde siempre, tienen problemas de adaptación. No eran precisamente felices, es cierto…
Cada uno de nosotros debe saber navegar por todo mar incierto, sin resistencias. Lo que no se acepta, genera estrés y ansiedad. No entender que la vida es cambio, es quedar supeditado en la inopia y en la más inocente de las cegueras. La sociedad, el trabajo y hasta las relaciones pueden variar de un día para otro. Ajustarnos optimizará nuestro desarrollo.
Reflexión final
La NASA tiene como objetivo enviar humanos a Marte en la década de 2030. Para tal fin, ya se diseñan programas que favorezcan la adaptabilidad fisiológica y mental de esos astronautas, quienes tendrán por delante uno de los retos más desafiantes de la historia. Ahora bien, si volvemos a nuestro pequeño planeta azul, los retos futuros también son múltiples.
La tecnología seguirá transformando vidas en muchos sentidos. Habrá nuevas apuestas sociales, laborales y psicológicas. Hay que estar mentalizados y preparados. Igualmente, la adaptabilidad debe incluir ciertas gotas de optimismo, de esperanza y pasión para confiar en nuestra capacidad de respuesta y crear un devenir mucho mejor. Esa es la clave.
Desarrollo Personal