30 septiembre 2024

Los 4 efectos nocivos del azúcar en el cerebro

 

Los 4 efectos nocivos del azúcar en el cerebro

El discurso de la ciencia de la nutrición ha cambiado mucho a lo largo de los años. Con las últimas investigaciones, se ha descubierto que uno de los principales enemigos de la salud, y causante de la obesidad, es el azúcar. Sin embargo, lo que mucha gente no sabe es que esta sustancia también tiene efectos muy negativos sobre el cerebro.

Y es que, además de estar relacionado con enfermedades del corazón o con la diabetes, el azúcar provoca toda clase de problemas en nuestra mente. En este artículo descubrirás cuáles son los más preocupantes. No obstante, antes de meternos de lleno en el tema, es necesario despejar algunos de los mitos sobre esta sustancia.

Consumo de azúcar en el cerebro

El cerebro es el mayor consumidor de azúcar del organismo. ¿Alguna vez te ha pedido el cuerpo una buena merienda después de una tarde de estudio intenso? Pues es tu cerebro demandando glucosa debido al gasto excepcional.

Este órgano gasta hasta el 20% de la energía total de la glucosa que se metaboliza en el organismo. La media, en números, es de 5,6 miligramos por 100 gramos de tejido cerebral. Nada más entrar esta sustancia en contacto con la lengua, el tronco cerebral manda señales que activan el circuito de recompensa.

Pero, ¿el azúcar no es bueno?

Mientras crecíamos, fuimos bombardeados con una serie de ideas sobre la alimentación y la nutrición totalmente falsas. Por ejemplo, la creencia de que el principal factor de riesgo para sufrir enfermedades del corazón es el consumo de grasas.

Vaso con terrones de azúcar

Durante mucho tiempo, se promovió el azúcar como una sustancia totalmente inofensiva y sin ningún efecto perjudicial para la salud. Sin embargo, en el año 2016 una investigación reveló que la industria azucarera había sobornado a varios investigadores a lo largo de la historia. ¿Su objetivo? Ocultar todos los efectos perjudiciales de esta sustancia, que hoy en día sabemos que está relacionada con el cáncer y las enfermedades de corazón.

El 80 % de los productos procesados que se encuentran en el supermercado contienen azúcares ocultos bajo sinónimos que consumimos sin darnos cuenta.

Pero quizás más preocupantes son los últimos descubrimientos sobre los efectos del azúcar en nuestro cerebro. A continuación veremos cinco de los más importantes.

1. Produce adicción

A pesar de sonar a fábula, la adicción al azúcar es un problema real. Este trastorno afecta cada vez a más personas, que sienten que tienen que consumir más cantidad de esta sustancia para sentirse bien. De hecho, aquellos que la han eliminado de su vida hablan de síntomas muy desagradables durante los primeros días.

Por ejemplo, al dejar el azúcar, los adictos podrían sentir dolores de cabeza, mareos, debilidad muscular, ansiedad y bajadas de tensión. Por suerte, estos síntomas no son permanentes, solo duran hasta que el cuerpo se adapta a funcionar sin la sustancia.

¿Cómo funciona esta adicción? Al ser absorbido por nuestro organismo, el azúcar libera una gran cantidad de endorfinas en nuestro cerebro. Así, cada vez sentimos menos placer con el resto de aspectos de nuestra vida, necesitando ingerir esta sustancia para sentirnos bien.

2. Causa problemas de memoria y de aprendizaje

Un estudio de la Universidad de California sobre los efectos del consumo de fructosa (una de los tipos de azúcar encontrado en los vegetales, las frutas y la miel) reveló que afecta negativamente a la formación de sinapsis en el cerebro. Es decir, al tomar mucha fructosa, nuestra capacidad de aprender y formar nuevas conexiones se ve disminuida.

Por otra parte, otras investigaciones también han mostrado que las personas que toman mucha fructosa presentan menores niveles de FNDC. Esta sustancia (cuyas siglas significan ‘factor neurotrófico derivado del cerebro’) tiene un efecto fundamental sobre nuestra capacidad de generar nuevos recuerdos y aprender nueva información.



3. Afecta a nuestro estado de ánimo

No solo nuestras capacidades cognitivas están en peligro. Al tomar glucosa, nuestro estado de ánimo varía de formas extremas. Debido a sus efectos sobre la insulina en nuestro cuerpo, los picos de azúcar pueden provocarnos depresión, ansiedad y cambios de humor repentinos.

A largo plazo, estos efectos pueden volverse aún peores. Cuando ingerimos glucosa, nuestro cerebro libera serotonina, uno de los neurotransmisores implicados en el placer. Sin embargo, las reservas de esta sustancia no son infinitas: al emitirse de manera continua, cada vez quedará menos cantidad en el cerebro.

Por ello, una persona que lleve mucho tiempo consumiendo demasiado azúcar lo tendrá muy difícil para sentir emociones positivas de manera continua.

Mujer con depresión

4. Impide que nos sintamos saciados

Por último, recientes investigaciones han descubierto que la glucosa “secuestra” nuestro mecanismo de saciedad. Debido a ello, tomar demasiado de esta sustancia hará que nos sintamos siempre hambrientos. Esto está altamente relacionado con problemas de obesidad y sobrepeso.

El problema está causado por el efecto del azúcar sobre la oxitocina y sus funciones en el cerebro. Uno de los papeles de este neurotransmisor es avisar a nuestro cuerpo de que estamos llenos. Sin embargo, la glucosa le impide realizar esta función.

La OMS recomienda reducir el consumo de azúcar libre (el que se añade a los alimentos, no el que se encuentra de forma natural en ellos), por debajo del 10 % de la ingesta calórica total del día.

Tomar azúcar tiene todo tipo de efectos indeseables sobre nuestro cuerpo. Sin embargo, más preocupantes pueden ser las consecuencias sobre nuestro cerebro. Si quieres mantener una buena salud física y mental, prueba a reducir el consumo de esta sustancia lo máximo que puedas.

Nervio vago y alimentación: ¿cómo se relacionan?


Nervio vago y alimentación: ¿cómo se relacionan?

Nervio vago y alimentación evidencian una relación directa y decisiva para nuestra salud y bienestar. Por un lado, sabemos que el primero es quien le avisa al cerebro de que “pare de comer” porque ya estamos saciados. Asimismo, es importante saber que este nervio neumogástrico también regula nuestro estado de ánimo y tienen un impacto en la salud mental.

Si pensamos en cómo se relacionan las emociones con las conductas alimentarias entenderemos también la trascendencia del nervio vago en esta regla de tres. Sabemos, por ejemplo, que factores como el estrés alteran el equilibrio de esta estructura y que con ello hasta la microbiota intestinal queda alterada. Su buen funcionamiento revierte tanto en nuestra salud física como psicológica de un modo casi asombroso.

El nervio vago actúa como un centro de mando del apetito y regula también nuestro estado del ánimo. Así, una mejor conexión entre este nervio y los intestinos favorece la producción del GABA, el neurotransmisor de la calma y el bienestar.

imagen representando el vínculo entre Nervio vago y alimentación

Nervio vago y alimentación, una conexión muy importante

Fue en 1921 cuando Otto Loewi, fisiólogo alemán y ganador del Premio Nobel descubrió que al estimular el nervio vago se regulaba la frecuencia cardíaca y se liberaba un líquido muy especial: “ Vagusstoff”,  lo llamó (en alemán ‘sustancia vaga’). Esa “sustancia vaga” en concreto, era uno de los neurotransmisores más importantes de nuestro organismo: la acetilcolina, clave para el impulso nervioso.

Desde entonces y hasta hora, sabemos mucho más sobre esta estructura. Corresponde al par craneal X, es un nervio que nace del bulbo raquídeo e inerva la faringe, la laringe, la tráquea, el esófago, los bronquios, el corazón, el estómago, el páncreas, el hígado, los intestinos… Es decisivo porque es el nervio parasimpático principal del organismo y las funciones que realiza son múltiples.

Ahora, los científicos del Instituto Max Planck de Alemania han publicado un estudio hace poco para relevarnos algo llamativo. Nervio vago y alimentación tienen una relación directa y decisiva. Es el centro de control entre el cerebro y el intestino.

Tenemos células nerviosas vagas especializadas para regular el apetito

El nervio vago dispone de unas células especializadas en mantener una comunicación constante entre el cerebro y el intestino. Es como una vía de dos sentidos: una que recibe información y otra que la envía. Lo que han descubierto los científicos, dirigidos por el autor principal, el doctor Henning Fenselauh es lo siguiente:

  • Disponemos de un tipo de células que detectan el estiramiento del estómagomomento en que esta señal se procesa como que ya estamos saciados. Es entonces cuando se le informa al cerebro para que este disminuya los niveles de azúcar en sangre.
  • Por otro lado, existen también otras células del nervio vago alojadas en el intestino. Estas lo que hacen es reaccionar según el tipo de alimentos que hayamos ingerido y las señales químicas que estos emitan. Es decir, se ha visto que cuando se ingieren alimentos muy ricos en nutrientes, se demora un poco más la sensación de saciedad.

Emociones, nervio vago y alimentación

El nervio vago es el componente más importante del sistema nervioso parasimpático. Lo es porque está compuesto por un 80 % de fibras aferentes y un 20 % de fibras eferentes. Así, figuras como el profesor Wolfgang Langhans del ETH Zurich nos hablan sobre cómo esta estructura, además de estar conectara con todas nuestras vísceras, se relaciona también con nuestras emociones.

Estados como el estrés o la ansiedad alteran su correcto funcionamiento y esto, tiene un impacto sobre la alimentación y la microbiota del intestino. Trabajos de investigación como los de la Universidad de Grenoble nos hablan sobre cómo el estrés altera el equilibrio del tracto gastrointestinal y la microbiota, hasta cursar con trastornos gastrointestinales como el síndrome del intestino irritable.

Las épocas de ansiedad alteran la forma en que nos relacionamos con la comida: los atracones, el necesitar comer más dulce o los antojos constantes terminan también alterando nuestra microbiota intestinal. Cualquier cambio en esta área revierte a su vez en nuestra salud y estado de ánimo.

Mujer comiendo ensalada representando el vínculo entre Nervio vago y alimentación

Nervio vago y salud mental

Lo cierto es que no ha sido hasta hace unos años en que se ha puesto el énfasis entre la microbiota intestinal, el nervio vago y la alimentación. Sabemos, por ejemplo, que este nervio neumogástrico, es clave en la producción de neurotransmisores como la norepinefrina y la acetilcolina.

Estos neuroquímicos son esenciales para la reducción de la inflamación y al fortalecimiento de las defensas frente al estrés. De este modo, factores como la mala alimentación o determinadas enfermedades, pueden dar paso a lo que se conoce como tono vagal bajo. Es una condición en la que este nervio deja de trabajar al mismo nivel y aparecen condiciones como migrañas, alteraciones digestivas, hipertensión y también problemas de salud mental, como las depresiones.

¿Qué podemos hacer al respecto?

En realidad, podemos llevar a cabo muchas acciones para favorecer esa correcta armonía entre la microbiota, el nervio vago y alimentación. La primera es elegir mejor qué alimentos consumir y cómo. Por ejemplo, los probióticos son siempre una buena opción.

Asimismo, controlar el hambre emocional, motivada por la ansiedad, el malestar, los problemas de autoestima, la autoexigencia, etc., es decisivo. Por otro lado, es importante que aprendamos a manejar el estrés crónico, a favorecer una correcta higiene del sueño y a mantener, a su vez, una vida activa en la que no falte el ejercicio aeróbico.

Para concluir, el nervio vago y su íntima conexión con el cerebro y el intestino configuran ese eje que regula buena parte de nuestro bienestar físico y mental. Cuidar de ellos es atendernos como merecemos para obtener una buena calidad de vida.

26 septiembre 2024

5 alimentos que ayudan a combatir la flacidez en la piel

mujer de piel suave con una naranja buena para combatir la flacidez en la piel



Para mantener la firmeza de la piel es importante, además de hidratarla y llevar tratamientos específicos, tener una buena alimentación. Sustancias como los antioxidantes deben estar presentes en la dieta para garantizar la sustentación y elasticidad de los tejidos. Pensando en reducir las dudas y mejorar el aspecto visual de la cara y el cuerpo, en esta ocasión revelamos 5 alimentos que pueden ayudarte a combatir la flacidez de la piel.

¿Cómo mejorar la flacidez de la piel a través de la alimentación?

La buena alimentación es importante para el funcionamiento óptimo del organismo en su conjunto. A continuación, presentamos la lista con cinco alimentos que ayudan a mejorar la flacidez:

  1. Gelatina: presenta grandes cantidades de colágeno, que tiene una función estructural que mantiene la elasticidad y la tensión entre las células. Además de mejorar el aspecto visual de la piel, también es importante para las uñas y el cabello, haciéndolos más resistentes y brillantes.
  2. Frutas rojas: mora, fresa, cereza, frambuesa, entre otras, son ricas en antioxidantes, que actúan contra los radicales libres – átomos que se unen a las células buenas y anulan sus funciones. Incluir estos alimentos en el menú es muy simple: puedes comerlos in natura, como jugos, con yogur o en la ensalada de frutas.
  3. Alimentos anaranjados: es posible obtener la vitamina A, que contribuye a la producción de las fibras de colágeno, mediante la calabaza, la zanahoria y el mango. Consume al menos un alimento de este tipo en alguna de las comidas principales.
  4. Frutas cítricas: son ricas en vitamina C y también colaboran en la formación de colágeno. Es posible condimentar la ensalada con limón o tomar jugo de kiwi, naranja o toronja.
  5. Avena: además de regular el intestino, lo que ayuda a la apariencia de la piel, el cereal es fuente de silicio, que es indispensable para la producción de colágeno. Puedes añadirlo a la avena, al yogur o a la vitamina.

Algunos alimentos pueden ser malos para la salud de la piel

Es importante vigilar no solo lo que se incluye en la dieta, sino también lo que hay que evitar. Hay alimentos que estimulan o agravan la flacidez corporal. Por lo tanto, evita las comidas muy dulces, refrescos, frituras, embutidos y los alimentos ricos en sodio.

Vida Lúcida