17 diciembre 2018

El helecho y el bambú, una fábula para entender la resiliencia

La fábula del helecho y el bambú nos habla de un hombre que pasaba por una mala racha. Él era carpintero y le iba muy bien. Todo comenzó cuando a su poblado llegó una gran empresa que fabricaba muebles. Tenían mucho dinero, excelente maquinaria y bastante personal. Pronto se convirtieron en una verdadera sensación en el lugar.
La fábrica hacía los muebles en tiempo récord. También los elaboraba con muy buena calidad. Por si fuera poco, los vendía a precios más bajos que el carpintero. Las cosas empezaron a ser cada vez peores para él. En apenas un par de meses ya sabía que iba rumbo a la quiebra. Esto lo angustió.
Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita”.
-Martin Luther King-
Para colmo de males también comenzó a tener dificultades con su esposa. Ella era maestra de escuela y su salario no alcanzaba para sostener a los tres chicos que tenían. El carpintero intentó buscar un nuevo trabajo, pero no lo conseguía. Su esposa lo recriminaba y esto al final también afectó a los niños, que comenzaron a tener problemas con sus calificaciones en los estudios.

El helecho y el bambú, una gran enseñanza

El carpintero de nuestra historia estaba verdaderamente desesperado. Cada vez tenía menos dinero. También menos energía y menos optimismo. Su mente comenzó a cerrarse. No veía una salida. Lo único que se le ocurrió un día fue ir a dar un paseo por un bosque cercano, para tratar de poner en orden sus ideas. Estaba a punto de conocer los secretos del helecho y el bambú.

Camino hacia el bosque de el helecho y el bambú

Había caminado una media hora por el bosque, cuando se encontró con un anciano amable que lo saludó. Tenía una casa humilde y al ver al carpintero lo invitó a pasar para que tomaran un té. Notó la preocupación en su semblante y le preguntó qué le pasaba. El carpintero le relató sus desventuras, mientras el anciano lo escuchaba atenta y serenamente.
Cuando terminaron de tomar el té, el anciano invitó al carpintero para que fuera a un esplendoroso solar que había en la parte trasera de la casa. Allí estaban el helecho y el bambú, al lado de decenas de árboles. El anciano le pidió que observara ambas plantas y le dijo que tenía que contarle una historia.

La historia prometida: el helecho y el bambú

El carpintero estaba muy interesado en lo que el anciano tenía para decirle. Este último comenzó la narración. Esto dijo: “Hace ocho años tomé unas semillas y planté el helecho y el bambú al mismo tiempo. Quería que ambas plantas crecieran en mi jardín, porque las dos me resultan muy reconfortantes. Puse todo mi empeño en cuidarlas a ambas como si fueran un tesoro”.

camino de el helecho y el bambú

Poco tiempo después noté que el helecho y el bambú respondían de manera diferente a mis cuidados. El helecho comenzó a brotar y en apenas unos meses se convirtió en una majestuosa planta que lo adornaba todo con su presencia. El bambú, en cambio, seguía debajo de la tierra, sin dar muestras de vida”.
El anciano continuó con su historia, mientras el carpintero lo escuchaba con mucho interés. “Pasó todo un año y el helecho seguía creciendo, pero el bambú no. Sin embargo, no me di por vencido. Seguí cuidándolo con mayor esmero. Aun así, pasó otro año y mi trabajo no daba frutos. El bambú se negaba a manifestarse”.

El tiempo y la resiliencia

Prosiguió el anciano diciendo: “Tampoco me di por vencido después del segundo año, ni del tercero, ni del cuarto. Cuando pasaron cinco años, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita. Al día siguiente estaba mucho más grande. En pocos meses creció sin parar y se convirtió en un portentoso bambú de más de 10 metros ¿Sabes por qué tardó tanto tiempo en salir a la luz?”.

ilustración simbolizando fábula del el helecho y el bambú

El carpintero pensó un momento, pero no supo qué decir. El anciano volvió a tomar la palabra y le dijo: “Tardó cinco años porque durante todo ese tiempo la planta trabajaba en echar raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto y por eso no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente. ¿Comprendes?
El carpintero entendió el mensaje. Comprendió que a veces las cosas demoran, porque están echando raíces. Que lo importante es persistir y no perder la fe. Antes de despedirse, el anciano le regaló al carpintero un mensaje, para que lo guardara por siempre. Decía así: “La felicidadte mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante”…

14 diciembre 2018

8 problemas que el plátano resuelve mejor que las pastillas te sorprenderás





Como ya muchos saben, el plátano, banana o banano, no importa cómo lo llames, ¡esta es una fruta tropical deliciosa! Además, es rica en vitaminas y minerales. Es uno de los alimentos más consumidos en el mundo y nos aporta múltiples beneficios a la salud.
Comúnmente, se cree que el plátano aporta demasiadas calorías y se evita a la hora de realizar una dieta hipocalórica. Sin embargo, el consumo moderado trae múltiples beneficios y no aporta tantas calorías como generalmente se cree: 100 gr de plátano aportan 90 calorías.
Son más los beneficios que los perjuicios. Su mala fama quizás se deba a que es una de las frutas que menos agua tiene en su composición.
En este artículo, te contaremos los 8 problemas que los plátanos resuelven mejor que los tratamientos con pastillas o con químicos.

PROPIEDADES DEL PLÁTANO.

Si todavía no estás seguro de sumar una ración de plátano a tu dieta, te contamos qué beneficios aportan a nuestra salud:
-Es fuente de azúcares.
-Aporta minerales como potasio, hierro y magnesio.
-Contiene betacaroteno.
-Posee una gran cantidad de vitaminas: del grupo A, B, vitamina C y E.
-Aporta fibra e hidratos de carbono.

PROBLEMAS QUE EL PLÁTANO RESUELVE.

Regula la presión arterial.

Si una persona consume demasiado sodio, a la vez que presenta niveles muy bajos de potasio, es probable que sufra de hipertensión arterial. El plátano es una fuente natural muy rica en potasio que provee la dosis justa para que, a lo largo del tiempo, la carencia de potasio se solucione y el organismo pueda regular de forma natural la hipertensión. Consumir una banana en el desayuno, a diario, puede prevenir y solucionar este problema.

Mejora el estado de ánimo y la depresión.

Luego de que muchos pacientes depresivos manifestaron mejoras en el estado de ánimo tras consumir plátanos, los científicos comenzaron a investigar. Los resultados determinaron que la banana contiene triptófano, un aminoácido esencial que al ingresar a nuestro organismo se convierte en serotonina. La serotonina es denominada “la hormona de la felicidad”.
Si necesitas subir un poco tu estado de ánimo, con consumir un plátano basta. En minutos te sentirás relajado y de mejor humor.

Blanquea los dientes.

En este caso, necesitaremos la cáscara del plátano. Toma la parte blanca interna de la cascara y frótala sobre tus dientes, sin dejar ningún área sin frotar. En unas semanas notarás tus dientes más blancos.

Disminuye el estrés.

Los cambios metabólicos que sufre nuestro cuerpo cuando nos vemos sometidos a altos niveles de estrés, afectan significativamente los niveles de potasio. En este sentido, consumir plátanos a diario, nos proporciona doble beneficio: por un lado, el triptófano nos ayudará a combatir el cansancio y a mejorar el estado de ánimo; por el otro nos aporta cantidades significativas de potasio.

Combate el estreñimiento.

El plátano contiene una fibra dietética muy recomendada para la digestión y para ayudar a depurar el cuerpo. Esta fibra se denomina pectina y, además de mejorar la digestión, promueve la eliminación de toxinas adheridas al tracto digestivo.
Un plátano al día funciona muy bien para tratar el estreñimiento y, por poseer propiedades probióticas, también ayuda a la salud del sistema digestivo en su totalidad, disminuye las flatulencias y alivia la hinchazón.

Alivia los síntomas premenstruales.

Las vitaminas del grupo B ayudarán a aliviar los síntomas premenstruales: disminuyen los dolores abdominales y evitan la retención de líquidos. Por otro lado, también se mejorará el estado de ánimo y la ansiedad, síntomas comunes durante esos días debido al accionar de las hormonas.

Fortalece la salud visual.

La vitamina A que poseen los plátanos es muy buena para fortalecer la salud de los ojos. El cuerpo necesita dosis diarias de vitamina A para prevenir problemas visuales como la ceguera nocturna.

Ayuda a perder peso.

El plátano da sensación de saciedad. Además, por su sabor dulce, es ideal para combatir momentos de ansiedad y hambre durante la realización de una dieta de adelgazamiento.
Doctora Salud
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Las emociones y los sentimientos se expresan a través de dolores corporales.

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“Todo lo que no se expresa, se expresa”. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando no decimos qué es lo que no angustia o nos aqueja, el cuerpo se encarga de expresarlo por medio de dolores y malestares.
Muchos escépticos podrán dudar de estas teorías, pero nadie ha escapado a dolores de estómago en momento de angustias o a dolores de cabeza por no poder resolver un conflicto familiar o laboral.
Desde ya que tenemos claro que muchos dolores pueden deberse a malos movimientos, a haber comido en exceso o a múltiples factores, pero hoy vamos a detenernos en esos dolores que se han vuelto crónicos y que tienen que ver con sentimientos en nuestro fuero interno que no hemos logrado elaborar y “dejar ir”.
Un dolor es un mensaje del cuerpo que te está pidiendo tiempo para procesar emociones que fueron postergadas y que si persistes en evitar, el dolor se transforma en enfermedad e incluso, en enfermedad crónica.
Y a menudo también, detrás de cada dolor, se esconde una parte de uno mismo más joven que quedó fijada en la situación vivida como traumatizante, y es esta parte de uno mismo que simplemente tiene miedo e intenta protegernos en cuanto algunos de sus elementos o acontecimientos reaparecen nuestra vida.
Tal vez un simple detalle, o un aroma puede desencadenar una reacción de miedo de parte de nuestro “yo más joven” que desea protegernos.
Debemos saber que cuando se presenta una situación que nos perturba, el inconsciente registra todos los detalles de este acontecimiento incluso los más insignificantes en los que no prestamos atención, como un aroma suave, un sonido, una sensación en la piel o una imagen. Y son estos detalles los que serán los activadores más adelante, si las emociones que sentimos son escondidas o reprimidas.
Todos debemos tener presente que una situación traumatizante para una persona puede parecer sólo algo estresante para otra, la única diferencia será la experiencia vivida por cada uno en su vida.
Es entonces cuando entendemos que el dolor físico siempre está ligado a un dolor emocional reprimido que no siempre tiene que ver con una cuestión psicosomática.
Desde el punto de vista energético, la energía contenida en la emoción reprimida quedará bloqueada en nuestra mente afectando una parte de nuestro cuerpo dependiendo del tipo de emoción. Esto lo que provocará el dolor e incluso posteriormente, la enfermedad.




¿Dónde se concentran los dolores emocionales?
Los dolores emocionales pueden ubicarse en las zonas del cuerpo en la que la expresión emocional debió manifestarse, pero no pudo hacerlo. Por ejemplo, si tienes muchas ganas de gritarle a alguien que te hizo enojar mucho, podrías desarrollar dolores en la nuca, en la garganta, en las mandíbulas, es decir; las zonas del cuerpo en las cuales retuviste esos gritos de enojo.
Recordemos que lo llamamos “sentimientos”, porque los sentimos en nuestro cuerpo y mientras que nuestra mente piensa que hace bien disimulando las emociones, al cuerpo no podemos engañarlo simplemente porque el cuerpo no tiene acceso a la negación.
Y como no hay una sola manera de que las emociones impacten en nuestro cuerpo, veremos algunos ejemplos de cómo ciertas emociones podrían ser sentidas y localizadas en cada uno de nosotros.
- La ansiedad: la ansiedad puede volverse crónica. Incluso puedes no sentir los signos agudos de miedo, ya que creciste con ellos y tu cuerpo se adaptó. Aunque el cuerpo se adapte por completo, es posible que el miedo pueda manifestarse por entumecimiento muscular, irritabilidad, insomnio y cierto desinterés de tu parte al momento de generar nuevos emprendimientos. El cuerpo también puede sentirse agitado.
- La cólera: se manifiesta a menudo en el cuerpo a través de sofocones, ataques de calor o irritación en la piel. También puede manifestarse a través de tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, mandíbulas y puños cerrados, respiración irregular o rápida, y una sensación de martilleo en los oídos.
La cólera puede sentirse en la espalda, entre los omoplatos y desplazándose hacia arriba en la parte baja del cuello. También en la parte externa de las mandíbulas.
- La depresión: provoca escalofríos y sensación de pesadez. Sentimos el cuerpo letárgico y con falta de energía. El cuerpo puede también tener tendencia a moverse de manera lenta, rígida o errática.
- El miedo: el miedo puede expresarse con un nudo en el estómago o en el pecho, calambres, sensación de frío, temblores, debilidad o vértigo.
- El síndrome del intestino irritable, las úlceras de estómago, indigestiones y náuseas o también signos de que el cuerpo tiene un miedo contenido que no ha logrado elaborar y del que no ha podido desprenderse.
- La frustración: es similar al miedo pero mucho más contenida. Nos hace pensar que nuestro cuerpo quiere dar puñetazos pero sin tener claro exactamente hacia donde o hacia quién. Los movimientos y la postura pueden volverse rígidos. Algunas veces, la frustración es una combinación de enojo y negación. En estos casos, podemos experimentar signos típicos de la negación como un discurso acelerado, alzamiento de hombros, mirada esquiva, músculos de las mandíbulas tensas y respiración superficial.
- La culpa: esto genera un sentimiento de agitación. Se manifiesta con una sensación de agobio que sofoca, con una irreprensible necesidad de huir. Pueden experimentarse dificultades para respirar y un peso en el pecho similar a una opresión.
- Hostilidad: es similar a la cólera y el enojo, pero no necesariamente necesita un detonante para explotar. En lugar de eso, el cuerpo está en ebullición permanente, y pone en alerta al sujeto hasta en el menor detalle para poder desencadenar un enojo generalizado.
El cuerpo se siente rígido, tenso y bloqueado por acción de la hostilidad.
- La humillación: las sensaciones son similares a las del miedo en el sentido en el que el cuerpo parece volverse de débil e inseguro, pero en lugar de tener frío, sentimos una ligera sensación de calor. Podemos ruborizarnos e incluso sentimos el aumento de temperatura en la piel.
Incluso se puede sentir una necesidad de retroceder como si uno quisiera desaparecer.
- Los celos: los celos son una emoción compleja que pueden contener elementos como el miedo, la humillación y cólera.
Las sensaciones que experimenta el cuerpo al momento de sentir celos pueden variar de una persona a otra. Podemos sentir frío, un nudo en el estómago y una opresión en el pecho que se puede asociar con miedo o también una sensación de calor como cuando nos enojamos o nos sentimos humillados.
Cuando nos descubrimos envidiando la vida de otros, sus logros, sus éxitos, sus relaciones o sus posesiones, presta atención a lo que sientes en el cuerpo y tendrás una base para saber a qué se parecen los celos cuando los sientes de manera sutil.
- La rabia y el odio: estos son instintos supremos. Esta clase de instintos son intrínsecos de la propia existencia y se activan cuando nuestra parte primitiva cree que estamos en peligro. Estos sentimientos se manifiestan a menudo a nivel intestinal y estomacal. ¿Ya te pasó de sentir ardor estomacal? Además de controlar los alimentos que la provocan, si el ardor aparece de la nada, es probable que se trate de rabia no expresada.
La medicina china considera al estómago y a los intestinos como “el cerebro de las emociones” y los malestares en estos órganos aparecen cuando no logramos “digerir” las emociones negativas.
- La tristeza: se siente por lo general a nivel del pecho, y se desplaza hacia arriba a través de la garganta y de los ojos para luego manifestarse a través de las lágrimas. De ahí la famosa expresión “tener la garganta cerrada”, al momento de necesitar un desahogo a través del llanto. También se suma a esto los resfríos a repetición.
- La vergüenza: Este es otro sentimiento “caliente”, que a menudo se acompaña con rubor en las mejillas y sensación de calor. Sin embargo, es posible también sentir entumecimiento interno que te puede provocar escalofríos o un sentimiento de vacío. Al igual que la humillación, la vergüenza puede generarte la sensación de querer desaparecer.
¿Sabías que el Dr. Freud, además de ser el Padre del Psicoanálisis, era neurólogo? Después de atender a innumerable cantidad de pacientes, descubrió que muchos de sus males físicos provenían de situaciones de angustia, tristeza, rabia, humillación y todas las que ya hemos visto.
Por ese motivo, se dedicó a estudiar en profundidad, cómo la palabra y la expresión de lo que nos pasa se convierten en un elemento sanador.
Las emociones que no se verbalizan se cristalizan en diferentes partes de nuestro cuerpo.
¿Ya te pasó con algunas de las que vimos? ¿Con cuáles?
Alguien dijo que nuestro cuerpo es como “la película de nuestra” vida, en donde quedan registrados todos los acontecimientos de vamos viviendo.
Si estamos mal y nos dominan sentimientos negativos, nos sentimos enfermos y cuando estamos bien y somos felices, tenemos la sensación de poder enfrentarlo todo.

¿Y qué pasa con estas otras emociones?
- El pánico, puede provocar diarreas.
- La dificultad en no poder encontrar un lugar en dónde ubicarnos, puede provocar infecciones urinarias a repetición.
- Cuando no queremos escuchar cosas que sabemos nos harán daño, pueden surgir las otitis o dolores de oídos.
- Cuando no nos atrevemos a decir algo, aparecen las anginas o los dolores de garganta.
- El miedo a los cambios o a la falta de dinero, provoca dolores lumbares.
- El orgullo desmedido, la negativa a ceder o a someterse, puede generar dolores de rodillas.
- La intransigencia y la dureza, provoca dolores cervicales y rigidez en la nuca.
- Los conflictos con la autoridad o asumir demasiadas responsabilidades, provoca dolores de hombros, sensación de peso en la espalda.
- Apretar los dientes frente a personas o situaciones que no podemos cambiar, provoca dolores de dentales, aftas y abscesos en la boca.
- Miedo al futuro o dificultades para seguir avanzando, están relacionados con dolores en las piernas, los pies y los tobillos.
- Las dudas y la incertidumbre, generan dolores de cabeza.
- La insatisfacción y la sensación de no ser comprendido, además de “acumular” tristezas, genera aumento de peso porque intentamos buscar la satisfacción a partir de la comida.
Ahora puedes identificar mejor el tipo de trastorno que te está afectando.
Si sufres de una enfermedad crónica o no, intenta rastrear qué eventos se dieron en tu vida cuando aparecieron tus dolores por primera vez.
Recuérdalos y exprésalos de manera de que vuelvan a la superficie y puedas sacarlos de tu cuerpo. ¡Créelo, vale la pena!
Muchas veces hay que recorrer un camino escarpado para llegar a un lugar mejor, que es el del bienestar físico y emocional.
¿A quién conoces en esta situación? Comparte, posiblemente seas de mucha ayuda.
Guru