07 mayo 2021

En el cuerpo vamos cargando a nuestra familia, por Abjini Arráiz

 

pareja y feto

Nuestro cuerpo refleja nuestra genealogía y sus relaciones.

No debemos caer en la trampa de buscar recetas infalibles porque no las hay, este artículo sólo pretende dar unas pocas orientaciones que sirvan como base.

Queremos decir que asignar un ancestro a cada órgano o área corporal, es parecido a la tarea en la que se han enfrascado y se siguen enfrascando muchos neurólogos localistas: la de asignar funciones cognitivas concretas a zonas cerebrales concretas.

La conclusión a la que llegan es que hay especialización hasta cierto punto, porque en el cerebro, igual que en el Universo, primero todo interacciona con todo y segundo, descubren que se trata de un holograma, de manera que todo está contenido en cada parte del todo.

Antes de seguir, tenemos que tener en cuenta que en cada zona corporal conviven tres informaciones:
1.-La memoria de nuestro árbol genealógico
2.-La memoria biográfica personal
3.-Los mensajes que el sabio interior nos envía a través del cuerpo


1.- La memoria de nuestro árbol genealógico:
La familia está viva en la piel, en el cuerpo, está hablando. Hasta tal punto que podemos reconocer a nuestro árbol por la huella que este ha dejado en nosotros… Esa “cierta especialización” de la que hablábamos, en la que los estratos de nuestro árbol genealógico vive en cada uno de nosotros se podría expresar así, muy a grandes rasgos:

PATERNO: Parte derecha del cuerpo
MATERNO: Parte izquierda
BISABUELOS: Hombros, cabeza
ABUELOS: Tórax y brazos
PADRES: Desde la cintura a las rodillas
HERMANOS: Desde rodillas a plantas de los pies

2.-La memoria biográfica personal:
Desde la manera en la que somos concebidos, hasta el efecto que nos ha causado la regaña del jefe, pasando por el tipo de parto, como nos han acariciado de niños, todo queda escrito en el cuerpo. Por ejemplo, consideramos que el peso de la culpa se asienta en la parte alta de la espalda y los traumas infantiles en los pies. La piel es un gran lienzo en la que queda escrita la historia de nuestras relaciones con el mundo.

3.- Los mensajes que el sabio interior nos envía a través del cuerpo:
Nuestro cuerpo es el mapa físico de nuestra conciencia, un fiel reflejo de cómo funcionamos en las distintas áreas de la vida. Cualquier síntoma físico es una oportunidad para hacernos conscientes de que hay un área en nuestra vida que necesita atención.


INCLINACIÓN:
El cuerpo en su totalidad se inclina al andar: hacia atrás o hacia delante:

A) Estaremos huyendo del pasado si caminamos inclinándonos ligeramente hacia delante.
Si nos inclinamos hacia atrás al andar tenemos miedo a entrar en la vida.

La cabeza también puede simbolizar al padre y a todos los ancestros varones. Caminar con la cabeza por delante es igual a no reconocer nuestros deseos, andamos refugiados en el intelecto.

Los tumores cerebrales tienen que ver con los secretos escondidos del árbol.

Las migrañas con las retenciones sexuales.

Los ojos como conjunto son de carácter masculino.
El ojo derecho es el intelectual, el racional.
El izquierdo es el del corazón, el ojo profundo, el de la receptividad.

La boca y las orejas simbolizan el linaje materno (son receptivas).

La sordera en el oído izquierdo puede ser algo que no quiero escuchar del linaje femenino.

Los dientes picados son el resultado de la rabia no expresada.

La garganta es el canal de expresión y de creatividad.
Tras una amigdalitis se esconde el miedo, las emociones reprimidas y la creatividad sofocada.

El pecho: aquí está la relación corazón-emociones
Si no nos han amado desarrollaremos un pecho endurecido e insensible

Las manos son el símbolo de la elección:
La mano derecha es el símbolo de la elección racional, sin fe.
La izquierda es la intuitiva.

Las uñas son nuestras defensas simbólicas…¿Heredamos uñas de mucho grosor?



La espalda: los problemas simbolizan que cargas a los padres.
Si no nos acariciaron de pequeños podemos sufrir una desviación de columna

En la espalda se van archivando los conflictos no resueltos de nuestro pasado:
-En la parte lumbar está la conexión con nuestra sexualidad y creatividad (los padres).
-En la parte dorsal es la conexión con nuestra parte emocional (los abuelos en el árbol).
-En la parte cervical nos conectamos con nuestro intelecto (los bisabuelos)

El vientre: la madre y todo lo que “digerimos de la vida”.
Los problemas de estómago están asociados al miedo, a la angustia y la ansiedad.

La pelvis se conecta con la sexualidad y con nuestros padres
El miedo a la sexualidad puede traducirse en una pelvis movida hacia atrás.

Las rodillas nos muestran nuestra flexibilidad, nuestra adolescencia.
Si vivimos encerrados en nuestro castillo, inflexibles, sufriremos con las rodillas.

Los pies simbolizan el territorio, conectados con nuestra hermandad.
Cuando no estamos viviendo nuestra vida, caminamos como un ladrón sin hacer ruido.

Si somos hijos de padres divorciados, o separados…las puntas de los pies se separan.
Vivimos una época buena en a la infancia…las puntas de los pies miran hacia dentro.

Cuando los pies se inclinan hacia fuera nos señalan que no tenemos un lugar en el mundo.

Somos un espíritu que utiliza un cuerpo de vehículo para pasearnos por esta vida, pero él no es una carrocería inerte, cada célula contiene lo que fueron nuestros ancestros y lo que somos nosotros.

Y no olvidemos lo que dice el proverbio chino:

“Nada sienta mejor al cuerpo que el crecimiento del espíritu”

Fuente: https://www.facebook.com/pachayachachiq

9 secretos de los centenarios de Okinawa.

 


    Los habitantes de Okinawa, una pequeña isla al sur del archipiélago japonés, son célebres por su longevidad. Es uno de los rincones del planeta con mayor proporción de centenarios. ¿Cuáles son sus secretos? El viajero, educador y escritor Dan Buetner ha descrito las nueve claves de la longevidad en Okinawa.

A menudo se afirma que la tecnología y los avances médicos son los responsables del aumento de la esperanza de vida. Sin embargo, las poblaciones más longevas no se encuentran en torno a los hospitales más sofisticados, sino en lugares recónditos como Okinawa que han mantenido costumbres ancestrales. 

1. Adopta un ikigai.

Un ikigai es un propósito en la vida, un objetivo que da sentido a la existencia. Los ancianos de Okinawa pueden explicar la razón por la que se levantan cada mañana. Les proporciona sentimiento de responsabilidad y de ser necesarios para la comunidad hasta con más de 100 años. Los occidentales que estudian la longevidad de estos japoneses se concentran en la alimentación y otros aspectos materiales, sin embargo, pueden ser muy influyentes los factores espirituales, como señala acertadamente Dan Buetner. Okinawa tiene una larga tradición budista y pacifista y fue un reino independiente y desarmado hasta el siglo XVII.





2. Sigue una dieta basada en los vegetales.

Los habitantes de Okinawa que siguen la dieta tradicional aprecian el cerdo pero lo comen en pequeñas cantidades y solo con motivo de alguna de las celebraciones anuales. Comen pescado más frecuentemente pero no llegan a la media ración diaria. Por tanto su dieta está basada en los alimentos vegetales, con especial abundancia de frutas y hortalizas. Comen menos arroz que el resto de los japoneses. Les gustan las coles y otras verduras salteadas, los boniatos, el tofu y las especias como la cúrcuma. A Dan Buetner le llama la atención la presencia en los menús de goya, un melón amargo muy rico en antioxidantes y capacidad para reducir la tasa de glucosa en la sangre.  

3. Come más soja

La dieta de Okinawa es especialmente rica en alimentos derivados de la soja como el tofu o la sopa de miso. Los compuestos peculiares de la soja previenen los trastornos cardiovasculares y varios tipos de cáncer. Los alimentos de soja fermentada (tempeh, salsas…) favorecen la salud de la flora intestinal, un factor que cada vez se considera más importante para el mantenimiento de la salud.   

4. Cuida un huerto.

Prácticamente todos los centenarios de Okinawa cuidan actualmente o han cuidado un huerto que les proporciona hortalizas frescas, les mantiene activos físicamente y les relaja. 





5. Planta un jardín medicinal.


En los huertos no faltan plantas medicinales como la artemisa, el jengibre y la cúrcuma. Las tres plantas poseen propiedades y reconocidas eficacias como antioxidantes, antiinflamatorias y fortalecedoras de las defensas. Los ancianos las consumen diariamente.  


6. Forma parte de un moai.

Los habitantes de Okinawa forman grupos de amigos que se reúnen y prestan ayuda mutua. Son auténticos grupos de apoyo emocional que ofrecen todo tipo de ayuda, incluyendo la de tipo económico. Contribuyen a sentirse aceptados, útiles y seguros frente a las adversidades. Nunca se sienten solos. 

7. Disfruta del sol

El clima de Okinawa es soleado y sus habitantes lo disfrutan. Pasando tiempo al aire libre sintetizan vitamina D que fortalece los huesos y la salud en general. 

8. Permanece activo

Los viejos de Okinawa son caminadores y jardineros. Dentro de las casas tienen poco mobiliario, toman la comida o se sientan para relajarse sobre tatamis en el suelo. Las personas mayores se sientan y se levantan del suelo docenas de veces al día, lo que contribuye a su flexibilidad y fortaleza física. 

9. Mantén la serenidad.




Los habitantes de Okinawa tienen un carácter peculiar. Se mantienen enteros ante las penurias, siempre amables y sonrientes, disfrutan de los placeres sencillos. Los ancianos son especialmente simpáticos y su compañía agrada a los más jóvenes que permanecen a su lado.

Las células humanas responden de manera saludable y no saludable a distintos tipos de felicidad.

 





Un buen estado de ánimo – esto es, tu felicidad – afecta tus genes, dicen los científicos. En el primer estudio de este tipo, investigadores del Centro Cousins de PNEI de la UCLA y de la Universidad de Carolina del Norte, examinaron como la Psicología Positiva impacta sobre la expresión del gen humano.

Lo que encontraron es que diferentes tipos de felicidad tienen efectos sorprendentemente diferentes en el genoma humano.

Personas con altos niveles de lo que se denomina “bienestar eudaimónico, el tipo de felicidad que proviene de tener un sentido profundo de propósito y sentido en la vida (como la Madre Teresa), mostraron perfiles muy favorables de expresión del gen y una fuerte expresión de genes antivirales y anticuerpos.

Sin embargo, gente con niveles relativamente altos de bienestar hedónico, el tipo de felicidad que proviene de una auto gratificación consumista  (por ejemplo la mayoría de las celebridades), mostraron justamente lo contrario. Tenían un perfil de expresión adverso, incluyendo una alta inflamación y una baja expresión del gen antiviral y anticuerpos.


El informe aparece en la edición online actual del periódico de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias.

Durante los últimos 10 años, Steven Cole, Profesor de Medicina de la UCLA y miembro del Centro Cousins de la UCLA, y sus colegas, que incluyen a la autora principal Barbara L. Fredrickson de la Universidad de Carolina del Norte, han examinado cómo responde el genoma humano al stress, la tristeza, el miedo y a todo tipo de psicologías negativas.

En este estudio, sin embargo, los investigadores preguntaron cómo el genoma humano respondería a la Psicologia Positiva. ¿Esto es,  de forma exactamente opuesta al stress y la tristeza, o el bienestar positivo activa un tipo de programa diferente en la expresión del gen?

Los investigadores examinaron las implicaciones biológicas de ambos bienestares, el hedónico y el eudaimónico a través de lentes del genoma humano, un sistema de unos 21.000 genes que han evolucionado fundamentalmente para ayudar a los humanos a sobrevivir y estar bien.

Estudios previos, encontraron que las células inmunes circulantes muestran un cambio sistemático en los perfiles de base de la expresión del gen durante largos periodos de stress, amenaza o incertidumbre. Conocida como “respuesta conservada transcripcional a la adversidad” o CTRA (siglas en ingles), este cambio se caracteriza por un aumento en la expresión de los genes involucrados en la inflamación, y una disminución en la expresión de los genes involucrados en las respuestas antivirales.


Esta respuesta, según nota Cole, seguramente evolucionó para ayudar al sistema inmune a revertir los patrones cambiantes de las amenazas microbianas que han estado asociadas ancestralmente a las cambiantes condiciones socio-ambientales; estas amenazas incluyen a las infecciones bacterianas de heridas causadas por conflictos sociales y un aumento en el riesgo de infecciones virales asociadas al contacto social.

“Pero en la sociedad contemporánea y en nuestro entorno tan distinto, la activación crónica por amenazas sociales o simbólicas, pueden promover la inflamación y causar enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y otras y pueden disminuir la resistencia a las infecciones virales”, dice Cole, el autor senior de la investigación.

En el estudio actual, los investigadores extrajeron muestras de sangre de 80 adultos saludables que fueron evaluados sobre su bienestar eudaimónico y hedónico, así como  complejos  factores de comportamiento potencialmente negativos. El equipo utilizo perfiles de expresión del gen CTRA para mapear los efectos potencialmente distintivos del bienestar eudaimónico y hedónico.

Mientras aquellos con bienestar eudaimónico mostraron un perfil de expresión favorable del gen en sus células inmunes, aquellos con bienestar hedónico mostraron un perfil adverso de expresión del gen, ”las personas con alto nivel de bienestar hedónico no se sentían peor que aquellas con alto nivel de bienestar eudaimónico”, dijo Cole.”Ambos parecían tener los mismos niveles altos de emoción positiva” .Sin embargo, sus genomas respondían de forma muy diferente a pesar de que sus estados emocionales tenían una similitud positiva.

“Lo que nos dice este estudio es que hacer el bien y sentirse bien tienen efectos muy diferentes en el genoma humano, a pesar de generar niveles similares de emociones positivas”, dijo. “Aparentemente, el genoma humano es mucho mas sensible a las diferentes formas de obtener felicidad de lo que lo es la mente consciente”.

Otros autores del estudio, incluyen a Jesua M:G: Arevalo y Jeffrey Ms, ambos de UCLA, y Karen M. Grewen, Kimberley A. Coffey, Sara B.Algoe y Ann M.Firestine de la Universidad de Carolina de Norte.

La investigación fue patrocinada por los subsidios de del Instituto Nacional de Salud 

Fuente: http://www.asociaciongenerarsalud.es