07 mayo 2021

Las células humanas responden de manera saludable y no saludable a distintos tipos de felicidad.

 





Un buen estado de ánimo – esto es, tu felicidad – afecta tus genes, dicen los científicos. En el primer estudio de este tipo, investigadores del Centro Cousins de PNEI de la UCLA y de la Universidad de Carolina del Norte, examinaron como la Psicología Positiva impacta sobre la expresión del gen humano.

Lo que encontraron es que diferentes tipos de felicidad tienen efectos sorprendentemente diferentes en el genoma humano.

Personas con altos niveles de lo que se denomina “bienestar eudaimónico, el tipo de felicidad que proviene de tener un sentido profundo de propósito y sentido en la vida (como la Madre Teresa), mostraron perfiles muy favorables de expresión del gen y una fuerte expresión de genes antivirales y anticuerpos.

Sin embargo, gente con niveles relativamente altos de bienestar hedónico, el tipo de felicidad que proviene de una auto gratificación consumista  (por ejemplo la mayoría de las celebridades), mostraron justamente lo contrario. Tenían un perfil de expresión adverso, incluyendo una alta inflamación y una baja expresión del gen antiviral y anticuerpos.


El informe aparece en la edición online actual del periódico de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias.

Durante los últimos 10 años, Steven Cole, Profesor de Medicina de la UCLA y miembro del Centro Cousins de la UCLA, y sus colegas, que incluyen a la autora principal Barbara L. Fredrickson de la Universidad de Carolina del Norte, han examinado cómo responde el genoma humano al stress, la tristeza, el miedo y a todo tipo de psicologías negativas.

En este estudio, sin embargo, los investigadores preguntaron cómo el genoma humano respondería a la Psicologia Positiva. ¿Esto es,  de forma exactamente opuesta al stress y la tristeza, o el bienestar positivo activa un tipo de programa diferente en la expresión del gen?

Los investigadores examinaron las implicaciones biológicas de ambos bienestares, el hedónico y el eudaimónico a través de lentes del genoma humano, un sistema de unos 21.000 genes que han evolucionado fundamentalmente para ayudar a los humanos a sobrevivir y estar bien.

Estudios previos, encontraron que las células inmunes circulantes muestran un cambio sistemático en los perfiles de base de la expresión del gen durante largos periodos de stress, amenaza o incertidumbre. Conocida como “respuesta conservada transcripcional a la adversidad” o CTRA (siglas en ingles), este cambio se caracteriza por un aumento en la expresión de los genes involucrados en la inflamación, y una disminución en la expresión de los genes involucrados en las respuestas antivirales.


Esta respuesta, según nota Cole, seguramente evolucionó para ayudar al sistema inmune a revertir los patrones cambiantes de las amenazas microbianas que han estado asociadas ancestralmente a las cambiantes condiciones socio-ambientales; estas amenazas incluyen a las infecciones bacterianas de heridas causadas por conflictos sociales y un aumento en el riesgo de infecciones virales asociadas al contacto social.

“Pero en la sociedad contemporánea y en nuestro entorno tan distinto, la activación crónica por amenazas sociales o simbólicas, pueden promover la inflamación y causar enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y otras y pueden disminuir la resistencia a las infecciones virales”, dice Cole, el autor senior de la investigación.

En el estudio actual, los investigadores extrajeron muestras de sangre de 80 adultos saludables que fueron evaluados sobre su bienestar eudaimónico y hedónico, así como  complejos  factores de comportamiento potencialmente negativos. El equipo utilizo perfiles de expresión del gen CTRA para mapear los efectos potencialmente distintivos del bienestar eudaimónico y hedónico.

Mientras aquellos con bienestar eudaimónico mostraron un perfil de expresión favorable del gen en sus células inmunes, aquellos con bienestar hedónico mostraron un perfil adverso de expresión del gen, ”las personas con alto nivel de bienestar hedónico no se sentían peor que aquellas con alto nivel de bienestar eudaimónico”, dijo Cole.”Ambos parecían tener los mismos niveles altos de emoción positiva” .Sin embargo, sus genomas respondían de forma muy diferente a pesar de que sus estados emocionales tenían una similitud positiva.

“Lo que nos dice este estudio es que hacer el bien y sentirse bien tienen efectos muy diferentes en el genoma humano, a pesar de generar niveles similares de emociones positivas”, dijo. “Aparentemente, el genoma humano es mucho mas sensible a las diferentes formas de obtener felicidad de lo que lo es la mente consciente”.

Otros autores del estudio, incluyen a Jesua M:G: Arevalo y Jeffrey Ms, ambos de UCLA, y Karen M. Grewen, Kimberley A. Coffey, Sara B.Algoe y Ann M.Firestine de la Universidad de Carolina de Norte.

La investigación fue patrocinada por los subsidios de del Instituto Nacional de Salud 

Fuente: http://www.asociaciongenerarsalud.es


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