24 junio 2021

Los tipos de amor según John Allan Lee

 










Los tipos de amor según John Allan Lee o la teoría de los colores del afecto, parte de la idea de que como ocurre con los colores, hay tres tipos de elementos primarios (pasión, compañía y respeto) que al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres.

Existen diferentes tipos de amor según John Allan Lee. Para diferenciarlos parte de la idea de que, al igual que ocurre con los colores, hay tres tipos de afectos primarios que, al mezclarse entre ellos, dan lugar a otros tres. Este enfoque, surgido en los años 70, nos recuerda aspectos tan importantes como que todas las personas para ser felices necesitamos nutrientes tan básicos como son el respeto, la compañía y la pasión.

Antes de detallar esta teoría, es interesante detenernos primero en su autor. A pesar de que su nombre ya no es muy recordado, cabe señalar que fue una de esas figuras que compaginó como nadie el activismo social con la investigación académica. Fue un sociólogo muy reputado de la Universidad de Toronto que pasó toda su vida profundizando en aspectos psicológicos sobre el amor y la sexualidad.

John Allan Lee fue sindicalista, activista social en Amnistía Internacional, defensor de los derechos de la comunidad LGBT y también, una de las personas que más ha luchado por el derecho a morir o el suicidio asistido. De hecho, él mismo eligió ese final para su propia persona llegado el momento. Se fue de este mundo en paz tras escribir sus memorias y entender que había cumplido su propósito: defender la importancia del amor y el respeto entre las personas.

Los tipos de amor según John Allan Lee

Conocemos los diferentes tipos de amor según John Allan Lee a través de un libro y un estudio que el propio autor publicó después de varios años de trabajo y análisis en la Universidad de Toronto, Canadá. Así, en su trabajo The colors of Love nos empieza señalando que el amor auténtico, el más enriquecedor es de color azul, rojo y amarillo.

Esos tres colores básicos o primarios, al mezclarse puedan dar origen a nuevas y fascinantes tonalidades, a otros tipos de amor. No obstante, en materia de afecto nada es tan importante como esa base primaria constituida por las siguientes dimensiones:

  • Compañía (color azul).
  • Respeto (color amarillo).
  • Pasión (color rojo).

Veamos a continuación esos arquetipos secundarios que configuran los tipos de amor según John Allan Lee

Eros

Eros define claramente al amor romántico. En este caso, tenemos ese vínculo idealizado y promovido a su vez por nuestra cultura, en la que la pasión y la devoción emocional originan vínculos a menudo malsanos. La atracción es intensa e inmediata, se pone la atención en el aspecto físico, en la devoción absoluta y en la posesión.

El amor erótico

El erotikon, contexto que hunde sus raíces en la época griega, da forma a ese amor orientado en exclusiva al deseo y el acto sexual. Dentro de la teoría de los tipos de amor según John Allan Lee, se pone la atención sobre esta tipología por una razón muy simple. A través de esos encuentros sexuales carentes de otro componente emocional, no siempre se consolida una relación estable e incluso satisfactoria.

Así, y aunque en un primer momento, esos juegos sexuales, esos encuentros basados en una atracción física inesperada sean gratificantes para ambos, a la larga pueden traer desilusiones o simplemente cumplir su cometido puntual, dando paso a la búsqueda de nuevas parejas sexuales.

corazones colgando para representar los tipos de amor según John Allan

Ludus, el amor lúdico

Las personas con un estilo lúdico en sus relaciones afectivas, ven el amor como un juego. Su finalidad es conquistar, obtener beneficios (emocionales, sexuales, de divertimento…). Por ello, y para obtener su objetivo no dudan en seducir, engañar y manipular. No se comprometen y construyen relaciones emocionalmente distantes.

Los individuos “lúdicos”, según la teoría de los tipos de amor según John Allan Lee, están enfocados solo a los beneficios a corto plazo.

El amor pragmático

En este tipo de amor, tenemos a personas que se rigen por el sentido de la lógica. Son como el personaje de Spock en Star Treck, ahí donde las emociones pasan a un segundo lugar para focalizarse solo en la utilidad de las relaciones afectivas. De este modo, los más pragmáticos suelen preguntarse si su posible pareja sería aceptada por familiares y amigos. También se cuestionan si con esa persona, obtendrán o no estabilidad financiera o si será alguien que romperá su calma y equilibrio personal.

La manía o el amor obsesivo

El estilo de amor obsesivo está presente en esas personas dependientes y focalizadas solo en satisfacer sus necesidades. Son perfiles con grandes cambios emocionales, a instantes se muestran fríos y más tarde apasionados. Son posesivos, celosos, controladores y pueden llegar al maltrato.

pareja representando los tipos de amor según John Allan

Ágape

En esta última dimensión de los tipos de amor según John Allan Lee, tenemos ese vínculo que más puede traernos la felicidad. Son personas que saben dar y recibir. Son perfiles que se centran en las necesidades de su pareja, que ofrecen su afecto de manera incondicional, que se comprometen, que cuidan y se cuidan, que trabajan en un vínculo basado en la satisfacción y la armonía.

Para concluir. Cabe señalar que estos 6 subtipos suelen aparecer de manera combinada e intercalada en nuestras relaciones afectivas. Lo queramos o no, siempre hay un componente de eros, del erotikon y un buen sustrato de ese ágape en el que trabajar a diario. Se trataría solo de ser conscientes de qué tipología está más presente en nosotros o en nuestra pareja para mantener ese arquetipo o, por el contrario, trabajarlo en caso de que nos estemos orillando hacia la manía o el pragmatismo excesivo.

Pensemos en ello.

La persona que te rompió no puede ser la misma que te arregle

 


La persona que te rompió no puede ser la misma que te arregle

Recuérdalo. La persona que te rompió no puede volver a recomponerte. No cometas ese error, no pienses que esa persona será quien te ayude a arreglarte, a sobreponerte del daño, a eliminar el dolor.

No recaigas si esa relación te hace daño, no recaigas por el miedo a estar en soledad, por el miedo a no saber desenvolverte por la vida sin esa persona a tu lado. Porque las relaciones disfuncionales, si no se trabajan de la manera adecuada, no dejan de serlo de la noche a la mañana y por arte de magia.

Recuerda que, cuando te rompiste, tu mente se llenó de argumentos que hablaban a favor de una vida sin esa persona. Seguía doliendo y seguías teniendo razones para querer estar a su lado, pero te querías convencer de que su compañía no era lo mejor para ti.

Mujer tumbada con tristeza que no tiene explicación

Todo aquello de lo que huimos está condenado a repetirse

Pasa el tiempo y los conflictos se repiten. Humillaciones, desconfianza, dolor de una herida mal cicatrizada. Todo aquello de lo que huimos sin resolver, está condenado a repetirse. Freud teorizó este hecho en 1920 en su libro El principio del placer, llamándolo entonces compulsión a la repetición.

Esto significa que las personas tendemos a tropezar con la misma piedra (cada uno de la suya, claro está). Significa que cuando nuestra piedra es el establecimiento de un tipo de relación, recaemos en ella de manera sistemática.

El hecho de que la piedra con la que tropezamos tenga “nombre de persona” o “estilo de persona” simboliza que tendemos a relacionarnos de la misma manera, a generar dependencias emocionales, a buscar el amor de una forma determinada y, muchas veces, en una persona concreta.

Por lo tanto, con frecuencia nos enfrentamos a problemas parecidos a pesar de estar en etapas diferentes. ¿Por qué nos sucede esto? Porque todo aquello de lo que huimos está condenado a repetirse. Si no reflexionamos, no nos replanteamos nuestras decisiones o nuestra manera de relacionarnos, estamos condenados a volver a cometer los mismos errores.

“Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo.

Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!”.

-Paulo Coelho-

Cuando algo se rompe por dentro, ya nada es igual

Cuando nos rompemos, cuando tenemos un dolor muy intenso por dentro, anhelamos la estabilidad, el bienestar que generaba tener a esa persona a nuestro lado. La incertidumbre genera la certeza de que “todo tiempo pasado fue mejor estando acompañados”.

Evidentemente estas relaciones de dependencia de un vínculo afectivo tienen un pasado construido sobre un estilo de apego disfuncional, pero esto es algo que podemos cambiar gracias a la reelaboración continua que nos ofrecen nuestras experiencias y reflexiones.

El cambio se construye en la formación nuevos vínculos de apego, en la pérdida de ciertos vínculos y en el cambio. Si las experiencias son muy diferentes y significativas, el propio contenido de las representaciones, las estrategias y los sentimientos llega a cambiar la tendencia a buscar relaciones fundamentadas en la dependencia.

Mujer rodeada de un rosal

El arreglo de nuestras grietas emocionales debe correr a cuenta de uno mismo. Reconstruirse es una labor propia, nadie tiene el poder ni la responsabilidad de que lo hagamos. Seamos conscientes de que todo proceso de cambio lleva consigo dolor y esfuerzo.

Conseguir decir adiós a una persona no significa retroceder, significa separar lo que nos enriquece de lo que nos desgasta, cuidar nuestra valía y dejar de perseguir las migajas de un amor que nos es sano.

Desapegarnos del dolor nos ayuda nutrir nuestra autoestima

Desapegarnos de aquello que supone egoísmos, intereses y ausencias injustificadas nos ayudará a comenzar una nueva etapa, a sembrar y cosechar sustento para nuestra autoestima y crecer emocionalmente.

Soltar, alejarnos de vínculos que nos han dañado, significa liberarnos, crecer y crear una nueva vida. Una nueva vida que se alza como propia, que crece respirando oxígeno psicológico de una atmósfera fértil para el cambio.

Cubrir de tierra el dolor no es garantía de prosperidad en una relación. Hay veces que a las historias de puntos suspensivos hay que quitarles dos y dejarlas en punto y final. Ese adiós implica desubicarnos durante un período de tiempo indeterminado.

Eso nos puede angustiar, pero la consecuencia inmediata de lograrlo es la reconstrucción de uno mismo y la armonía con nuestro interior. Se trata de ser honestos y exigentes con nuestras compañías emocionales. No siempre es fácil, pero sí necesario.

Razones para no regresar con tu ex por más que quieras.

 




Regresar con alguien que una vez te lastimó, o bien, con quien heriste sin piedad, jamás te hará crecer como persona.


Para Patricia de Mauro, ganadora de una gran apuesta millonaria, fue posible arrojar dos dados 156 trillones de veces sin jamás obtener el número 7. El 23 de mayo de 2009, la jugadora pasó 4 horas y 18 minutos en un casino de Nueva Jersey tirando las piezas hasta romper un récord mundial; mismo que la hizo acreedora a una gran suma de dinero.

De acuerdo a algunas universidades, las probabilidades de que esto ocurra son menos que las de ser golpeado por un rayo. Así que la apuesta que hizo De Mauro fue casi desquiciada. ¿Necesitas razones para no regresar con tu ex por más que quieras?

Razones para no regresar con tu ex por más que quieras  - Estilo de vida
El mundo del juego y las apuestas es atrayente; de hecho, para algunos resulta adictivo. Apostar dinero o cualquier bien material es excitante, divertido y en algunas ocasiones irresponsable; pero lo que se pierde jamás será irremplazable o irrecuperable. En cambio, apostar el corazón y jugársela por alguien que te lastimó antes, es tan peligroso como masoquista.
Si aún dudas qué debes hacer o no, repasa estos párrafos cada vez que te sientas tentada a darle una segunda oportunidad tu ex. No vuelvas a apostar por algo que la primera vez no funcionó, las relaciones rotas jamás vuelven a recuperar todos sus trozos y al intentar reconstruirlas, sólo quedan fisuras por donde el amor y el respeto se fugan lenta o rápidamente.

Razones para no regresar con tu ex por más que quieras  - Estilo de vida
Regresar con alguien que una vez te lastimó, o bien, con quien heriste sin piedad, jamás te hará crecer como persona. "Volver a intentarlo" es un retroceso que no tienes por qué aceptar; perdona, deja ir y acepta, pero no vuelvas a creer en algo que por una o muchas razones se terminó.

Los seres humanos confundimos el amor con todo lo que nos provoca alguna emoción o sensación. Anhelar, extrañar y desear no es amar, el miedo, la duda y la incertidumbre tampoco son parte de ese sentimiento. No bloquees tus oportunidades ni niegues lo que está por llegar a ti; las personas no cambian, pueden aprender y evolucionar pero jamás dejarán de ser ellas. Así que aquello que amabas de tu ex siempre lo amarás y todo aquello que odiabas de él siempre te joderá.



Enamorarse es cuestión de química, suerte o hasta coincidencia; obviamente en forzar los caminos para regresar no hay ni una pizca de química, suerte o coincidencia. Lo que fue real se convertirá en algo artificial y lo que alguna vez consideraban sagrado será puro protocolo. No es imposible regresar con un ex y tampoco una certeza que la volverán a pasar mal; sin embargo, esa decisión es un cúmulo de miedos, mediocridad y conformismo


Estar solo, conocer a otra persona o enamorarte de tu trabajo o de una actividad, es mucho más difícil que decir sí una vez más. En el momento en el que el pasado intenta imponerse ante el presente debes ser lo suficientemente egoísta como para poder cerrarle la puerta en la cara y decirle que no lo necesitas más. Las oportunidades que das pueden ser tantas como tú lo decidas; pero tu tiempo en este planeta no es eterno. Caerte y levantarte es admirable; mientras que dar media vuelta para darle la espalda a todo lo que conseguiste después de luchar con el corazón roto, es triste e injusto para ti.

Razones para no regresar con tu ex por más que quieras  - Estilo de vida

Nadie repite los mismos errores, pues el tiempo y la vida cambian cada milésima de segundo; no obstante, todos podemos evitar un sufrimiento que ya conocemos. El buen sexo, las adulaciones, la compañía y el apoyo moral te lo puede dar cualquier otra persona en el mundo; sin embargo, las heridas que ya te hicieron sólo las puede reabrir una persona: tu ex. Una historia de ensueño es posible protagonizarla junto a alguien diferente, en cambio, rehusar el mismo guión para llenarlo de corrector, parches y taches nunca resultará como esperabas.
¿Por qué darle la oportunidad de lastimarte una vez más?