01 abril 2018

Aprende a escuchar..

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Estás tan ocupado reaccionando a lo que sucede o no sucede en tu vida que no tienes tiempo para saborear tu experiencia. No sientes tu alegría o tu dolor, tu ira o tu pena. Es una lástima.
Desperdicias buena parte de tu tiempo buscando respuestas a tus problemas fuera de ti. Si tan solo te tomaras el tiempo para estar contigo mismo, esas respuestas surgirían espontáneamente.
Aprende a estar presente en tu experiencia. No estoy diciendo “intenta descifrarla”. “Estar con” no es una actividad analítica y, de hecho, reconoce que no puedes descifrar tu experiencia. Puedes estar con ella o puedes intelectualizarla; esto último, por supuesto, es un escape.
A cada momento estás recibiendo sugerencias que pueden ayudarte a situar la nave de tu vida en el curso correcto. Pero no puedes escuchar esas sugerencias si no te tomas el tiempo “para ser” y “para escuchar”. Paradójicamente, precisamente en esos periodos, cuando estás más frenético intentando descifrar y “arreglar” tus problemas, es cuando más necesitas estar sereno y escuchar. Al principio quizá no te des cuenta de ello, pero no podrás evitar notar que cuanto más intentes descifrar las cosas, más confusas se hacen.
Tarde o temprano dejarás de intentar que “tu vida funcione” como crees que debería funcionar. Y entonces quizá te preguntes: ¿Por qué estoy pasando por este periodo de transición? ¿Hay algo en mi enfoque que tiene que cambiar? Y aprenderás a escuchar la respuesta.
Generalmente, cuando estés siguiendo un curso que te lleve a una colisión, la respuesta que recibirás será algo así: “Disminuye la velocidad, mira a tu alrededor. Tal vez no estés yendo por donde tú crees.”
Esta no parece ser la mejor de las respuestas pero es suficiente para ayudarte a dar el siguiente paso.Reducir la velocidad y mirar a tu alrededor es el inicio de la corrección.
Cuando las cosas fluyen suavemente en tu vida, no necesitas buscar corrección. Pero cuando las aguas se tornan turbulentas, harías bien en detenerte y considerar tu curso.
Esta simple introspección oportuna puede marcar una profunda diferencia en tu vida. Hay ocasiones en que la realidad externa te abruma y solo puedes ir hacia dentro.
No te estoy pidiendo que medites dos horas al día. Ni tampoco estoy diciendo que la meditación regular no sea útil. Tan solo estoy diciendo que hay momentos en tu vida en los que necesitas aquietarte y escuchar. Si aprendes a honrar esos momentos, te ahorrarás una gran cantidad de dolor.
Cuanto más aprendas a escuchar dentro de ti, más comenzarás a “estar con” tu experiencia a medida que ocurra. Desarrollarás un vínculo con tu vida, una voluntad de participar, de sentir y experimentar lo que te llega.
Cuando no tomas tiempo para estar con tu experiencia, parece como si fueras una víctima de lo que ocurre en tu vida. Ese es un gran autoengaño. Te relacionas con tu experiencia como si fuera algo que tuvieras que conquistar y controlar. Y cuando tu experiencia se niega a plegarse a tus expectativas, sientes que estás siendo injustamente castigado. No es eso lo que está sucediendo. Más bien estás experimentando los efectos negativos de tu necesidad de controlar.
No estás abierto a tu experiencia. No estás en relación constante con ella. No estás dialogando con ella. No cabe sorprenderse de que tengas una relación de amor/odio con tu experiencia. La amas cuando va por donde tú quieres, y la odias cuando no lo hace. Tu experiencia es blanca o negra: la vida te bendice totalmente, o bien te castiga totalmente.
La verdad es que la vida ni te bendice ni te castiga. Está trabajando contigo para ayudarte a despertar a la verdad de quien eres. La vida es tu maestra. Te está proporcionando retroalimentación constante, corrección constante, pero tú no eliges escuchar.
Elegir escuchar significa entregarte a tu vínculo con la vida. Significa aceptar la danza del pensamiento, de la acción y de la corrección. Significa experimentar todo esto como parte necesaria, pero no desagradable, del proceso de aprendizaje.

La sanación es posible cuando 'tú' dejas de interponerte...

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Deja que cada quien pase por lo que tiene que pasar en el momento presente. Todo el mundo está agotado y desea descansar. Están cansados de luchar, cansados de fingir y de mentir, de tener que sostener, mantener y pretender, y grandes olas de energía están siendo liberadas a través de su cuerpo.
Mantente presente con ellos. Olas de tristeza, desesperanza, miedo, vergüenza y culpa están emergiendo en este momento.
Permite que todas esas energías salgan a la luz, deja que todo su cuerpo vibre, tiemble y se agite si es que así debe ser, deja que lloren, griten, rujan, rían, que se caguen en sí mismos si así es como tiene que ser. No les ofrezcas nada, excepto el regalo más grande de todos: tu apacible presencia.
Quédate a su lado en cada respiración, en cada movimiento, momento a momento. Toma su mano, pero no hagas el intento de componerlos, de cambiarlos, de que dejen de experimentar lo que están experimentando, ni tampoco les ofrezcas respuestas prematuras.
Si comienzas a sentirte incómodo, o como si quisieras apresurarte para 'sanarlos', o 'salvarlos', o evitar que se sigan sintiendo cómo se sienten, o hacer que todo les parezca 'bien', acéptalo - es tu necesidad, tu incomodidad, tu temor, y no el de ellos. No los trates como víctimas o como inválidos. No los confundas con aquello que tú crees que son. Honra el poder que se mueve dentro de ellos; valida su experiencia, absolutamente.
Confía en la impredecible inteligencia del sanar, y sabe que sus 'síntomas' podrían acentuarse justo antes de empezar a mejorar; que la energía podría intensificarse antes de apagarse.
Lo que ahora aparece como caos y desintegración podría, de hecho, ser una liberación necesaria y reorganización inteligente de un sistema bloqueado.
A veces, nuestros corazones necesitan romperse completamente para poder abarcar más vida, para poder aceptar un amor mucho más poderoso. Permite que tu cálida presencia le recuerde a tu amigo su propia cálida presencia, tan estable, tan apacible, tan libre, tan profundamente arraigada en este mismo suelo, aquí.
Recuerda que lo que realmente son jamás podrá ser descompuesto, ni siquiera por la más intensa de las energías, y que tampoco pueden ser arreglados, y que la vida jamás comete errores, aunque de pronto parezca que todo ha sido un error.
El amor es todo lo que importa. La lluvia cae, las estrellas explotan silenciosamente en la inmensidad del espacio, y aquí, en este diminuto planeta llamado Tierra, algunas veces nos encontramos y nos regalamos un abrazo.
-Jeff Foster-

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Qué le pasa a tu cuerpo cuando dejas de hacer ejercicio


Por un viaje, por una enfermedad, por una lesión, por un cambio de vida o simplemente por pereza puede llegar un día en que dejas de salir a correr. De acudir a las sesiones de spining en el gimnasio, a las partidas semanales de pádel o de subir montañas durante el fin de semana.
Se acabó el ejercicio físico. Y, aunque el cuerpo proteste, decides dedicar tu tiempo a otras cosas sin tener en cuenta cómo esta falta de movimiento pasará factura a nuestra salud: pérdida de masa muscular y pérdida de fuerza, a la vez que la capacidad para almacenar grasa aumenta. Y todo esto sin tener en cuenta distinciones por edad ni género.

La pérdida de masa muscular, otro de los perjuicios de abandonar el deporte
La pérdida de masa muscular, otro de los perjuicios de abandonar el deporte

Abandonar la práctica periódica de ejercicio físico no solo significa remar a favor del riesgo de enfermedades cardiovasculares, patologías crónicas y los trastornos metabólicos, entre otros perjuicios derivados de la falta de movimiento, sino que conlleva cambios corporales muy bien estudiados.
“A partir de la octava semana de abandono del entrenamiento la pérdida de la fuerza muscular se sitúa entre el 7-12%”, advierte el doctor Mario Lloret, especialista en Medicina del deporte y catedrático de Anatomía aplicada a la actividad física de INFEC.

La ausencia de actividad física provoca más de cinco millones de muertes en el mundo”
MARIO LLORET
Médico especialista en Medicina del deporte
Y además, “el glucógeno muscular (el combustible para el correcto funcionamiento del organismo) se reduce en un 40%. Todo ello seguirá disminuyendo mientras la inactividad física se prolongue”, añade.
El cuerpo se vuelve más fofo y, si se continúa comiendo igual, “el incremento del porcentaje graso va al alza indefectiblemente, y esto podría empezar a comportar cambios en el metabolismo del colesterol, en la morfología arterial, en el incremento de peso, etc. No olvidemos que, actualmente, la inactividad física conlleva la muerte de más de cinco millones de personas en el mundo”.

La elasticidad es una de las facultades que antes se pierden al dejar de practicar ejercicio físico
La elasticidad es una de las facultades que antes se pierden al dejar de practicar ejercicio físico
La ciencia de la actividad física y el deporte tiene muy bien estudiadas las repercusiones del abandono de ejercicio. Y la conclusión básica es queinterrumpir la práctica regular de ejercicio favorece el envejecimiento lógico del organismo, en todos los sentidos.
Efectos cardiovasculares
En un cuerpo activo, sobre todo si está acostumbrado a ejercicios de resistencia, la capacidad del corazón para bombear sangre aumenta y el órgano está activo y fuerte. Esto significa que el oxígeno y los alimentos que las arterias transportan llegan mejor y de forma más eficaz a todas las partes del cuerpo, que entonces funcionan mejor.

Al abandonar un entrenamiento y reducir el trabajo de los músculos, el cuerpo consume menos oxígeno”
Además de una buena oxigenación general, la práctica de deporte aumenta la capilaridad. Es decir, crece la capacidad de los vasos sanguíneos para irrigar más zonas y órganos. Un cuerpo bien oxigenado y bien alimentado no solo se siente mejor, sino que también aprovecha mejor sus recursos y su rendimiento.
Al abandonar un entrenamiento y reducir el trabajo de los músculos, el cuerpo consume menos oxígeno y también genera menos dióxido de carbono. La circulación también se desacelera, porque la musculatura no pide aportaciones extraordinarias de oxígeno para mantenerse activa.

El abanico de ejercicios para estar activos es tal que no hay excusa para no moverse
El abanico de ejercicios para estar activos es tal que no hay excusa para no moverse
El volumen del plasma de la sangre disminuy e, así como el volumen sanguíneo, y se reduce la viscosidad de la sangre, que entonces tiende a espesarse respecto al momento en que estábamos en forma.
Cambios musculares
Seguramente son los cambios que más se notan, y más rápido, y se caracterizan por la pérdida de fuerza y por la disminución del tamaño y la distribución de las fibras de los músculos, como señalan numerosos estudios científicos. De alguna forma la musculatura se acorta y perdemos elasticidad, además de volumen.

Uno de los cambios que más rápidamente se manifiestan es la pérdida de fuerza, tamaño y tono muscular”
El ejercicio regular mantiene a raya la distrofia muscular propia del paso del tiempo. Al volvernos pasivos se acelera el peso de la edad, que también conlleva una reducción en la potencia de la musculatura, en la agilidad, la coordinación y la movilidad del cuerpo. Nos volvemos más lentos y torpes.
El metabolismo se lentifica
Uno de los grandes beneficios del deporte es la capacidad para alterar el metabolismo, acelerándolo. Se denomina metabolismo al conjunto de procesos químicos por los que el cuerpo convierte los alimentos en energía, y así funcionamos.

Además de beneficioso para músculos y huesos, el deporte aporta bienestar mental
Además de beneficioso para músculos y huesos, el deporte aporta bienestar mental
Una dieta sana y equilibrada y la práctica de ejercicio permiten actuar sobre el metabolismo, que de otra forma gasta poco y, por lo tanto, tiende a acumular energía en forma de grasa. El deporte, al incrementar la masa muscular, obliga al metabolismo a consumir más energía, que entonces no se almacena.
Por otro lado el ejercicio, en general, facilita que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre disminuyan, por lo que se reduce el riesgo de diabetes.
Mente despejada
Finalmente, el deporte también tiene efectos sobre nuestra psique. Se ha comprobado que al realizar ejercicio se liberan endorfinas, unos neurotransmisores que generan sensación de bienestar.
Sentirse mejor psicológicamente ahuyenta el riesgo de depresión, además de reforzar la autoestima y tener una vida más plena. ¿Se puede pedir más? Además, un cerebro bien oxigenado gracias al ejercicio funciona mejor.

Nunca debemos dejar de practicar algún tipo de ejercicio”
Si bien es cierto que el impacto de estas consecuencias varía en función de la edad, del sexo y del tipo y la frecuencia con que el ejercicio se llevaba a cabo, abandonar el movimiento no es una buena idea. “Nunca debemos dejar de practicar algún tipo de ejercicio”, afirma el doctor Lloret.
Por ello, el especialista recomienda aprovechar el trasiego diario para mantenerse en forma: andar, bajar y subir escaleras, ir a comprar o dedicar unas horas a la jardinería o al bricolaje durante entre 60-90 minutos al día.
Y siempre que sea posible, tratar de volver a una rutina deportiva, por leve que sea. “Realizar ejercicio moderado durante unas dos horas y media a la semana o ejercicio intenso durante unos 50 minutos a la semana”. O la mejor opción: combinar ambas rutinas.

Pintar, hacer las labores de casa o practicar jardinería, formas para mantenerse activo
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