20 septiembre 2018
Menú semanal para aumentar las defensas
Algunos alimentos también sirven para reforzar el sistema inmunitario, aumentar las defensas y evitar enfermedades y todos forman parte de este menú semanal que te proponemos
Más vale prevenir que curar. Y tener un sistema inmunitario fuerte, evitará que te pongas enfermo. Para plantarle cara, la dieta puede ser tu aliada. Ciertos alimentos son específicos para defensas bajas y nos permiten resistir mejor, entre ellos, los prebióticos (como las bifidobacterias y los lactobacillus) que refuerzan el sistema inmunitario y normalizan la función intestinal. En este grupo se encuentran en el kéfir, el pan con levadura, los yogures enriquecidos con L. Caséi, así como en ciertos complementos alimentarios.
Otro grupo de alimentos para subir tus defensas es el de los llamados germinados, que son ricos en vitaminas, enzimas y fibras alimenticias, por lo que se convierten en una gran reserva de vitalidad. Puedes hacer germinar tus propias semillas (lentejas, guisantes) o comprarlas ya preparadas. Se recomienda tomar una cucharada de germinados al día en ensaladas, por ejemplo, o en cualquiera de estas recetas que te proponemos.
Además, también hay otros alimentos que refuerzan el sistema inmunitario: ajos, canela (potente antiséptico), jengibre (previene infecciones y mitiga el dolor), romero (elimina infecciones) y zanahorias pueden evitar más de un resfriado. No dudes en introducir estos alimentos naturales en tu dieta para que el organismo sea capaz de combatir cualquier vulnerabilidad.
LUNES
Desayuno
· Bebida de soja y pan integral con hummus
Comida
· Ensalada de arroz integral, canónigos, zanahoria y levadura de cerveza
· Conejo al horno con cebolla
(1 cucharada de aceite de oliva)
· Té verde
Merienda
· Yogur natural
· Plátano y almendras
Cena
· Revuelto de espárragos, huevo y semillas de chía
· Pasta integral con tomate
(1 cucharada de aceite de oliva)
· Kéfir desnatado
MARTES
Desayuno
·Yogur desnatado con avena hervida y semillas de chía
Comida
· Coliflor con patata
· Salmón a la plancha con piminetos
(1 cucharda de aceite de oliva)
· Yogur natural
Merienda
· Kéfir desnatado con castañas y kiwi
Cena
· Ensalada agridulce de naranja, maíz y salsa de soja
· Pavo al horno con cebolla
(1 cucharada de aceite de oliva)
· 1 mandarina
MIÉRCOLES
Desayuno
· Leche desnatada con muesli y canela
Comida
· Cazuela de quinoa, verduras y merluza
(1 cucharada de aceite de oliva)
· 2 ciruelas
Merienda
· Infusión de jengibre
· Pistachos
· 1 naranja
Cena
· Curry de arroz integral, lenteja roja y mix de verduras para wok
(1 cucharada de aceite de oliva)
· Yogur natural
JUEVES
Desayuno
· Bebida de avena
· Biscotes con miel
Comida
· Brocoli y patata al vapor
· Rodaballo a la plancha con calabacín y semillas de chía
(1 cucharada de aceite de oliva)
· 1 mandarina
Merienda
· Bebida de avena
· Anacardos
· Manzana
Cena
· Crema de calabaza, cebollay patata
· Rape al horno con tomates cherry
(1 cucharada de aceite de oliva)
· Biscotes
· Kéfir desnatado
VIERNES
Desayuno
· Té roibos
· Pan integral con queso 0% y orégano
Comida
· Potaje de garbanzos con calabaza y calamares
(1 cucharada de aceite de oliva)
· 1 manzana
Merienda
· Batido: bebida de soja, ½ taza de frambuesas y pistachos
Cena
· Gazpacho
· Tortilla de alchachofas
· Pan integral con hummus o tahina
· Yogur natural
SÁBADO
Desayuno
· Yogur natural con miel
· Biscotes con paté de sésamo
Comida
· Lasaña de espinacas, pollo desmigado y levadura de cerveza
(1 cucharada de aceite de oliva)
· 1 yogur natural
Merienda
· Manzanilla
· Avellanas
· Rodajas de piña
Cena
· Tallarines de
calabacín con nueces
· Dorada con cebolla y patata
(1 cucharada de aceite de oliva)
· Mató con miel
DOMINGO
Desayuno
· Leche desnatada
· Bocadillo de pan integral con aguacate
Comida
· Pavo y escalibada al horno
· Pasta integral con setas y semillas de sésamo
(1 cucharada de aceite de oliva)
· 1 yogur desnatado
Merienda
· Yogur desnatado con castañas
· 1 kiwi y nueces
Cena
· Pisto de verduras con orégano
· Pollo al papillote
1 cucharada de aceite de oliva)
· Pan integral
· Mandarina
19 septiembre 2018
La felicidad está en tu hemisferio izquierdo
El verdadero hogar de nuestros sentimientos y emociones no se asienta en el corazón, sino en el cerebro. Es más, tal y como nos revelan estudios recientes, buena parte de tu felicidad está en el hemisferio izquierdo. Así, cada vez que nos sentimos entusiastas, llenos de energía, positividad y esperanza, el área que presenta mayor neuroactividad es precisamente la corteza prefrontal izquierda.
Por sí mismo, el tema no deja de ser interesante. Daniel Goleman hablaba de ello en un artículo del New York Times y explicaba, por ejemplo, cómo en los últimos años la neurociencia, la psicología, el budismo y la espiritualidad estaban uniendo lazos para hallar respuestas desde disciplinas en apariencia distantes.
Se sabe que en mayo del 2000 aconteció una reunión tan productiva como gratificante. El Dalai Lama se reunió con los mejores neurólogos y psicólogos del momento con un propósito. Con un fin elevado a la vez que práctico: conocer cómo maneja el budismo las emociones negativas, saber qué ocurre en el cerebro de una persona habituada a practicar la meditación y a usar (en apariencia) un enfoque mental basado en la bondad, el altruismo y la felicidad.
Aquel encuentro duró cinco días, en un escenario apartado de Dharamsala, en la India. Lo cierto es que fue muy fructífero para uno de aquellos científicos. El doctor Richard Davidson, director del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin, y autor de libros como El perfil emocional de tu cerebro, se fue de allí con una hipótesis de trabajo.
La felicidad está en tu hemisferio izquierdo
El doctor Richardson es famoso por sus investigaciones en neurociencia afectiva.Después de años de trabajo y análisis en su laboratorio de la Universidad de Wisconsin, repite en sus conferencias una frase, un mismo comentario: la base de un cerebro sano es la bondad. A día de hoy, preside a su vez el Centro de Investigación de Mentes Saludables en la misma universidad y es habitual también que cada poco tiempo nos sorprenda con una nueva revelación.
Por ejemplo, en el 2008, cuando uno de sus estudios se centró en demostrar la relación entre la neuroplasticidad y las técnicas de meditación. Es decir, aquellas personas habituadas a llevar a cabo esta práctica durante una buena parte de su vida (no vale con iniciarse en la meditación de un día para otro) presentan una mayor actividad eléctrica, mayor capacidad para concentrarse, aprender y generar nuevas conexiones neuronales.
Por otro lado, si nos remitimos a su libro The Emotional Life of Your Brain (El perfil emocional de tu cerebro) del 2012, encontramos una de sus teorías más interesantes. Esa que nos dice sencillamente, que la felicidad está en tu hemisferio izquierdo del cerebro. Veamos más datos sobre esta idea.
Los lóbulos frontales y nuestras emociones
A lo largo de nuestra evolución como especie, esa masa de mil millones de neuronas situada en el interior de nuestro cráneo se ha ido especializando. Así, decir que la felicidad está en tu hemisferio izquierdo no es más que un modo de expresar, cómo y de qué manera nuestras emociones positivas se han desarrollado también durante el tiempo.
- Por ejemplo, no hace mucho se asumía la idea de que todo ese universo de sentimientos y emociones se alojaba en esa área más primitiva de nuestro cerebro interior, la misma que en su día, recibió la etiqueta de “reptiliano”. Es en esta zona donde, efectivamente, se sitúan esas estructuras más antiguas como el sistema límbico, encargada de regular todos esos procesos emocionales.
- Sin embargo, hace ya más de treinta años que la neurociencia hizo otro descubrimiento. Sabemos ya que las emociones no se quedan en exclusiva en esa caverna profunda del cerebro que es el sistema límbico. De hecho, esta estructura está directamente conectada con los lóbulos frontales (involucrados en el pensamiento más complejo como son las funciones ejecutivas).
La angustia, el estrés y la ansiedad están en el hemisferio derecho
El doctor Richard Davidson ya partía de esta base. Es decir, ya conocía la relación entre el sistema límbico y los lóbulos frontales. No obstante, después de unos años de investigación y a través de pruebas con resonancias magnéticas pudo ver algo muy llamativo:
- Las imágenes funcionales revelaron que cuando nos sentimos angustiados, estresados o deprimidos, las áreas más activas del cerebro son los circuitos que convergen en la amígdala, así como en la corteza prefrontal derecha.
- Esta zona, la corteza prefrontal derecha está relacionada con la hipervigilancia, algo muy común en esos momentos en que experimentamos un estrés elevado.
El hemisferio izquierdo y las emociones positivas
La felicidad está en tu hemisferio izquierdo o, más concretamente, en tu lóbulo frontal izquierdo. Así, cuando nos sentimos más tranquilos, optimistas, relajados a la vez que esperanzados, el lóbulo frontal derecho presenta una menor actividad, en contraste con la intensa actividad neuronal del área izquierda.
Es un dato llamativo, una realidad que la neurociencia da por válida y que nos puede servir sin duda para llevar a cabo alguna que otra reflexión.
“En mi investigación, descubrí formas prácticas y efectivas de hacerlo, de modificar nuestro estilo emocional para mejorar la capacidad de recuperación. El hecho sorprendente es que solo a través de la actividad mental podemos cambiar intencionalmente nuestros propios cerebros. La actividad mental, va desde la meditación hasta la terapia de comportamiento cognitivo”.-Richard Davidson-
Si la felicidad está en tu hemisferio izquierdo, ¿cómo puedo estimular esta área?
El doctor Davidson señala que para modificar la actividad de nuestro cerebro, lo mejor es mejorar nuestros pensamientos, nuestra actividad mental. Esto es algo que avalan enfoques terapéuticos como la terapia cognitiva-conductal, un marco más que idóneo para tratar desde depresiones, ansiedad, fobias, estrés, etc.
Asimismo, si la felicidad está en tu hemisferio izquierdo y deseas “silenciar” esa hiperactividad del área del lóbulo cerebral derecho, es recomendable practicar las siguientes dimensiones:
- La meditación.
- La bondad.
- El altruismo.
- Dedicarnos tiempos de descanso.
- Cultivar la amistad.
- Tener un objetivo, una motivación.
- Ser entusiastas.
- Ser positivos, creer en la esperanza.
Para concluir, más allá de dónde se sitúe determinado proceso, cualidad o competencia, hay un aspecto que no podemos dejar de lado. Somos nosotros quienes podemos modificar y optimizar nuestros procesos cerebrales. Nosotros quienes tenemos la obligación de transitar por esa línea de vida más relajada, abierta y flexible donde asentar las auténticas bases neurológicas de la felicidad.
"Eat Right For Your Type", come según sea tu grupo sanguíneo... (Peter J.dAdamo)
¿Sabías que existe una dieta por cada tipo de sangre?
La dieta del grupo sanguíneo, en sus muchas variantes, propone que cada uno debe seguir una dieta especial en relación con el grupo de sangre que tenga. De este modo se respeta nuestra naturaleza interna porque evitamos los alimentos que pueden causar enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer… Esa es la idea clave de la dieta del grupo sanguíneo, pero veamos en más profundidad en qué consiste…
Dieta del grupo sanguíneo del naturópata Adamo
La propuesta de Adamo es muy sencilla: los grupos sanguíneos reflejan nuestra historia evolutiva y nuestra dieta, los alimentos que consumimos todos los días deben seleccionarse cuidadosamente según nuestro grupo sanguíneo. Según Adamo, los grupos sanguíneos han evolucionado en una cierta sucesión, dependiendo de los cambios en el estilo de vida de nuestros antepasados , y cada grupo sanguíneo reflejaría la dieta particular seguida por los sujetos en los que evolucionó.
El grupo O, según Adamo, es ancestral, el primero en aparecer. Estaríamos hablando del grupo sanguíneo típico de los cazadores y los recolectores de la Prehistoria. La dieta más adecuada para estas personas implica un alto consumo de carne, pescado, aves y ciertos tipos de verduras y frutas. Y el consumo de productos lácteos, legumbres y cereales sería escaso.
El grupo A
El grupo B es el grupo nómada, que ha evolucionado entre las tribus errantes de las estepas: su dieta óptima se basaría en la carne, sobretodo carne de las aves de corral y cerdos, las verduras y los productos lácteos. En cambio, deberían excluirse el trigo y el maíz, las lentejas y los tomates.
El grupo AB es un enigma para Adamo, un grupo que desde su punto de vista ha evolucionado recientemente y que debería consumir pescado, tofu, productos lácteos y cereales. Al tiempo que tienen que evitar ciertos tipos de frijoles, maíz, res y aves de corral.
Muchos entusiastas aseguran que después de seguir la dieta del grupo de sangre han reportado mejoras en la línea y en la salud. De hecho si hacéis una búsqueda por la red veréis una avalancha de informes anecdóticos que parece ser que dan testimonio de los beneficios y bondades de seguir esta dieta del naturópata Adamo..
Como cualquier dieta exitosa, incluso la de Adamo, se han generado una serie de variantes más o menos exitosas, y más o menos conocidas. Es decir, cuando una dieta funciona de seguida aparecen variantes de esta dieta con pequeños cambios y con libros de autores nuevos… Bienvenidos a la era del consumismo y el oportunismo. Dicho esto, veamos la dieta del doctor Mozzi, un precursor de la dieta de Adamo que también ha sido de los más influyentes en este área.
Mozzi va un poquito más allá y nos advierte de que hay
Los sujetos del grupo O deben evitar el gluten, algunas legumbres, la leche y el queso. Y sería conveniente que dieran preferencia a la carne, el pescado y las verduras.
Para el grupo A, los alimentos dañinos son la carne, el salami, las salchichas y los quesos, con un consumo limitado de cereales.
Los alimentos que se deben evitar para el grupo B son el trigo sarraceno, maní y alimentos a base de trigo, mientras que la carne y las verduras se pueden consumir de forma segura, especialmente durante la cena.
Para el grupo AB, se deben evitar las carnes rojas y las aves de corral, junto con el maíz, el alforfón, el trigo y los frijoles. Los alimentos para consumir son pescado, tofu, verduras de hoja, algas y piña.
Ya sea la dieta de Adamo o la de Mazzi estamos viendo que se trata de dietas restrictivas. Esto lo único bueno que tiene es que eliminan una gran cantidad de alimentos pre-envasados y procesados, y que favorecen la comida fresca y poco manipulada. Pero a día de hoy, sintiéndolo mucho por los fieles seguidores de este tipo de dieta, se sabe que debe haber un equilibrio de nutrientes y que las dietas tan restrictivas lo único que hacen es que se den problemas de falta de minerales, vitaminas o proteínas en el cuerpo. Sobretodo si se hacen sin control médico y sin revisión. Recordad no seguir NUNCA dietas por vuestra cuenta sin control médico y sin ayuda de un especialista.
En este caso se trata de regímenes muy rígidos, con una ingesta calórica reducida y una selección relativamente escueta de alimentos para ser consumidos: quienes prueban estas dietas a menudo informan mejoras en la condición física y los parámetros sanguíneos. Según los testimonios, la dieta del grupo de sangre es muy efectiva, ¿pero realmente es así?
¿Qué son los grupos de sangre?
Para entender si el razonamiento detrás de las teorías de Adamo tiene sentido, primero debemos entender qué son los grupos sanguíneos y si realmente evolucionaron como lo indicó el naturópata.
Los grupos sanguíneos se usan para clasificar la sangre de un individuo según la presencia de ciertos anticuerpos circulantes y ciertos antígenos que se encuentran en la superficie de los glóbulos rojos. Estos antígenos pueden ser proteínas, carbohidratos, glicoproteínas o glicolípidos y se pueden encontrar no solo en los glóbulos rojos, sino también en la superficie de otros tipos de células.
En la práctica, estos antígenos son una especie distintiva, un “documento de identidad”, que caracteriza a los eritrocitos de un individuo. Actualmente hay más de 30 sistemas diferentes de clasificar los grupos sanguíneos humanos, y de éstos, los dos más importantes son el sistema ABO y el sistema Rh, dos sistemas que todos conocemos por su importancia crucial para que las transfusiones de sangre.
Sistema ABO
En la sangre de un individuo también hay anticuerpos que se dirigen a antígenos distintos de los de su grupo sanguíneo: un sujeto con el grupo O, que no tenga antígenos para A y B, tendrá anticuerpos contra el antígeno A y B. Eso se traduce en que puede dar sangre a todos los grupos sanguíneos pero sólo puede recibir de su propio grupo, del grupo O.
Par el grupo AB se daría la situación opuesta. Como tiene ambos antígenos y, en cambio no tiene anticuerpos, este sujeto solo puede donar a otros sujetos AB pero puede recibir sangre del resto de grupos.
La evolución de los grupos sanguíneos
Los grupos sanguíneos no son cosa sólo y exclusivamente del ser humano, también se encuentran en primates y en muchos mamíferos y parece que su evolución, al menos en primates, comenzó hace al menos veinte millones de años.
Su función no está clara y todavía está en el centro de extensas discusiones e investigaciones. Al contrario de lo que dice Adamo, el grupo ancestral no es O sino el grupo A.
El grupo O, de hecho, se caracteriza por un gen que codifica una proteína defectuosa que es incapaz de realizar su función específica. No es lógico que los otros grupos sanguíneo hayan evolucionado a partir de un gen defectuoso para dar lugar a enzimas que trabajan a la perfección y que además lo hacen de distintas formas…
El grupo O es, por lo tanto, el más reciente, y sin embargo también es el más extendido. Parece extraño que una variante de un gen que codifica una proteína no funcional pueda llegar a ser la más extendida en una población. Pero probablemente el grupo O da a aquellos que lo poseen alguna ventaja especial: según algunos investigadores, esta ventaja no sería más que una mayor resistencia a la malaria, entre otros.
Con ello se derrumba el pilar central en el que se encuentran las teorías de Adamo y Mozzi. La secuencia en la que se desarrollaron los diferentes grupos sanguíneos es muy diferente de la hipótesis de ambos autores de la dieta del grupo sanguíneo. La aparición de los grupos B y O es muy antigua, de hecho se remonta a las formas de homínidos que teníanhábitos de cazadores-recolectores y frugívoros, con dietas, por lo tanto, que nada tenía que ver con la agricultura, el nomadismo o el pastoralismo. [1, 2, 3]
La dieta del grupo de sangre ¿realmente funciona?. ¿Tiene alguna base científica?
La evolución de los grupos sanguíneos es compleja, pero parece que el grupo ancestral es A y no O, que es en lo que se basa de forma érronea esta dieta. Con todo el respeto debido a las teorías detrás de esta dieta.
El problema de las lectinas
Otra idea sugerida por Adamo es el de las lectinas. Las lectinas son proteínas capaces de unir carbohidratos específicos, cuya función es identificar y reconocer moléculas y organismos a nivel celular. Las lectinas están presentes en una gran cantidad de alimentos y, aunque algunas pueden ser tóxicas, como las que se encuentran en las legumbres y los cereales, otras pueden tener efectos positivos.
Gracias a su selectividad, las lectinas se usan para caracterizar los grupos sanguíneos, y se usan mucho en el campo de la biotecnología.
El hecho de que diferentes tipos de lectinas puedan unirse a los antígenos de superficie de las células rojas de la sangre, fue algo que llamó la atención de Adamo, y que le sirvió para establecer que el consumo de alimentos que contienen lectinas de un cierto tipo podría determinar ciertas respuestas dañinas en sujetos que tienen un grupo sanguíneo particular.
En la práctica se traduce como que la presencia de lectinas podría causar intolerancias a los alimentos que las contienen.
En realidad, las lectinas leguminosas muestran una capacidad débil para provocar la aglutinación de glóbulos rojos, y no parece haber ninguna especificidad hacia ciertos grupos sanguíneos. En la práctica, las aglutininas tienden a reaccionar de manera similar en todos los grupos sanguíneos.
Además, debe enfatizarse que las lectinas pueden eliminarse fácilmente remojando y cocinando los vegetales, que sería el grupo de alimentos que las contienen en mayor cantidad. Y dado que poa gente, en general, consume verduras crudas, el problema parece no tener relevancia en el mundo real. . [4, 5]
La dieta y la ciencia del grupo sanguíneo
Dado lo infundado de las premisas “científicas” en las que se basa esta dieta, podríamos esperar una ausencia total de trabajo científico sobre el tema pero sin embargo hay estudios, y recientes, sobre el tema. Pero no es oro todo lo que reluce.
Algunos trabajos han demostrado que los sujetos con diferentes grupos sanguíneos tienen una susceptibilidad diferente a algunas enfermedades: aquellos con un grupo O tienen un menor riesgo de contraer algunas enfermedades cardiovasculares; los sujetos del grupo B tienen un menor riesgo de padecer diabetes; los sujetos con el grupo O producen una mayor cantidad de ácidos gástricos y son más propensos a las úlceras, mientras que los sujetos con el grupo A son más vulnerables a ciertos tipos de cáncer del estómago y de páncreas. Estos estudios sugieren que puede haber alguna relación entre los diversos grupos sanguíneos y algunas patologías.
Por esta razón, ostros estudios y metaanálisis han investigado los efectos reales de la dieta del grupo de sangre. Es decir, que hay estudios hechos sobre los primeros estudios que sugieren esta relación grupo sanguíneo/patología.
A pesar de la dificultad de llevar a cabo dichos estudios de forma objetiva, los resultados son bastante claros: por el momento no hay datos que puedan confirmar los beneficios atribuidos a la dieta del grupo sanguíneo.
Por ejemplo, cabe destacar los resultados de un estudio reciente que examinó con rigor los efectos de varios tipos de dieta propuesta por Adamo. Mediante la combinación de la dieta que sugiere Adamo según el tipo de sangre, y el uso de esta misma dieta en el resto de grupos sanguíneos.
Las dietas para los grupos A, AB y O dieron resultados positivos en los diferentes marcadores considerados: índice de masa corporal, lípidos en sangre, presión e insulina. Los datos relevantes son que los resultados positivos obtenidos con la dieta del grupo A se observaron tanto para los sujetos que realmente presentan este grupo como para los sujetos con diferentes grupos sanguíneos. Resultado idéntico también para la dieta del grupo AB y la del grupo O.
Por lo tanto, no existe una correlación específica entre los beneficios observados después de la dieta y el grupo sanguíneo específico: las mejorías son generales y son completamente independientes del grupo sanguíneo del sujeto. Otro golpe a las teorías de los dos investigadores “según la naturaleza”. [6, 7, 8]
Consideraciones finales
No existe un fundamento científico para apoyar la dieta del grupo sanguíneo. Los trabajos científicos y los metanálisis han demostrado que si las mejoras están ahí, son completamente independientes del grupo sanguíneo del sujeto que sigue una dieta u otra de las propuestas por los autores de la dieta del grupo sanguíneo.
Entonces, ¿por qué tanta gente confirma la mejoría en el estado de salud al usar la dieta de Adamo o Mozzi? La respuesta es sencilla: se trata de dos tipos de dietas bajas en calorías, que reducen en gran medida el consumo de alimentos procesados y bajo en nutrientes. Y motivan a aumentar el consumo de alimentos frescos, mínimamente procesados. En otras palabras: los que siguen estas dietas, sin tener en cuenta el tipo de sangre y el tipo de dieta seguida, es reducir el consumo de comida basura y aumentar el consumo de alimentos frescos, carne, pescado, verduras.
El hecho de que algo funcione, más o menos, no significa que tenga una validez científica. Es decir, en este caso funciona por lo que acabo de comentar, no porque existan alimentos tóxicos para ciertos grupossanguíneos o que un grupo sanguíneo deba comer ciertos alimentos y otros grupo otros alimentos.
Los diversos modelos de dieta propuestos por Adamo o Mozzi no tienen nada mágico. Se basa en dietas vegetarianas o paleo, plagadas de prohibiciones y recomendaciones que no tienen nada científico.
¡Pero cuidado! Este tipo de dietas refuerzan la idea que hay alimentos buenos y malos y se crean fobias, ansiedad y limitaciones sociales graves. Y recordad también que cada persona es un mundo y tiene unas necesidades nutricionales específicas (sobretodo en caso de padecer enfermedades o deficinecias) y que nunca se deben seguir dietas sin supervisión médica o ayuda de especialistas (nutricionistas).
Así pues, la dieta del grupo de sangre no es más que otra dieta de moda, una dieta de moda que forma parte de la pseudociencia y que se basa en prohibiciones. Vigilad con las modas y no sigáis dietas porque suenen bien y sean muy modernas y cool.
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