26 septiembre 2018

LOS PENSAMIENTOS CURAN MÁS QUE LOS MEDICAMENTOS.



Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. 
El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.


---En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil? 

No es tan fácil, porque la mente interpreta. 
Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. 
Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. 
La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. 
Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. 

Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. 
Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. 
Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.


---¿Está diciendo que el efecto placebo "creer que algo nos sanará" es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.


Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? 
Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. 
Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. 
Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? 
No quieren que sanes sin comprar sus fármacos.

¿Se puede poner energía en una cápsula?
Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela.

Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. El dinero controla la ciencia.


---Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la auto curación.


He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. 
Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. 
Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células.
Por eso, quien se enamora se siente tan bien. 
Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. 

Y estas hacen dos cosas.
La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. 
Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. 
La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. 
Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. 
Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se interfiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer.

La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.


--Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.


 Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. 
Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. 
En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. 
Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. 
Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: 
la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario.

De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. 
Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. 

Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. 
Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. 
Una vez que se apaga el sistema inmunitario, proliferan.

Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. 

Son organismos oportunistas.

Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células.
La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton.
 No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas.
 Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible
.
Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones.
¿Y qué hay dentro?
Energía. 
La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniana.
 La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico

.
--- Y eso enlaza con la física cuántica. Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?


La mente es energía. 
Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. 
Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. 
Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. 
Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo.

Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos... pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. 

Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. 
Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad.
La medicina lo conoce, pero no habla de ello. 
Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. 
En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. 

Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer.

Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

 Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica.

 No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado. 


---Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?



Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. 
Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo. Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. 
La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. 
Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. 
Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se "programa" su subconsciente. 

¡Qué gran responsabilidad para los padres!

La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. 

Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. 
No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. 

Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. 

Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. 

Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. 

El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.


--- ¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?


Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. 
Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. 
Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. 

Hay varias maneras de hacerlo. 
Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. 

La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. 

Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. 
Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: 

"Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico", pero la subconsciente no se entera de nada. 

Entonces, piensas: "¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?". 

Los pensamientos positivos, el conocimiento... solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. 

Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes.
Ayudan, pero no ves muchos resultados. 

Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente.

Absolutamente, sí. 

No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. 

Si cojo mis células y las traslado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. 
En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. 
Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. 
Pero los receptores reciben las señales del entorno.
Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. 

Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. 
Esos receptores recogen esa transmisión. 
Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión.

Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. 
Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. 
La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? 
Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate? 
Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? 
¿Qué se siente cuando se está enamorado?

Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. 
Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. 
Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser.

Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. 

La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. 

Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.

El monje y el helado de chocolate, un cuento budista sobre el ego



Resultado de imagen de monje niño



Muchas veces hemos oído nombrar al ego como el causante de la soberbia o culpable del sufrimiento de una persona ante una situación indeseada. Pero… ¿qué es el ego exactamente y cómo afecta a nuestra felicidad?
Para la psicología occidental es una representación que hemos elaborado de nosotros mismos. En cambio, desde el punto de vista budista el ego es una actividad, la tendencia recurrente a identificarnos con cualquier cosa que mantenga esa representación que creemos ser.
Con este cuento budista veremos cómo esta identificación nos mantiene separados del mundo y nos aporta sufrimiento e insatisfacción, aparte de fomentar la competitividad. Disfrutad la lectura.



Una prueba para el ego con sabor a chocolate

Joel había llegado hacía ya tres años a una de las más antiguas comunidades budistas del Tibet y allí ansiaba ser ordenado para convertirse en un monje ejemplar.
Todos los días, a la hora de la cena, le preguntaba a su maestro si al día siguiente se celebraría la ceremonia de su ordenación. “Todavía no estás preparado, primero debes trabajar la humildad y dominar tu ego”, le respondía su mentor.
¿Ego? El joven no entendía por qué el maestro se refería a su ego. Pensaba que merecía ascender en su camino espiritual ya que meditaba sin descanso y leía a diario las enseñanzas del Buda.
Un día, al maestro se le ocurrió una manera de demostrarle a su discípulo que todavía no estaba preparado. Antes de dar comienzo a la sesión de meditación anunció: “Quién medite mejor tendrá como premio un helado”. “De chocolate”, añadió el anciano.
Helado de chocolate
Tras un breve alboroto, los jóvenes de la comunidad comenzaron a meditar. Joel se propuso ser el que mejor meditara de todos sus compañeros. “De esta forma, le demostraré al maestro que estoy preparado para la ordenaciónY me comeré el helado”, concluyó el discípulo.

El joven budista intenta meditar

Joel consiguió centrarse en su respiración, pero al mismo tiempo visualizaba un gran helado de chocolate que iba y venía como subido en un columpio. “No puede ser, tengo que dejar de pensar en el helado u otro lo ganará”, se repetía.
Con mucho esfuerzo, Joel lograba meditar por varios minutos en los que simplemente seguía el compás de su respiración, pero enseguida se imaginaba a uno de los monjes chuperreteando el helado de chocolate. “¡Maldición!, debo ser yo quién lo consiga!”, pensaba el joven angustiado.
Niño budista con una vela meditando
Cuando la sesión finalizó, el maestro explicó que todos lo habían hecho bien, salvo alguien que había pensado demasiado en el helado, es decir, en el futuro. Joel se incorporó antes de decir:
-Maestro, yo pensé en el helado. Lo admito. ¿Pero cómo puede saber que fui yo quien pensó demasiado?

El ego se descubre

-No puedo saberlo. Pero sí puedo ver que te has sentido tan aludido como para levantarte e intentar situarte por encima de tus compañeros. Así, querido Joel, es como actúa el ego: se siente atacado, cuestionado, ofendido… y pretende tener razón en el juego de ser superior a los demás.
Aquel día, Joel aprendió que todavía le quedaba mucho camino por recorrer. Trabajó su humildad y los impulsos del ego. Vivió en el presente y no intentó quedar por encima de los demás. También entendió que no le convenía identificarse con sus logros.
Así, con trabajo y paciencia, llegó el gran día. Fue aquel en el que el maestro llamó a su puerta para anunciarle que por fin estaba preparado para lo que tanto había ansiado.
Cuando llegó al templo no encontró a nadie allí. Solo una pequeña tarima y sobre ella… un helado de chocolate. Joel consiguió disfrutar del helado agradecido, sin sentirse decepcionado. Y a continuación, le ordenaron.
Niño budista comiendo helado de chocolate

La humildad tiene premio

Cada persona tiene su particular helado de chocolate: aquello que anhela conseguir. El problema reside en tener la mente puesta en él, impidiéndonos disfrutar del presente.
Tendemos a confundir nuestros logros con nuestra valía e identificarnos con ellos. El ego se encarga de empujarnos a desear quedar por encima de los demás y ofendernos si alguien nos señala algún fallo
Si logramos detectar nuestro ego y desactivarlo, automáticamente abandonamos la necesidad de criticar, discutir, competir o juzgar. Así, nos deshacemos del papel de víctima, del sufrimiento que conlleva no cumplir con las demandas del ego… ¡Y conseguimos disfrutar de los helados!
*Cuento original de Mar Pastor.
Última imagen cortesía de Nadezda Murmakova / Shutterstock.com

¿Que es el ego?

Resultado de imagen de mujer con ego alto
Solemos creer que nuestros enemigos se encuentran alrededor nuestro, pero el peor de todos, está dentro de nosotros.
Dicen que al enemigo es mejor tenerlo cerca, y este es el caso del ego. Está en nuestras manos acabar con él antes de que él acabe con nosotros.

¿Qué es el ego?

Me gusta definir el ego como una falsa ilusión del yo. Al crear el yo a la vez estamos abriendo la puerta a una especie de guerra o competición entre la humanidad.
El ego nos hace ser arrogantes, egoístas, críticos.
Tendemos a preocuparnos constantemente en que pensarán los demás, y por lo tanto somos nosotros mismos quienes nos privamos de libertad.
Queremos ser bien vistos ante la sociedad y seguimos unas pautas que hablan sobre la normalidad.
Nuestro ego crea a lo que le llamamos “clases sociales”, y menospreciamos a los que se encuentran por debajo y hacemos la pelota a los que se encuentran por encima.
El ego necesita ser alimentado, y cuando esto no pasa nos derrumbamos ya que nos sentimos inferiores al resto. Y de hecho, esa inferioridad siempre ha estado ahí, pero la enmascaramos con la aprobación de los demás, aumentando nuestro ego.
Te habrás fijado que cuando recibes un ataque hacia tu ego te sientes hundido, humillado, avergonzado. Un cúmulo de sentimientos que te hacen sentir miserable.
Si tan guapo crees que eres, o inteligente, ¿por qué te hundes cuando te dicen feo o tonto?
En el fondo siempre nos sentimos inferiores, pero el ego es nuestro modo de huir de esa inferioridad.
¿Y si nos liberáramos del ego? Es cuando luego por fin esa inferioridad realmente desaparecería y nunca más tendríamos que alimentarlo.

características personas ego altoo nos perjudica el ego?

El ego está hambriento, necesita comer constantemente para no morirse de hambre, ya que si lo hiciera terminaríamos en depresión. Este alimento lo ponemos nosotros, y realmente nos causa un gran impacto en nuestra vida.
Si tuviera que decir cuales son los cimientos del ego, sin duda elegiría la imagen y el estatus social.
El ego nos arrastra a crear una falsa belleza en nosotros.
Somos capaces de anteponer nuestra imagen a nuestra salud. Hoy en día hacemos locuras para “mejorar” nuestra estética. Nos sometemos a operaciones quirúrgicas, nos gastamos fortunas, nos dañamos nuestra piel y nuestro cuerpo. Y todo por el mismo motivo, porque nos sentimos inferiores y seguimos buscando esa infinita aprobación de los demás. No podemos soportar la idea de ser “feo”. Somos incapaces.
Si por un momento nos paráramos a pensar desde lo más profundo de nuestro corazón, nos daríamos cuenta de como estamos literalmente arruinando nuestra vida por algo tan insignificante.
Por otra parte, sobre el estatus social, somos capaces de pisarnos unos a otros para subir unos escalones ficticios. Unos escalones creados en nuestra mente.
El principal alimento del estatus social es el dinero. Aquí es donde realmente creamos una guerra entre nosotros.
Es donde nace el robo, la corrupción, la avaricia, el marketing agresivo, el consumismo.
Algunos dirán que esto es supervivencia, pero, ¿no seria mejor la convivencia? Quien le sobre que le de a quien le falte, en vez de a quien le sobre le quite a quien le falte, y que así le sobre más y al otro le falte más.
Vivimos en un mundo totalmente ilógico.

¿Cómo seria mi vida sin ego?

Por fin perderías el miedo a fracasar, saldrías de tu zona de confort, de tu rutina.
Estarías preparado para explorar nuevos terrenos, lo cual no habías hecho hasta ahora por miedo a la aceptación.
Arriesgarías en lo desconocido, perdiendo el miedo al rechazo o a las críticas.
Abandonarías sensaciones negativas como la timidez, la pena, el miedo o la vergüenza.
Dejarías de ser un títere más movido por la sociedad, dependiendo siempre de su aprobación.
Y lo más importante, dejarías de hacer daño a los demás.

¿Cómo vencer al ego?

Para vencer al ego hay que trabajar en los siguientes 7 pasos:
  1. Deja de sentirte ofendido.
  2. Olvídate de ganar.
  3. Olvídate de tener razón.
  4. Olvídate de ser superior.
  5. Olvídate de tener más.
  6. Olvídate de identificarte con tus logros.
  7. Olvídate de la fama.
Poco a poco, trabajando en el sendero de la espiritualidad, y actuando desde el corazón, conseguirás olvidar.
Resultado de imagen de espiritual



🙂