El selenio es un mineral esencial para la salud humana que se encuentra naturalmente en alimentos tanto de origen vegetal como de origen animal. Al ser un mineral traza, el cuerpo solo necesita una pequeña cantidad para beneficiarse de sus propiedades. Cuando se descubrió en 1817, el selenio se consideró como una substancia tóxica. Fue en el año 1957 cuando se demostró que este elemento era esencial para prevenir la degeneración del tejido hepático en las ratas, y con el tiempo se ha corroborado que para los humanos tiene también una serie de beneficios que lo hacen un componente esencial.
La cantidad de selenio que contienen los alimentos depende del lugar donde hayan sido cultivados
La cantidad de selenio que contienen los alimentos puede variar dependiendo de donde se hayan cultivado, o de donde provenga el alimento que se da a los animales, ya sea pienso como alimentos vegetales. Hay zonas en el mundo donde el suelo es deficitario en selenio. Encontramos niveles bajos de selenio en los suelos de Europa, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, mientras que en algunos países asiáticos, Venezuela y Costa Rica hay altos niveles de este mineral.
Con esta distribución irregular, las personas, dependiendo de donde habiten, pueden tener tendencia a tener buenos niveles de selenio o a tener deficiencias, lo que puede llevar a padecer enfermedades concretas.
Beneficios del selenio
El selenio tiene una importancia fundamental para la salud humana. Está compuesto por más de dos docenas de selenoproteínas que desempeñan un papel fundamental en la reproducción, el metabolismo de la hormona tiroidea, la síntesis de ADN y la protección contra el daño oxidativo y la infección. Así, tiene funciones estructurales y enzimáticas, y es conocido como un potente antioxidante y como un catalizador de la producción de hormona tiroidea.
Este mineral es necesario para el correcto funcionamiento del sistema inmunitario, ya que mantiene la salud de las células blancas, y parece ser un nutriente clave para contrarrestar el desarrollo de los virus en el cuerpo.
En cuanto a la fertilidad, se ha reconocido al selenio como esencial para una reproducción animal exitosa. En el caso de los humanos, participa en las funciones reproductoras masculinas a través de su concentración en el semen, siendo necesario para la motilidad de los espermatozoides.
Otras funciones corporales del selenio son el mantenimiento de la salud de las tiroides, donde se encuentra en grandes concentraciones en la glándula tiroidea. Asimismo, el selenio ayuda al buen funcionamiento del hígado; a proteger el cuerpo de minerales tóxicos (como el cadmio, mercurio o arsénico); y a cuidar la salud de los ojos, del corazón y de los tejidos corporales.
También se ha demostrado en algunos estudios epidemiológicos que protege contra el cáncer, la artritis y las enfermedades coronarias. Desarrolla acciones antioxidantes y protege el cuerpo contra los radicales libres gracias a su relación con la importante enzima protectora llamada glutationa peroxidasa.
Qué ocurre cuando nos falta selenio
Algunas de las señales de una deficiencia prolongada de selenio en el organismo son un envejecimiento prematuro y la pérdida de elasticidad en los tejidos corporales. La enfermedad de Keshan es una enfermedad cardíaca que se da en algunas regiones de China donde está demostrado que los niveles de selenio en el suelo son muy bajos.
El envejecimiento prematuro y la pérdida de elasticidad pueden ser signos de deficiencia de selenio
El consumo bajo de alimentos ricos en selenio puede conducir al daño celular y a reducir la actividad tiroidea, potenciando trastornos autoinmunitarios como la tiroiditis de Hashimoto y la enfermedad de Graves.
Su deficiencia también se muestra con problemas relacionados con el corazón, como hipertensión y angina de pecho, así como casos de artritis y dolores musculares.