06 febrero 2024

Crea y fortalece tu 'moai', el secreto de los japoneses para la amistad verdadera que asegura tu bienestar mental y espiritual





Los ‘moai’ japoneses son el antídoto al individualismo que nos aísla y nos divide, una solución que fomenta las relaciones de apoyo mutuo, tanto material como emocional. ¿Todavía no tienes tu círculo de amigos verdaderos?


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Llegamos al mundo con una familia biológica, pero hay otro círculo que construimos de manera consciente a lo largo de la vida. Está formado por los amigos que elegimos como compañeros de viaje. Son nuestro círculo espiritual, nuestra red de protección.

En la isla japonesa de Okinawa y la península de Kagoshima existe una tradición llamada ‘moai’. Se trata de un grupo informal de personas con intereses comunes que se ayudan entre sí.

LOS MOAI, CIRULOS ESPIRITUALES DE SOLIDARIDAD 

En nuestro libro Ikigai (editorial Urano), coescrito junto a Héctor García, hablábamos de esta institución, cuyo origen viene de los tiempos de carestía, cuando los campesinos se reunían y se ayudaban mutuamente si la cosecha no había ido bien ese año. En el Japón actual, estos círculos de solidaridad siguen existiendo y se reúnen semanalmente para conversar, practicar juegos y celebrar cumpleaños, pero también para resolver problemas de cualquier miembro. Para ser miembro, hay que pagar una pequeña cantidad mensual y, cuando alguien del círculo tiene dificultades, se le ayuda con los ahorros del grupo.

Quien pertenece a un ‘moai’ sabe que cuenta con el apoyo del grupo y tiene la certeza de que no le dejarán caer. En el extremo opuesto están las personas que se sienten solas y olvidadas.

Al mismo tiempo, ser parte de un moai te hace responsable del bienestar y felicidad de los demás.

Esto da a la persona un propósito profundo. En el fondo, todo el mundo desea contribuir a la sociedad, ser importante para los demás.

«Trata a todos como si fueran tus hermanos, aunque sea la primera vez que los conoces», dice una bella expresión okinawense. Y no solo para cuidar de los demás. Al establecer relaciones fraternales, estamos favoreciendo nuestro bienestar mental y espiritual.

LA SOLIDARIDAD QUE DEJA HUELLA

Casi todo el mundo ha visto alguna vez ¡Qué bello es vivir!, la película estrenada por Frank Capra en 1946, en la que un hombre que ha renunciado a todos sus sueños para servir a los otros decide suicidarse en Nochebuena. Estando a punto de saltar a un río helado, un ángel le muestra cómo habría sido la vida en su comunidad si él no hubiera existido.

Más allá del ego, la ayuda es un impulso profundamente humano. Queremos dejar una huella positiva el día que no estemos. Acerca de esto, hay una canción de la joven artista catalana Magalí Sare que, traducida al castellano, dice: «Venimos a este mundo para marcharnos / pero lo mejor que te puede pasar / es que rían cuando llegas / y que lloren cuando te vas».

Es un bello propósito; sin embargo, ¿qué sucede cuando una persona no tiene facilidad para crear vínculos? ¿Cómo puede empezar a construir su círculo espiritual?

¿TIENES UN BUEN CÍRCULO ESPIRITUAL?

Hay una forma de saber por qué alguien no tiene amigos mientras que otro goza de un amplio círculo: solo hay que observar qué hace una que la otra no hace. No es una cuestión de suerte, la calidad de nuestras amistades depende de forma directa de nuestra calidad como amigos. Algunas preguntas que nos pueden ayudar en esa indagación:

  • Cuando alguien me cuenta un problema, ¿lo escucho con atención adecuada, sin interrumpirle o juzgarle? ¿Le hago luego preguntas sobre lo que me ha contado para profundizar juntos en lo que le preocupa?
  • ¿Soy generoso con las personas sin pedir nada a cambio?
  • ¿Mi tono vital suele ser amable y optimista o, por el contrario, acostumbro a criticar y quejarme?
  • Si alguien me cuenta un proyecto o sueño, ¿le animo y empodero para que lo lleve a cabo? ¿O trato de que desista de su idea?
  • ¿Me gusta organizar cosas divertidas o útiles para los demás?

Quien pueda contestar afirmativamente a la mayoría de estas preguntas será, sin duda, alguien muy apreciado. Lo podemos resumir en una sola frase: la llave de las buenas relaciones es hacer sentir bien a los demás.

CLAVES PARA CREAR UN BUEN CÍRCULO ESPIRITUAL

Sobre esto, el libro más influyente que se ha escrito sigue siendo el publicado por Dale Carnegie en 1936, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Hijo de un granjero pobre, antes de ir a la escuela se levantaba a la tres de la madrugada para ordeñar a las vacas. Para ayudar a su familia, luego vendería cursos por correspondencia a rancheros y sería comercial de beicon, jabón y manteca.

La experiencia laboral le enseñó a Dale Carnegie la importancia de establecer buenas relaciones. Podemos resumir su método, que ocho décadas después se sigue editando, en tres puntos:

  • Interésate genuinamente por los demás. En palabras de Carnegie, «para ser interesante, hay que interesarse». Hablar de uno mismo no procura a nadie popularidad, aunque la gente atienda por respeto. Es al motivar a otros a hablar de ellos mismos cuando la persona se gana su aprecio.
  • No critiques, condenes o te quejes por cualquier cosa. Eso puede atraer la atención una vez, pero la gente suele huir de los perfiles negativos. Por este mismo motivo, hay que demostrar siempre respeto por las opiniones ajenas y no pisar la mina de decirle a alguien que está equivocado.
  • Elogia los progresos ajenos. Dado que el deseo de toda persona es sentirse reconocida, si la hacemos sentir importante con nuestros comentarios –y, además, sentimos que es así– estaremos cosechando su estima.

Estas claves solo tienen sentido si hay un deseo genuino de conectarse con los demás y construir algo más grande que uno mismo.

CÍRCULOS ESPIRITUALES DE PERSONAS MAYORES

Los moai japoneses están siendo adaptados en Occidente, especialmente por grupos de personas mayores que quieren disfrutar del apoyo mutuo en los últimos años de su vida. En Europa y en América se están creando círculos de amigos que adquieren una propiedad para gestionar entre todos su día a día. Todo se decide de forma cooperativa para el bienestar del grupo, en lugar de convertirse en clientes de una institución externa. Esto otorga al círculo de personas mayores un sentimiento de control sobre su vida. Alguno de estos moai ha encontrado su lugar en un antiguo monasterio, otros eligen grupos de casas rurales para vivir en comunión con la naturaleza.

Estos proyectos han dejado de ser una utopía y los veremos aumentar en los próximos años. Como dijo Yoko Ono: «Un sueño que sueñas solo es solamente un sueño. Un sueño que soñamos juntos es ya una realidad».

AMIGOS, MEJOR POCOS Y MUY BUENOS

«Quien tiene cincuenta amigos, tiene cincuenta dolores de cabeza». El aforismo señala una gran verdad. A más focos emocionales, menos claridad y profundidad. El empresario Jim Rohn hizo famosa la frase «eres el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo». Nos acabamos pareciendo a quienes frecuentamos, así que es importante saber elegir.

Pero ¿qué es un amigo? El término se ha erosionado a causa de las redes sociales, donde basta un clic para convertirse en un «amigo» más entre cientos o miles de desconocidos. De hecho, etimológicamente amigo viene de amar, y solo podemos amar a quien conocemos de verdad.

UN CÍRCULO ESPIRITUAL CON PROPÓSITO

Entre amigos, podemos crear nuestro propio moai a partir de un interés o propósito común: una pasión artística –cine, libros, exposiciones–, un proyecto altruista o una determinada visión del mundo. Juntos somos mucho más.

Las relaciones nutritivas son aquellas basadas en la libertad de dar y de recibir, buscando siempre un cierto equilibrio. Cuando el vínculo se traduce en exigencias, contrapartidas y reproches, entonces deviene tóxico. Benjamin Franklin decía que «un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo siempre será un hermano». Con ello se refería a la generosidad y empatía natural que surge entre almas que deciden hermanarse.

Acuerdos de alma y las relaciones kármicas

 

Acuerdos de alma y las relaciones kármicas


Acuerdos de alma y las relaciones kármicas

Cuando tenemos la certeza de que nuestro tránsito por esta vida no es casual y que somos seres espirituales, emprendiendo una experiencia humana, nos resulta sencillo entender que cada una de las personas que tocan nuestra vida, lo hacen con algún propósito específico, especialmente para despertar en nosotros un interés particular, ayudarnos en nuestra evolución o bien nutrirse de nuestra presencia para su propio desarrollo.

Las teorías afirman que los acuerdos entre almas que interactuarán en este plano se establecen previos a la encarnación, se establecen los vínculos y se realiza una especie de plan de acción que nos permitirá crecer en un aspecto determinado. Evidentemente esta información no está disponible para nuestra nosotros en nuestro banco de información explícitamente utilizable, pero cuando entendemos estas teorías podemos darle sentido a nuestras relaciones.

Los roles más cercanos, son los que tienden a darnos mayores lecciones, por eso se dice que nuestros principales vínculos ya estaban preestablecidos, llámese padres, madres, parejas, hijos, hermanos o cualquier figura que resulte importante. De hecho hay muchas afirmaciones relacionadas a que un conjunto de almas, permanece durante muchos ciclos interactuando entre sí.

Ninguna relación es la equivocada

De acuerdo a esto, podríamos sacar de nuestra mente ideas como: he estado con la persona equivocada toda mi vida, he perdido mi tiempo con esta relación, escojo muy mal a mis parejas, etc, etc, etc. Porque la realidad es que cada persona con la que interactuamos con mayor o menor intensidad viene a aportarnos lo que necesitamos en ese momento en particular y por eso es que muchas veces sentimos no superar a alguien, o bien que repetimos patrones de relaciones de forma reiterada, lo cual está asociado a que no logramos cumplir nuestra misión o tomar la lección que nos permite evolucionar.

Las almas se reconocen

Más allá de los rostros, de la relación, las almas sí saben para qué se relacionan con alguien más, e intenta dar señales para que reconozcamos el acuerdo realizado, podemos sentir una gran empatía, podemos sentir que conocemos a esa persona desde mucho antes de lo que podemos recordar, podemos sentir que hay escenas ya vividas junto a esa persona, podemos sentir que no nos hace falta emitir palabras para hacernos sentir ante esa persona. Es una conexión sublime e intensa, que poco podremos explicar si no profundizamos.

Las relaciones kármicas

Los acuerdos de alma, se asocian a las relaciones kármicas, especialmente a través de ellas venimos a sanar acontecimientos de vidas anteriores, suelen ser relaciones que nos revolucionan la vida, no necesariamente en el marco de la paz, pueden generarse mucho dolor, puede haber situaciones tensas y aunque haya disposición, las cosas parecen no mejorar. Estas relaciones por lo general cierran el ciclo cuando de corazón deciden perdonarse y amarse a pesar de las circunstancias y el hecho de aprender a amarse no justificará su unión, porque no será necesaria, pero si dará paz ante la ausencia y la presencia.

Valoremos y honremos cada una de nuestras relaciones, sin menospreciar ninguna, ya que más allá de lo que entendemos y sabemos hay un acuerdo preestablecido para beneficio de ambas partes.

Por: Sara Espejo

Cosas a las que te debes acostumbrar

 


Nos podemos acostumbrar con cierta facilidad a conductas, situaciones y personas que no nos convienen en absoluto. Sin embargo, su presencia en nuestras vidas nos habla de lo que estamos atrayendo. Todos atraemos experiencias a través de quiénes somos y lo que irradiamos al universo. Para elevar nuestra vibración, la cual nos hace sintonizar con nuestras experiencias, podemos adoptar ligeros cambios, que si nos acostumbramos a ellos, veremos increíbles cambios positivos en nuestras vidas.

Por lo tanto hoy quiero traerte un listado de cosas a las que te deberías acostumbrar:

  • Acostúmbrate a ser agradecido, di gracias, no solo por cortesía, sino apreciando realmente algo en tu vida.
  • Acostúmbrate a hablar de las cosas que van bien en tu vida en lugar de hablar de tus problemas.
  • Acostúmbrate a mirar a los ojos a las personas que te hablan, pon en pausa el celular, aparta cualquier distracción, mientras alguien se dirige a ti.
  • Acostúmbrate a dedicarte tiempo de calidad, haz lo que quieras, incluso cuando esto sea no hacer nada
  • Acostúmbrate a decir que no cuando algo no te nace o te incomoda.
  • Acostúmbrate a mirar por tu ventana y levantar tu mirada al cielo, siempre tiene algo bello que mostrarte.
  • Acostúmbrate a poner tu cuerpo en movimiento, haz ejercicio, baila, camina.
  • Acostúmbrate a mirar las cosas positivas en todo lo que te ocurre, de todo se puede rescatar algo bueno.
  • Acostúmbrate a llamar a las personas que aprecias y hacerte sentir.
  • Acostúmbrate a respetar la opinión de los demás aunque no estés de acuerdo con ella.
  • Acostúmbrate a aprender nuevas maneras de hacer una misma cosa, sé humilde y agradece todo nuevo conocimiento en tu vida.
  • Acostúmbrate a cuidarte, a quererte, a respetarte, a darte el primer lugar en tu lista de prioridades.
  • Acostúmbrate a no permitir que nadie te irrespete o te menosprecie.
  • Acostúmbrate a ser compasivo con los demás, todos vamos en caminos particulares haciendo lo mejor que podemos.
  • Acostúmbrate a encontrar placer en dar y en recibir, a veces solo somos buenos para dar o para recibir, pero tenemos que estar a gusto en ambos roles.
  • Acostúmbrate a sentirte suficiente, tanto para ti como para los demás.
  • Acostúmbrate a hablarte con la verdad, el autoengaño es lo que más frustración genera.
  • Acostúmbrate a decir las cosas desde el amor y no desde la rabia, podemos dar el mismo mensaje sin lastimar a otros o a nosotros mismos.
  • Acostúmbrate a sembrar lo que te gustaría algún día cosechar, la vida es un bumerán, sin ser interesados, demos lo que nos gustaría que nos dieran a nosotros.
  • Acostúmbrate a viajar, a conocer nuevos lugares, nuevas personas, nuevas comidas, la vida es corta y las experiencias son infinitas.
  • Acostúmbrate a confiar en el proceso de la vida. La vida es como sientas que es, si sientes que es bella, así será, si sientes que es difícil, también será así.
  • Acostúmbrate a pensar positivo, monitorea tus pensamientos y procura alejar esos pensamientos que no te hacen sentir bien.
  • Acostúmbrate a darle el justo valor al tiempo y no desperdiciarlo, no seas su esclavo, pero tampoco le restes total importancia, es el marco en el cual desarrollamos nuestras vidas, por más ilusorio que sea, nos ajustamos a él.
  • Acostúmbrate a sumar a la vida de los demás. Da, si no puedes dar algo positivo, al menos no perjudiques la vida de nadie.
  • Acostúmbrate a seguir tus sueños, escucha tu corazón e identifica lo que te hace feliz.
  • Acostúmbrate a desplegar tus alas y volar, no las escondas, no permitas que venga alguien a cortártelas, son tuyas y debes hacer el mejor uso de ellas.

Mientras te acostumbras a cosas que te hacen vibrar alto, te alejas de lo contrario… Y la recomendación que no puede faltar: ¡Acostúmbrate a ser feliz!

Por: Sara Espejo

04 febrero 2024

Tratamientos naturales para el déficit de atención en adultos

 

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El déficit de atención es bastante común en niños, aunque en muchas ocasiones se logra corregir con un tratamiento adecuado. Pero también muchos adultos lo padecen, por eso es importante conocer algunos tratamientos naturales para el déficit de atención en adultos.

Tratamientos para el déficit de atención

La meditación es, probablemente, uno de los tratamientos más utilizados para el déficit de atención tanto en adultos como en niños. La meditación permite mejorar la atención general y el comportamiento mediante la reducción del estrés y la ansiedad. Además, permite que la corteza prefrontal del cerebro funcione de manera óptima. Podemos practicarlo solo o dentro de algunas disciplinas como el yoga.

En el caso de tener una vida ajetreada, debemos tener especial cuidado en dormir lo suficiente: la falta de sueño empeora los síntomas del déficit de atención. En cambio, el contacto con la naturaleza mejora notablemente: un paseo de 20 minutos por el parque puede marcar la diferencia.

También es muy importante realizar una dieta específica para los trastornos de déficit de atención, en la que se incluyan carnes magras, frutas y verduras, con un especial hincapié en los ácidos grasos omega 3. Se deben evitar la leche, los huevos, el trigo, el chocolate, las bayas, las manzanas, los duraznos y las naranjas. Esto, acompañado con el ejercicio mejorarán notablemente el déficit atencional.

Acupunturaneurofeedback, las listas de objetivos y tareas pendientes, o las recompensas son otras formas de tratar este déficit sin recurrir a los medicamentos.

Hierbas para el déficit atencional

El ginkgo biloba, el ginseng, la corteza de pino y las esencias florales son algunas de las hierbas más utilizadas para mejorar el déficit atencional en adultos. Otras como la manzanilla alemana, la centella asiática, el espino, la lobelia, la melisa, el rooibos, la valeriana o la avena sativa también son utilizadas .

La amistad para el déficit de atención

Llama mucho la atención que diversos estudios demuestran la importancia de la amistad en adultos con déficit de atención, especialmente mujeres. Las amigas ayudan a las mujeres a manejar mejor el estrés y vivir una vida más larga. En general, estas mujeres tienen problemas para relacionarse con los demás, especialmente si fueron diagnosticadas entre los 30 y los 40 años. Además, son personas que han perdido amistades y seres queridos por sus comentarios impulsivos, sin saber lo que estaban padeciendo.

¿Cómo debe ser el amigo de un adulto con déficit atencional? Debe ser una persona dispuesta a ayudar, a entender y a aconsejar a la persona con déficit de atención. No debe tomarse a mal los comentarios ofensivos, deben ser pacientes y con un buen sentido del humor.