17 diciembre 2018

¿Sientes que absorbes las emociones de los demás?

El contagio emocional es algo que suele afectar a las personas que son muy empáticas. Descubre cómo puedes protegerte de él
Seguro que alguna vez te has encontrado con un amigo que estaba muy feliz y emocionado con un proyecto y su entusiasmo te embargó tanto que te motivó a poner en acción uno que tenías en mente. Pero, después, tal vez te tropezaste con un antiguo compañero de clase que te comentó lo mal que le va todo y que hace tiempo que ha tirado la toalla. Tras este encuentro, decidiste que era mejor no arriesgarse por si acaso. ¿Te has dado cuenta de que esto puede significar que absorbes las emociones de los demás?
Cuando absorbes las emociones de los demás permites que su estado emocional te influya en cómo te sientes. Si estás rodeado de personas pesimistas, tú también empezarás a serlo. No importa lo bien que esté todo en tu vida o todo lo que hayas logrado. Sufres un contagio emocional que hace que te apropies de una emoción que no es tuya.

El contagio emocional no es lo mismo que la empatía

Si absorbes las emociones de los demás quizás creas que eres demasiado empático y no estás del todo equivocado. Sin embargo, debes saber que hay grandes diferencias entre la empatía y el contagio emocional. Veamos algunas de ellas:
  • Empatía: eres capaz de ponerte en el lugar de la otra persona, de tener en cuenta sus sentimientos y de entender su perspectiva sobre lo que está viviendo. Pero esta comprensión no hace que te deshagas de tus propias emociones.
  • Contagio emocional: tomas los sentimientos de otra persona como propios. Esto afecta a tu vida y tiene serias consecuencias. Te involucras en un vaivén emocional en el que son las emociones de los demás las que dirigen tu vida.
“Yo puedo entender lo que te está sucediendo, comprenderlo e, incluso, sentirlo. Sin embargo, no debo apropiarme de tus sentimientos, pues hacer esto repercutirá en mí”.
Chica hablando con su pareja

Las neuronas espejo

La capacidad empática surge en las neuronas espejo, algo que mencionó Daniel Goleman en su libro Social Intelligence: the new science of human relationships. Según este autor, en el cerebro de las personas hay un grupo de neuronas que se activan igual cuando realizan una acción que cuando la observan en los demás.
Esta activación es lo que permite que se empatice con otra persona y que se sea capaz de entender lo que está sintiendo. Esto no es nada negativo, es más, ayuda a construir relaciones mucho más saludables. No obstante, se debe tener cuidado y no empezar a absorber las emociones de los demás.

¿Puedo evitar el contagio emocional?

Si te estás haciendo esta pregunta, la respuesta es “sí”. Sin embargo, no es algo sencillo de conseguir. Te has dejado llevar por tu empatía hasta el punto de no saber ponerle límites, por lo que se ha difuminado la frontera que separa tus emociones de las de los demás. Entonces.., ¿qué deberías tener en cuenta?

Intenta rodearte de personas positivas

Este es un primer paso que puede ser muy interesante, porque si absorbes las emociones de los demás, mejor que estas sean positivas. El hecho de que te sientas motivado, con ganas de emprender y de iniciar nuevas actividades es algo fantástico.
Además, elegir a las personas de las que deseas rodearte impedirá ese vaivén emocional que puedes sentir cuando en un día te encuentras con cuatro personas positivas y otras cuatro negativas. Es cierto que no siempre podrás huir de estas últimas, pero si en tu vida hay más personas de las primeras, disfrutarás de un mayor equilibrio.
La empatía te ayuda a comprender lo que sienten los demás para que puedas entender su situación. Esta capacidad te permite ponerte en el lugar del otro, no apropiarte de él.
Chistes entre amigas

Reflexiona sobre lo que sientes

Cuando absorbes las emociones de los demás, es importante que reflexiones sobre lo que sientes. ¿Por qué me inunda esa motivación para iniciar mi proyecto cuando otra persona me habla sobre su éxito? ¿Cuál es la razón por la que me pongo triste y decaído cuando un amigo me relata lo mal que le va con su pareja?
Muchas veces ese contagio emocional que experimentas habla mucho de ti. En el caso de la primera pregunta, de lo que deseas hacer pero que aún no has puesto en acción debido a tus inseguridades. En la segunda, tal vez de tus miedos o porque te recuerda a una relación que te dejó un sabor amargo.
Entender tus emociones te permitirá poner esa distancia que te ayudará a evitar absorber las emociones de los demás. Porque no son tuyas, aunque quizás en su momento sí lo fueron. No estás viviendo las mismas experiencias de los demás. Por eso, aunque puedas entenderlas y empatizar con esas personas, no debes hacer tuyos sentimientos que no te corresponden.
El contagio emocional desgasta y produce agotamiento. ¿Alguna vez has sentido que absorbes las emociones de los demás como si fueras una esponja? ¿Has sabido, a día de hoy, cómo ponerle límites?

Personas nutritivas: el alimento de las relaciones sanas

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Las personas nutritivas generan ambientes cargados de positividad que favorecen una mayor sensación de bienestar. 
Hay personas con encanto que llenan nuestros corazones de magia.Son quienes se encargan de complicarnos menos la vida y piensan en pro de nuestro bienestar. Se trata de personas nutritivas, las cuales enriquecen nuestro camino.
Cada persona es única y, desde su autenticidad, es capaz de generar en nosotros emociones, pensamientos y conductas. Por eso, si se trata de personas que nos hacen la vida más fácil y que llenan de armonía los espacios que compartimos con ellas, contaremos con mayor bienestar en nuestras vidas.
A través de este artículo nos sumergiremos en el mundo de las personas nutritivas. Mostraremos cuáles son sus características, cómo atraer a personas de este tipo y cuáles son los beneficios de cultivar relaciones con ellas.
“Las personas nutritivas favorecen relaciones sanas. Nos alimentan a través de su empatía, tolerancia, altruismo y cariño. Cuidan de nosotros y cuidan de ellos. Son seres que tejen armonía por donde van brindado lo mejor de sí mismos”.

Personas nutritivas ¿cómo son?

Personas nutritivas son quienes nos alegran el momento solo con su presencia. Observemos cuáles son sus características:
  • Son personas que tienen un conocimiento profundo de sí mismas. Esto les conduce a gestionar de forma adecuada sus emociones, por lo que son más hábiles a la hora de afrontar distintas situaciones.
  • Empáticas. Son personas que se ponen en nuestra piel, siendo capaces de acercarse a lo que pensamos y sentimos.
  • Tolerantes. Son personas que están abiertas a diferentes perspectivas y, aunque no las compartan, saben respetarlas.
  • Sinceras. Son capaces de decirte lo que sienten y piensan porque se guían por el principio de la honestidad.
  • Altruistas. Procuran el bien ajeno de manera desinteresada.
  • Auténticas. Se trata de personas que se muestran tal y como son.
Amigos abrazándose
Las personas nutritivas se encargan de ponerse en su lugar. Saben lo que les conviene y, aunque les cueste, dicen “no” cuando ven que algo no es beneficioso. Por ello, son más asertivas en sus relaciones. Ahora bien, no quiere decir que sean personas perfectas, pueden equivocarse como cualquiera de nosotros. La diferencia radica en cómo afrontan los problemas y en cómo le dan solución buscando su bienestar y sin pasar por encima del otro

¿Cómo atraer personas nutritivas?

Como se ha comentado, las personas nutritivas nos hacen sentir mejor. Por ello, es importante conocer qué claves hay para atraer personas saludables a nuestras vidas:
  • Poner límites. Si sabemos hasta dónde pueden llegar con nosotros y no dejamos que se sobrepasen, estaremos más cerca de personas nutritivas, pues las tóxicas se alejarán. En cambio, las nutritivas comprenderán la situación y entenderán nuestro punto de vista.
  • Decirle adiós a la dependencia. Las relaciones en las que necesitamos del otro para poder estar bien resultan ser tóxicas. Es mejor pensar en nosotros y saber que podemos estar al lado de alguien y quererle sin que sea imprescindible para tener una sensación de bienestar.
  • ¿Con quién nos comportamos de forma tóxica y con quién de forma nutritiva? A veces la toxicidad no emana de los demás, sino de nosotros. Para cambiarlo, debemos comenzar por conocernos e ir trabajando los conflictos personales con el objeto de ofrecer y establecer relaciones sanas.
  • Pensar en cómo nos sentimos. Si nos ponemos a pensar en cómo son nuestras relaciones, podremos darnos cuenta de qué sentimientos, ideas y comportamientos nos generan. ¿Es la otra persona o somos nosotros? Identificarlo es clave, si no estamos a gusto es una buena señal para saber si se trata de una relación tóxica.
Entonces, hay varios caminos para acercarnos a personas que se alzan como fuente de alimento de relaciones sanas. Lo importante es estar al tanto de nosotros y de la otra persona, cambiar lo que consideremos necesario por nuestra parte y, si vemos que persiste el sufrimiento, podemos optar por alejarnos de esa relación que nos hace tanto daño.
Amigos de espaldas abrazados

Beneficios de forjar relaciones con personas nutritivas

Las personas nutritivas nos llenan de vida. Se trata de personas que nos aportan grandes beneficios como:
  • Relaciones maduras.
  • Mayor calidad de vida.
  • Mayor tranquilidad.
  • Sensación de armonía.
  • Visión más positiva del mundo y los problemas.
  • Mayor libertad.
  • Relaciones más auténticas.
Ahora bien, según el estudio de Neva Millic y Ana María Arón, profesoras de psicología de la Universidad Católica de Chile, las personas nutritivas favorecen un ambiente propicio para el aprendizaje y las relaciones interpersonales sanas. Se trata de que estas personas alimentan climas en los que la convivencia social es más factible, ayudando a que aflore la mejor versión de las personas que se sitúan en ese contexto.
Entonces, si nos detenemos a analizar diversos contextos encontramos que las personas tóxicas favorecen ambientes negativos, lo cual ocurre a nivel laboral, familiar y de pareja. Por ello, es mejor rodearnos de personas nutritivas, ya que así contaremos con un ambiente donde haya mayor armonía.

3 cualidades del agua según el Tao que todos deberíamos conocer

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“Sé como el agua. Amigo mío, sé como el agua que corre y nunca se estanca, sigue fluyendo”. Este conocido comentario de Bruce Lee sobre el proceso de su autorrealización resume en realidad una de las tres cualidades del agua según el Tao, extraído de la poesía de Lao-Tse. La sabiduría contenida en este texto es toda una inspiración en estos tiempos actuales.
Hace más de 10 años que el celebre filósofo Zygmunt Bauman nos trajo el concepto de sociedad líquida. Con ello, definía a una modernidad de valores volubles, de modelos y estructuras sociales cambiantes y de realidades marcadas por la incertidumbre. Ante este panorama tan fluctuante, donde es muy difícil atenerse a algo, lo único verdaderamente sólido son nuestros miedos, lo cual constituye toda una paradoja.

“La bondad suprema es como el agua.
Beneficia a todas las cosas sin contención.
En la vivienda, se mantiene firme.
El ser, fluye a las profundidades.
En expresión, es honesto.
Cuando hay confrontación, se mantiene gentil.
En el gobierno, no tiene control.
Si hay acción, se alinea con el tiempo.
Está contento con su naturaleza y, por lo tanto, no puede ser criticado “.
-Lao-Tze-
Vivimos en un mundo donde pocas cosas se caracterizan por la estabilidad. Se nos exige presteza y flexibilidad para adaptarnos a cada cambio, a los giros laborales, a los cambios políticos, a nuevas exigencias sociales, a las variaciones en nuestras formas de relacionarnos. En medio de estas dinámicas es comprensible experimentar cierta inquietud e inseguridad. Por ello, referencias intelectuales del mundo oriental como Raymond Tang, conferenciante y profesor de la Universidad de Guangzhou, nos animan a conocer un poco más la filosofía del tao.
Dentro de este marco, se nos enseña a mantener la calma en medio del caos. A obtener templanza y seguridad en medio de esta incertidumbre líquida.

Barco de papel en el agua simbolizando las cualidades del agua según el Tao

1. Cualidades del agua según el Tao: la humildad

La primera de las cualidades del agua según el Tao es la humildad. Es posible que en un primer momento nos resulte un poco complicado establecer alguna relación entre esta dimensión psicológica y cualquier escenario acuático. Sin embargo, la tiene y es realmente inspirador. El agua que fluye por un río en calma, en placidez y en armonía nutre la naturaleza.
Cuando su nivel es normal llega a las orillas, alimenta a los animales y favorece ese equilibrio idóneo para que todo funcione. Ahora bien, cuando el río se vuelve arrogante y trae mayor caudal todo cambia. La fuerza de su torrente provoca estragos. Arrastra la tierra, destruye entornos y afecta a todos los seres vivos.

  • Debemos integrar esa cualidad del agua caracterizada por la tranquilidad y la humildad. Porque el que sabe bien lo que es y no desea aparentar algo que no es, siempre preferirá la calma a la violencia. Y aunque en ocasiones derive en ella por causas externas, al final vuelve a su cauce. Asimismo, optará en cada momento por esa serenidad donde promover el equilibrio natural.
  • Resultado de imagen de agua

2. El agua está atenta a la oportunidad

Entre cualquier dificultad, siempre existe un rinconcito donde se abre la luz de la oportunidad. No importa lo agitado de nuestro entorno, no importan los cambios, las presiones o ese muro que de improviso se alza ante nosotros para quitarnos el paso. Seamos como el agua. Hallemos esa grieta, esa debilidad ante nuestro oponente o esa dificultad por donde se abre un nuevo camino, una nueva oportunidad.
Entre las cualidades del agua según el Tao está esa donde se nos recuerda lo hábil que puede llegar a ser esta sustancia vital. Cuando algo está restringido o ante ella surge un obstáculo que le impide el paso, no dudará en dos cosas: aplicar una fuerza implacable para recuperar su libertad y hallar el punto más débil de ese muro para vencerlo.
No olvidemos que en cierto modo, el agua es una gran oportunista. Ella nunca duda en cambiar de forma, escenario o posición para seguir avanzando, y siempre que atisba la más mínima opción de abrirse paso por donde desea, lo hará.

Gota en forma de corazón simbolizando las cualidades del agua según el Tao

3. El cambio, una opción que realizar sin miedo

Pocos elementos son tan inspiradores y tendentes al cambio como el agua. Pensemos en ello: cuando la temperatura es extrema puede convertirse en hielo o en vapor. No dudará tampoco en cambiar de forma dependiendo de donde se halle. Será un vaso si está en su interior, será insignificante si queda contenida en la grieta de una roca, recuperará su inmensidad si vuelve al océano y se convertirá en alimento si un ser vivo está sediento y la necesita.
El agua tiene poder y tiene carácter. Sabe y entiende que nada es tan importante como proceder al cambio si es necesario. Porque el medio ambiente y la naturaleza son hostiles en muchas ocasiones y quien no se adapta, no sobrevive. Asumir estos principios que nos transmite las cualidades del agua según el Tao no solo nos puede inspirar, sino que también nos ayudará de muchos modos.


Albert Ellis, psicoterapeuta conocido por desarrollar la terapia racional emotiva conductual, dijo una vez que hay un monstruo que nos persigue en el día a día. Uno recurrente, que veta por completo nuestra felicidad. Es nuestra eterna idea de que el mundo debe ser fácil. Sabemos que no lo es pero aún así, seguimos sufriendo por cada dificultad, por cada piedra en el camino, por cada cambio no previsto ni imaginado.
Seamos como el agua. Ya nos lo dijo Bruce Lee, pero no nos limitemos a ver estas cualidades del agua según el Tao como una mera y bonita metáfora. Al fin y al cabo también nosotros somos naturaleza. Y la naturaleza, es la expresión misma del Tao.
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El helecho y el bambú, una fábula para entender la resiliencia

La fábula del helecho y el bambú nos habla de un hombre que pasaba por una mala racha. Él era carpintero y le iba muy bien. Todo comenzó cuando a su poblado llegó una gran empresa que fabricaba muebles. Tenían mucho dinero, excelente maquinaria y bastante personal. Pronto se convirtieron en una verdadera sensación en el lugar.
La fábrica hacía los muebles en tiempo récord. También los elaboraba con muy buena calidad. Por si fuera poco, los vendía a precios más bajos que el carpintero. Las cosas empezaron a ser cada vez peores para él. En apenas un par de meses ya sabía que iba rumbo a la quiebra. Esto lo angustió.
Debemos aceptar la decepción finita, pero nunca debemos perder la esperanza infinita”.
-Martin Luther King-
Para colmo de males también comenzó a tener dificultades con su esposa. Ella era maestra de escuela y su salario no alcanzaba para sostener a los tres chicos que tenían. El carpintero intentó buscar un nuevo trabajo, pero no lo conseguía. Su esposa lo recriminaba y esto al final también afectó a los niños, que comenzaron a tener problemas con sus calificaciones en los estudios.

El helecho y el bambú, una gran enseñanza

El carpintero de nuestra historia estaba verdaderamente desesperado. Cada vez tenía menos dinero. También menos energía y menos optimismo. Su mente comenzó a cerrarse. No veía una salida. Lo único que se le ocurrió un día fue ir a dar un paseo por un bosque cercano, para tratar de poner en orden sus ideas. Estaba a punto de conocer los secretos del helecho y el bambú.

Camino hacia el bosque de el helecho y el bambú

Había caminado una media hora por el bosque, cuando se encontró con un anciano amable que lo saludó. Tenía una casa humilde y al ver al carpintero lo invitó a pasar para que tomaran un té. Notó la preocupación en su semblante y le preguntó qué le pasaba. El carpintero le relató sus desventuras, mientras el anciano lo escuchaba atenta y serenamente.
Cuando terminaron de tomar el té, el anciano invitó al carpintero para que fuera a un esplendoroso solar que había en la parte trasera de la casa. Allí estaban el helecho y el bambú, al lado de decenas de árboles. El anciano le pidió que observara ambas plantas y le dijo que tenía que contarle una historia.

La historia prometida: el helecho y el bambú

El carpintero estaba muy interesado en lo que el anciano tenía para decirle. Este último comenzó la narración. Esto dijo: “Hace ocho años tomé unas semillas y planté el helecho y el bambú al mismo tiempo. Quería que ambas plantas crecieran en mi jardín, porque las dos me resultan muy reconfortantes. Puse todo mi empeño en cuidarlas a ambas como si fueran un tesoro”.

camino de el helecho y el bambú

Poco tiempo después noté que el helecho y el bambú respondían de manera diferente a mis cuidados. El helecho comenzó a brotar y en apenas unos meses se convirtió en una majestuosa planta que lo adornaba todo con su presencia. El bambú, en cambio, seguía debajo de la tierra, sin dar muestras de vida”.
El anciano continuó con su historia, mientras el carpintero lo escuchaba con mucho interés. “Pasó todo un año y el helecho seguía creciendo, pero el bambú no. Sin embargo, no me di por vencido. Seguí cuidándolo con mayor esmero. Aun así, pasó otro año y mi trabajo no daba frutos. El bambú se negaba a manifestarse”.

El tiempo y la resiliencia

Prosiguió el anciano diciendo: “Tampoco me di por vencido después del segundo año, ni del tercero, ni del cuarto. Cuando pasaron cinco años, por fin vi que un día salía de la tierra una tímida ramita. Al día siguiente estaba mucho más grande. En pocos meses creció sin parar y se convirtió en un portentoso bambú de más de 10 metros ¿Sabes por qué tardó tanto tiempo en salir a la luz?”.

ilustración simbolizando fábula del el helecho y el bambú

El carpintero pensó un momento, pero no supo qué decir. El anciano volvió a tomar la palabra y le dijo: “Tardó cinco años porque durante todo ese tiempo la planta trabajaba en echar raíces. Sabía que tenía que crecer muy alto y por eso no podía salir a la luz hasta tanto no tuviera una base firme que le permitiera elevarse satisfactoriamente. ¿Comprendes?
El carpintero entendió el mensaje. Comprendió que a veces las cosas demoran, porque están echando raíces. Que lo importante es persistir y no perder la fe. Antes de despedirse, el anciano le regaló al carpintero un mensaje, para que lo guardara por siempre. Decía así: “La felicidadte mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante”…