10 septiembre 2019

Los 8 secretos para aumentar tu salud y longevidad

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Manuel Núñez y Claudina Navarro

A través de algunos factores como la dieta y el ejercicio podemos incrementar las posibilidades de mejorar el bienestar con el paso de los años.

Nacer con una fortuna heredada no asegura ni mucho menos que se llegue a la vejez siendo rico. El mayor patrimonio se puede dilapidar en unos años locos. En cambio, una persona humilde, con trabajo y suerte, puede vivir de mayor en la abundancia. Pero de nada sirve ser pobre o rico sin salud.
Esta es más importante que el dinero, si bien su disfrute depende de requisitos similares: no es aconsejable derrocharla y hay que trabajársela cada día. Sigamos con las metáforas materialistas. Hace unos siglos heredar un título de nobleza era garantía de prosperidad. Ya no es así.


Antes se consideraba que las clases sociales eran inmutables y también hasta hace unos años dominaba la idea de que los genes heredados condicionaban por completo la salud. Hoy se sabe que los genes apenas influyen entre un 10 y 30% en la posibilidad de desarrollar un problema de salud, según los epidemiólogos Stephen Rappaport y Martyn Smith, de la Universidad de Berkeley.

CUIDARSE DÍA A DÍA

Es cierto que existen problemas genéticos de los que no resulta posible librarse, pero las enfermedades más frecuentes aparecen como consecuencia de lo que nos pasa en la vida. La dieta, el entorno físico, los hábitos de descanso y trabajo, la actividad física o el estrés influyen entre el 70 y el 90%.
De la misma manera que ha caído el mito de la genética, se han resquebrajado otros dos pilares contra los que parecía que nada se podía hacer. Uno era el de la muerte neuronal. Se suponía que tras la etapa vital de desarrollo comenzaban a morir inexorablemente neuronas y que por tanto el declive intelectual y físico era inevitable. La carrera hacia el final podía ser más o menos lenta.
Actualmente sabemos que continuamente nacen neuronas nuevas y, sobre todo, que se van estableciendo conexiones cada vez más complejas, lo que proporciona nuevas habilidades intelectuales. La sabiduría de los ancianos resulta así algo más que una frase elogiosa. Una vida mentalmente activa permite llegar a la vejez en plenas facultades.

LAS CÉLULAS REJUVENECEN

El tercer pilar que hasta hace poco se asociaba a un deterioro continuo e ineludible era el de los telómeros, extremos de los cromosomas. Con cada división celular estos se hacen más cortos, lo que provoca deterioro y al final la muerte de la célula. Tener unos telómeros más cortos de lo que corresponde por edad se consideraba un factor de riesgo para el cáncer, entre otras enfermedades.
Pero Dean Ornish, reconocido cardiólogo, que fue médico personal de Bill Clinton, acaba de demostrar que los telómeros se pueden alargar con un estilo de vida sano, basado en una dieta esencialmente vegetariana, el ejercicio físico y el control del estrés.
El destino no está escrito en los genes, el cerebro puede ampliar su potencial y las células poseen cierta capacidad para rejuvenecerse. Por tanto nuestro patrimonio de salud actual y futura depende en buena parte de procesos que pueden ser influidos por nuestro comportamiento. El objetivo de los hábitos saludables es precisamente aumentar este patrimonio.

COMER PARA ALIMENTAR LA FLORA

El cuerpo extrae de los alimentos las sustancias que necesita para su correcto funcionamiento. Pero en este proceso existe un intermediario. En el intestino se produce una interacción muy estrecha entre nutrientes, bacterias y células inmunitarias que puede reforzar la salud o dar lugar a trastornos muy distintos.
Cada día existen más pruebas de que el estado de la flora intestinal resulta crucial para la salud, y no solo para la digestiva. En el intestino viven buena parte de los 100 billones de microorganismos que alberga el cuerpo humano y que constituyen el microbioma. La flora digestiva está compuesta por bacterias pertenecientes a unas 500 especies.
La salud depende en buena medida de cuáles son las dominantes. Varios tipos de cáncer, enfermedades autoinmunes y trastornos alérgicos pueden tener relación con el tipo de flora intestinal. La alimentación es el medio más importante y el más accesible para influir sobre su composición y aumentar el capital de salud general.
Las cinco normas dietéticas básicas son fáciles de enumerar:
  1. Moderación en las cantidades.
  2. Preferir los alimentos vegetales enteros, tal como los proporciona la naturaleza, y cocinarlos de manera suave (al vapor, a baja temperatura durante poco tiempo). Su fibra soluble es un buen nutriente para las bacterias beneficiosas del intestino.
  3. Consumir en cantidad moderada los productos elaborados industrialmente, sobre todo si contienen harinas refinadas, grasas saturadas o parcialmente hidrogenadas, aditivos y azúcares añadidos. El consumo de estos productos está relacionado con los desequilibrios en la flora.
  4. Incluir diariamente de cinco a diez raciones de alimentos concentrados en micronutrientes (vitaminas y minerales) y antioxidantes: frutas, hortalizas, frutos secos, semillas, especias y plantas aromáticas.
  5. No olvidar la presencia en los menús diarios de alguna fuente de omega-3. Las más abundantes son la nuez y las semillas y los aceites de lino, sacha inchi y cáñamo.

EN ARMONÍA CON EL ENTORNO

La composición del microbioma también depende del tipo de entorno en que vivimos. Los niños que crecen en el campo, en contacto con la tierra, las plantas y los animales desarrollan un tipo de flora, anticuerpos y células inmunitarias que les lleva a sufrir menos alergias y probablemente corren un riesgo menor de padecer otras enfermedades.
Siempre se está a tiempo de recuperar el contacto con la naturaleza y de evitar la exposición a compuestos tóxicos. La contaminación causada por medios de transporte, fábricas o incineradoras; los componentes tóxicos de detergentes y cosméticos; los compuestos orgánicos volátiles liberados por todo tipo de objetos encolados; las sustancias liberadas por envases de plástico... todo son cargas que el cuerpo se ve obligado a identificar, eliminar o soportar.
Exponerse lo menos posible y realizar periódicamente curas de desintoxicación ayudará a evitar que estas sustancias, que tienden a acumularse sobre todo en los tejidos grasos, se conviertan en un problema a medio y largo plazo.

LA IMPORTANCIA DE LA RED SOCIAL

No nos referimos a Twitter o Facebook, sino a redes de relaciones personales de carne y hueso. La calidad de las relaciones íntimas y sociales es un factor esencial. No solo lo que alimenta el cuerpo determina nuestra salud actual y en el futuro.
Amar y ser amado, y contar con el apoyo de una comunidad formada por familiares, amigos y vecinos, con todos los efectos positivos sobre el estado de ánimo, es uno de los factores que garantizan una calidad de vida mayor a edades avanzadas –probablemente, más que contar con una cuenta corriente abultada o un seguro médico–.
A esta circunstancia se le atribuye, al menos en parte, la longevidad de los habitantes de la isla japonesa de Okinawa. Allí no es extraño superar los cien años con buena salud, algo que también se intenta explicar por su consumo regular de té verde, hortalizas, pescado fresco y especias como la cúrcuma.
Las relaciones positivas ayudan a mantener alejado el estrés crónico, otro factor de riesgo para la salud. Si la ansiedad se mantiene en el tiempo va quitando ceros al capital de salud.
Para evitarlo conviene practicar diariamente alguna técnica, como la relajación muscular progresiva de Jacobson, el entrenamiento autógeno o la sofrología. La meditación también implica relajación, en este caso de los automatismos y prejuicios mentales, y supone además un camino de autoconocimiento y apertura vital.

ACTIVIDAD MENTAL CON SENTIDO

Como si fuera un músculo, el cerebro necesita entrenamiento para conservarse en buena forma y desarrollar su potencial. El entrenamiento consiste en proporcionarle los estímulos adecuados. Pero las propuestas que no tienen en cuenta al ser humano en su totalidad no son las más adecuadas.
No somos ordenadores que acumulan información. Hacer crucigramas, resolver acertijos o jugar con programas supuestamente diseñados para ejercitar el cerebro no es suficiente. El neurobiólogo Holger Schulze, de la Universidad Erlangen-Nuremberg (Alemania), propone que estemos abiertos a aprender cosas nuevas y que tengan algún sentido en nuestra historia personal.
Una actividad mental eficaz está relacionada con la curiosidad y esta, a su vez, con la motivación. Por ejemplo, si nos gusta viajar, estaremos interesados en aprender idiomas.
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EJERCICIO FÍSICO

Mantener el cerebro en forma es solo un componente de una vida activa. Son igual de importantes las actividades corporales que ejercitan todo el cuerpo: el movimiento es positivo para el flujo de sangre a los órganos, fortalece el corazón, disminuye la hipertensión, previene o alivia los dolores de espalda, regula los valores de grasas y azúcares en sangre, fortalece la musculatura, evita la pérdida de densidad ósea y ayuda a mantener a raya el sobrepeso.
Los expertos recomiendan un mínimo de media hora de ejercicio intenso (altas frecuencias cardiaca y respiratoria) dos días a la semana. También debe ser un ejercicio completo, es decir, ha de trabajar la resistencia, la fortaleza muscular y la flexibilidad (estiramientos).
Otro aspecto del cuidado físico tiene que ver con la conciencia corporal, es decir, con prestar atención a los mensajes que proceden del cuerpo. En cualquier momento y circunstancia hay que detenerse unos instantes para descubrir dónde se producen tensiones y si es posible relajarlas.
Constituye el primer paso para mantener una postura corporal correcta en el trabajo, al comer, conduciendo, esperando en la cola de la panadería o en el sofá de casa. Si no se actúa a tiempo sobre esas tensiones, que pueden afectar a órganos internos, se establecen patrones corporales que con el tiempo resultan difíciles de modificar.

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UNA BUENA INVERSIÓN PARA EL FUTURO

A menudo, ahorrar dinero para disfrutar de un capital en el futuro implica renuncias en el presente. Puede ocurrir que se viva como un pobre y se sea el más rico del cementerio...
Por suerte, no ocurre lo mismo con el capital de salud. Es cuidándose y disfrutando cada día de los alimentos más sanos, del propio cuerpo y del contacto con los demás y con la naturaleza como se consigue mayor bienestar tanto ahora como a medio y a largo plazo.

Aprender a amar según las claves de Erich Fromm

El amor, según Erich Fromm, debe celebrarse todos los días como un acto liberador y enriquecedor. Porque quien logra aprender a amar de forma madura y consciente, entiende que el querer no sabe de posesiones o condiciones. El amor es por encima de todo la preocupación activa por la vida, es cuidado y el deseo firme de favorecer el crecimiento de aquellos a quienes amamos.
Es muy posible que el propio Fromm no intuyera nunca la gran trascendencia que iba a tener su libro El arte de amar. Ahora bien, lo que también es probable es que no todo el mundo conozca en qué condiciones dio forma a este fabuloso y siempre interesante trabajo. Quien tuvo la oportunidad de conocer a este psicoanalista y filósofo humanista de origen judío, solía decir que pocas personas dieron un giro tan relevante en sus vidas como lo hizo él.
«La respuesta madura al problema de la existencia es el amor».
-Erich Fromm-
Hasta llegados los años 50, Fromm, era ese gran erudito del Talmud  y psicoanalista marxista que en un momento dado, quiso poner distancia de las bases teóricas de Sigmund Freud. Era un intelectual algo taciturno que se instaló en Estados Unidos una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. A sus espaldas dejaba el peso de un divorcio, la muerte de su última esposa por suicidio y el recuerdo de una Europa aún fragmentada y en ruinas.
Fue en esa década cuando decidió trasladarse a México y convertirse en un activista por la paz y los derechos de la mujer. Quiso cambiar su perspectiva vital, quiso abrirse al mundo, a la felicidad y a la lucha por aquello en lo que creía. Se convirtió en un terapeuta muy influyente, entabló amistad con el presidente Kennedy y lo mejor de todo, encontró el amor en una brillante mujer: Annis Freeman.
Aún con el amargo recuerdo de sus anteriores esposas, Fromm se puso un firme propósito: aprender a amar. Quería hacer de aquella etapa la mejor de su existencia y la de Annis Freeman. Y ansiaba a su vez, enseñar a amar también al resto del mundo. De ahí su famoso libro y la felicidad de la que disfrutó en las últimas décadas de su vida.

Aprender a amar según Erich Fromm

«Amar sin saber amar, hiere a la persona que amamos». Esta frase de Thich Nhat Hanh resume sin duda una realidad más que evidente. La mayoría de nosotros no somos maestros en este arte, somos más bien neófitos de una realidad en la que nos sumergimos de casualidad y sin saber, llenos de necesidades pero faltos de herramientas. Ahora bien, si a veces nos limitamos a amar como niños y no como adultos, se debe sobre todo a nuestra cultura.
Hemos sido moldeados a través de una serie de esquemas culturales donde ver el amor como un constructo de tintes mágicos e ideales. En nuestro tejido social sigue presente ese «amor cortés» de la Edad Media donde los caballeros enamoran a las damas. Nos gusta pensar que somos víctimas de las flechas de Cupido, que pasión es lo que experimentaron los eternos amantes de Verona de Shakespeare, y que cada uno de nosotros estamos destinados a alguien a través del hilo rojo del destino.
Erich Fromm, destacado psicólogo social, dejó muy claro en El arte de amar, que pocas dimensiones exigen tanta responsabilidad y capacidad de discernir como el amor. Porque amar es tarea de artistas entrenados, no solo de soñadores desvocados. Aprender a amar exige práctica, dominio y un trabajo continuado donde el esfuerzo y el buen hacer no dejan nada al azar o a su suerte. 
Veamos por tanto algunas de las claves que nos ofreció en su día Erich Fromm.

El amor en voz activa

Si hay algo que deseamos durante gran parte de nuestra vida es ser amados. Ansiamos ser cuidados, valorados, apreciados, venerados y validados en cada cosa que hacemos, somos o tenemos. Sin embargo, hay algo que debemos entender cuanto antes: el amor en «voz pasiva» no sirve ni es maduro.
El amor no es un lugar de reposo, es un escenario que se conjuga en presente y en voz activa: amarnos el uno al otro, cuidarnos entre sí, respetarnos, valorarnos, crear juntos, proyectar en común…El querer de los buenos artistas implica tener la maestría de quien sabe participar, dar y recibir, construir y ser parte activa de un proyecto donde siempre está presente la mentalidad de crecimiento.


pareja formando olas simbolizando el arte de aprender a amar

Nuestra eterna preocupación por encontrar a la persona perfecta

Aprender a amar implica también ser conscientes de otro aspecto. A menudo, nos preocupamos en exceso por no encontrar a esa persona ideal que sintoniza con todos nuestros sueños y anhelos. Nos ofuscamos por no hallar «el objeto» que amar sin detenernos a pensar primero si estaremos a la altura del propio amor.
A veces, estamos tan contagiados de idealismos y constructos nutridos del romanticismo que se nos olvida lo más importante: el amor exige trabajo, implica saber afrontar los desafíos que implica una relación afectiva.

El amor como necesidad

Aprender a amar implica primero saber despojarse de todas las necesidades. Porque a quien busca tener una relación para aliviar sus carencias le sucederán dos cosas: que nunca se verá satisfecho y que abocará a la otra persona a un estado de esclavitud permanente.
Erich Fromm nos recuerda en El arte de amar que una relación afectiva saludable y feliz debe ser por encima de todo un vínculo altamente productivo, ese donde cada persona ha superado sus vacíos y dependencias. Es extinguir de nuestro interior la omnipotencia narcisista, el deseo de acumular y de explotar a otros, para llegar hasta el ser amado sin cargas y miedos y poder ofrecernos así en plenitud.
«La función de la nueva sociedad debe ser la de alentar en nosotros la disposición a renunciar a todas las formas de poder y posesión. Asimismo, debe conseguir que cada cual construya un sentimiento de identidad y confianza basados en la fe de lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar el mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones».
-Erich Fromm-


pareja abrazada que quiere aprender a amar

Amar es un acto de creatividad

El amor según Erich Fromm es una energía. Es un impulso que nos anima a movilizarnos, a expresarnos, a crear… Ahora bien (y en relación con lo señalado anteriormente) esa fuerza expansiva y creativa solo emerge cuando tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas.
Asimismo, algo en lo que incide Fromm en el Arte de amar, es que dicha energía no basta solo con sentirla. El amor, recordemos, no solo se siente, hay que vivirlo y darle forma. Porque la auténtica pasión, la que se nutre del sentimiento, la madurez y el equilibrio, entiende que la obra más bella exige trabajo diario y dedicación.
El amor es como la música, la pintura, la carpintería, la escritura o la arquitectura. Se necesita comprender la teoría y más tarde, ser maestro en la práctica. Así, al igual que un ingeniero altamente creativo, también nosotros lograremos sortear con imaginación y eficacia cada dificultad, cada reto, cada imprevisto en el camino…


pareja en un bosque pensando en aprender a amar

Para concluir, aprender a amar según Erich Fromm exige dejar a un lado muchas de esas visiones infantiles que a menudo nos definen (y que nos han inculcado). Debemos dejar de conjugar el amor en voz pasiva y de verlo como esa chispa que, en un momento dado, une mágicamente a dos personas. Porque el amor es sustancia, es cuerpo y es materia. Una materia prima con la que edificar un buen proyecto, el mejor de nuestras vidas si así lo queremos y nos responsabilizamos de ello…

La prisa, un error de muchas parejas en formación

La prisa no es buena consejera a la hora de tomar decisiones importantes. Una de ellas tiene que ver con los compromisos amorosos que muchas veces se contraen, antes de que la relación de pareja haya madurado lo suficiente.
Conocemos esos amores que llegan súbitamente y crecen sin control en poco tiempo: los hemos visto, quizá vivido. Está bien, es posible que Cupido haya hecho muy bien su trabajo y estés frente a un gran amor que se manifiesta desde el comienzo. Sin embargo, también es posible que ese gran amor se vaya al traste por la prisa con la que la pasión quema etapas y resuelve misterios.
Pasa, sobre todo, en las parejas jóvenes y en aquellas más mayores que sienten el paso del tiempo como una guillotina afilada sobre sus cabezas. Queman etapas a una velocidad abrumadora y cuando menos lo piensan, la relación parece agotada. La prisa hace que quieran vivir todo en un solo instante y, de pronto, de una experiencia muy intensa solo quedan esas cenizas que podemos identificar con el desinterés y el hastío.
El enamoramiento altera las hormonas y las neuronas. Es un estado delicioso que cualquiera quisiera prolongar hasta el infinito. De hecho, es posible extenderlo cuando en lugar de prisa, se ponen ciertas restricciones. Pero cuando se bebe de un solo sorbo, generalmente tiene los días contados.
El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla”.
-Lao Tsé-

Las hormonas y la prisa

En la primera etapa de una relación de pareja, las hormonas suelen hacer de la suyas. La efervescencia es tanta que muchas personas se sienten literalmente embriagadas de amor. Es la etapa en la que el otro ocupa todos los resquicios del pensamiento. Cuando aparece, el corazón se agita. Brillan los ojos y las mariposas en el estómago revolotean como si alguien acabase de interrumpir su paz.
Ninguno de los involucrados tiene la menor duda de que ha encontrado al amor de su vida. Ese coctel de hormonas, que condiciona buena parte de la química cerebral, tiene la capacidad para alterar significativamente nuestro juicio y nuestra capacidad crítica. Sí: el amor es ciego, o al menos miope al debatir de la lógica.
Algunas parejas cometen un error en esta etapa. Esta equivocación consiste en que cierran las correas de su compromiso de manera prematura. La prisa por vivirlo todo en un instante se adueña de su razón y por eso avanzan hacia terrenos que tienen implicaciones en el futuro que todavía no han valorado. Vienen las promesas y los juramentos. Los pactos y el acceso ilimitado a la vida del otro. Por otro lado, nadie da un paso atrás por miedo a que el otro pueda hacerlo.
Chico enamorado mirando a su pareja

Decisiones a la ligera

A la hora de tomar decisiones trascendentes, la prisa no es una buena consejera. Hay parejas que ya están pensando en tener un hijo cuando su relación no ha alcanzado aniversario posible. O avanzan hacia terrenos más comprometedores sin conocer al otro, sin tener una complicidad estable, sin haber discutido ni una sola vez.
Para que una pareja avance hacia la consolidación, se requiere mucho más que una revolución hormonal. Hay que conversar. Mucho. También es importante dar tiempo para que se vaya configurando ese proceso de amoldamiento mutuo. Por más que se sientan almas gemelas, hay que darle tiempo al tiempo para que aparezcan las diferencias y se construyan mecanismos pacíficos para sortearlas.
La prisa no deja ver esas diferencias. Y si se ven, no se les otorga relevancia. En la primera etapa, cada uno está dispuesto a aceptar cualquier cosa que venga del otro, sin empeñar mucho sentido crítico en ello. Es obvio que sea así, ya que en esta primera fase el objetivo implícito es lograr el máximo nivel de identificación con el vínculo generado.
  • Pareja abrazada sentada

El encanto de la pausa

Son muchas las personas que están sedientas de intensidad. Se sienten vivos solo cuando pierden la razón momentáneamente y se entregan sin reservas a experiencias que disfrazan los problemas cotidianos con otro atuendo. Experiencias como ver ganar al equipo de fútbol favorito, enloquecer en un concierto o sentir el vacío de una caída libre con un paracaídas, por ejemplo.
La primera etapa del amor clasifica en ese grupo de experiencias. Es maravilloso sentirlo y vivirlo a fondo, pero comprendiendo lo que es: un momento de la relación, no la relación como tal. Aparecerán las ganas de recrear planes de futuro. Quizás vivir juntos y crear un nuevo núcleo. Sin embargo, pensemos que lo que sube muy rápido suele bajar igual de rápido… y no hay peor bajada que la de darnos cuenta un día que estamos ante un desconocido al que no nos une nada.
Quizás la convivencia en pareja ya no tenga tanto misterio como antes. Sin embargo, muchas parejas se dejan llevar por la prisa y no dan tiempo a que la relación madure. Así, el primer contratiempo quiebra el vínculo antes de florecer. Pensemos que dosificar y pausar también permite que la complicidad eche raíces en la tierra que luego va a ser esperanza y soporte a al vez.
Edith Sánchez

25 trucos para desintoxicar el cuerpo .

desintoxicar el cuerpo25 trucos para desintoxicar el cuerpo 

No se necesita ser un genio para comprender que cuanto mejor nos preocupamos por nuestro cuerpo, mejor apariencia tiene. Una forma de tratarte a ti mismo es haciendo limpiezas regulares, en donde desintoxicar el cuerpo y el hogar son prioridades para cerrar ciclos y abrir otros dejando fluir mejor la energía. Aunque ocupado con un trabajo, una familia, o con falta de tiempo para comprometerse con la limpieza, siempre existen maneras de hacerlo.


Es por eso que deberías probar este sistema para desintoxicar el cuerpo y el hogar. Son 26 trucos que te ayudarán a desintoxicar tu cuerpo, baño y otos espacios de tu casa para dejar fluir mejor la energía y el bienestar.

Desintoxicación del cuerpo

1. Comienza el día con un vaso de savia de abedul

Cargado con vitamina C, la savia de abedul es un líquido dulce del árbol de abedul. Beber esta savia te ayudará a sentirte más ligero y fresco.

2. Come alimentos ricos en citrato de potasio

Te pueden ayudar a alcalinizar el cuerpo. Opta por las ciruelas, pasas, aguacates, uvas, melocotones, fresas, espinacas, manzanas o setas frescas.

3. Agrega ajo a tus comidas tan a menudo como te sea posible

Se ha demostrado que el ajo es un antioxidante que ayuda al sistema inmunológico. Agregar ajo a tus comidas es una manera fácil de incorporarlo más seguido y aprovechar de sus nutrientes.

4. Bebe té de ortiga

Disponible en la mayoría de las tiendas de alimentos naturales, este té de hierbas es calmante y es de gran ayuda para la digestión.
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5. Disfruta en el spa

Recibe un masaje o disfruta del baño sauna de vez en cuando. Estos tratamientos de spa realmente te mantienen saludable.

6. Hacer un paquete de aceite de ricino

Remoja una toalla en aceite de ricino prensado en frío, exprime y ponlo en tu abdomen. Coloca una bolsa de agua caliente en la parte superior y acuéstate durante 30 minutos. Ayuda a aumentar el drenaje de líquido linfático a través del cuerpo, que esencialmente realiza la limpieza de la sangre, los tejidos, y los órganos digestivos e inmune.

7. Prueba el “Oil-Pulling” (buches con aceite de coco)

Mezcla 1 cucharadita de aceite de coco orgánico con 1 gota de aceite esencial de limón. Enjuaga en tu boca durante 10 minutos. ¿Quieres saber más sobre este tratamiento y en qué consiste? Revisa nuestro artículo: Expulsar toxinas del cuerpo con una cucharada de aceite.

8. Estimula tu sistema linfático con el cepillado en la piel seca dos veces al día

El cepillado en la piel seca trae muchos beneficios para la salud. Cepilla tu cuerpo desnudo con un cepillo de cerdas naturales empezando por los pies y trabajando hacia tu corazón. Luego toma una ducha alterna entre el agua caliente y fría.

9. Desintoxícate con cáscara de psyllium

Triturar 1 cucharadita de cáscara de psyllium (el salvado de las semillas de la planta plantago) en una licuadora. Mezclar en un vaso de 8 onzas de agua y beber al día durante dos semanas. La cáscara de psyllium tiene mucha fibra y está disponible en la mayoría de tiendas de alimentos saludables. Asegúrate de que estás bebiendo al menos dos litros de agua al día.
Siempre habla con tu médico antes de hacer cualquier cambio dietético o antes de introducir suplementos en tu dieta.

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Investigación y redacción de Vida Lúcida