27 febrero 2025

Dieta para mejorar la piel de todo tu cuerpo: elimina arrugas, manchas, verrugas y más

 


Tu piel habla. Refleja lo que comes, cómo vives y hasta lo que sientes. Si alguna vez te has preguntado por qué tu rostro luce apagado, con manchas o brotes constantes, la respuesta puede estar en tu alimentación. Seguir una dieta para mejorar la piel no es solo una moda, es una necesidad.

Los alimentos que consumes tienen el poder de hidratar, regenerar y proteger tu piel desde el interior, ayudando a combatir el acné, la sequedad y los signos del envejecimiento.

Aunque no se trata de soluciones mágicas ni de productos costosos, sino de nutrir tu piel con lo que realmente necesita. Vitaminas, antioxidantes y ácidos grasos esenciales son clave para fortalecer la barrera cutánea y lograr un cutis más luminoso y saludable. ¿La mejor parte? Todo esto se encuentra en una alimentación equilibrada y accesible. Aquí te contamos cómo transformar tu piel a través de la comida.

Un plato lleno de los alimentos que pueden mejorar la piel / Foto Getty

¿Cómo influye la dieta en la salud de la piel?

Lo que comes impacta directamente en la apariencia de tu piel. Una dieta rica en antioxidantes, vitaminas y grasas saludables puede retrasar el envejecimiento, mejorar la hidratación y reducir la inflamación que causa acné o sensibilidad. 

De acuerdo a la Fundación Piel Sana, los alimentos con alto contenido de antioxidantes ayudan a neutralizar los radicales libres, responsables del daño celular y el envejecimiento prematuro de la piel.

Los nutrientes esenciales que tu piel necesita incluyen:

  1. Vitamina C: esencial para la producción de colágeno y la reparación de la piel. Presente en cítricos, fresas y pimientos.
  2. Vitamina A: ayuda en la regeneración celular y mantiene la piel firme. Encuéntrala en zanahorias, batatas y espinacas.
  3. Omega-3: reduce la inflamación y mejora la hidratación de la piel. Presente en pescados grasos, semillas de chía y nueces.
  4. Zinc: clave para la cicatrización y el control del acné. Fuentes: mariscos, legumbres y almendras.
  5. Agua y alimentos ricos en agua: mantener la hidratación es fundamental para una piel elástica y luminosa.

En contraste, una dieta alta en azúcares refinados y grasas trans acelera el envejecimiento y promueve la inflamación, afectando directamente la salud de la piel.

Mujer está más feliz con su dieta para mejorar la piel / Foto Getty

Alimentos que nutren y regeneran la piel

No necesitas cremas costosas cuando puedes nutrir tu piel desde adentro. Los alimentos correctos pueden prevenir arrugas, mejorar la luminosidad y reducir el acné. Aquí te mostramos los más poderosos y sus beneficios:

Frutas y verduras ricas en antioxidantes

Las frutas cítricas, los frutos rojos y las verduras de hoja verde aportan vitamina C y polifenoles, esenciales para la producción de colágeno y la reparación celular (fuente).

Ácidos grasos esenciales y Omega-3

El salmón, el aguacate y las semillas de lino reducen la inflamación y fortalecen la barrera cutánea, previniendo la sequedad y las arrugas.

Probióticos y alimentos fermentados

Un intestino saludable se traduce en una piel equilibrada. El yogur, el kéfir y el chucrut ayudan a mejorar la flora intestinal, reduciendo problemas como el acné y la rosácea.

Agua y alimentos hidratantes

La hidratación es clave. Pepinos, sandía y apio, además del consumo de agua, mantienen la piel jugosa y radiante.

Menú para mejorar la apariencia de la piel (Dieta de 7 días)

Aquí tienes una guía semanal basada en alimentos para una piel sana (fuente):

Día 1

  • Desayuno: Yogur con frutos rojos y semillas de chía.
  • Almuerzo: Ensalada de salmón, espinacas y aguacate.
  • Cena: Crema de calabaza y pollo al horno con quinoa.

Día 2

  • Desayuno: Avena con nueces y miel.
  • Almuerzo: Pechuga de pollo con ensalada de rúcula y zanahoria.
  • Cena: Sopa de lentejas y tostadas integrales con hummus.

… (y así sucesivamente con combinaciones variadas y equilibradas para toda la semana)

Variedad de alimentos para tener una dieta para cuidar la piel / Foto Getty

 ¿Qué alimentos son los peores para la piel?

Así como hay alimentos que embellecen tu piel, otros pueden sabotearla. Estos son los principales culpables:

  1. Azúcares refinados y harinas blancas: aumentan los niveles de insulina, lo que puede desencadenar brotes de acné.
  2. Lácteos en exceso: pueden agravar el acné en personas sensibles a sus hormonas.
  3. Frituras y grasas trans: generan inflamación y aceleran el envejecimiento.
  4. Alcohol y cafeína en exceso: deshidratan la piel y pueden hacerla lucir opaca.
  5. Comida ultraprocesada: llena de aditivos y conservantes que afectan la salud de la piel.

Tu piel es un reflejo de lo que comes. Nutrirla desde adentro con una dieta equilibrada puede ser más efectivo que cualquier crema o tratamiento cosmético. Incorporar alimentos ricos en antioxidantes, grasas saludables y agua mejorará su apariencia, dándole más luminosidad, firmeza y resistencia.

Los polifenoles de la dieta, el mejor complemento para tu inmunida

 

Desde hace 20 años, la investigación sobre estas moléculas no para de crecer y cada vez existe más evidencia científica sobre sus efectos antiinflamatorios, antimicrobianos, anticancerígenos y antioxidantes. Sin embargo, entre sus propiedades menos difundidas, pero altamente importantes, está la de modular el sistema inmunitario y la composición de la microbiota. ¿Qué importancia tiene esta cualidad? La de mejorar enfermedades de tipo autoinmune, como el asma y la rinitis alérgica, la enfermedad inflamatoria intestinal, el eccema, la dermatitis atópica, la diabetes tipo 1 y hasta la artritis reumatoide.

Revisando la literatura

Para desentrañar el mecanismo de actuación de los polifenoles en el sistema inmunitario, un equipo internacional de científicos ha examinado la literatura científica utilizando como palabras de búsqueda polifenoles, dermatitis, alergia, células inmunes y función inmune, entre otras. Después han analizado el papel de estas moléculas en diferentes trastornos y su conclusión general es que “los polifenoles son candidatos prometedores para nuevos enfoques terapéuticos complementarios. Pueden modular múltiples procesos del sistema inmunológico y reducir la carga de diversas enfermedades, alergias y trastornos autoinmunes”, resume el artículo publicado en la revista 'Nutrients'.

Efecto antiinflamatorio

Foto: iStock.

La inflamación es una manifestación del sistema defensivo del organismo, pero tan importante es que el proceso se ponga en marcha como que concluya a tiempo sin derivar en una respuesta dañina. La inflamación crónica está detrás de la obesidad y la diabetes, implicadas en el síndrome metabólico, que es un desencadenante de la enfermedad cardiovascular. Un equipo de científicos chinos ha encontrado que los polifenoles presentes en la piel de la granada disminuyen la producción de moléculas proinflamatorias (citoquinas, interferón y óxido nítrico), y eso reduce la inflamación. Un efecto similar sobre las moléculas inflamatorias produce el té verde.

 

En consecuencia, la granada y el té verde son buenos aliados para prevenir la inflamación crónica.

Contra la enfermedad inflamatoria intestinal

La cifra de personas que tienen colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn (englobadas bajo el nombre de enfermedad inflamatoria intestinal) traza una línea ascendente desde hace 50 años, aunque es cierto que la incidencia varía entre los países, y va desde los 44,5 casos por 100.000 habitantes en Estados Unidos a los 15,5 casos en España. En la aparición de la EII están implicados factores genéticos, ambientales, alteraciones de la microbiota intestinal y la respuesta inmune.

Los polifenoles actúan por diversos mecanismos: por una parte sobre las moléculas inflamatorias y por otra modulando genes implicados en la inflamación. Desde este enfoque, los investigadores han descubierto el papel beneficioso de la curcumina (el colorante de la cúrcuma) y el resveratrol (presente en las uvas).

 

Por su parte, los polifenoles del té verde promueven una microbiota saludable, al favorecer el crecimiento de especies beneficiosas -bifidobacterias y lactobacilos- e inhibir el de bacterias patógenas (E. coli y salmonela).

 

Los polifenoles del mango (galotaninos) mejoran la los síntomas de la EII, como ha demostrado un estudio en el que los participantes tomaron entre 200 y 400 g de pulpa de esta fruta durante 8 semanas.

 

Por tanto, los hallazgos conducen a deducir que los polifenoles pueden ayudar en la prevención y el tratamiento de la EII al reducir las moléculas proinflamatorias y promover el crecimiento de la microbiota beneficiosa en el intestino.

Menos alergia

Las reacciones alérgicas se producen por una hiperreacción de la respuesta inmune frente a alérgenos como los del medioambiente (polvo, polen de gramíneas) o los alimentos (leche, pescado, huevos, nueces y trigo), y en este campo existe abundante evidencia sobre el papel de los polifenoles.

 

Algunos de ellos influyen en las respuestas alérgicas en dos etapas críticas: primero en la sensibilización alérgica y segundo en la reexposición al alérgeno. Durante la fase de sensibilización, los polifenoles como el ácido cafeico (té verde, uvas, coles de Bruselas) y ferúlico (ciruelas) se unen a las proteínas alergénicas aminorando su reactividad, de forma que disminuyen los síntomas de la alergia.

 

Los ácidos cafeico, ferúlico y clorogénico (café) pueden unirse a los alérgenos del cacahuete y reducir su alergenicidad.

 

Los polifenoles de los extractos de arándano interactúan con la gliadina de trigo formando complejos que reducen la alergenicidad a la proteína de este cereal. Un equipo de científicos japoneses encontró que la administración oral de un extracto de piel de uva blanca rico en polifenoles que había sido fermentado con 'Lactobacillus plantarum' inhibía las respuestas alérgicas en comparación con la uva no fermentada.

Ralentizar la artritis reumatoide

Este trastorno autoinmune, que afecta al 1% de la población, especialmente a mujeres (tres veces más que a los hombres), destruye el cartílago y el hueso de las articulaciones. Aunque se piensa que la genética desempeña un papel relevante en su desarrollo, la ciencia ha encontrado que los polifenoles pueden ser útiles para su tratamiento. Por ejemplo, la curcumina, un potente agente antiinflamatorio, reduce algunas moléculas inflamatorias (interleucinas) e induce la muerte de ciertas células propias de la enfermedad.

 

El resveratrol tiene efectos protectores y terapéuticos en la artritis inflamatoria, porque bloquea las señales que promueven la inflamación. Investigadores de la Universidad de Assiut (Egipto) desarrollaron un ensayo clínico que demostró que una cápsula diaria de 1 g de resveratrol durante 3 meses redujo la hinchazón y el dolor a la palpación de las articulaciones al regular las citocinas proinflamatorias.

 

Los polifenoles de uva también han mostrado efectos inmunorreguladores, reductores de la inflamación y el estrés oxidativo, y alivian los síntomas de la enfermedad.

 

Y el aceite de oliva es otro agente a tener en cuenta para esta patología. Una investigación de la Universidad de Sevilla ha comprobado que la administración de extracto de polifenol de aceite de oliva virgen extra (100 y 200 mg/kg de peso corporal) en ratones artríticos también mejora la enfermedad.

 

Así pues, existe suficiente evidencia para no escatimar la presencia de alimentos abundantes en polifenoles en nuestra dieta. Pero tampoco hay que dejarse llevar por el entusiasmo desmedido: “Se requieren más investigaciones para validar clínicamente el potencial terapéutico de los polifenoles en la inmunomodulación, así como para explorar su interacción con la microbiota intestinal”, concluye el artículo de 'Nutrients'.

¿Estamos enganchados a los probióticos? Puede que no los necesites (y esta farmacéutica te cuenta el motivo)

 

No obstante, recuerda que "no todo lo que se vende son probióticos". "Se trata de microorganismos vivos que tienen un beneficio determinado para la salud. Cada uno tiene su indicación que el profesional que los dispensa debería conocer. Es un mercado en plena expansión, pero no todo el mundo tiene que tomarlos, son para personas que tienen un problema de salud. Hay que observar las cepas, que son los organismos que cuentan con los ensayos clínicos que determinan su beneficio. Muchas farmacias no integran los probióticos en su consejo farmacéutico, piensan que no son eficaces ni va a ayudar a los pacientes, eso tiene que cambiar", define.

¿Tenemos una peor microbiota?

Algunos estudios, como Microbiota intestinal y salud, publicado en la revista Gastroenterología y Hepatología en 2021, ya analizan la relación entre la disbiosis y algunas enfermedades crónicas no transmisibles. En concreto, en esa investigación mencionan atopias, síndrome metabólico, enfermedades inflamatorias, cáncer y algunos trastornos de la conducta.

 

El documento arrojaba que los cambios en la transmisión vertical del microbioma, el uso de antisépticos y antibióticos y los hábitos dietéticos de la sociedad industrializada parecen estar en el origen de la disbiosis.

Respecto a por qué cada vez hay más personas que presentan alteraciones en su microbiota, la catedrática de Nutrición culpa al "modo de vida": "En los últimos años, se ha producido un cambio sustancial en nuestra manera de vivir y el microbioma no se ha adaptado a ellos. Efectivamente, parece que es el motivo que esconden las enfermedades con más prevalencia en la sociedad actual, como la obesidad".

 

"Tratamos mal la microbiota porque tomamos medicamentos que la alteran, como los que actúan inhibiendo la bomba de protones. Comemos regular, muchos ultraprocesados, poca fibra y escasez de grasas saludables. Se puede mejorar la alimentación con pautas dietéticas saludables, pero hay que bajar el estrés, descansar mejor y tener contacto con la naturaleza", declara.

Salud mental y microbiota

Igualmente, la experta razona acerca del papel que desempeña la microbiota en la salud mental mediante la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro. "El 90% de la serotonina del cerebro se genera en el intestino. La microbiota es fundamental en la regulación del estado de ánimo, el sueño y la motilidad intestinal. También es clave en la integridad de la barrera intestinal, que es la mayor superficie que exponemos al medio externo, es decir, a los contaminantes o bacterias patógenas", continúa.

 

De hecho, esa barrera la compara con la extensión de un campo de tenis: "Si se altera, se vuelve permeable y deja pasar al torrente sanguíneo toxinas o fragmentos bacterianos que impactan directamente con las células inmunes causando inflamación y alteración de la inmunidad".

En cuanto a cómo puede sospechar una persona que algo no va bien con su microbiota, Fente añade que hay síntomas "muy evidentes", como los digestivos: "El estreñimiento o todo lo contrario, es decir, la alteración de las deposiciones. Sentirse hinchado o tener granos sin saber de dónde vienen".

 

Sin embargo, apunta que no todo el mundo que se siente hinchado o tiene cambios en la motilidad intestinal tiene SIBO, también conocido como sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. "Las consecuencias son que los alimentos no se digieren bien y tampoco se absorben los nutrientes, aparecen carencias de vitaminas, como la B12 o la D. Para el diagnóstico es necesario hacer un análisis de sangre, para comprobar esos niveles bajos, y también una prueba específica de aliento", manifiesta.

25 febrero 2025

Alimentos que ayudan a prevenir el Alzheimer

 

Alimentos que ayudan a prevenir el Alzheimer

El Alzheimer es una enfermedad que afecta la memoria y las funciones cognitivas. Este trastorno cognitivo representa un desafío creciente a medida que la población envejece. Aunque no existe cura, una alimentación adecuada puede desempeñar un papel clave en su prevención. En este artículo, exploraremos varios alimentos que pueden contribuir a mejorar la salud cerebral y reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer.

¿Qué es el Alzheimer?

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por la pérdida de memoria, confusión y dificultades en las tareas cotidianas. A nivel biológico, se produce la acumulación de placas de beta-amiloide y ovillos de proteína tau en el cerebro. Esto interfiere en la comunicación neuronal y provoca la muerte celular. A medida que avanza la enfermedad, las funciones cognitivas se ven gravemente afectadas, repercutiendo en la independencia y calidad de vida de los pacientes.

La causa exacta del Alzheimer aún se investiga, pero se sabe que intervienen múltiples factores. Estos incluyen la genética, la edad y el estilo de vida. Un área de interés creciente es la relación entre la alimentación y la salud cerebral. Se ha demostrado que una dieta adecuada puede ayudar a prevenir o ralentizar el progreso de la enfermedad.

Alimentos que ayudan a prevenir el Alzheimer

Alimentos que ayudan a prevenir el Alzheimer

1. Pescado graso (salmónsardinas, trucha)

Los pescados grasos son conocidos por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, que ayudan a reducir la inflamación y protegen el cerebro del daño oxidativo. Investigaciones de la Universidad de Harvard en Estados Unidos han encontrado que el consumo regular de pescado graso se asocia con un menor riesgo de deterioro cognitivo. Incluir pescado en tu dieta al menos dos veces por semana puede ser beneficioso para la salud cerebral.

2. Frutos rojos (fresasarándanosframbuesas)

Los frutos rojos son ricos en antioxidantes, especialmente antocianinas, que protegen las neuronas del daño oxidativo. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Tufts en Estados Unidos encontró que el consumo regular de frutos rojos, como arándanos y fresas, está asociado con una mejora significativa en la memoria y puede ralentizar el envejecimiento cognitivo. Esto se debe a que los compuestos presentes en estos frutos ayudan a combatir la inflamación y el estrés oxidativo en el cerebro, lo que contribuye a una mejor salud cognitiva en la edad avanzada.

3. Nueces

Las nueces son altas en antioxidantes, grasas saludables y vitamina E. Estos nutrientes contribuyen a la función cognitiva y protegen contra la neurodegeneración. Investigaciones de la Universidad de California en Estados Unidos revelaron que el consumo regular de nueces está asociado con una mejor salud cerebral en adultos mayores. Considera incluir un puñado de nueces en tu dieta diaria como snack saludable.

4. Verduras de hoja verde (espinacascol rizadabrócoli)

Ricas en vitamina K, luteína y antioxidantes, las verduras de hoja verde pueden mejorar la memoria y la salud cognitiva. Un estudio de la Universidad de Pensilvania en Estadoa Unidos encontró que una dieta alta en estas verduras se relaciona con una menor disminución cognitiva. Incorporar una ensalada de espinacas o un batido verde puede ser beneficioso para tu cerebro.

5. Aceite de oliva extra virgen

El aceite de oliva es rico en grasas monoinsaturadas y antioxidantes. Se ha asociado con la protección contra el deterioro cognitivo. Investigaciones realizadas por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos sugieren que el aceite de oliva puede mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de Alzheimer. Utiliza aceite de oliva para aderezar tus ensaladas y cocinar.

6. Granos enteros (avena, arroz integral)

Los granos enteros ayudan a mantener niveles estables de azúcar en sangre, lo que es crucial para la salud cerebral. Un estudio de la Universidad de Harvard en Estados Unidos encontró que consumir granos enteros está asociado con un menor riesgo de deterioro cognitivo. Opta por opciones como avena o arroz integral en tus comidas diarias.

7. Té verde

El té verde contiene catequinas, que son antioxidantes que pueden proteger el cerebro del daño. Investigaciones del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud en Japón sugieren que el consumo de té verde está asociado con una mejor función cognitiva y un menor riesgo de deterioro. Disfrutar de una taza de té verde diario puede ser un hábito saludable.

8. Chocolate negro

Rico en flavonoides y antioxidantes, el chocolate negro mejora el flujo sanguíneo al cerebro. Un estudio de la Universidad de Columbia en Estados Unidos encontró que el chocolate negro puede mejorar la función cognitiva en adultos mayores. Opta por chocolate con al menos 70% de cacao para obtener los mayores beneficios.

9. Café

La cafeína y los antioxidantes en el café pueden mejorar la memoria y la atención. Un estudio de la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos indica que el consumo moderado de café puede estar asociado con un menor riesgo de Alzheimer. Considera disfrutar de una o dos tazas al día, pero sin excederte.

10. Legumbres (frijoleslentejasgarbanzos)

Ricas en fibra y proteínas, las legumbres contribuyen a una dieta equilibrada y ayudan a mantener la salud cerebral. Un estudio de la Universidad de Cambridge en Inglaterra mostró que una mayor ingesta de legumbres puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Incluye frijoles o lentejas en tus comidas para aprovechar sus beneficios.

11. Cúrcuma

La cúrcuma contiene curcumina, un potente antiinflamatorio y antioxidante que puede ayudar a mejorar la memoria. Investigación del Instituto de Investigación Médica en Japón sugiere que la curcumina puede tener efectos neuroprotectores. Agregar cúrcuma a tus platos puede ser una excelente forma de aprovechar sus beneficios.

12. Remolacha

La remolacha es rica en nitratos, que mejoran el flujo sanguíneo al cerebro, favoreciendo la función cognitiva. Un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos encontró que el consumo de remolacha puede ayudar a mejorar la función cognitiva en adultos mayores. Considera incorporar remolacha en ensaladas o jugos para disfrutar de sus beneficios.

Conclusión

Seguir una dieta que incluya estos alimentos puede ser una forma efectiva de ayudar a prevenir el Alzheimer y fomentar la salud cognitiva. La investigación apoya la noción de que una alimentación equilibrada, rica en antioxidantes y grasas saludables, puede influir positivamente en la función cerebral. Incluir estos alimentos en tu dieta diaria no solo beneficiará a tu cerebro, sino que también mejorará tu salud en general, promoviendo un envejecimiento más saludable y activo.

VidaActiva

Una nueva clasificación de las grasas más efectiva y equilibrada




¿No estás un poco harta de que los criterios sobre nutrición cambien con tanta frecuencia? No sé tu, pero yo me volvería loco. Y esto pasa mucho con las grasas.


Hasta ahora, las grasas se han clasificado principalmente en saturadas e insaturadas. Las grasas saturadas son aquellas que permanecen sólidas a temperatura ambiente, como la manteca, la grasa de cerdo o el aceite de coco, mientras que las grasas insaturadas son líquidas a temperatura ambiente, como el aceite de oliva y el aceite de sésamo. Durante muchos años, se ha pensado que las grasas saturadas eran las malas y las insaturadas las buenas, debido a su impacto en los niveles de colesterol y la salud cardiovascular. Y por eso casi todas las dietas para perder peso y saludables incluían alimentos bajos en grasas y sólo ricos en grasas insaturadas.

Sin embargo, esta clasificación simplista ha demostrado ser insuficiente. No todas las grasas saturadas son perjudiciales, ni todas las grasas insaturadas son beneficiosas. Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3, una categoría de grasas insaturadas, han mostrado tener numerosos beneficios para la salud, mientras que algunos alimentos ricos en grasas saturadas, como el aceite de coco, pueden tener propiedades beneficiosas en ciertos contextos.

A medida que nuestra comprensión de las grasas y sus efectos en la salud ha evolucionado, nos hemos encontrado con nuevas categorías como los ácidos grasos omega-3, omega-6 y omega-9, cada uno con sus propias propiedades y efectos en el cuerpo. Esto ha llevado a una visión más matizada de las grasas, pero también a una mayor confusión sobre qué es saludable y qué no lo es.

Entonces, ¿será siempre así de confuso o llegará el momento en que entendamos claramente cuándo una grasa es saludable o no? La respuesta podría estar en una perspectiva más holística y equilibrada que va más allá de las clasificaciones actuales. Aquí es donde entra la macrobiótica.

En la filosofía macrobiótica, no solo se considera la composición química de las grasas, sino también su efecto, o sea, cómo afectan al cuerpo. Las grasas, como casi todo en macrobiótica, se pueden clasificar en yin y yang. Las grasas yin tienen un efecto enfriador en el cuerpo, así como expansivo y ligero, mientras que las grasas yang lo calientan, concentran y contraen. Aquí no solo miramos el concepto grasa, miramos en general el efecto del alimento en sí, que tendrá una buena cantidad de grasa, pero que en su conjunto dará este efecto más yin o más yang.

Ejemplos de grasas más yin incluyen el aguacate, el aceite de palma y el aceite de coco, básicamente porque todos estos alimentos tienen un origen tropical y precisamente crecen en áreas donde es bueno consumirlos para aplacar el calor. Estas grasas tienden a enfriar y son ideales para climas cálidos o personas que necesitan un efecto refrescante. Los alimentos grasos en general dan un efecto saciante, por lo que tampoco abusaremos en cantidad de ellos.

Por otro lado, las grasas más yang se encuentran en las carnes rojas y los pescados azules. Estas grasas existen en alimentos que calientan el cuerpo y son más adecuadas para climas fríos o para personas que necesitan un impulso energético. Y de la misma manera que con las yin comeremos estos alimentos en cantidades moderadas.

Por último, hay grasas que son más estables a nivel de efecto aunque en general tienen un cierto efecto calentador. Las semillas ,los frutos secos y los aceites derivados de ambos, por ejemplo, contienen grasas que pueden ser beneficiosas en pequeñas cantidades, pero que también aportan calor al cuerpo, aunque al ser un alimento más estable lo podemos tomar en un poco más de cantidad y frecuencia que los alimentos con grasas más yang.

Con esto te estoy dando una visión completamente diferente de la alimentación, clasificando por el efecto del alimento completo más que en un nutriente y dando una visión más general de cómo ese alimento te va a afectar en tu salud y en tu vida. Lamentablemente la ciencia tiende a separar y dividir, pero ya se está viendo que esa visión de la alimentación es demasiado sesgada.

No tiene mucho sentido consumir grandes cantidades de carne o pescado azul en verano, cuando ya estamos expuestos al calor, o tampoco tiene ningún sentido tomar aguacate en invierno, cuando necesitamos más calor interno. La clave está en entender las propiedades energéticas de los alimentos y cómo interactúan con nuestro cuerpo y entorno. Pero es probable que ni te estés dando cuenta de esto y sí estés consumiendo estos alimentos todo el año. A lo mejor no sientes más calor o más frío, pero duermes peor, te aparece más mucosidad de la normal o te duele la cabeza en determinado momento del año. Esto es consecuencia de alimentarse sin conciencia y creando desequilibrio en tu organismo. Y esto puede llevarte a enfermedades y problemas peores. El otro día una paciente de mi consulta me vino maravillada porque no imaginaba que si eliminando los huevos (con grasas yang) de la dieta iban a mejorar sus menstruaciones, y que así fue y que está maravillada…

Para concluir, más que obsesionarnos con la composición nutricional de los alimentos y preparar menús con una calculadora de nutrientes, deberíamos reflexionar sobre el efecto que tienen en nuestro cuerpo. La macrobiótica nos enseña a ver los alimentos no solo como un conjunto de nutrientes, sino como fuentes de energía que pueden equilibrar o desequilibrar nuestro ser.