27 febrero 2025

¿Estamos enganchados a los probióticos? Puede que no los necesites (y esta farmacéutica te cuenta el motivo)

 

No obstante, recuerda que "no todo lo que se vende son probióticos". "Se trata de microorganismos vivos que tienen un beneficio determinado para la salud. Cada uno tiene su indicación que el profesional que los dispensa debería conocer. Es un mercado en plena expansión, pero no todo el mundo tiene que tomarlos, son para personas que tienen un problema de salud. Hay que observar las cepas, que son los organismos que cuentan con los ensayos clínicos que determinan su beneficio. Muchas farmacias no integran los probióticos en su consejo farmacéutico, piensan que no son eficaces ni va a ayudar a los pacientes, eso tiene que cambiar", define.

¿Tenemos una peor microbiota?

Algunos estudios, como Microbiota intestinal y salud, publicado en la revista Gastroenterología y Hepatología en 2021, ya analizan la relación entre la disbiosis y algunas enfermedades crónicas no transmisibles. En concreto, en esa investigación mencionan atopias, síndrome metabólico, enfermedades inflamatorias, cáncer y algunos trastornos de la conducta.

 

El documento arrojaba que los cambios en la transmisión vertical del microbioma, el uso de antisépticos y antibióticos y los hábitos dietéticos de la sociedad industrializada parecen estar en el origen de la disbiosis.

Respecto a por qué cada vez hay más personas que presentan alteraciones en su microbiota, la catedrática de Nutrición culpa al "modo de vida": "En los últimos años, se ha producido un cambio sustancial en nuestra manera de vivir y el microbioma no se ha adaptado a ellos. Efectivamente, parece que es el motivo que esconden las enfermedades con más prevalencia en la sociedad actual, como la obesidad".

 

"Tratamos mal la microbiota porque tomamos medicamentos que la alteran, como los que actúan inhibiendo la bomba de protones. Comemos regular, muchos ultraprocesados, poca fibra y escasez de grasas saludables. Se puede mejorar la alimentación con pautas dietéticas saludables, pero hay que bajar el estrés, descansar mejor y tener contacto con la naturaleza", declara.

Salud mental y microbiota

Igualmente, la experta razona acerca del papel que desempeña la microbiota en la salud mental mediante la comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro. "El 90% de la serotonina del cerebro se genera en el intestino. La microbiota es fundamental en la regulación del estado de ánimo, el sueño y la motilidad intestinal. También es clave en la integridad de la barrera intestinal, que es la mayor superficie que exponemos al medio externo, es decir, a los contaminantes o bacterias patógenas", continúa.

 

De hecho, esa barrera la compara con la extensión de un campo de tenis: "Si se altera, se vuelve permeable y deja pasar al torrente sanguíneo toxinas o fragmentos bacterianos que impactan directamente con las células inmunes causando inflamación y alteración de la inmunidad".

En cuanto a cómo puede sospechar una persona que algo no va bien con su microbiota, Fente añade que hay síntomas "muy evidentes", como los digestivos: "El estreñimiento o todo lo contrario, es decir, la alteración de las deposiciones. Sentirse hinchado o tener granos sin saber de dónde vienen".

 

Sin embargo, apunta que no todo el mundo que se siente hinchado o tiene cambios en la motilidad intestinal tiene SIBO, también conocido como sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. "Las consecuencias son que los alimentos no se digieren bien y tampoco se absorben los nutrientes, aparecen carencias de vitaminas, como la B12 o la D. Para el diagnóstico es necesario hacer un análisis de sangre, para comprobar esos niveles bajos, y también una prueba específica de aliento", manifiesta.

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