04 septiembre 2021

INFINITAMENTE GUAPA

 



INFINITAMENTE GUAPA

Infinitamente guapa cuando la vida te dice que no y tú le gritas que sí. Cuando no te rindes y descubres que vales más de lo que piensas, cuando te vistes de actitud y libertad arrolladora. Cuando sigues adelante aunque te duelan los días. Sí. Estás y eres infinitamente guapa cuando crees que no puedes más, cuando pides ayuda y le tiendes la mano a los latidos de otro corazón. Guapa porque sabes volar dentro del huracán y aterrizar de pie y descalza después de la batalla.
Guapa. Infinitamente guapa porque estás llena de coraje, de ojalás y de yo puedos aunque a veces no los veas. Infinitamente guapa cuando lloras porque te duele la verdad, cuando sientes por encima de todo y todos, cuando nadie te ve en la soledad de tu habitación y bailas desnuda al soplar el viento. Infinitamente guapa cuando arrancas y no te pones frenos y trabas, cuando no te paras ante las miradas ajenas, esas que todavía no han aprendido a mirar. Guapa cuando confías en ti y sonríes por los demás. Cuando no te imponen una talla, cuando te levantas guerrera y le pones una alfombra roja a tus arrugas y ojeras, a tus kilos de más o de menos, a tus cicatrices y defectos imprescindibles y perfectos.
Guapa a rabiar. Y si algún día se te olvida. Si algún día el espejo se levanta traicionero y no te muestra la realidad, vuelve aquí, justo a esta línea, y lee en voz alta: SOY INFINITAMENTE GUAPA. Y créetelo.
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PD.1. Las personas seguras de sí mismas son las más guapas.
PD.2. No traiciones tus principios por los principios de otros, y así hasta el final.
PD.3. Infinitamente guapa cuando cierras los ojos y sueñas mucho y muy fuerte.
Myriam Imedio

02 septiembre 2021

Somos nuestro propio hogar, así que cuidémonos y renovémonos


 

Soy ya esa mujer que no necesita demostrar nada a nadie.

 


Soy ya esa mujer que no necesita demostrar nada a nadie

Soy esa mujer que ya no necesita demostrar nada a nadie. Hace tiempo que me cansé de complacer, de dar explicaciones a oídos sordos, de mover montañas por quien ni tan solo me cedía su respeto. Soy todo lo que ves: franqueza, entereza, valentía y dignidad.

Estas ideas resumirían muy bien aquello que conocemos como realización personal. Son pequeños desafíos cotidianos que sortear para, finalmente, deshacernos de todas esas “capas de cebolla” que nos han ido alejando no solo de nuestra felicidad, sino también de las oportunidades por alcanzar un logro determinado. Una meta.

Estoy en esa etapa de la vida en que para ofenderme, debes importarme, en que ya no doy explicaciones a quien tiene tapados los oídos y el corazón. Soy esa mujer sin máscaras y de alma humilde que ya no necesita demostrar nada a nadie.

Son muchas las mujeres que cada día luchan por esa realización personal, en ocasiones, tan compleja de conseguir.

Hechos como la brecha salarial, la discriminación laboral o incluso el tener que hacer frente a frases como “tú no puedes, tú no sabes, tú no debes” hace que tengan que librar una doble batalla. La exterior y esa más íntima, más profunda y necesaria: la emocional, la psicológica…

chica con flor

La continua necesidad de tener que demostrar para ser “validadas”

El amor debe “validarse” a diario, no hay duda, pero en ocasiones, caemos en situaciones donde el cariño se convierte casi en una extorsión. Obviamente, puede ocurrir para ambos géneros por igual, pero es más común que sea la mujer la que está obligada a demostrar que es capaz de hacerlo todo por el cónyuge, de dejar a un lado sus necesidades y deseos por cumplir las expectativas ajenas.

Hemos de ser buenas hijas con nuestros padres, con nuestra familia, aunque esta nos haya fallado un día sí y otro también cada vez que dábamos un paso o proyectábamos un sueño. Al poco, ellos le daban un punto final con el “eso no es para ti”Hemos complacido durante mucho tiempo y hasta dibujado sonrisas cuando lo que sentíamos era desesperación.

A pesar de todo, siempre llega un día en que más que abrir los ojos, encendemos por fin esa luz interna que conecta directamente con nuestras emociones para decir “basta”. Es entonces cuando nos damos cuenta de que la única persona a la que hemos de demostrar algo, no es a los demás, sino a nosotras mismas.

Porque cuando somos capaces de conectar con nuestras necesidades, el mundo empieza a girar al son de otra música más relajante, más hermosa.