05 diciembre 2023

Tiroiditis de Hashimoto | Hipotiroidismo Tratamiento natural

 






Factores implicados en Tiroiditis de Hashimoto

En la enfermedad de Hashimoto, es muy importante explorar la posible influencia del estrés, carencias nutricionales, inflamación crónica, permeabilidad intestinal, otros sistemas hormonales y tratamientos farmacológicos en el paciente.

No podemos modificar nuestra predisposición genética pero sí podemos compensar las carencias nutricionales, suplementar la dieta con nutrientes inmunomoduladores, actuar sobre los desencadenantes que modifican la expresión de nuestros genes y tratar la permeabilidad intestinal.

Las células inmunitarias pueden ser atraídas hacia la tiroides como resultado de una infección vírica o bacteriana que confunde al sistema inmunológico, siendo el pistolazo de salida del proceso autoinmune.

El primer paso es reparar la función barrera del intestino, pues protege a tu organismo de las sustancias dañinas que ingieres -antígenos- mediante mecanismos de autorreconocimiento.

Si la pared intestinal se hace más permeable, pierde su capacidad para reconocer algunos componentes de los alimentos y se activan procesos inflamatorios a nivel del sistema inmunitario intestinal (GALT). Por eso se suele decir que, el intestino es el origen de todas las patologías autoinmunes.

Hipotiroidismo tratamiento natural

En nuestro libro específico sobre Hipotiroidismo y Tiroiditis de Hashimoto repasamos cómo desactivar los factores que favorecen la autoinmunidad, cómo recuperar la actividad mitocondrial y la energía vital y qué alimentos y nutrientes son más beneficiosos.


Alimentación antiinflamatoria

Es conveniente seguir una alimentación antiinflamatoria reforzada en determinantes nutrientes para modular la autoinmunidad y reducir el perímetro abdominal.

La grasa es un órgano endocrino en sí mismo. La acumulación de grasa que recubre las vísceras es muy activa metabólicamente, sobre todo en las mujeres. Sus células (adipocitos) liberan hormonas proinflamatorias,  que cronifican la autoinmunidad.

Como en nuestra sociedad, solemos consumir el pescado cocinado, es difícil conseguir un buen ratio de omegas. Por ello es recomendable la suplementación con un complemento de calidad farmacéutica a una dosis mínima de 2,5 g de EPA+DHA diaria.

Corrección de la actividad mitocondrial

Las enfermedades autoinmunes y las que cursan con fatiga son la manifestación más evidente de la disfunción mitocondrial. Además, si tienes más de 50 años, vives en una ciudad, consumes alcohol con regularidad y tomas alguno de estos medicamentos que reducen los niveles de Q10, te recomiendo que tomes un suplemento de coenzima Q10:

Estatinas (para bajar el colesterol): al reducir los niveles de la coenzima Q10 generan con frecuencia calambres musculares o cansancio.

Antidepresivos tricíclicos, benzodiazepinas, sulfonilureas, diuréticos tiazídicos, betabloqueantes y paracetamol.

Medicamentos que afectan al metabolismo y a la absorción de las vitaminas del grupo B:
B12: omeprazol y otros inhibidores de la bomba de protones, colchicina, metformina y vitamina C a alta dosis.

B9 o ácido fólico: anticonceptivos orales, antiepilépticos, sulfamidas y corticoides.

B6: 
anticonceptivos orales, hidralazina, penicilamina, ciclosporina, corticoides, azatioprina y antituberculosos.

B2: alcohol, antidepresivos tricíclicos, haloperidol, clorpromazina y clozapina

Aporte nutrientes inmunomoduladores

Vitamina B12

Un 40% de los pacientes con Hashimoto presentan deficiencia de vitamina B12. Este riesgo se incrementa en personas que siguen una alimentación vegana, que presentan hipoclorhidria o que toman de forma crónica omeprazol u otros inhibidores de la bomba de protones.

La carencia de B12 intensifica los síntomas típicos del hipotiroidismo a pesar de que las hormonas tiroideas se encuentren en rango.

Vitamina D

Un 45 % de los españoles tenemos niveles de vitamina D menores de lo deseable. El déficit de vitamina D se ha asociado con múltiples enfermedades autoinmunes de base inflamatoria como la tiroiditis de Hashimoto, la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide infantil, la esclerosis múltiple, el lupus o la dermatomiositis; y con un mayor riesgo de mortalidad.


Hierro y ferritina

El déficit de hierro es un trastorno muy frecuente que tiene una gran influencia sobre la función tiroidea. La ferritina es una proteína de la sangre encargada de las reservas de hierro en el organismo.

La ferritina se necesita para el transporte y utilización de la hormona T3, por lo tanto, tener unos niveles adecuados de hierro es esencial para la función tiroidea.

La prevalencia de ferritina < 15µg/l es del 32% en mujeres en edad fértil y la prevalencia de ferritina <30 µg/l del 60%. Los niveles de ferritina <30 µg/l se asocian a niveles bajos de T3 y T4 sin aumento de los niveles de TSH.

El déficit de ferritina se produce por una ingesta deficitaria en alimentos ricos en hierro y/o una mala absorción de este. Se acentúa durante el embarazo (aumenta los requerimientos de hierro) y la menstruación.

La deficiencia de ferritina es la causa principal de la pérdida de cabello en las mujeres premenopáusicas y de que las mujeres con Hashimoto pierdan cabello y de que se vuelva más fino a pesar de mantener sus niveles tiroideos estables.

Zinc

El zinc permite la conversión de T4 a la versión activa T3 y es necesario para formar TSH. En el hipotiroidismo se pueden agotar sus reservas porque se está fabricando constantemente TSH (por eso la tienen alta).

También se ha relacionado la deficiencia de zinc con permeabilidad intestinal, una mayor susceptibilidad a infecciones asociada a una menor capacidad para eliminar toxinas bacterianas, así como a una menor fertilidad.


Selenio

El selenio actúa como catalizador para convertir la hormona T4 en la T3 (más activa) y protege las células de la tiroides de los daños oxidativos.

Mantener una concentración adecuada de selenio en sangre, podría aliviar los efectos tóxicos del exceso de yodo sobre la tiroides y mejorar la fertilidad de las mujeres que padecen hipotiroidismo.

Iodo y Hashimoto

En el campo de la endocrinología y del hipotiroidismo en concreto una de las falsas creencias más arraigadas es que, es conveniente incrementar el consumo de alimentos ricos en iodo, para activar la actividad tiroidea.

La ciencia ha demostrado que lejos de ayudar, tomar iodo en forma de alimentos o complementos nutricionales puede ser perjudicial, pues en el caso de tiroiditis de Hashimoto (la más común y de origen autoinmune) el iodo activa los receptores de la enzima TPO y favorece una mayor inflamación de la tiroides.

Mi consejo es que debes acudir a un nutricionista con experiencia en enfermedades autoinmunes para que tu dieta sea adecuada al tipo de patología tiroidea que padeces.


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