Una de las mejores partes de la Navidad es, sin duda, la comida. Las celebraciones se llenan de recetas y platos especiales para esta época, hechos con cariño y compartidos con la gente que queremos. Los eventos especiales están representados por símbolos, escenarios, acciones y emociones específicas y, a menudo, van de la mano de comidas y bebidas especiales fuera de lo común; así como acompañadas de una sensación donde todo vale. Por tanto, cuando la gente piensa en Navidad, puede pensar en un árbol de Navidad, pero también en un pavo asado, un pudín, mesas de comida interminable y alcohol.
El cambio de hábitos de las fiestas pueden alterar la microbiota intestal y poner en riesgo la salud cardiovascular
Con todo, la temporada navideña es una ocasión que puede tener un gran impacto en la salud. Los factores ambientales, como una alteración de la dieta, posibles intoxicaciones y el estrés psicológico pueden alterar la composición de la microbiota intestinal, así como promover actos o hábitos alimenticios no saludables y poner en riesgo nuestra salud cardiovascular. Y es que celebrar la Navidad se asocia, alrededor del mundo, con niveles más altos de colesterol total y colesterol LDL (el malo), y con un mayor riesgo de hipercolesterolemia en la población general.
Pero no hay razón para que estas Navidades sean un sinsentido nutricional. Por ello, recopilamos en este artículo 10 consejos para que nuestro sistema digestivo y nuestra salud general no se vean resentidos después de las comilonas, y podamos disfrutar de unas Navidades más energéticas y saludables: