Una cabeza cuenta de media con 100.000 pelos, y cada uno de ellos viene a durar unos cinco años. La mayor parte se encuentra en crecimiento (fase anágena); una cuarta parte, en reposo (fase catágena); y unos pocos presentan el bulbo atrofiado, lo que deja caer el pelo para que comience la formación de uno nuevo (fase telógena).
Si la primera fase se acorta, el folículo no puede formar una nueva fibra capilar sana. Esto ocurre, por ejemplo, si hay estrés, pues todo el organismo se acelera.
CUIDADOS NATURALES DEL CABELLO
La primera medida ante la pérdida de cabello es tomarse la vida con más calma.
También puede ocurrir que a la raíz no le lleguen suficientes nutrientes para formar el pelo. Esto puede deberse a un déficit de nutrientes, como en la anemia. En este caso debe aumentarse el hierro de la dieta con alimentos como almejas, huevo, carne o cereales integrales.
También puede ser que falten vitaminas del grupo B, especialmente la B6, que abunda en frutos secos, legumbres, carnes y cereales integrales. A veces puede ser útil recurrir a suplementos, como la levadura de cerveza o el germen de trigo.
Una dieta variada rica en productos naturales asegura el aporte de minerales; sin embargo, a veces se requiere suplementarla con cisteína para que el bulbo cuente con el aminoácido principal constituyente del pelo.
MASCARILLAS NUTRITIVAS Y CHAMPÚS
Otra manera de alimentar el cuero cabelludo es emplear mascarillas nutritivas que aporten de manera tópica lo que necesita el folículo piloso. Pueden contar con miel, rica en oligoelementos; proteínas de cereales, como el trigo o la avena; plantas como el hibisco; silicio orgánico de cola de caballo o cascarilla del arroz; o proteínas de seda.
Se deberían aplicar siempre tras someter al pelo a tratamientos agresivos, ya sea un tinte no natural, la permanente o un exceso de secador o plancha.
Las lociones de plantas rubefacientes (romero, ortiga, abedul, árnica o pimienta) aumentan la irrigación sanguínea del cuero cabelludo y con ello, el aporte de nutrientes y oxígeno a la raíz.
En los champúes se deben evitar los derivados del azufre (como el lauril sulfato sódico) y elegir bases lavantes suaves, como los derivados del azúcar (glucósidos de coco).
Además se debe proteger al pelo del exceso de sol (con fotoprotectores capilares), la contaminación y el tabaco.
Puedes preparar una mascarilla casera mezclando dos cucharadas de miel, el zumo de un limón, una cucharada de aceite de oliva y una yema de huevo. Se aplica y se deja actuar durante media hora. A continuación se lava el pelo. Úsala dos veces al mes.
REDUCIR LA ALOPECIA MASCULINA
En los hombres, la alopecia más frecuente es la androgénica. La presencia de un derivado de la hormona masculina, la testosterona, hace que se segregue más grasa y que el folículo se ahogue.
Se pueden usar champús antiseborreicos de bases lavantes suaves que eliminen la grasa, o lociones seborreguladoras con extractos vegetales como el nim o la capuchina, o con plantas estimulantes como el ginseng.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario