Mantener la energía es fundamental para conservar la buena salud y una actitud positiva ante la vida. No es fácil, ya que esta energía tiende a dilapidarse en situaciones o conductas de derroche vital.
Llamamos “energía” a esa fuerza vital que depende tanto de una reserva física como de un estado emocional. Mantener la energía en un mundo como el nuestro no es sencillo. Hay miles de factores que la sustraen, como el estrés y los problemas cotidianos.
Por eso es relativamente frecuente la sensación de cansancio. Terminamos cada jornada con la sensación de haber transportado una tonelada de peso durante un kilómetro. Lo único que queremos es no hacer nada para mantener la energía que nos queda.
Ni siquiera es que hagamos grandes hazañas durante el día. Muchas veces la sola rutina basta para agotarnos. ¿Por qué ocurre esto? Quizás hay factores que nos impiden mantener la energía y esta termina derrochándose en asuntos que bien podrían ser resueltos. Hay claves para impedir que esto ocurra. Estas son siete de ellas.
“Todos sabemos que hay dos tipos de energía: la contagiosa y la absorbente”.-Esteban Navarro-
1. No tener deudas
No hacer frente a las deudas contraídas a tiempo es algo que atormenta a cualquiera. No es solo la sensación de tener un pago pendiente de realizar, sino también la percepción psicológica de estar en falta o haciendo algo indebido. Para mantener la energía en un nivel adecuado, lo mejor es evitar las deudas. Si esto es imposible, entonces pagarlas debe ser una prioridad incuestionable. Si no lo hacemos materialmente, en muchos casos lo hacemos psicológicamente.
2. Cumplir las promesas
Las promesas hechas tienen un efecto similar al de las deudas, aunque no haya una premura tan elevada. Antes de comprometernos a hacer algo, debemos pensar bien si estamos en capacidad de cumplirlo o no. El prometer y no cumplir genera una importante carga psicológica.
Adicionalmente, las promesas incumplidas generan malestar con otras personas. Un conflicto innecesario que nos impide conservar nuestra energía. O cumplimos lo que prometemos o admitimos que nos resulta imposible y negociamos una compensación.
3. Descansar, una clave para mantener la energía
Desafortunadamente, en el mundo actual tenemos que recordar una y otra vez la importancia del descanso. Parecería un asunto obvio, pero es alarmante ver cómo infinidad de personas lo olvidan. Simplemente se sienten condenadas a hacer, hacer y hacer, sin pausa.
Descansar es el medio por excelencia para mantener la energía. Debemos cuidar y enriquecer nuestros tiempos de descanso al máximo. Esa es la base de nuestro bienestar físico, emocional y cognitivo. Si no descansamos adecuadamente, simplemente no podemos funcionar de manera adecuada.
4. Organizarte
No siempre nos tomamos el tiempo necesario para repensar nuestras actividades y evaluar si las estamos desempeñando de la forma más práctica. Muchas veces las cosas simplemente se van dando y así las vamos asumiendo: como vienen.
Siempre podemos organizarnos mejor. Todo es cuestión de dedicar un tiempo a ordenar nuestras ideas. También para tratar de encontrar métodos y mecanismos que resulten más funcionales. Es bueno hacer esto periódicamente para sacarle el máximo provecho.
5. Cuidar la salud
Para mantener la energía en niveles equilibrados es absolutamente indispensable que cuidemos de nuestra salud. Esto incluye unos hábitos saludables y el seguimiento atento y tranquilo de cualquier problema de salud que se nos presente.
Los hábitos saludables tienen que ver con la nutrición, el ejercicio y el descanso. Esos tres ámbitos son esenciales para mantener una vida saludable. También hacernos un chequeo regular, en especial si hay algún síntoma nuevo o tenemos alguna molestia. No alarmarnos y adherirnos a lo que el médico señale, si estamos enfermos.
6. No eludir las situaciones difíciles
Los intentos por huir de las dificultades, cuando no queda más remedio que afrontarlas, solo termina agrandándolas y haciendo más difícil su manejo y su resolución. Podemos cerrar los ojos a los problemas, pero estos volverán, bien sea en forma de ansiedad, o bien por las consecuencias concretas que generen.
Una vez que somos conscientes de que en nuestra vida hay un problema serio, surge un cúmulo de inquietud. Esa inquietud no se disipa porque sí ni desaparece. Permanece ahí, gravitando sobre nuestra vida y robándonos más energía de la que suponemos. Así, cuanto más rápido asumamos un problema, más posibilidades o alternativas tendremos para darle una solución.
7. Aceptar y perdonar
Pocas actitudes nos roban más energía que la de resistirnos a la realidad. Esta casi nunca se ajusta a nuestros deseos, por eso resulta absurdo mantenernos en una posición de negación o de ignorancia parcial. Si nos interesa transformarla, el primer paso para hacerlo es aceptar la manera en la que se configura.
Perdonar es parte de esa aceptación. Perdonarnos a nosotros mismos por equivocarnos es admitir que somos humanos, que cometemos errores y que esto no nos resta valor. Perdonar a los demás es aceptar que también ellos incurren en fallos, pero que esto es solo una parte de su realidad. Guardar rencores o fustigarnos solo nos quita vitalidad.
Para el budismo zen la energía es un bien absoluto que se debe proteger y conservar. Todas estas recomendaciones para mantener la energía son una guía y un catálogo que seguramente trae muchos beneficios a quien lo sigue.
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