Nuestra energía mueve nuestra vida mucho más de lo que imaginamos. Todo en el universo es energía. Einstein decía que la materia es energía condensada, por lo tanto, tenemos una energía personal.
Cuando estamos creciendo, aprendemos una serie de cosas que se pasan a nosotros por medio de la educación de los padres, la sociedad, la escuela, la cultura, etc. Aprendemos que es importante cuidar de la mente, es decir, estudiar mucho para ser alguien en la vida. Aprendemos, tal vez mucho más por una presión estética actual, que hay que cuidar del cuerpo físico, hacer ejercicios, tomar agua y por ahí va.
Nuestra energía define nuestra vida. Es ella quien nos permite subir a las alturas o descender a los niveles más bajos de consciencia.
Sabes que nuestra energía es nuestro mayor tesoro?
Muy poco, o casi nada nos enseñan en relación a lo mucho que tenemos que cuidar nuestras emociones. Y, más raro aún, no hay la concientización de que todos tenemos una energía y que tenemos que cuidar de ella… Y terminamos pagando un precio muy alto por esa falta de información, pues no sabemos casi nada sobre ella, no le damos el debido cuidado, y sin embargo podemos sentir su existencia en nuestra piel.
Por siempre hemos percibido que hay una actividad en nuestra piel, que sentimos todo el tiempo. Compartimos nuestra energía con las personas, y también la compartimos con el ambiente donde nos desenvolvemos, e incluso sin que podamos verla, la sentimos tanto que es imposible negar su existencia.
A menudo, oímos frases como: «aquella persona tiene una energía pesada»; o «entré en aquel lugar y parecía que tenía una energía muy pesada». Sí, hay una atmósfera invisible que impregna personas y ambientes, y los desequilibrios que enfrentamos nos obligan a pensar más en esa realidad.
Todo en el universo es energía.Tenemos una energía personal que mueve nuestra vida mucho más de lo que podríamos llegar a imaginar, Pero ¿cómo se forma esa energía?, ¿Qué la alimenta?.
Nuestra energía personal está formada, básicamente, por nuestros pensamientos. Todo pensamiento genera una energía, provocando que emociones y sentimientos se disparen, y éstos, a su vez también poseen una energía.
Por lo tanto, todo el tiempo tenemos que contribuir con la anatomía de nuestra energía, y definir de acuerdo a la polaridad de nuestras actitudes y actividades, si nuestra energía es positiva o negativa.
Nuestros pensamientos positivos elevan nuestra energía, permitiéndonos alcanzar nuestros objetivos.
Cuando no cuidamos nuestra energía de forma consciente, ella puede llevarnos a desequilibrios y enfermedades, pues todo comienza en nuestro cuerpo sutil, espiritual. El cuerpo físico es la última instancia de un desequilibrio que alimentamos durante mucho tiempo, hasta que la energía se vuelve tan densa, al punto de tener que «purificarse» a través de una enfermedad.
Podemos comprender esta realidad energética también con el conocimiento sobre las leyes universales y cómo suceden las cosas. Hay leyes como la ley de la energía, ley de atracción, ley de causa y efecto, ley de la manifestación, que abordan justamente cuánto contribuimos nosotros mismos, en la construcción de nuestra realidad a través de la energía que emanamos.
Por lo tanto, para saber cómo está nuestra energía, qué tipo de energía alimentamos, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor, observar nuestra vida. Nuestra realidad exterior es un reflejo de lo que tenemos dentro de nosotros, de lo que alimentamos y, consecuentemente, de lo que vibramos.
Con eso, mucho más importante que clasificar y juzgar que determinada persona tiene energía X o Y, es mirar hacia sí y preguntarte: y mi energía, ¿cómo está? ¿Me cuido de ella? ¿Qué tipo de energía alimento y emano para el universo?
Es necesario cuidar más de nuestra energía. Ella define nuestra vida como un todo, pues es a través de ella que atraemos situaciones y personas. Es por eso que nuestra energía es nuestro mayor tesoro: ella es la clave para transformar nuestra vida en lo que realmente anhelamos.
Cuida tu energía, y atrae hacia ti la realización de todos los anhelos de tu corazón.
Todas nuestras vivencias, nuestras experiencias, y la forma en que nos va, tiene causas que no vienen de afuera. No es la otra persona quien tiene que cambiar algo, y no son las circunstancias las que necesitan ser diferentes, para poder ser más felices y alcanzar todo lo que deseamos: todo debe comenzar por nosotros, en el cuidado y en la forma en que alimentamos nuestra energía interior.
Cómo cuidar más de nuestra energía
Mis queridos lectores, para cuidar de nuestra energía, es necesario prestar atención a la forma en que pensamos, básicamente ya sabemos que nuestros pensamientos generan emociones y sentimientos.
Cuando pensamos en forma positiva, generamos emociones y pensamientos positivos, que elevan la energía en la cual vibramos, y ésto nos permite experimentar un mayor bienestar y más confianza en nosotros mismos y en la forma en que interactuamos en el medio donde nos desenvolvemos.
En cambio, cuando pensamos en forma negativa ocurre todo lo contrario, nuestras emociones y sentimientos, así como nuestras reacciones se dan de forma negativa, provocando molestias y contratiempos en nuestro día a día, bloqueando nuestra posibilidad de prosperar en temas tan importantes como nuestra salud física.
Esto se da por que todo lo que es negativo afecta nuestro nivel de energía vital, la cual puede vibrar a niveles muy bajos y densos, donde atraemos situaciones dañinas, y tendemos a impregnar nuestro ambiente y nuestras relaciones con esa misma carga dañina que provoca experiencias dolorosas e infelices, donde las enfermedades físicas y emocionales serán el resultado final.
Nuestros pensamientos positivos, así cómo el amor y la compasión que seamos capaces de sentir y expresar, nos permiten elevar en grande nuestro nivel de energía vibracional.
Aprender a cuidar de nuestros pensamientos. Cultivar nuestros pensamientos a través de lecturas positivas, que nos guíen hacia una forma más amorosa y compasiva de relacionarnos con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea, puede ser un buen paso para iniciar la transformación de nuestra energía, hacia vibraciones mayores que nos impulsen hacia el logro de nuestros sueños de felicidad y bienestar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario