Autor: Laura G. Garmendia
Los quistes hepáticos son lesiones en el hígado, las cuales forman una especie de saco elaborado por células y lleno de líquido, aire o material semisólido. El tamaño puede variar desde milímetros (quistes simples), hasta otros mucho más grandes o complejos, los cuales tienen una sintomatología mayor.
La mayoría de los quistes son benignos, aunque cualquier tumor tiene el riesgo de producir quistes malignos. Los pacientes suelen presentar un solo quiste hepático, aunque a veces se pueden desarrollar varios. Los quistes hepáticos rara vez deterioran la capacidad de funcionamiento del hígado y los que son muy pequeños no por lo general no presentan ningún síntoma (1).
Síntomas de los quistes hepáticos
Los quistes hepáticos simples habitualmente no producen signos ni síntomas, y no necesitan ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, pueden hacerse tan grandes como para generar dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen (2).
Otros posibles síntomas (algunos similares a los síntomas de afecciones como gastritis o colon irritable) son (3):
- Dolor abdominal en la parte superior derecha.
- Saciedad precoz o baja inapetencia.
- Náuseas.
- Cansancio físico excesivo y dificultad para respirar.
- Dolor de espalda
Posibles causas de quistes hepáticos
Hay quistes que son provocados por un parásito como del género Echinococcus. E. granulosos (parásitos eliminados por las heces de los perros),la cual es una de las causas principales de en los quistes humanos el cual se contagia tocando el pelo de un perro contaminado o por agua o vegetales contaminados.
Causas congénitas: las cuales provocan una malformación congénita.
Baja del sistema inmune aunada a algún parasito.
Los quistes simples deben tratarse para evitar que se agranden y compliquen, causando otros trastornos más severos como hemorragias intraquística.
Curación y tratamiento
Para curar el hígado de lesiones y quistes, se propone la intervención quirúrgica, aunque esta debiese ser el último recurso, dando la prioridad a la cura natural, la cual puede ser en verdad efectiva y ayudar a erradicar el problema.
Para iniciar o apoyar un tratamiento curativo, la dieta de depuración y nutrición hepática es básica y debe considerase como base primordial en la cura real de esta afección.
La dieta depurativa debe consistir en hacer un ayuno de uno o dos días a base de una sola fruta, la cual deberá consumirse solamente en estos días. La fruta a elegir deberá una que tenga propiedades depurativas, nutritivas, antioxidantes, desinflamantes y tonificantes como las uvas, la piña, la naranja o la papaya. Para iniciar la dieta se deberá escoger un dia donde no se tenga mucha actividad, sobre todo física, pues el ayuno debiese ser acompañado de momentos de relajación y reflexión para que el cuerpo pueda elaborar bien sus procesos de asimilación y eliminación.
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