17 septiembre 2024

Reflexión





 La ventaja, si existe alguna, de estar en el fondo del pozo, es que cualquier movimiento nos lleva hacia arriba

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Desafortunadamente, la mayoría de nosotros fuimos enseñados sobre el dolor del fracaso, pero no sabemos como usar lo aprendido de esos fracasos para construir los nuevos caminos con dirección a la lo que nos merecemos;  aprendemos sobre las lágrimas de la amargura, pero no sobre como usar esas lágrimas para volvernos mejores personas, día tras día; nos dijeron de la soledad de la pérdida, sin jamás acordarse de la importancia de que, cuando estamos solos, nos detenemos para reflexionar sobre lo que debemos cambiar, para que las pérdidas no se repita.
Tu dolor es muy real, pero es necesario comprender que el dolor necesita ser contenido, para que podamos pensar y actuar, para colocar nuestra vida en el carril nuevamente.
Por eso, cuando estés caído en el fondo del pozo, descansa un poco y mira a tu alrededor. Duerme, si es preciso. Llora, si es preciso. Lamenta, si es preciso.
PERO, DESPUES DE ALGUN TIEMPO. SAL DE ALLÍ.
No verás nada; por algunos momentos, estará oscuro y te sentirás perdido. Eso es natural. Pero, vamos a buscar lo que también es natural: es natural que tu, habiendo tropezado con uno de los puntos bajos de tu vida, solamente necesites  hacer un movimiento y llegarás a la salida.
No te preocupes en olvidar el dolor, pues él es parte de ti. Son las cicatrices las que te vuelven una persona más completa, más rica internamente, más viva.
Puede ser que tardes y que tengas que “resbalar” mucho, pero echar la culpa en cualquier cosa o persona –aunque sean culpables verdaderos– no va a sacarte a ti, o a tus sueños, del fondo del pozo. Solamente la acción puede generar resultados.
Busca la salida, levántate y recomienza el camino.
Que sea un día para decir BASTA... Y salir del fondo del pozo.


Cuidas tu energía cuando decides en qué te enfocas

 

Sabemos que estamos dando el mejor uso a nuestra energía, cuando sentimos sensaciones agradables. Por el contrario cuando sentimos algún tipo de malestar es porque estamos dirigiendo nuestra energía de una forma inconveniente para nosotros.

Sí, tenemos un sistema que nos avisa cuándo vamos por buen camino y cuando estamos escogiendo uno complicado. El detalle es que no nos acostumbramos a pausar par reconocer ese malestar y entender su fuente, ver en qué nos estamos enfocando. Solo sentimos el malestar y nos parece natural, a veces sentimos que es parte de nuestro estado natural.

Lo cierto es que cuando sentimos algún tipo de malestar, nos estamos enfocando en algo que no queremos, que no nos gusta o bien en la sensación de carencia que nos deja el no tener algo disponible en el momento presente.

Mientras que nuestro estado anímico y las sensaciones que manifestamos cambian cuando nos enfocamos en las cosas que nos conectan con nuestro bienestar, con lo que nos gusta, con lo que disfrutamos, con lo que tenemos y con lo que valoramos. Cuando enfocamos nuestras energías en estas cosas, nuestro cuerpo responde al bienestar y lo refleja. Nos sentimos tranquilos, alegres, esperanzados, en amor…

Nuestra energía es lo que somos y lo que tenemos

Todo se mueve a través de nuestra energía, el universo entero es energía en diferentes niveles de manifestación. Con cada pensamiento, con cada acción, con cada palabra estamos liberando energía y con ello le estamos mandando un mensaje a todo lo que nos rodea.

Es nuestra responsabilidad cuidar la energía que irradiamos, nuestra vibración y por ello debemos prestar especial atención a nuestro enfoque. Porque esa lupa es la que hace que en nuestra vida predomine una cosa o la otra.

Todo ocurre en simultáneo, pero nuestro enfoque por lo general está en unas pocas cosas. Si yo me enfoco en una cosa que me hace mal y no la suelto durante mucho tiempo, eso tendrá un efecto devastador en mí. No es en lo que me enfoco como tal, es el tiempo que le dedico mi atención.

Porque si bien es cierto que siempre podemos enfocar un mismo asunto de diferentes formas y cambiando este enfoque, estas cosas pueden cambiar, también debemos aceptar que habrá muchas cosas que aun cuando le demos la vuelta, resultarán indeseadas para nosotros y el inconveniente debido a la existencia de aquello que nos disgusta o nos genera algún tipo de incomodidad no sería tan grande, como el tiempo que permitimos que aquello esté en el centro de nuestro radar.

El enfoque es la clave

Si queremos que algo desaparezca de nuestras vida, debemos simplemente dejar de enfocarnos en ello. El detalle es que hacemos todo lo contrario, nos preocupamos, profundizamos, le damos vueltas y vueltas al asunto, llamamos a personas a contarles a aquello que nos acontece, no dormimos pensando en aquello, sin darnos cuenta de que lo que estamos haciendo es darle más y más poder sobre nosotros, ofreciéndole espacio, cabida y preparándonos para más cosas similares.

Aprende a escuchar las señales de tu cuerpo ante lo que estás albergando en tu mente. Practica el soltar todo aquello que te genere malestar y sustituye pensamientos que te impacientan por aquellos que te llenen de calma, de sosiego, de esperanza, de confianza.

A veces te va a parecer que es pelear en contra de un monstruo gigante el poder colocar tu atención en algo que te conecte con el bienestar, mientras un problema está haciendo todo lo posible porque te fijes en él sin desviar tu mirada para nada. Pero es la práctica la que te permitirá tener la libertad de elegir lo que albergas en tu mente.

Cuida tu enfoque… Cuida tu energía.

Por: Sara Espejo

Reflexión




 Maestro.

-Están pasando cosas horribles en el mundo, y no sé que hacer.
Me pongo triste. No se cómo ayudar. No quiero hacerme de la vista gorda y tal vez me siento culpable por estar bien cuando otros están muy mal.
-Le dije.
-El Maestro contestó:
-Cuando te vas a dormir apagas todas las luces.
Pero enciendes la de tu cuarto.
Ya no estás en la cocina.
Ya no estás en el patio con los perros.
Estás en tu habitación.
Dónde te corresponde estar en ese momento.
Y ahí enciendes la luz para no estar a oscuras.
Así es en el mundo.
Si hay guerra
Pero tú no estás ahí, es porque no te corresponde estar ahí.
Y en el lugar en donde estás, enciende tu luz.
Si tienes para compartir, comparte.
Si tienes algo valioso que aportar al mundo, hazlo.
Si eres sabio y sabes dar consejos, dalos.
Si eres bonita y hay muchas cosas feas allá afuera, sé más bonita.
Se parte de la belleza de la vida.
La Luz se enciende porque en la tierra hay desiertos y hay mares.
Si te tocó ser parte del agua,
¿porque te aflige el desierto?
Si te tocó ser desierto,
¿porque te afligen los de las aguas?
Cada quien está donde le corresponde.
Llámale karma,
Destino. Propósito.
Si algo no tiene el universo es injusticia.
No existe.
Todo es perfecto.
Si no estás ahí.
Es que no tienes que estar ahí.
En la guerra no todos mueren.
Y dónde no hay guerra la gente muere.
Muere el que tiene que morir.
Vive el que tiene que vivir.
¿porque sentirse culpable?
O acaso tu decides quien vive o quién muere?
¿Cuál es tu responsabilidad?
Solo cumple lo tuyo.
Que a eso veniste.
Y por eso estás en donde estás.
Prende tu luz.
Se parte de la luz no del problema.
-Dijo el maestro.