06 julio 2021

EL PODER DE NUESTRO NOMBRE.




EL PODER DE NUESTRO NOMBRE.
El nombre que tenemos es energía, la energía es una información que cargamos sobre nuestras espaldas para bien o para mal. El nombre no es algo irrelevante.
El nombre nos aporta a través de su información características. El nombre nos define. En (metagenealogia) el nombre tiene una gran importancia y no debe ser puesto al azar ni por simpático, debe ser elegido con CONCIENCIA. debemos estar atentos en el momento de elegir un nombre para nuestros hijos ya que según sea la elección, se les estará imprimiendo información que puede llegar a ser una bendición o una maldición. El nombre es una presentación hacia el mundo. Recordemos que como nos ven nos tratan.
Los nombres que tenemos, los nombres que le ponemos a nuestros hijos marcará una tendencia y a veces un destino que tendrá un impacto dentro de la dinámica familiar y social.
Cada ser humano que viene a la vida es único e irrepetible, con personalidad propia o así debería ser, de ningún modo debemos afectar a esa alma que ingresa con nuestras creencias, prejuicios y limitaciones.
Cada vez que ingresa un ser, un bebé a la familia, es el árbol genealógico el que ha dado la orden para que llegue al mundo, diseñando de modo inconsciente las circunstancias necesarias que debe experimentar esa familia para su crecimiento y evolución.
El fin de nacer es permitirle a nuestra familia evolucionar, trascender a la familia, no es solo reproducir nuestra especie, es mucho más elevado el propósito. Es impulsar a esa familia a evolucionar con esa nueva información que trae esa alma del más allá, por eso la importancia de no condicionar con nuestros prejuicios, creencias y deseos.
El propósito de las nuevas generaciones es nacer para trascender el ayer, a sus anscestros, para traer una nueva información, vienen para aportar un nuevo concepto de la vida. Según sea el nombre que le pongamos a nuestros hijos los estaremos condicionando y afectando de un modo "positivo o negativo" por decirlo de algún modo.
Que es lo que no se debe hacer en relación a los nombres.
Evitar poner el nombre de algún integrante de la familia, padre, abuelo, tío, madre.
Hay una necesidad inconsciente de seguir perpetuando nombres dentro del clan familiar. Narcisismo encubierto. Esto puede parecer gracioso, hasta simpático e inocente, pero no es así, esto le quita fuerza al bebé, le quita individualidad, le quita su valor, libertad. Es una manera inconsciente de sentenciar al nuevo miembro familiar a repetir dinámicas, a repetir la vida de alguien. Sin darse cuenta se convierte en la fotocopia de ese integrante.
Cuando hacemos esto, le estamos heredando, dramas, comportamientos, historias, tragedias, problemas de salud de ese integrante, quitándole la posibilidad de que pueda vivir su propia vida. También lo infantilizamos de por vida, por ejemplo si un padre llama a su hijo con su mismo nombre, ejemplo Martín, este será llamado Martincito para identificarlo, infantilizamos al niño de por vida, el padre será difícil de superar para el hijo. Será quien marcará la dinámica, estará a su sombra, no permitiendole al hijo superación.
Evitar poner el nombre de un muerto.
Creemos que para honrar aquella persona que murió y que amamos tanto debemos perpetuar el nombre dentro de la familia. Es un error. Si bien la persona que murió pudo ser buena, tener una vida estupenda, seguramente también tuvo sus defectos, sus neurosis y dramas. Si murió de una forma trágica, estamos imprimiendo en el inconsciente de nuestro hijo esa tragedia. En el inconsciente del bebé queda la idea que llego a la vida para sustituir al muerto, negándose el derecho de poder vivir su propia historia, hasta llegar muchas veces, copiar la manera de vivir y de morir del muerto.
Nombres difícil de escribir o pronunciar.
Hay nombres hermosos, con significados bellos, fuertes. Lo que hay que tratar es que ese nombre pueda ser pronunciado y escrito de forma fácil para que el niño pueda manejarlo, pronunciarlo, escribirlo y asimilarlo sin tanta dificultad. Recordemos que será él quién deba presentarse ante la sociedad con el nombre, no nosotros. Si bien el niño puede aprenderlo fácilmente con el correr del tiempo, cuando ingrese a la escuela y comience a socializar, será para él una tortura explicarlo.
Durante toda su vida deberá deletrear, aclarar, corregir su nombre para poder explicarselo a otros. Cuando somos muy pequeños, somos muy sensibles y no poder explicar con claridad y facilidad a otros nuestro nombre, resulta dañino para nuestra autoestima y seguridad, a eso sumemos los trámites que deba hacer en su vida adulta. Llevar un nombre difícil de escribir, de pronunciar, de explicar, sera una molestia para nuestro hijo.
Pensemos en la comodidad del niño y no tanto en nosotros a la hora de elegir un nombre.
Evitar ponerle el nombre de un actor, artista, jugador de fútbol, estrella, actor o de telenovela.
Nuestro hijo pierde fuerza, el bebé se ve condicionado a ser como aquél y si no lo logra, se sentirá siempre por debajo. Se sentirá obligado a tener el carácter, la apariencia, la profesión de dicha persona. Si a eso le sumamos que el nombre es muy conocido como es el caso de Diego Armando Maradona, se verá enfrentando a bromas, chistes porque él no es Maradona.
Evitar poner nombres de ángeles, santos, vírgenes y dioses.
Muchos creen que se los está bendiciendo poniéndole esos nombres, muy alejado de la verdad. Los angeles son etéreos, los ángeles no tienen peso, son energías invisibles, ligeros, sin presencia física. El inconsciente de nuestro hijo adopta estas características. Asume la orden de ser etérico, de no ser fuerte, que debe pasar desapercibido, de no poder decir nunca que NO, por qué? Porque hay una creencia que los ángeles están siempre a nuestro servicio y negarse no es una opción, podemos predisponer a nuestro hijo a ser demasiado servicial, no permitiéndole vivir su vida plenamente. Nombres como Rafael, Miguel, Gabriel o Uriel.
Los nombres de santos, nombres místicos, bíblicos o religiosos. Si bien esto puede parecer bueno, esto obliga a mantener las creencias religiosas del árbol familiar a nuestro hijo, quitandole la posibilidad de elegir. Se le ha impuesto en que debe creer, se le niega la posibilidad de pensar, creer de un modo diferente, se le niega la posibilidad que él mismo inicie en su vida adulta una búsqueda genuina espiritual.
Durante muchos años la religión creyó que el sexo era pecado o que estaba alejado de la santidad, y esto hoy día habita en nuestro inconsciente, sin darnos cuenta condicionamos la sexualidad de nustro hijo. Recordemos que para la religión los santos deben ser castos, puros, las mujeres vírgenes o fértiles . Las vidas amorosos de estos niños cuando se conviertan en adultos, se verán cargadas de prejuicios y moralidad, a vivir una sexualidad neurótica y contradictoria. En muchas personas con nombres de santos se puede ver problemas con la sexualidad, problemas reproductivos.
En el caso de nombre como Jesús: se imprime el miedo a morir a los 33 años, esto está grabado en el inconsciente de toda la humanidad, miedo que arrastrará. Sabemos que las creencias tienen mucho poder.
Este tipo de nombres trae problemas para concebir, parir, problemas para formar una pareja. Que el inconsciente de nuestro hijo traiga la información que debe ser un Dios, un santo, un ángel es altamente condicionante y de los más tóxicos. Nombres como José, María, María Magdalena, Jesús, Cristian, Cristofer, Mercedes, Cristina, Fátima, Lourdes, Trinidad, Milagros.
Nombres con contenido emocional.
Hay nombres que en sí mismos obligan al bebé a adoptar una personalidad. El nombre es una vibración, es una energía, es una impronta y se le imprime sin querer una personalidad al niño. Nombres como salvador, Concepción, Socorro, Consuelo, Alegría, Piedad, Asunción, Soledad, Consuelo, Encarnación, Auxiliadora, Amparo, Esperanza, Angustia, Paz, obliga a esas almas vivir con esa emocionalidad todo el tiempo, que se deben comportarse así todo el tiempo. Si se llama consuelo, deberá consolar a los demás, o recibir consuelo todo el tiempo. Y así con todos los nombres emocionales.
Evitar poner nombres que signifiquen debilidad y vulnerabilidad.
Las flores aquí entran en escena. Si bien son hermosas, las flores se caracterizan por ser frágiles. Algunas hasta son de una estación, de vida corta. Obligan a tener una personalidad débil y vulnerable, que debe ser cuidada y protegida. Son personas que se los carga de mucha fragilidad, y necesitarán cuidados de otros, con una marcada hiper sensibilidad.
Otros nombres que se deben evitar son aquellos que hablen de objetos frágiles, temporales, que se rompen, que se esfuman, diluyen, desaparecen. Nombres como: flor, Lili, Margarita, Asusena, Brisa, Nube, Cristal, Cielo.
Tratemos de buscar nombres para nuestros hijos que no se repitan en la familia para permitirle a nuestros hijos ser únicos e irrepetibles dentro del árbol familiar. Que tengan fuerza, que sean sencillos, ni tan raros, ni tan corrientes. Que tenga una información de seguridad, fortaleza, valentía y amor, fácil de pronunciar.
Recordemos que serán nuestros hijos quiénes deberán portarlos. Que serán nuestros hijos quiénes lo deberán escuchar y según sea la energía, la información de esos nombres, así ellos se sentirán. Es su carta de presentación.
Si ya eres un adulto, te recomiendo que si lo deseas y no te gusta tu nombre, o sientes no resuena con vos, que te hagas llamar con otro nombre, cuando a uno no le gusta su nombre significa que se ha cargado con una historia fea de quién nos nombró. Algo que no va con nuestra propia personalidad. Si te gusta más tu segundo nombre, en caso de tenerlo, puedes usarlo y hacerte llamar por este.
Alejandro Jodorowsky dice que la persona que ha elegido nuestro nombre es quién nos posee de manera inconsciente. Sabés quién eligió tu nombre? Te gusta? Te llevás bien con la persona que eligió tu nombre ? Fue mamá? Fue papá? Revisa esa parte.
Te llaman con diminutivos? Por ejemplo: Anita, Juanita, Bolita, Blanquita, Florcita? No es recomendable, quita poder y seguridad, mantiene a la persona en una mentalidad infantil. En lo posible pídeles que te llamen de otro modo porque en el fondo hay un deseo INCONSCIENTE de infantilizarte, de hacerte más pequeño, o pequeña, si bien puede ser dicho con cariño, eso quita poder y nos corre de nuestro lugar de adulto.
Danila del universo está a mi favor.





 EL PODER DE NUESTRO NOMBRE.

El nombre que tenemos es energía, la energía es una información que cargamos sobre nuestras espaldas para bien o para mal. El nombre no es algo irrelevante.
El nombre nos aporta a través de su información características. El nombre nos define. En (metagenealogia) el nombre tiene una gran importancia y no debe ser puesto al azar ni por simpático, debe ser elegido con CONCIENCIA. debemos estar atentos en el momento de elegir un nombre para nuestros hijos ya que según sea la elección, se les estará imprimiendo información que puede llegar a ser una bendición o una maldición. El nombre es una presentación hacia el mundo. Recordemos que como nos ven nos tratan.
Los nombres que tenemos, los nombres que le ponemos a nuestros hijos marcará una tendencia y a veces un destino que tendrá un impacto dentro de la dinámica familiar y social.
Cada ser humano que viene a la vida es único e irrepetible, con personalidad propia o así debería ser, de ningún modo debemos afectar a esa alma que ingresa con nuestras creencias, prejuicios y limitaciones.
Cada vez que ingresa un ser, un bebé a la familia, es el árbol genealógico el que ha dado la orden para que llegue al mundo, diseñando de modo inconsciente las circunstancias necesarias que debe experimentar esa familia para su crecimiento y evolución.
El fin de nacer es permitirle a nuestra familia evolucionar, trascender a la familia, no es solo reproducir nuestra especie, es mucho más elevado el propósito. Es impulsar a esa familia a evolucionar con esa nueva información que trae esa alma del más allá, por eso la importancia de no condicionar con nuestros prejuicios, creencias y deseos.
El propósito de las nuevas generaciones es nacer para trascender el ayer, a sus anscestros, para traer una nueva información, vienen para aportar un nuevo concepto de la vida. Según sea el nombre que le pongamos a nuestros hijos los estaremos condicionando y afectando de un modo "positivo o negativo" por decirlo de algún modo.
Que es lo que no se debe hacer en relación a los nombres.
Evitar poner el nombre de algún integrante de la familia, padre, abuelo, tío, madre.
Hay una necesidad inconsciente de seguir perpetuando nombres dentro del clan familiar. Narcisismo encubierto. Esto puede parecer gracioso, hasta simpático e inocente, pero no es así, esto le quita fuerza al bebé, le quita individualidad, le quita su valor, libertad. Es una manera inconsciente de sentenciar al nuevo miembro familiar a repetir dinámicas, a repetir la vida de alguien. Sin darse cuenta se convierte en la fotocopia de ese integrante.
Cuando hacemos esto, le estamos heredando, dramas, comportamientos, historias, tragedias, problemas de salud de ese integrante, quitándole la posibilidad de que pueda vivir su propia vida. También lo infantilizamos de por vida, por ejemplo si un padre llama a su hijo con su mismo nombre, ejemplo Martín, este será llamado Martincito para identificarlo, infantilizamos al niño de por vida, el padre será difícil de superar para el hijo. Será quien marcará la dinámica, estará a su sombra, no permitiendole al hijo superación.
Evitar poner el nombre de un muerto.
Creemos que para honrar aquella persona que murió y que amamos tanto debemos perpetuar el nombre dentro de la familia. Es un error. Si bien la persona que murió pudo ser buena, tener una vida estupenda, seguramente también tuvo sus defectos, sus neurosis y dramas. Si murió de una forma trágica, estamos imprimiendo en el inconsciente de nuestro hijo esa tragedia. En el inconsciente del bebé queda la idea que llego a la vida para sustituir al muerto, negándose el derecho de poder vivir su propia historia, hasta llegar muchas veces, copiar la manera de vivir y de morir del muerto.
Nombres difícil de escribir o pronunciar.
Hay nombres hermosos, con significados bellos, fuertes. Lo que hay que tratar es que ese nombre pueda ser pronunciado y escrito de forma fácil para que el niño pueda manejarlo, pronunciarlo, escribirlo y asimilarlo sin tanta dificultad. Recordemos que será él quién deba presentarse ante la sociedad con el nombre, no nosotros. Si bien el niño puede aprenderlo fácilmente con el correr del tiempo, cuando ingrese a la escuela y comience a socializar, será para él una tortura explicarlo.
Durante toda su vida deberá deletrear, aclarar, corregir su nombre para poder explicarselo a otros. Cuando somos muy pequeños, somos muy sensibles y no poder explicar con claridad y facilidad a otros nuestro nombre, resulta dañino para nuestra autoestima y seguridad, a eso sumemos los trámites que deba hacer en su vida adulta. Llevar un nombre difícil de escribir, de pronunciar, de explicar, sera una molestia para nuestro hijo.
Pensemos en la comodidad del niño y no tanto en nosotros a la hora de elegir un nombre.
Evitar ponerle el nombre de un actor, artista, jugador de fútbol, estrella, actor o de telenovela.
Nuestro hijo pierde fuerza, el bebé se ve condicionado a ser como aquél y si no lo logra, se sentirá siempre por debajo. Se sentirá obligado a tener el carácter, la apariencia, la profesión de dicha persona. Si a eso le sumamos que el nombre es muy conocido como es el caso de Diego Armando Maradona, se verá enfrentando a bromas, chistes porque él no es Maradona.
Evitar poner nombres de ángeles, santos, vírgenes y dioses.
Muchos creen que se los está bendiciendo poniéndole esos nombres, muy alejado de la verdad. Los angeles son etéreos, los ángeles no tienen peso, son energías invisibles, ligeros, sin presencia física. El inconsciente de nuestro hijo adopta estas características. Asume la orden de ser etérico, de no ser fuerte, que debe pasar desapercibido, de no poder decir nunca que NO, por qué? Porque hay una creencia que los ángeles están siempre a nuestro servicio y negarse no es una opción, podemos predisponer a nuestro hijo a ser demasiado servicial, no permitiéndole vivir su vida plenamente. Nombres como Rafael, Miguel, Gabriel o Uriel.
Los nombres de santos, nombres místicos, bíblicos o religiosos. Si bien esto puede parecer bueno, esto obliga a mantener las creencias religiosas del árbol familiar a nuestro hijo, quitandole la posibilidad de elegir. Se le ha impuesto en que debe creer, se le niega la posibilidad de pensar, creer de un modo diferente, se le niega la posibilidad que él mismo inicie en su vida adulta una búsqueda genuina espiritual.
Durante muchos años la religión creyó que el sexo era pecado o que estaba alejado de la santidad, y esto hoy día habita en nuestro inconsciente, sin darnos cuenta condicionamos la sexualidad de nustro hijo. Recordemos que para la religión los santos deben ser castos, puros, las mujeres vírgenes o fértiles . Las vidas amorosos de estos niños cuando se conviertan en adultos, se verán cargadas de prejuicios y moralidad, a vivir una sexualidad neurótica y contradictoria. En muchas personas con nombres de santos se puede ver problemas con la sexualidad, problemas reproductivos.
En el caso de nombre como Jesús: se imprime el miedo a morir a los 33 años, esto está grabado en el inconsciente de toda la humanidad, miedo que arrastrará. Sabemos que las creencias tienen mucho poder.
Este tipo de nombres trae problemas para concebir, parir, problemas para formar una pareja. Que el inconsciente de nuestro hijo traiga la información que debe ser un Dios, un santo, un ángel es altamente condicionante y de los más tóxicos. Nombres como José, María, María Magdalena, Jesús, Cristian, Cristofer, Mercedes, Cristina, Fátima, Lourdes, Trinidad, Milagros.
Nombres con contenido emocional.
Hay nombres que en sí mismos obligan al bebé a adoptar una personalidad. El nombre es una vibración, es una energía, es una impronta y se le imprime sin querer una personalidad al niño. Nombres como salvador, Concepción, Socorro, Consuelo, Alegría, Piedad, Asunción, Soledad, Consuelo, Encarnación, Auxiliadora, Amparo, Esperanza, Angustia, Paz, obliga a esas almas vivir con esa emocionalidad todo el tiempo, que se deben comportarse así todo el tiempo. Si se llama consuelo, deberá consolar a los demás, o recibir consuelo todo el tiempo. Y así con todos los nombres emocionales.
Evitar poner nombres que signifiquen debilidad y vulnerabilidad.
Las flores aquí entran en escena. Si bien son hermosas, las flores se caracterizan por ser frágiles. Algunas hasta son de una estación, de vida corta. Obligan a tener una personalidad débil y vulnerable, que debe ser cuidada y protegida. Son personas que se los carga de mucha fragilidad, y necesitarán cuidados de otros, con una marcada hiper sensibilidad.
Otros nombres que se deben evitar son aquellos que hablen de objetos frágiles, temporales, que se rompen, que se esfuman, diluyen, desaparecen. Nombres como: flor, Lili, Margarita, Asusena, Brisa, Nube, Cristal, Cielo.
Tratemos de buscar nombres para nuestros hijos que no se repitan en la familia para permitirle a nuestros hijos ser únicos e irrepetibles dentro del árbol familiar. Que tengan fuerza, que sean sencillos, ni tan raros, ni tan corrientes. Que tenga una información de seguridad, fortaleza, valentía y amor, fácil de pronunciar.
Recordemos que serán nuestros hijos quiénes deberán portarlos. Que serán nuestros hijos quiénes lo deberán escuchar y según sea la energía, la información de esos nombres, así ellos se sentirán. Es su carta de presentación.
Si ya eres un adulto, te recomiendo que si lo deseas y no te gusta tu nombre, o sientes no resuena con vos, que te hagas llamar con otro nombre, cuando a uno no le gusta su nombre significa que se ha cargado con una historia fea de quién nos nombró. Algo que no va con nuestra propia personalidad. Si te gusta más tu segundo nombre, en caso de tenerlo, puedes usarlo y hacerte llamar por este.
Alejandro Jodorowsky dice que la persona que ha elegido nuestro nombre es quién nos posee de manera inconsciente. Sabés quién eligió tu nombre? Te gusta? Te llevás bien con la persona que eligió tu nombre ? Fue mamá? Fue papá? Revisa esa parte.
Te llaman con diminutivos? Por ejemplo: Anita, Juanita, Bolita, Blanquita, Florcita? No es recomendable, quita poder y seguridad, mantiene a la persona en una mentalidad infantil. En lo posible pídeles que te llamen de otro modo porque en el fondo hay un deseo INCONSCIENTE de infantilizarte, de hacerte más pequeño, o pequeña, si bien puede ser dicho con cariño, eso quita poder y nos corre de nuestro lugar de adulto.
Danila del universo está a mi favor.

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