La genética influye en el envejecimiento, pero está siendo difícil identificar qué genes, concretamente los llamados gerontogenes, son los responsables de la longevidad; parece que son muchos los implicados, al menos ciento treinta.
Si no tienes un abuelo centenario, no te preocupes, hoy en día también sabemos que los genes pueden modularse con nuestra alimentación y estilo de vida, sabemos que el HDL puede elevarse incrementando la ingesta de omega 3 y los radicales libres se pueden eliminar consumiendo abundantes hortalizas.
- Sabemos que el pescado azul, semillas de lino, semillas de chía, mejoran la actividad de la apolipoproteina E, que aumenta el colesterol bueno en sangre, el HDL.
- Los vegetales de hoja verde y frutos rojos, por su parte, mejoran la actividad del gen FOXO3, encargado de regular el azúcar en sangre y de eliminar los radicales libres.
Por otra parte, nos interesa mantener todo lo posible la integridad de los telómeros, secuencias de ADN que se repiten y están localizadas en los extremos de nuestros cromosomas, que guardan la información genética.
El ácido fólico, la vitamina C y el potasio juegan un papel importante en el mantenimiento de la integridad y metilación del ADN, lo que a su vez influye en el alargamiento de los telómeros.
Son ricos en estos nutrientes la mayoría de hortalizas y frutas. Consumiendo una dieta basada en el mundo vegetal, estaremos alargando nuestros telómeros.
Sabemos que algunos alimentos alargan los telómeros, entre ellos los ricos en betacaroteno, folatos, vitaminas B, C, D y E, magnesio, zinc y polifenoles.
Los vegetales de hoja verde (espinacas, lechuga, acelgas) o de color verde (como alcachofas y espárragos), los tomates, las crucíferas, la cúrcuma, las semillas de lino, de sésamo y de girasol, los frutos rojos, el té verde, las uvas rojas, o el aceite de oliva virgen extra son algunos de los alimentos más importantes para alargar la vida de los telómeros.
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