Antiguamente considerado en Japón como el té de los pobres, el té kukicha ha ganado popularidad en los últimos años por sus propiedades alcalinizantes y por su riqueza en minerales y antioxidantes.

Además, su mínimo contenido en cafeína lo convierte en la opción ideal para relajarse a cualquier hora del día (o la noche). Te descubrimos, a continuación, todos sus beneficios y cómo prepararlo.

QUÉ ES EL TÉ KUKICHA

La palabra japonesa kukicha viene de los términos 'kuki', que significa rama o tallo, y 'cha', té. Significa, por lo tanto, té de ramas o tallos. Y es que el té kukicha, a diferencia de otros tipos de té, se elabora con los tallos o ramas de la planta del té (Camellia sinensis) y no con las hojas.

También conocido té de invierno y té bōcha, en un inició el té kukicha se creó con el objetivo de aprovechar las ramas y los tallos que quedaban después de producir tés verdes como el Sencha y el Gyokuro. Para producirlo, los tallos se cocinan al vapor, se secan y se dejan envejecer (en algunas variedades también se tuestan).  

Existen diversas variedades y calidades de té kukicha, en función del tipo de té del que provenga: desde tipos más populares como el té verde Bancha o el Sencha, hasta variedades más apreciadas como el Kabuse, el Gyokuroy o incluso el Tencha, del que se obtiene el té matcha

De color amarillo claro, el sabor del té kukicha es diferente al de la mayoría de tés verdes, menos astringente. Es dulce, cremoso y ligeramente almendrado.

PROPIEDADES Y BENEFICIOS DEL TÉ KUKICHA

En su origen, como hemos visto, estaba destinado a las personas más pobres, pero hoy en día es un té muy valorado tanto por su delicado sabor como por sus beneficios para la salud. 

Como seguro que sabes, tanto el té como el café aportan cafeína, aunque en el té en menor cantidad. En el caso del té kukicha el contenido en cafeína es 10 veces menor que en el café, por lo que no resulta irritante. En cambio, todo el ritual del té tiene un efecto calmante que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad.  

Es también un té muy apreciado por sus propiedades alcalinizantes. Su pH es más alto que el del agua, lo que ayuda a neutralizar la acidez y favorece la digestión. Además, actúa como probiótico, es decir, promueve el crecimiento de bacterias saludables en el intestino, algo importante también para una buena salud intestinal.

Asimismo, el té kukicha es rico en antioxidantes (como las catequinas) que ayudan a reducir la inflamación y protegen las células contra la oxidación, con lo que pueden reducir el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, entre ellas las cardíacas.

Por otro lado, aporta minerales como el zinc y el manganeso, importantes para el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario, además de calcio, potasio o magnesio. Puede usarse como bebida remineralizante en caso de fatiga o falta de energía o para reponer los minerales que se pierden en caso de diarrea.

CÓMO SE PREPARA EL TÉ KUKICHA

Hay diferentes formas de preparar el té kukicha, una de las más habituales sigue estos pasos:

  1. Pon unos 250 ml (un vaso) de agua al fuego.
  2. Cuando empiece a hervir, añade una cucharada de té kukicha (unos 3 gramos) y baja el fuego al mínimo.
  3. Déjalo en el fuego, tapado, durante unos tres minutos.
  4. Apaga el fuego y déjalo reposar unos cinco minutos más antes de servirlo.

Sin embargo, la forma más tradicional de hacerlo es añadiendo el agua a unos 70 °C - 80 °C a las ramitas de té y dejando que infusione uno o dos minutos. El resultado será un té con un color amarillo menos intenso y un sabor más suave y herbal.

Aunque suele tomarse caliente, también puedes disfrutarlo frío y, gracias a su bajo contenido en cafeína, es una buena opción para relajarte por la noche sin temor a que interrumpa tu sueño.