No encajas.
Porque te aburres en aquellas conversaciones.
Porque quieres sentirlo todo más intensamente.
Porque te aburres en aquellas conversaciones.
Porque quieres sentirlo todo más intensamente.
Porque siempre le ves un pero.
Porque lo injusto te arde por dentro.
No encajas.
No eres de este mundo.
Porque para ser de este mundo tienes que comer demasiada mierda.
No eres de este mundo.
Porque para ser de este mundo tienes que comer demasiada mierda.
Porque tú no estás dispuesta.
Porque te quieren libre.
O nada.
No encajas.
Siempre la rara.
La extraña, la desaliñada, la despatarrada.
Siempre la que contesta.
La que tiene mal carácter.
La incómoda.
Siempre la rara.
La extraña, la desaliñada, la despatarrada.
Siempre la que contesta.
La que tiene mal carácter.
La incómoda.
No encajas.
Porque vas descalza.
Y que le den al zapato de cristal.
Que tú eres más de plebeyas rojas.
A las que bailarles reguetón.
Porque vas descalza.
Y que le den al zapato de cristal.
Que tú eres más de plebeyas rojas.
A las que bailarles reguetón.
No encajas.
Que si mala madre, mujer o esposa.
Que si histérica y celosa.
No encajas.
Porque sabes que vales más que aquello que haces.
Porque tú tienes un torrente por dentro.
Porque si te dejaran.
Si te dieran la oportunidad.
Si de verdad te conocieran.
El mundo temblaría.
Porque sabes que vales más que aquello que haces.
Porque tú tienes un torrente por dentro.
Porque si te dejaran.
Si te dieran la oportunidad.
Si de verdad te conocieran.
El mundo temblaría.
No encajas.
Porque las etiquetas, las convenciones, se te quedan pequeñas.
Porque no tienes miedo a terminar sola.
Porque sola viniste y sola te fuiste.
Porque eres única y extraordinaria.
Porque lo que tú haces.
Se llama magia.
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