A las mujeres inteligentes les cuesta establecer una conexión estable con alguien. Al menos así lo señala un estudio desarrollado por varias universidades inglesas.
 Si ya pasas de los 30 y tu media naranja nada que llega, puede que tu problema sea que eres muy inteligente. Y es que este nuevo estudio señala que el estado civil está estrechamente relacionado con nuestro nivel de inteligencia.
Según la investigación, las mujeres que tienen títulos universitarios o de posgrados tienen un 40% menos de probabilidades de casarse. Para llegar a estos resultados, se trabajó con un grupo de 900 mujeres y hombres, que fueron revisados ​​por expertos durante un período de 40 años. La vida de estas personas fue seguida desde que tenían 11 años.
Luego de 40 años, la conclusión fue que cuanto más integrada está la mujer en el lugar de trabajo, más dificultades tiene para casarse. Por tanto, si no entras en esta regla, es decir, si eres una profesional con un trabajo demandante y además llevas un matrimonio maravilloso, ¡Enhorabuena! Eres bastante afortunada.
El patrón que quedó al descubierto es que cuando las mujeres se dedican a su educación, crecimiento personal y en general a fortalecer sus habilidades intelectuales, tienen dificultad para casarse. No obstante, no se trata de mala suerte o dificultad para relacionarse con las personas, al contrario, las mujeres intelectuales solo están dispuestas a compartir su vida con quienes compartan sus propios valores.
Los hombres también fueron analizados pero sus resultados fueron diferentes. Aquellos con la misma educación que las mujeres estudiadas tenían un 35% de posibilidades de casarse. Lo más destacable en sus casos es que buscaban mujeres más parecidas a sus madres, es decir, que se quedaran en casa mientras ellos iban a trabajar.
Paul Brown, psicólogo y profesor de la Universidad de Nottingham, dice: “Las mujeres quieren más independencia, pero al mismo tiempo toda buscan relaciones. La paradoja de la posición postfeminista es crear un sistema social en el que la independencia y la interdependencia puedan florecer”.
Sin embargo no todo se debe al nivel intelectual. Los expertos señalan que cuando una mujer se dedica a estudiar pasando por muchos años de escolaridad, naturalmente se retrasa el establecimiento de una relación romántica. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, las mujeres están satisfechas con esto, pues sus prioridades tienen un orden distinto.
Lo que sí que es maravilloso es que, como mujeres, estemos reescribiendo los patrones. Este estudio tuvo una duración de 40 años, y no quedan dudas de que en ese tiempo han ocurrido cambios realmente significativos respecto a los roles de géneros. Aunque todavía hay muchos prejuicios que debatir, la transformación es inevitable y esperamos que tal y como señala Brown, las mujeres podamos encontrar un equilibrio entre nuestro desarrollo profesional y la vida romántica que queremos tener.
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