De acuerdo con la evidencia disponible, podemos afirmar que la alimentación puede afectar la piel de varias formas. En algunos casos, la dieta facilita o incrementa algunos problemas cutáneos; en otros, la alimentación ayuda a prevenir el deterioro de la piel y ciertas patologías.
Hay quienes se preguntan si es cierto que la alimentación puede afectar la piel. La respuesta es sí. La influencia no es tan alta como a veces se señala, pero indudablemente la nutrición sí incide en la salud tanto de la piel, como de la mayoría de órganos.
Alrededor del tema hay varios mitos y prejuicios, pero también estudios científicos. Estos evidencian el hecho de que la alimentación puede afectar la piel. Algunos alimentos fortalecen este órgano, mientras que la deficiencia de ciertos nutrientes se traduce en problemas dermatológicos.
Así como la alimentación puede afectar la piel en forma negativa, también los nutrientes ayudan a prevenir o a tratar determinadas patologías o formas de deterioro en la piel. De hecho, en algunos tratamientos es fundamental que se hagan modificaciones dietéticas para conseguir resultados.
¿La alimentación puede afectar la piel?
La piel es el órgano más grande del cuerpo y representa algo así como una sexta parte del peso corporal. Tiene múltiples e importantes funciones que incluyen, entre otras:
- Protección frente a agentes externos
- Termorregulación
- Absorción de los rayos ultravioleta
- Producción de vitamina D
- Mantenimiento del balance hídrico.
Hay varias patologías que se ven reflejadas en la piel y que tienen que ver con la nutrición. Es el caso del marasmo o la pelagra, dos enfermedades que son provocadas por déficit de vitamina C o de proteínas. Asimismo, las dietas bajas en hierro se asocian con la alopecia, y el consumo de alcohol incrementa los síntomas de psoriasis y rosácea.
Por el contrario, no existe evidencia científica de que los alimentos ricos en grasas tengan relación con el acné u otros problemas similares. Tampoco se ha evidenciado la influencia del chocolate en la buena salud de la piel, como suele creerse.
Envejecimiento y nutrición
El envejecimiento es uno de los procesos en los que se evidencia que la alimentación puede afectar la piel. Hay que decir que este fenómeno tiene dos grandes componentes. El primero es el envejecimiento extrínseco, que es causado por los factores ambientales, principalmente la radiación solar.
El segundo es el envejecimiento intrínseco, el cual es causado por determinaciones genéticas y estilo de vida. Dentro de este último se incluye la alimentación. La ciencia ha podido establecer que el daño oxidativo acumulado, junto con la disminución de la función metabólica hacen que se inflame la piel y llevan al envejecimiento cutáneo.
También se ha evidenciado que los alimentos ricos en antioxidantes son útiles para reducir el efecto de los radicales libres y, por lo tanto, para ralentizar el envejecimiento de la piel. Lo adecuado es consumir frutas y verduras en abundancia.
Alimentación, acné y daño solar
Algunos estudios señalan que los lácteos, así como los alimentos ricos en azúcar, empeoran las pieles con acné. Dentro de ese grupo se incluye a los suplementos a base de lactosa. El chocolate tiene efectos perjudiciales, solo si es chocolate dulce. El cacao como tal no incide en el acné.
De otro lado, se sabe que los alimentos ricos en betacarotenos ayudan a proteger la piel del daño solar. También protege al sistema inmune de los efectos causados por los rayos UV. En otras palabras, una alimentación rica en betacarotenos previene el fotoenvejecimiento y el cáncer de piel.
Alteraciones cutáneas y dieta
Se ha hecho una clasificación de los desórdenes cutáneos asociados a la alimentación, en cuatro grupos. El primero corresponde a las alteraciones cutáneas estrechamente relacionadas con la dieta. La más sobresaliente de ellas es la dermatitis herpetiforme. Esta afección está directamente asociada con el consumo de gluten.
El segundo grupo es el de las alteraciones cutáneas que tienen una probable relación con la dieta. Estas son la dermatitis atópica, acné, psoriasis, pénfigo, urticaria y dermatitis de contacto. Estas anomalías están frecuentemente relacionadas con alergenos alimentarios, que en el 90 % de los casos corresponden a: trigo, leche, soja, pescado, huevos y cacahuetes.
En el tercer grupo están las anomalías relacionadas con déficit nutricional, en donde se encuentran: kwashiorkor, pelagra, escorbuto y marasmo. Las carencias alimentarias llevan a esas enfermedades. Finalmente, está el grupo de los desórdenes cutáneos relacionados con superávit nutricional.
En este último caso, las enfermedades asociadas son la obesidad, carotenemia y licopenemia. Hay una serie de afecciones que aparecen con mayor frecuencia en las personas obesas, como intertrigo candidiásico, estrías por distensión, etcétera.
La carotenemia es provocada por excesivo consumo de carotenos. Y la licopenemia, por el excesivo consumo de frutas con alto contenido en carotenoides.
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